Medios
Periodismo: el debate sobre redes sociales e información
Ante la polémica que generó el documental The Social Dilemma, SEMANA les preguntó a Juan Gossaín, Jaime Abello y Pedro Vaca su percepción sobre el tema.
En las últimas semanas, la mirada crítica sobre el papel de las redes sociales en la sociedad y los cuestionamientos sobre su responsabilidad en el debilitamiento de la democracia aumentan cada vez más. El reciente documental El dilema de las redes sociales, de Jeff Orlowski, revela el peligroso impacto y la manipulación del comportamiento humano que hacen las compañías dueñas de estas plataformas. Y varios organismos mundiales llamaron la atención sobre la posibilidad de que ellas sirvan para influir en los resultados de las próximas elecciones presidenciales de Estados Unidos. Al parecer, casi todos los análisis apuntan a una conclusión pesimista: las redes sociales, en lugar de profundizar la democracia, se volvieron contra ella.
El periodismo no es ajeno a ese contexto. En un principio, parecía que las redes iban a mejorar el acceso a la información y ampliar así la democracia. Pero ahora la realidad destruye ese noble ideal: las fake news, las groserías, los insultos, las injurias, las discusiones irracionales movidas por las pasiones dominan el ciberespacio, y los ciudadanos, lejos de encontrar información veraz, reciben toneladas de basura informativa. Ante ese escenario, cabe preguntarse por el papel que han desempeñado las redes en el periodismo. SEMANA les trasladó el cuestionamiento al escritor y periodista Juan Gossaín; a Jaime Abello, director de la Fundación Gabo; y a Pedro Vaca, director saliente de la Fundación para la Libertad de Prensa (Flip). Esto respondieron.
SEMANA: ¿Cómo les ha ido a los periodistas con las redes sociales?
Juan Gossaín: El verdadero conflicto empezó desde el momento en que aparecen las modernas tecnologías de la comunicación. Cuando llegó el computador y la instantaneidad, pensamos que había llegado la era del gran periodismo, el periodismo de imagen y en movimiento permanente. Lo que sucedió fue que los que abrieron las primeras redes sociales comprendieron que ya no necesitaban a los medios tradicionales y se convirtieron simultáneamente en la fuente de la información y en el medio que publica. Entonces, empezaron a manipular la información porque no había una fiscalización. Hoy en día, uno no sabe qué es verdad de lo que sale en las redes, no se sabe si el periodista está defendiendo su propiedad sobre la red o sus principios como debería ser. Esa es la gran confusión y por eso los medios están en crisis.
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Jaime Abello: Hay un ambiente de belicosidad en las redes sociales y una tendencia de muchos colegas a opinar de manera reactiva en sus cuentas personales, y hay periodistas que con el ánimo de cultivar la marca personal opinan de todo muchas veces de manera precipitada. La verdad es que tanta opinión en redes de los periodistas les sirve a ellos, pero a los medios no les sirve para mejorar la calidad periodística. Además, a veces se producen disonancias con las líneas editoriales y eso genera suspicacias, y mucha gente duda de la transparencia del periodismo.
Pedro Vaca: Creo que hay un escenario de adicción a las redes sociales, porque están ocupando un lugar y una intensidad muy fuerte en la vida de las personas, y en esa adicción están las fuentes, los usuarios, los medios y los periodistas. El escenario ideal es que el ruido sea poco y el debate se cualifique, pero cómo se va a cualificar si los periodistas tienen menos opciones de participar. Yo no quiero periodistas fuera de las redes, pero tampoco los quiero haciendo ruido, los quiero con mejores contenidos y opiniones.
Pedro Vaca“Yo no quiero periodistas fuera de las redes, pero tampoco haciendo ruido, los quiero haciendo buenos contenidos”, Pedro Vaca.
SEMANA: ¿Las redes provocaron que la imparcialidad y la objetividad se pierdan? O, dicho de otra manera, ¿ante la nueva realidad estos conceptos están mandados a recoger a la hora de hacer periodismo?
J.G.: No se trata de imponer la imparcialidad, se trata de que el periodista la traiga cuando llega al medio. Yo pregunto, por qué un periodista no puede ser imparcial y objetivo. A mí me tiene preocupado que en las universidades, lejos de haber incrementado las cátedras sobre la ética, han ido desapareciendo. Nadie puede decirle a un periodista que no puede ser imparcial u objetivo, que me digan por qué no se puede. Para mí el periodismo está por encima de todo, ese es mi deber supremo, primero y primario, es el deber de ser imparcial, objetivo, veraz.
J.A.: La imparcialidad es un esfuerzo honesto por tratar de mantener un equilibrio en el que prevalezca la pluralidad de fuentes contrastadas. Vale la pena dar el debate, porque hay un problema crítico de desconfianza hacia los medios en el mundo entero. Hay que plantearse de nuevo si hay que hacer un esfuerzo por ser imparciales. Los medios que se declaren imparciales tienen que ser coherentes. Yo no me opongo a que haya medios politizados o que profesen ideología, pero también hay derecho a tratar de buscar la imparcialidad.
P.V.: Acá la imparcialidad se malentiende, porque en un entorno tan polarizado, lo imparcial y lo objetivo se entiende como mostrar los lados de una misma moneda. Le pongo un ejemplo: frente a un árbol unos dicen que es grande y otros que es pequeño, y se cree que señalar esas opiniones es imparcialidad, pero nunca se dice cómo es el árbol. Yo creo que la imparcialidad surge de los hechos y en muchas ocasiones nace de señalar y no de validar una opinión que se hace pasar por hecho.
SEMANA: Ahora más que nunca y frente a lo que sucede en las redes, ¿los periodistas tienen la responsabilidad de dejar claro ante el público sus posturas políticas o ideológicas?
J.G.: Es un tema de principios. Los principios básicos son la imparcialidad, la veracidad y la independencia política. El periodista no puede ser obligado a manipular la noticia para defender un partido político, pero tampoco tiene derecho a manipular la noticia para defenderse a él mismo o sacar un beneficio. La imparcialidad debe ser absoluta. Las grandes tecnologías modernas son fascinantes y ayudan a hacer buen periodismo, pero no son el periodismo, sino medios para hacerlo. El verdadero periodismo es el de los principios y esos son inmutables desde que surgió el primer periodista sobre la faz de la Tierra.
J.A.: Lo que el periodista nunca debe olvidar es que sus opiniones la audiencia las va a leer como las de un periodista y la gente va a reinterpretar su trabajo a la luz de sus opiniones. Ese es el riesgo de estar opinando tanto en redes sociales, porque al final esa toma de posiciones frente a los temas se va a proyectar en la manera como el público evalúa el trabajo periodístico, que se supone que es información y no la opinión.
P.V.: Un periodista debe ser muy claro cuando informa y cuando editorializa, y creo que esa frontera se nos perdió. Hoy hay páginas de información que hablan de opinión, y de opinión que dan información. El problema no es tanto la transparencia de los periodistas como individuos, sino la de los medios. Ahí entramos a otra discusión que tiene que ver con que si un periodista que trabaja en un medio debe privarse de expresar las propias opiniones para no contrariar las del medio. A mí me parece una carga muy pesada para un periodista, porque al final la línea editorial la define un grupo reducido de directivos y no necesariamente tiene que coincidir con lo que piensa un periodista.
Juan Gossaín“Me tiene preocupado que las universidades, lejos de incrementar las cátedras sobre ética periodística, las han ido desapareciendo” Juan Gossaín.
SEMANA: ¿Es necesario establecer alguna limitación a las opiniones que dan los periodistas en redes para mejorar la calidad del periodismo?
J.G.: No es conveniente prohibir, ni siquiera en las redes sociales que se han vuelto tan tergiversadas. Todo olor de censura es tenebroso y habría que buscar una solución alternativa. Hay que encontrar un punto equidistante entre las dos cosas, eso es lo que hay que comenzar a discutir.
J.A.: Los periodistas como ciudadanos tienen libertad, pero, si se acogen a trabajar en un equipo con una línea editorial, pues hay pactos. Si el medio quiere ser reconocido por una absoluta imparcialidad, pues me parece que es algo que cada periodista debe considerar. Cuando hay reglas de juego claras, no necesariamente hay que hablar de censura, porque si no supondríamos que una línea editorial es una censura y eso es absurdo.
Jaime Abello“Yo no me opongo a que haya medios politizados o que profesen ideología, pero también hay derecho a tratar de buscar la imparcialidad” Jaime Abello Banfi
P.V.: Limitar la opinión de un periodista va a hacer más tranquila la vida del director y va a proteger de cierta manera la reputación del medio. Pero esa medida parte del punto de que es mejor que la opinión de los periodistas no esté, y ahí es donde tengo líos porque no se hace énfasis en la calidad del medio. Yo prefiero medios con altos estándares y que no estén excluyendo a los periodistas por lo que dicen para mantener una reputación.