investigación
Exclusivo: así fue la cumbre secreta de los capos de las disidencias de las Farc en la que prometieron vengarse de Iván Márquez
El jefe de la Segunda Marquetalia, Iván Márquez, no solo iba por la cabeza de Gentil Duarte. Sabía que se reuniría con sus socios y planeaba matarlos a todos en una cumbre mafiosa en Venezuela.
“Juro que vamos a vengar la muerte de nuestro comandante Gentil Duarte, vamos tras ellos”. Con estas palabras, pronunciadas con un fusil en la mano y tiros al aire, Néstor Gregorio Vera, alias Iván Mordisco, prometió darle cacería a la Segunda Marquetalia y al ELN, presuntos responsables del asesinato de Duarte, ocurrido el 4 de mayo en el estado Zulia, en Venezuela.
Iván Mordisco se autodenominó como el comandante de las disidencias de las Farc, y ahora su principal objetivo, y así lo tiene claro, es Iván Márquez.
El anuncio ocurrió en medio de una cumbre de los disidentes de las Farc que no formaron parte de la negociación de la paz en La Habana. Asistieron comandantes que operan en Arauca, Putumayo, Cauca, Meta, Guaviare y Nariño; también, representantes de poderosos carteles de la droga colombianos, mexicanos y de la mafia de Centroamérica y de Venezuela.
Lo más leído
De acuerdo con fuentes humanas, el encuentro criminal no contó con mayor planeación. Debieron efectuarlo de forma apresurada y sin el blindaje y condiciones de seguridad necesarias para garantizar el secreto absoluto, por eso la información se filtró. Se vio a un Iván Mordisco desconcertado y rabioso por la muerte de su compañero en la vida delictiva, Gentil Duarte. Respiraba venganza.
Iván Mordisco, pese al golpe recibido por las disidencias, quería dar a su red criminal un parte de tranquilidad, anunciar su jefatura, ratificar que se mantenían en el negocio del tráfico de drogas y que no se iban a dejar sacar.
Días atrás, Iván Mordisco, a través de correos humanos, había mandado un mensaje claro. “Él era el nuevo jefe de las disidencias y del negocio, buscando frenar cualquier intento de desobediencia o fragmentación de la organización”.
Las instrucciones fueron claras: John Mechas seguía en la retaguardia en Venezuela, justo en la zona donde fue asesinado Gentil Duarte, mientras que él encabezaría una ofensiva a fin de fortalecer el negocio del narcotráfico en Putumayo, Arauca y Cauca. Allí ya hay hombres de la Segunda Marquetalia, de Iván Márquez, disputándose las rutas y el tráfico de cocaína.
En la cumbre, que se realizó en medio de un ambiente de zozobra por la guerra desatada contra la Segunda Marquetalia, la persecución de la fuerza pública y el llamado a última hora de los socios narcotraficantes de diferentes países y que se comprometieron en ser financiadores, se hizo otro anuncio: sacarán de las arcas del negocio de las drogas miles de millones de pesos para reclutar jóvenes, sumarlos a las filas de las disidencias y crecer su emporio criminal.
Los quería volar a todos
¿Por qué sucedió este encuentro apresurado? Según conoció SEMANA, los planes criminales de Iván Márquez, jefe de la Segunda Marquetalia, y su ahora aliado, la organización terrorista del ELN, no solo tenían en la mira a Gentil Duarte, iban por todos. El asunto era matar o morir.
En medio de esta guerra abierta entre los ex-Farc, hay un común denominador: la traición. A oídos de Iván Márquez llegó información de que Gentil Duarte preparaba un encuentro con sus alfiles y jefes del narcotráfico en Venezuela, y su intención, entonces, no era solo acabar con la vida de Duarte, sino con todos los convocados a esta reunión.
Sin embargo, los planes criminales le fallaron. Según se conoció, al momento de la bomba en ese campamento, en el estado de Zulia, solo se encontraban Duarte y su escudero John Mechas. En camino iban alias Calarcá y el propio Iván Mordisco. Márquez, con la información de alguien que traicionó a sus enemigos, quería llevarse por delante a la cúpula en un solo operativo.
En el encuentro fue claro. Dijo que se viene una guerra sin cuartel no solo contra la Segunda Marquetalia y el ELN. Además, aseguró que Márquez cuenta con el apoyo de la Guardia Bolivariana, por lo que advirtió que hay que andar con pies de plomo y que los enfrentamientos van a arreciar.
De acuerdo con informes confidenciales a los que tuvo acceso SEMANA, “La proyección de Iván Mordisco se concentraría en fortalecer al grupo residual que delinque en el departamento de Arauca, debido a que ha perdido las zonas de presencia e influencia producto de las confrontaciones con la guerrilla del ELN, por el control de las rutas del narcotráfico con destino a Venezuela”.
Agrega el documento que “Iván Mordisco habría indicado que la muerte de Gentil Duarte no quedaría impune, por lo cual ordenó el despliegue de inteligencia criminal sobre los territorios con presencia de los cabecillas más importantes del ELN y la Segunda Marquetalia”.
Y es que los planes no son solo enfrentar a la Segunda Marquetalia, sino también extender la organización a otras regiones en donde no tiene operaciones: “Tendría dentro de sus planes criminales la movilización de integrantes de otras estructuras residuales hacia el oriente del país, con el propósito de apoyar las actividades que adelanta actualmente el grupo residual que comanda alias Willy Costeño”.
Se trata de uno de los pocos hombres de confianza de los cabecillas de los grupos disidentes. Alias Calarcá le encomendó la misión de posicionarse sobre las zonas de presencia del antiguo bloque Jorge Briceño Suárez, de las Farc, ante la muerte de Gentil Duarte.
Así, alias Calarcá se convierte para Iván Mordisco en uno de los pocos hombres con la experiencia y confianza para avanzar en sus planes.
La génesis de esta guerra
La pelea a muerte entre estos dos grandes grupos disidentes de las Farc nace en la frontera con Venezuela. En ese lugar, Iván Mordisco posicionó dos de sus principales lugartenientes: alias Arturo, con el grupo disidente autodenominado frente 10 en Arauca, con su base de operaciones en el estado Apure, en Venezuela, y alianzas con organizaciones de narcotráfico y componentes de la fuerza pública de ese país, las cuales sostuvieron disputas a sangre y fuego con el frente Domingo Laín Sanz, del ELN.
Los informes confidenciales señalan que el segundo escenario se origina con la llegada de Iván Márquez y sus escuderos Jesús Santrich, el Paisa, Romaña, el Loco Iván (todos muertos) y el Zarco Aldinever a territorio venezolano. Buscaban usurpar y copar el “trabajo” avanzado de las estructuras de alias Arturo y John Mechas, bajo argumentos de reconocimiento como cabecillas de trayectoria en el secretariado y el estado mayor de las extintas Farc. Esta postura fue rechazada por las estructuras residuales comandadas por alias Iván Mordisco, obligándolos a replegarse a otros sectores en los estados de Apure, Bolívar,Zulia y Amazonas, en Venezuela.
En medio de este panorama de guerra abierta entre las disidencias, la fuerza pública en territorio colombiano ya tiene claros los movimientos de cada uno de los bandos y avanza en la persecución de los cabecillas y de estas estructuras. De acuerdo con los planes conocidos de alias Iván Mordisco, la idea es frenar su expansión y evitar el anunciado reclutamiento de nuevos hombres.