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Esta es la ruta del desastre que llevó a Colombia a perder los Juegos Panamericanos en Barranquilla. Gobierno Petro se defiende, mientras lo acusan de ser responsable
Colombia perdió, porque quiso, la sede de los Juegos Panamericanos que se harían en 2027 en Barranquilla. Es el cuarto evento que no se realiza en la capital del Atlántico, pues tampoco se concretó el circuito de Fórmula 1, la Copa Mundial de Kitesurf y la Serie Intercontinental de Béisbol.
Plazos vencidos, dinero no pagado, reuniones sin acordar, trinos imprudentes del presidente Gustavo Petro y la aceptación de “ignorancia” en el proceso son solo algunas de las fallas que tuvo el Gobierno para perder la confianza de Panam Sports y, de paso, la sede de los Juegos Panamericanos Barranquilla 2027.
Aunque el anuncio oficial del comité deportivo y organizador de las justas se emitió el pasado 1 de febrero, indicando que las capitales de Paraguay y Perú postularon sus candidaturas y que solo entre Asunción o Lima se hará la elección de la sede que albergará la XX edición de la competencia, Colombia malogró su oportunidad mucho tiempo atrás.
El país ya había fracasado en la organización de este evento, dos veces con Bogotá y una vez con Medellín. En franca lid, Santo Domingo, Toronto y Guadalajara fueron los organizadores. La diferencia esta vez es que Colombia no tenía competencia. Solo bastó un buen lobby para obtener la sede.
Según informó Ciro Solano, presidente del Comité Olímpico Colombiano (COC), junto con Helmut Bellingrodt, integrante del organismo deportivo y primer medallista olímpico del país, con el respaldo del comité ejecutivo y del Gobierno de turno Colombia obtuvo la sede de forma directa sin necesidad de concursos. “Fue una de las alegrías más grandes que tuve”, indicó Solano.
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Sin embargo, el pasado 3 de enero Panam Sports anunció el retiro de esa sede por varios incumplimientos. El primer plazo para pagar se venció el 30 de diciembre, el compromiso era un giro de 4 millones de dólares; el segundo estaba pactado para el 30 de enero por el mismo valor.
En agosto de 2023, Colombia había recibido un ultimátum de Panam Sports. “Nos daban 90 días para ponernos al día con las responsabilidades adquiridas en el contrato de ciudad, que se hizo el 31 de octubre del 2021”, insistió Solano.
El presidente del COC dejó claro que su entidad simplemente servía como articuladora. Era necesario el aval del Ministerio del Deporte, la Alcaldía de Barranquilla, la Gobernación del Atlántico y del Ejecutivo, por lo que el 31 de mayo de 2021 se articuló el proyecto. “Conseguimos la carta del presidente Iván Duque, la carta del ministro de ese entonces, Ernesto Lucena, el respaldo de la Alcaldía y la Gobernación. Empezamos firmando el convenio”.
Con la llegada de Guillermo Herrera a la cartera deportiva, se incumplió la primera cuota. Según dijo Solano, ese contrato le correspondía al siguiente Gobierno. “Había mucha especulación de que el Gobierno Petro no aprobaría los Juegos”, dijo en rueda de prensa.
SEMANA consultó a Herrera por su responsabilidad y afirmó que en el contrato no se determinaron las entidades que debían encargarse de los pagos. “En ese contrato se definió que los pagos los debía asumir esa entidad legal autónoma, que, además, tenía las funciones de un comité organizador, pero no se estableció ninguna figura jurídica para definir la naturaleza de esa entidad autónoma”.
Y agregó: “Cuando asumo el ministerio en agosto de 2021, empezamos a trabajar con Panam Sports para definir la figura jurídica autónoma que no implicara autorización del Congreso para crear nuevas entidades. Y después de varias discusiones acordamos que lo mejor era suscribir un convenio interadministrativo entre el Ministerio, la Alcaldía, la Gobernación y el Comité Olímpico”.
El papel del nuevo ministro consistía en informar, a través de un empalme, lo relacionado con los Juegos Panamericanos. SEMANA tiene el acta de dicho empalme, que se hizo el 15 de julio de 2022. Con la llegada de María Isabel Urrutia, todo se perdió, según dice Solano. “Ella desatendió todos los llamados. Tres cartas envió Neven Ilic y no las contestó. Por el contrario, hacía acciones aisladas sin el conocimiento del COC”.
Urrutia manifestó el 28 de julio de ese año su desacuerdo con las justas. “Presidente Gustavo Petro, el Gobierno saliente asegura que los próximos Juegos Panamericanos 2027 siguen en marcha. Sin embargo, considero que debe ser la administración entrante la que decida confirmar o cancelar dichos Juegos en Colombia”. Asimismo, dejó claro que le parecía muy costoso y que los Juegos no se harían en el Gobierno Petro. Otra de las fallas de María Isabel fue nombrar a un gerente cuando ni siquiera había un comité organizador, como indicaba el contrato.
“Ese comité se viene a establecer el 7 de noviembre de 2023 y ahí se acuerdan las responsabilidades pese a que en octubre en Santiago de Chile se ratificaba a Colombia como el organizador de los Juegos después de un arduo esfuerzo para no dejarnos quitar la sede. Es decir, los recuperamos en dos oportunidades”, dijo Solano.
La tercera no fue la vencida
Tras perder las justas, el escándalo puso en el ojo del huracán a Gustavo Petro y a la ministra del Deporte, Astrid Bibiana Rodríguez. Por eso, el pasado 9 de enero, junto con Rodríguez, el mandatario hizo una reunión con la directora de Prosperidad Social, Laura Sarabia; el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla; el canciller, Álvaro Leyva; el presidente del COC, Ciro Solano; el gobernador del Atlántico, Eduardo Verano de la Rosa; el alcalde de Barranquilla, Alejandro Char; Ana María Abjuré, gerente de la Ciudad Alcaldía de Barranquilla, y Daniel Trujillo, secretario distrital de Recreación y Deporte de la Alcaldía de Barranquilla, para socializar las acciones que se llevarían a cabo en la recuperación de la sede de los Juegos.
En su pronunciamiento, el mandatario confesó que por “ignorancia y miedo” fallaron los compromisos. “También hubo incumplimientos que ya se venían presentando desde el Gobierno pasado, y miedos de algunos funcionarios que tenían que ver con el traslado de los recursos a fin de año. Hubo compromisos que por ignorancia no cumplimos”, dijo sembrando aún más zozobra.
En su declaración se comprometió a viajar a Chile para reunirse personalmente con el presidente de Panam Sports cuando fuera a visitar el buque científico Simón Bolívar, que llegó a la Antártida. Ese viaje no se hizo.
El 17 de enero, SEMANA reveló en exclusiva que hasta esa fecha Panam Sports no había recibido la solicitud de reunión con Gustavo Petro a fin de recuperar la sede de los Juegos Panamericanos.
Mientras tanto, y en silencio, grandes glorias deportivas, lideradas por Mariana Pajón, suplicaban a Panam Sports que no les quitaran la oportunidad de competir de locales. En vez de dar pasos certeros, Petro embolató a los colombianos. En una misiva que se filtró el 8 de enero, Panam Sports le hizo saber al mandatario que su Gobierno sabía desde octubre sobre los plazos máximos para hacer los pagos de los Juegos Panamericanos, es decir, el 30 de diciembre de 2023 y el 30 de enero de 2024.
Petro acudió a su tribuna en la red X para afirmar que el plazo no se había cumplido. “Hasta donde sé el 30 de enero no ha llegado. Estamos a 21”. La última carta que jugó Colombia se hizo a través del Comité Olímpico Colombiano. SEMANA reveló que el lunes 29 de enero se llevó a cabo una reunión virtual con Panam Sports, en la que se planteó reversar la decisión o permitir que el país participara en la asamblea extraordinaria el 12 de marzo, en la que se decidirá la sede de las justas. Ninguna fue aceptada.
Conocida la decisión, Petro se eximió de culpa haciendo uso del retrovisor. Aseguró que se le quitó la sede a Barranquilla, pues Panam Sports adquirió un compromiso previo con la ciudad de Asunción. Pero Solano lo desmintió y pidió no politizar el deporte colombiano. “Petro creó una confusión en la que él dice que el Comité Olímpico envió una carta. Eso no es cierto. El COC jamás ha enviado cartas al presidente Petro, porque nosotros siempre hemos entendido que el conducto regular para llegar a Presidencia es MinDeporte”, dijo.
Lo cierto del asunto es que la confianza para que Colombia sea sede de unas justas deportivas se perdió. Aunque no habría una sanción, se desperdició una excelente vitrina para que el país recibiera a miles de deportistas. A esta discusión le falta un ingrediente que se resolverá más adelante: el pago de más de 2 millones de dólares que la Alcaldía de Barranquilla alcanzó a desembolsar, dinero que podría no devolverse porque así quedó estipulado contractualmente. No hay duda de que el país pasó una vergüenza internacional y su credibilidad está en entredicho.