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Estas serían las “pistas espirituales” que ayudaron a encontrar a los niños perdidos en la selva, según el presidente Petro
Fuerzas espirituales estarían también tras el milagroso hallazgo de los cuatro menores de edad, que duraron más de 40 días perdidos en la selva del Caquetá.
Con el paso de los días, más y más son los detalles que se conocen tras el milagroso rescate de los niños indígenas que duraron 40 días perdidos en una selva virgen en el departamento de Caquetá tras un accidente de una aeronave en la que viajaban, y que les costó la vida a todos los ocupantes adultos, entre esos su mamá.
A la búsqueda de las Fuerzas Militares se sumaron indígenas de diferentes etnias y, según reveló el mismo presidente de la República en medio de las labores, hubo pistas espirituales que los ayudaron a dar con el paradero de los cuatro hermanos Mucutuy.
“Los indígenas que recuperaron, junto al Ejército de Colombia, a los niños de la selva, pensaban en espíritus, pensaban que la selva es una madre, madre selva, le decían, y que la madre selva podía a través de sus espíritus o no entregar para proteger o entregar a los niños”, sostuvo Petro.
De esa manera, el jefe de Estado colombiano reveló que sí hubo las llamadas pistas espirituales para encontrar a los menores en la selva, como rituales para crear una especie de conexión entre los viejos y la selva.
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“Durante 40 días estuvieron en rituales, en una especie de conexión entre los viejos y la selva hasta que fueron encontrando las pistas espirituales, que no eran físicas, que los llevaron hasta encontrar a los niños y a las niñas”, dijo el presidente Petro.
“La fe mueve montañas”: general que coordinó la búsqueda dio detalles
Luego de casi 40 días deambulando en la selva, los niños fueron encontrados con vida y la hazaña parecía desde el primer momento todo un milagro de vida. SEMANA conversó en exclusiva con el brigadier general Pedro Sánchez, comandante conjunto de Operaciones Especiales de las Fuerzas Militares, quien lideró la titánica operación en la que participaron más de 350 miembros de las distintas fuerzas de las Fuerzas Militares.
La tarea de encontrar a los menores a salvo, según describió el general, era prácticamente imposible de cumplir: “Cuando miramos el mapa observamos una densa telaraña donde solamente se encuentra adversidad; nuestros comandos recorrieron 2.656 kilómetros, durante más de 35 días, en un área en la cual tenían que ir de un lugar a otro. Los menores ya estaban muy débiles”.
Sin embargo, tal como describió el oficial al mando de la operación, “la fe mueve montañas e hicimos posible lo imposible”.
“La fe mueve montañas, se puede lograr cuando se cree, la persistencia permite alcanzar lo que uno sueña, que cuando trabajamos unidos podemos llegar lejos. A los niños no solamente los encontramos, sino que los encontramos vivos y hoy están aquí en Bogotá, recibiendo la atención más especializada”, expresó el general, bastante conmovido.
Sánchez no duda en reconocer el heroísmo de los comandos especiales de las Fuerzas Militares y del grupo de indígenas que se internaron en la selva para “hacer posible lo imposible”, pero aclara que “los más valientes fueron los niños”.
A los niños los vi con una alegría inmensa. Detrás de esos ojos de esperanza está el trabajo de más de 350 personas, está la energía de millones de personas, está el trabajo de quienes diseñaron la estrategia.
“Yo soy una humilde voz de aquellos valientes comandos, de aquellos soldados, de aquellos aviadores de nuestro Ejército, de aquellos pilotos de nuestra Fuerza Aérea, de aquellos indígenas que se internaron en la selva. Pero tal vez por encima de ellos los más valientes fueron nuestros cuatro menores, ellos no tenían la tecnología ni la capacidad que nosotros manejamos, ellos solo tenían aquello que se llama deseos de vivir”, indicó el oficial.