Narcotráfico
Esta es la historia desconocida de alias Toyota, el todoterreno del narcotráfico que por fin cayó
Se trata de Alexis López Murillo, un narco invisible de Buenaventura tan poderoso que había logrado la paz entre dos estructuras criminales de la zona.
“Sáqueme de acá y no me boletee más”. Estas fueron las palabras que les dijo Alexis López Murillo, alias Toyota, a los más de 20 comandos jungla de la Policía Antinarcóticos que lo capturaron el pasado puente de Reyes en el exclusivo sector de Bocagrande, en Cartagena.
A Toyota las autoridades colombianas y norteamericanas lo acusan de ser un poderoso capo del narcotráfico de Buenaventura. Su poder sería tan importante en el Pacífico que habría sido mediador para que los cabecillas de los Chotas y los Espartanos, que tienen una guerra a muerte en la región, pactaran un cese de hostilidades. Murillo, dice la investigación a la que tuvo acceso SEMANA, lleva más de 20 años en el narcotráfico.
Desde su adolescencia se metió de cabeza en el mundo mafioso. Su padrino, afirman los investigadores de la Policía, es Olmes Durán Ibargüen, alias el Doctor, uno de los amos del narcotráfico en el Pacífico. Al Doctor se le conoció como una especie de gobernador ad hoc en la contratación de Chocó, por lo cual las autoridades abrieron una línea de investigación para establecer la relación entre Toyota y políticos del Pacífico.
Su fortuna aún no ha podido ser calculada, lo único que se atreven a decir los investigadores es que Toyota nadaba en dinero. En Colombia pasaba desapercibido, el grueso de su expediente se encuentra en Estados Unidos, en donde fue salpicado por mafiosos que, para obtener beneficios de la justicia de ese país, han entregado información de capos colombianos, los denominados narcos invisibles.
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No usaba redes sociales, limitaba el uso del celular a conversaciones que no lo comprometieran con su verdadera actividad ilícita. Habría pagado varios millones de pesos para que le desarrollaran aplicaciones encriptadas a fin de poder hablar con sus socios. Tenía las manos limpias, no le figuraban antecedentes penales ni líos con la justicia, pero Toyota no sabía que lo estaban delatando y dejando al descubierto su imperio criminal.
Durante la fase de investigación, entre 2017 y 2022, lograron asestarle cinco golpes a su estructura con el decomiso de cerca de 9 toneladas de cocaína por un valor superior a los 150.000 millones de pesos. Todas estas incautaciones tenían una particularidad: las panelas de cocaína estaban prensadas con la palabra Toyota.
Esta droga prensada había sido movilizada por la misma ruta y la misma modalidad. Había salido de Buenaventura hacia Panamá y Guatemala. O desde Colombia, Ecuador y Panamá. Los cargamentos eran embalados en lachas rápidas o camuflados en contenedores.
Su enlace principal era el cartel de Sinaloa, en México. Con ellos pactaba las condiciones para hacer llegar la droga a Estados Unidos. Su socio era alias Beto, también capturado en la operación.
Carrera mafiosa
Comenzó en el extinto cartel del Norte del Valle, del que formaron parte el Doctor y José Robayo Escobar, alias Guacamayo, capturado en 2020. Luego de su paso por el cartel, Toyota habría quedado a la cabeza de lo que se conoció como la gran alianza, un grupo de narcotraficantes que regresaron al país luego de pagar varios años de cárcel en Estados Unidos.
Se trata del mismo grupo que al parecer lavaba dinero a través del reconocido estilista Mauricio Leal, asesinado por su hermano Jhonier Leal, en un crimen que conmocionó al país. A la gran alianza pertenecerían Javier Sánchez Hernández, alias Mueble Fino, Wálter Andrés Penagos, alias Capulina, y Guacamayo.
Alias Toyota se presentaba como un respetado empresario. Las autoridades investigan las empresas fachada, pues revelaron que sus escoltas portaban armas con salvoconducto legal. Al parecer, a través de las compañías obtuvo los salvoconductos para sus hombres.
Excéntrico
Toyota pasó de ser un campesino de San Juan de Chocó a convertirse en un hombre millonario. Amante de la buena vida, el buen vestir e, incluso, se había hecho un diseño de sonrisa, el mismo que lució mientras se reía cuando fue presentado tras su captura.
Según los investigadores, tenía tres pasiones: las mujeres, las joyas y los carros de alta gama, en especial las camionetas Toyota. De ahí su apodo. Una de las joyas más preciadas es un gigantesco anillo en oro recubierto con diamantes y con la palabra Toyota (ver imagen), que costaría unos 200 millones de pesos. Su vestimenta diaria podía llegar a los 500 millones, pues, además, lucía siempre gruesas cadenas, dos aretes en diamantes, ropa de lujosas marcas. “Era un presunto narco muy pulido”, dice uno de los investigadores.
Escurridizo
En varias ocasiones, aseguran las autoridades, llevaron a cabo operativos para capturarlo, pero no se pudieron materializar por la habilidad de Toyota. Hasta que en 2021, en medio de un inexplicable accidente, su nombre quedó en el radar de las autoridades. Ese día uno de sus escoltas, por impericia al manejar, terminó lanzando al vacío uno de los carros blindados desde un quinto piso en un conjunto residencial de Medellín. La noticia recorrió los medios de comunicación, pero lo que no se sabía es que detrás de ese inexplicable hecho estaba una organización narcotraficante.
A partir de ese episodio, la Policía Antinarcóticos decidió acelerar la investigación y con información compartida con la DEA lograron obtener los elementos necesarios para que desde Estados Unidos se expidiera una orden de captura con fines de extradición por delitos relacionados con narcotráfico.
El pasado puente de Reyes hubo luz verde del alto mando de la Policía para que en el exclusivo sector de Bocagrande, en Cartagena, en donde se encontraba Toyota pasando vacaciones con cinco de sus escoltas y varios familiares, se ejecutara un impresionante operativo de captura.
Personal de civil infiltrado en la playa le siguió los pasos durante cuatro días. El operativo debía ser preciso, no había espacio para errores, pues no sabían cómo iban a reaccionar los escoltas del presunto narco y se podría generar una balacera con el riesgo de que cayeran inocentes.
En algún momento se pensó aplazar el operativo y evitar poner en peligro la vida de los civiles. Pero, como dice el popular refrán, Toyota y sus hombres dieron papaya en un momento en la playa. Mientras estaban relajados, llegaron más de 20 comandos jungla de la Policía Antinarcóticos que no les dieron oportunidad de reacción alguna y los capturaron.
El director de la Policía Antinarcóticos, coronel Édgar Cárdenas, indicó que la organización de Toyota tiene injerencia en el Cauca y Valle del Cauca, donde cuentan con varios centros de producción, custodiados por disidencias de la Farc.
Explicó que Toyota y su socio, alias Beto, quien también fue capturado, deberán responder por los delitos de “concierto para distribuir y poseer con la intención de distribuir 5 kilogramos o más de una mezcla y sustancia conteniendo una cantidad detectable de cocaína a bordo de una embarcación sujeta a la jurisdicción de los Estados Unidos”.
En los próximos días se tiene previsto que el poderoso, pero anónimo narco del Pacífico sea trasladado a una cárcel de máxima seguridad en Bogotá a la espera de ser enviado a Estados Unidos para que responda ante las autoridades de ese país. Ese será el último viaje de Toyota.