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Esta es la verdadera historia detrás de la sorpresiva destitución de Carlos Gustavo Cano como presidente de la junta directiva de Ecopetrol
La abrupta salida de Carlos Gustavo Cano de la presidencia de la junta de Ecopetrol, tras 24 horas de ser nombrado, deja un sabor amargo y genera una enorme preocupación.
Esta semana, varias señales habían dado la impresión de que la tormenta que el Gobierno Petro había desatado en Ecopetrol estaba menguando. El clima de los últimos meses ha sido tempestuoso en esa empresa, considerada la joya de la corona del Estado y una de las instituciones más queridas y respetadas por los colombianos.
Los anuncios oficiales contra la actividad petrolera con una reforma tributaria que apuesta a que los mayores recursos por impuestos vengan del sector minero-energético; los contradictorios mensajes en torno a la negativa a nuevos contratos de exploración y la estigmatización del sector por parte del presidente Petro al compararlo –junto con el carbón– con la cocaína, no solo golpearon la acción, sino que han generado incertidumbre en esta actividad y, por supuesto, en la empresa.
Sin embargo, en los últimos días, empezaron a soplar vientos de calma que habían caído muy bien. La llegada de cinco nuevos miembros a la junta directiva no generó tensiones ni traumatismos, incluso no hubo cambio de estatutos. El lunes en la asamblea extraordinaria se ratificaron las designaciones de Mónica de Greiff, Gonzalo Hernández, Saúl Kattan y Mauricio Cabrera. Por los departamentos productores fue designada Sandra Ospina. Se suman a ellos Santiago Perdomo, Sergio Restrepo y Esteban Piedrahita, que se mantienen en la junta, al igual que Carlos Gustavo Cano, en representación de los accionistas minoritarios.
El jueves, casi al tiempo de conocerse la ratificación de Felipe Bayón en la presidencia de Ecopetrol, gracias a su gestión, otra buena noticia ocupó los titulares. El director de Crédito Público, José Roberto Acosta, advirtió que el Gobierno no descarta autorizar nuevas exploraciones de pozos petroleros y gasíferos. Según él, es un tema que se está revisando y los números darán la última palabra.
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Sin embargo, esa calma no duró mucho. El viernes, un huracán la rompió. Tan solo 24 horas después de que la misma empresa anunciara que la junta directiva había nombrado a Carlos Gustavo Cano como su presidente, él comunicó que le había tocado dejar el cargo, decisión por la que culpó al presidente Petro. Nadie había durado tan poco en esa alta dignidad. “Lamento informarles que al hacerse pública esta decisión de la junta, el presidente Petro levantó su voz de protesta y desaprobación, y, a través de varios de sus inmediatos colaboradores, les ordenó a los miembros de junta afectos a él, y también a quienes no lo son, adelantar en la sesión de esta mañana mi destitución como presidente de la junta tras 24 horas de mi designación como tal”, decía el mensaje de Cano.
Según algunas fuentes consultadas por SEMANA, el viceministro de Hacienda, Gonzalo Hernández, que forma parte de la junta, habría pedido una sesión ejecutiva luego de que todos los integrantes habían elegido a Cano. En esa sesión se volvió a votar y surgió el nombramiento de Saúl Kattan, uno de los hombres de confianza del presidente y quien estuvo al mando de la ETB cuando Petro fue alcalde de Bogotá. La pelea por la junta directiva de la entidad evidencia la tensión que se dio en el cambio de mando entre el expresidente Iván Duque y el actual jefe de Estado. En ese momento, la administración Duque modificó los periodos de los miembros de junta. Eso significaba que se mantendrían por un tiempo en el mandato de Petro.
Este movimiento había sido, para el presidente, del mismo talante que el rechazo para sacar la espada de Bolívar en su posesión. “No nos reten”, había contestado Petro, altivo y aún antes de posesionarse. Por eso, se citó una asamblea extraordinaria para reflejar la llegada del nuevo Gobierno en la estructura de la junta.
La remoción de Cano de la presidencia generó una enorme controversia. Primero, por tratarse de uno de los economistas más reputados en el país, exministro de Estado y excodirector del Banco de la República, de hecho, ha sido uno de los pocos que ha durado 12 años en ese cargo. A sus 76 años, es uno de esos personajes que se consideran por encima del bien y del mal.
Segundo, por la molestia en la Casa de Nariño, que puede ser causada por varias razones: se trata de uno de los miembros que no fue designado por el Gobierno Petro. Cano, además, representa a los accionistas minoritarios, entre ellos a las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), entidades que Petro ha atacado, en aras de ambientar su reforma pensional.
Pero Cano tiene claro qué pasó. En un mensaje que envió por chat, señaló que creía que no había “motivo alguno diferente al de mi comprobada independencia frente al Gobierno”.
José Antonio Ocampo, ministro de Hacienda, salió –una vez más– a apagar el incendio. En la rueda de prensa en la que el Emisor informó un nuevo aumento en las tasas de interés, explicó que el jueves se había anunciado “prematuramente” una decisión antes de terminar la junta que –dijo– finalizaba el viernes. “Hay que recordar que el Gobierno es el accionista ampliamente mayoritario de Ecopetrol, por lo tanto, es tradición que su junta directiva la presida un representante nombrado por el presidente de la República, y esa fue la decisión del día de hoy (viernes). No hubo ninguna consideración negativa sobre el doctor Cano. Entre otras, el término que utilizó él, que fue destituido, es totalmente incorrecto, porque es una figura que no existe”, reiteró Ocampo.
El ministro tiene razón en que históricamente el presidente de la junta directiva de Ecopetrol tiene el guiño del presidente de la República. Lo que deja en evidencia este caso es el profundo cortocircuito que hay en el interior de las decisiones del Gobierno.
Los efectos
Este caso vuelve a encender las alertas sobre Ecopetrol. SEMANA consultó a distintos analistas y exfuncionarios del sector y todos coinciden en que fue una mala salida del Gobierno y el mensaje hacia el futuro es comprometedor. ¿Por qué?
Según el exministro y expresidente de Ecopetrol Juan Carlos Echeverry, es una “mala señal para la gobernanza y la independencia de la junta para orientar la estrategia de Ecopetrol”.
Tomás González, exministro de Minas, no recuerda un episodio como este en una empresa tan importante. “La interferencia política nunca es buena para Ecopetrol.
Lo que necesita son señales de que las cosas que se están haciendo bien van a seguir. Por eso, la nueva junta directiva y el respaldo al presidente de la empresa y su equipo cayeron muy bien. Lo del presidente de la junta el viernes se hubiera podido evitar fácilmente. Además, no cambia mucho en la práctica: las decisiones seguro se tomarán por consenso”, señala.
Los analistas también se mostraron preocupados. Andrés Duarte, director de renta variable de Corficolombiana, considera que es una “pésima señal en el gobierno corporativo y en la independencia de Ecopetrol, que en menos de 24 horas tengan que reversar una decisión, destituir a la persona que acaban de elegir y escoger a otro”. Cree que no hay ninguna garantía de que esto no se vuelva a repetir y que, incluso, el Gobierno se meta directamente en cada decisión que tome la empresa. “No está delegando el poder en la junta porque si decide algo que no le gusta al Gobierno, llama para que lo reverse”, agrega Duarte.
Ómar Suárez, analista sénior de Acciones de Alianza, dice que a pesar de que la noticia del reemplazo de Cano por Saúl Kattan como presidente de la junta directiva de Ecopetrol generó algo de volatilidad, al cierre de la jornada del viernes la acción de la petrolera subió 3,88 por ciento y quedó en 2.410 pesos. “El Gobierno tiene el 88,5 por ciento de Ecopetrol y hay 11,5 por ciento en manos de otros inversionistas. Por eso, es muy importante que Ecopetrol conserve su buen gobierno corporativo y la protección a los inversionistas minoritarios”, explica.
Otro experto opina que el cambio de Cano en tan corto tiempo genera un sinsabor. “Es una acción mal vista que produce desconfianza en los inversionistas, pero más allá de eso, lo cierto es que con Cano o con Kattan en la presidencia, las decisiones de la junta directiva tal vez no se modificarían tanto, pues el Gobierno tiene la mayoría”.
Para analistas del mercado de valores, el reversazo en el nombramiento de Cano “es muy feo y genera ruido”, pero al final lo que les da tranquilidad son los nombres de quienes entraron a la junta directiva, pues son personas que han estado en este tipo de cargos en el pasado –Mauricio Cabrera estuvo en la junta de Ecopetrol– o han dirigido empresas inscritas en Bolsa –Mónica de Greiff lideró el Grupo Energía Bogotá y Kattan a la ETB–.
Saber cómo se manejan compañías cuyas acciones se transan en el mercado de valores es clave, pues allí los mensajes son fundamentales, dado que son los que guían a los inversionistas en sus decisiones de compra o de venta. “Manejar esas empresas implica no hacer, ni decir barbaridades”, insiste un analista, quien considera que la coyuntura reciente demuestra que pese al discurso antipetróleo del Gobierno, en su interior saben que necesitan esos recursos para poder cumplir sus promesas de campaña. “Petro no es bruto. Una cosa es el discurso y otra la realidad. En el discurso es taquillero decir no fracking, no petróleo, ni hidrocarburos, pero tiene claro que eso no es real, pues no puede matar la vaca lechera”, puntualiza.
¿Qué va a pasar en el corto plazo? La acción –dicen algunos– está lo suficientemente castigada. Este año será histórico en los resultados de Ecopetrol por los altos precios y la buena gestión. Sin embargo, decisiones como esta y la satanización del sector por parte del Gobierno harán que, tristemente, los indicadores financieros no se reflejen en el valor de la acción.