BOGOTÁ
Estudio de la U. de los Andes concluye que restricciones en motociclistas no mejoran la seguridad
En cambio, según los investigadores, esto podría generar costos y más carga para las autoridades y quienes utilizan este medio de transporte.
La alcaldesa de Bogotá anunció en las últimas horas que restringirá la movilidad para las motocicletas, además de buscar mejorar la identificación de quienes se transportan en ellas.
Sin embargo, salió a relucir un estudio de la Universidad de los Andes que dice que no hay evidencia de que este tipo de medidas sean efectivas para combatir el crimen en la ciudad.
“No hay evidencia empírica que justifique la restricción para parrilleros(as) con el pretexto de mejorar la seguridad en ciudades como Bogotá. En cambio, medidas de este estilo obligan a la familias a dedicar mayores recursos al transporte, ¡en medio del hambre que vive la ciudad!”, dijo la representante electa Jennifer Pedraza, quien compartió el estudio.
No hay evidencia empírica que justifique la restricción para parrilleros/as con el pretextó de mejorar la seguridad en ciudades como Bogotá, en cambio medidas de este estilo obligan a la familias a dedicar mayores recursos al transporte, en medio del hambre que vive la ciudad! https://t.co/JEr247JyIg
— Jennifer Pedraza S (@JenniferPedraz) March 31, 2022
El informe de autoría de Eduard Martínez, Michael Weintraub y Leonardo Bonilla, dice en su resumen que según lo encontrado por los investigadores no hay suficiente evidencia para determinar que las restricciones sirvan para mejorar la seguridad en las ciudades, pero además que esto podría traer consecuencias contraproducentes como mayor trabajo para las autoridades sin impactar necesariamente el delito.
Tendencias
Restricciones a motocicletas y sus efectos sobre el crimen en Colombia fue publicado en julio de 2020 por la Universidad de los Andes.
“Aunque las restricciones a motocicletas han sido adoptadas en más de 25 ciudades en Colombia para reducir el crimen, no existe evidencia empírica que demuestre su efectividad. Este documento evalúa el impacto de seis de estas medidas. Para identificar el efecto causal de las políticas, estimamos modelos de diferencia-en-diferencias que explotan la variación espacial y temporal de las restricciones usando datos georreferenciados de crimen”, explica el estudio.
Además, agrega que: “No encontramos grandes efectos de estas medidas, ni efectos duraderos, sobre el delito. Dado los costos de vigilar su cumplimiento y los costos que se imponen sobre la ciudadanía, las autoridades locales deberían buscar otras alternativas de política pública en materia de seguridad”, señala el resumen del estudio.
En el caso concreto de restringir la posibilidad de que vaya un parrillero o que no puedan circular a determinadas horas, como lo estableció Claudia López en las últimas horas, según los investigadores, “no hay evidencia rigurosa que demuestre su efectividad”.
Una de las conclusiones a las que llegan los académicos es que según sus análisis en varios de los casos los delincuentes prefieren moverse del espacio en el que generalmente cometen el crimen, pero lo continúan perpetuando. Esto genera que disminuyan los índices del delito en una zona, pero incrementen en otra.
“El delito puede reaccionar estratégicamente, por ejemplo, migrando a otras zonas de la ciudad u otros medios de transporte. Por otro lado, se trata de una política que depende de la capacidad de las autoridades locales de hacer respetar la prohibición en cuestión”, señalan Martínez, Weintraub y Bonilla. Recalcan que el problema en muchos casos –como sucede en Bogotá– también es la falta de pie de fuerza.
En medio del estudio se analiza la restricción de no llevar parrillero, que fue implementada en Cartagena. Mencionan que aunque reduce los delitos contra la vida, mantiene los delitos contra la propiedad privada.
“En general, las restricciones a motocicletas no logran reducir sustancialmente los delitos”, concluye el estudio.
Sugieren que a la hora de implementar este tipo de medidas primero se evalúen casos de otras ciudades y si ese modelo ha sido efectivo o no. Afirman que en cambio esto le podría traer más carga y costos y la Fuerza Pública.
“Mostramos en este documento que estas no funcionan para reducir el delito. Incluso si hubieran funcionado es necesario mirar bien los costos, que consisten en obligar a ciudadanos buscar otras formas de movilizarse y que también representan una distracción para la Policía que debería estar dedicada a combatir el crimen”, aseguran los investigadores.
Dicen, además, que podría causar perjuicios para quienes se movilizan en este medio de transporte como horas adicionales de desplazamiento a lugares de trabajo. “Estos resultados, combinados con los altos costos sociales que se impone sobre la ciudadanía y los costos de oportunidad que se imponen sobre la Policía Nacional, sugieren que es hora de dejar de usar este tipo de restricciones para prevenir el delito”, concluyen.
Las medidas que implementó la Alcaldía de Bogotá ante los alarmantes robos que se vienen registrando desde hace tiempo son, para el caso de las motocicletas, que: deberán tener visible siempre número de la placa en sus casco e indumentaria; además, que jueves, viernes y sábado se restringe al parrillero en moto entre 7 p. m. y 4 a. m.
La alcaldesa Claudia López también anunció que los establecimientos públicos nocturnos deberán vincularse a una red de cuidado y/o frente de seguridad. Entre 10 p .m. y 4 a. m. solo se permitirá tránsito de personas en parques, plazas y corredores ambientales y no otras actividades específicas. Y se reforzará el control a clubes nocturnos con el Ministerio del Trabajo.