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Exclusivo: César Gaviria arremete contra Duque y el gobierno y habla de las presidenciales de 2022
El expresidente César Gaviria arremete contra el presidente Iván Duque y su gobierno. Le dice no rotundamente a la reforma tributaria, revela que su candidato presidencial es Alejandro Gaviria, y defiende a Claudia López y a Daniel Quintero.
VICKY DÁVILA: César Gaviria ha sido un agudo crítico y protagonista en la discusión de la reforma tributaria que presentó el Gobierno. Expresidente, gracias por atender a SEMANA...
CÉSAR GAVIRIA: Por fin me pescaste, pero yo digo no casi sistemáticamente, me gusta estar calladito, solo salir ocasionalmente.
V.D.: Le agradezco...
C.G.: Yo tenía un poquito de miedo, pero dije, bueno, me voy a echar al agua.
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V.D.: ¿Me está diciendo que me tiene miedo?
C.G.: Claro que te tengo miedo, ¿pero quién no?
V.D.: No me diga eso… Pero, expresidente, empecemos. ¿Qué es lo que lo tiene tan indignado?
C.G.: Pues me tiene indignado la realidad. Me preocupa que el Banco de la República, el Ministerio de Hacienda, la Presidencia y buenos economistas, todos se comieron el cuento de Carrasquilla. A todos los convenció de que se puede hacer una reforma tributaria menos mala, y que eso resuelve los problemas. El Partido Liberal no va a estar en eso, esa no es la solución, no nos sirve ni una menos mala ni una un poquito mejor, no.
V.D.: ¿Cómo ve el llamado que le ha hecho el presidente Duque a los partidos para lograr un consenso alrededor de la reforma tributaria?
C.G.: En primer lugar, el presidente Duque habla muy bonito, ¿no? ¿De qué consensos vamos a hablar si nosotros no creemos que esa es la solución? Nosotros no nos vamos a sentar con nadie. El ministro Carrasquilla se salió con la suya, y parece que se tomó el país.
V.D.: ¿El Partido Liberal conversará con el Gobierno sobre la tributaria?
C.G.: No vamos a conversar.
V.D.: ¿Por qué esa posición tan radical?
C.G.: Porque todas las principales autoridades, instituciones, revistas financieras del mundo, por primera vez en la historia, se han puesto de acuerdo. Eso es una cosa casi inédita, y nunca había ocurrido. Están aterrados de lo que le pueda pasar al mundo, que la pandemia siga avanzando como lo está haciendo en Colombia. Y, claro, están aterrados de que nos destruya toda la capacidad del planeta de producir; pero no, aquí seguimos creyendo que eso lo vamos a resolver con la reforma tributaria del doctor Carrasquilla.
V.D.: Entonces, ¿el no al presidente Duque es rotundo?
C.G.: Nosotros, en algún momento de este gobierno, hubiéramos querido ayudar, pero nunca hemos encontrado en qué. Este es el primer proyecto que se ha presentado que es vistoso. Alguien convenció al presidente Duque de que uno para gobernar no necesitaba leyes ni reformas. Y, entonces, eso nos llevó a una situación en la que el Gobierno va a concluir sin hacer nada, ni siquiera en lo legal, ni siquiera en lo legislativo, en nada; y yo no creo que en estos temas le vaya a ir bien, porque lo veo bastante perdido. Además, va a ganar, el Congreso finalmente le va a reconocer que lo que había que hacer era la reforma tributaria. Yo no creo en eso. Carrasquilla le arrebató el poder al presidente, el que manda es él.
V.D.: Veo que el que con más piedra lo tiene es Carrasquilla...
C.G.: A mí no me tiene con piedra Carrasquilla. Mi indignación es porque yo no entiendo bien por qué el presidente le entregó todo el poder a él. Pienso que no hay que echarle la culpa a Duque, él no tiene más culpa que Carrasquilla, pero hay que concentrarse en quién toma las decisiones, que es Carrasquilla, no en el presidente, que habla bonito y mira de lejos.
V.D.: Expresidente, hace unos días usted dijo que no le había tenido miedo a Pablo Escobar, mucho menos a Carrasquilla. ¿En realidad los estaba comparando?
C.G.: No, no, es que por ahí había un poco de rumores de fuego amigo del Gobierno, de otros partidos, como tratando de intimidarme, y, si alguna cosa no me he dejado hacer en la vida, es intimidarme, ni ponerme contra la pared, nunca. Cuando tratan de hacer eso conmigo, pues yo digo no, no va.
V.D.: Ah, pero cuéntenos sobre eso… ¿Quién lo quería intimidar y cómo?
C.G.: Había por ahí en el Congreso vocecitas de fuego amigo, de los otros partidos, y entenderán que a mí no me van a intimidar.
V.D.: ¿Pero qué decían esas vocecitas, expresidente?
C.G.: Unas vocecitas de desacuerdo...
V.D.: El Gobierno dice que, si la reforma tributaria no se aprueba, lo que viene es una debacle financiera, y que no habrá cómo ayudar a la gente más necesitada...
C.G.: Mira, no he visto una suma mayor de mentiras, que es una cosa que acostumbran bastante, con las que han fundamentado el tema de que hay que aprobar una reforma tributaria.
V.D.: ¿Pero será que se avecina una catástrofe financiera si no hay tributaria?
C.G.: Esa va a llegar por lo que ellos están haciendo. Mientras aquí hablamos, nos van a quitar el grado de inversión, porque adoptamos la solución totalmente equivocada. Yo ya me hice a la idea de que perdí esta pelea.
V.D.: ¿Usted cree que el Gobierno tiene los votos para que pase la tributaria?
C.G.: Pues claro que los puede tener. ¿Quién ha dicho que no?
C.G.: A Germán Vargas y a mí nos ha dado siempre cierto trabajo ponernos de acuerdo. Pero es la primera vez que estamos de acuerdo con una cosa: ese adefesio no lo vamos a votar.
V.D.: ¿Cómo va a hacer el Gobierno para que la reforma sea aprobada?
C.G.: Me dijeron: mire, sí vamos a completar los votos. Si todos estos partidos y el presidente se embarcan en eso y llevan al país a una hambruna o llevan al país a que tambaleen las instituciones democráticas, a todos a la ruina, nosotros diremos que estábamos en desacuerdo. Ya nos tienen en la antesala del infierno.
V.D.: Expresidente, ¿viene el caos?
C.G.: No, yo creo que se podrían hacer cosas. El único país del mundo que no ha hecho uso de su banco central se llama Colombia. Todos nos tenemos que preocupar por el déficit fiscal, pero es que estamos en una guerra, en depresión. ¿Qué tal que Franklin Delano Roosevelt hubiera tenido a Carrasquilla de ministro? Pues la economía mundial se hubiera derrumbado con las teorías de él.
V.D.: Sabemos que todos estos días ha conversado con el expresidente Uribe. ¿Cómo le fue?
C.G.: Yo hablé muy largo con el presidente Uribe, que me llamó, pues él es una persona muy importante en la política de este país. Tengo discrepancias siderales con él, pero fue la persona del Gobierno o del partido de Gobierno que se preocupó más por lo que estaba pasando. Infortunadamente, no sé si es que su partido no le cree o Duque no le cree, no sé, pero no le hicieron caso. Él ha tenido ideas sensatas. Yo no lo pude convencer de que eso no era lo que había que hacer, y él no me pudo convencer de que aprobáramos una reforma menos dañina.
V.D.: ¿Los términos fueron buenos entre los dos?
C.G.: Sí, yo no acostumbro a volver peleas personales los líos políticos, ¿pa qué? Yo trato de mantener la relación personal, y la tengo con el presidente Uribe: nos saludamos cuando nos encontramos, nos decimos cualquier cosa pesada y ya, nos despedimos. Uribe le gastó mucho tiempo, le gastó muchas energías, ha hecho un gran esfuerzo, pero ya demostró que no le paran bolas, ¿qué hacemos pues?
V.D.: De lo que ha visto entre Duque y Uribe en estos días, ¿qué sensación tiene usted?
V.D.: Los más críticos del Gobierno dicen que Duque hace lo que le diga Uribe. ¿Usted qué piensa?
C.G.: No, Duque no está haciendo lo que diga Uribe. Manda Carrasquilla.
V.D.: Si miramos hacia junio de 2018, vemos en una segunda vuelta al Partido Liberal y a César Gaviria apoyando a Duque. ¿Hoy cómo se siente con ese apoyo, expresidente?
C.G.: Un partido político que se siente mayoritario no se puede declarar en abstención. Eso es destruir un partido. ¿Que si nos equivocamos? Pues ahí están los resultados, pero eso fue una decisión tomada con la idea de que no teníamos candidato, que no éramos neutros y que no podíamos no votar.
V.D.: ¿Y está arrepentido o no?
C.G.: No. Estoy sorprendido de que el presidente Duque no tuviera las capacidades que muchos nos imaginamos. Nosotros nunca pensamos que él fuera a ser un gran presidente, un gran reformador, pero pensamos que era capaz de gobernar el país. Él no tiene la formación para ser presidente. Fue el director de la sección cultural del BID, y estuvo un periodo en el Senado, no sé si eso sea suficiente preparación para ser presidente en Colombia, a mí me da la impresión que no. Este es un país de una complejidad tan grande que uno no aprende en Washington qué es lo que tiene que hacer en Colombia. No nos imaginamos que él como presidente no sabía mandar, no sabía delegar, eso para gobernar así es muy difícil, ¿no? Está rodeado de gente que pareciera no entender nada de estas cosas. Infortunadamente, una institución que ha sido tan seria como el Banco de la República lo está acompañando. Entonces, por eso yo digo que ya perdí, y el ministro Carrasquilla ganó.
V.D.: Siempre los expresidentes son como una fuente de consulta en cualquier Gobierno. ¿Usted se ha sentido así?
C.G.: Eso que dices es verdad. A mí el presidente me ha invitado tres veces a su despacho, media hora. Nunca discutimos nada de temas de política pública, nunca nos ofreció nada ni yo le pedí. Ahora la verdad es que se me ha tratado muy mal. Es que ni siquiera el ministro me ha mandado la reforma tributaria, aunque yo públicamente la he pedido. Oiga, por lo menos el texto. No, nunca lo logré. El presidente Uribe gasta 14 horas, y el ministro no tiene cinco minutos para mandarme el proyecto.
V.D.: ¿Cómo así que usted no ha podido hablar con Carrasquilla?
C.G.: Nunca le he dado la mano en la vida.
V.D.: No puede ser...
C.G.: Pues sí, es así.
V.D.: Quiero preguntarle por los supuestos ríos de mermelada que usted denunció en este Gobierno...
C.G.: Mire, el presidente hizo una campaña brutal, que nunca daría mermelada, eso es lo más aterrador, esa vaina no es verdad. Entonces, yo no me quiero poner a decir quién recibió y quién no, me dicen que ha dado mucho. Hicieron una promesa y la violaron. Claro, como decidieron no tener una coalición que los ayudara a gobernar sino a última hora, pues empezaron mal. No tenían ni proyectos de ley, ni reformas, ni nada.
V.D.: Yo le hice la pregunta de la mermelada al presidente Duque, y dijo que su Gobierno no era transaccional y que eso no era verdad.
C.G.: Ah, ¿quiere decir que él no transa con nadie o qué? Esto no era para ofender a nadie, era para registrar un hecho. Inclusive, en estos días que volví a hablar, dije: bueno, no hablemos de mermelada, hablemos de halagos y otras cositas para que nadie se vaya a sentir mal, pero pues es contraevidente. Lo hicieron, punto.
V.D.: Algunos que vean y lean esta entrevista pensarán que los liberales recibieron mucha mermelada en el Gobierno de Juan Manuel Santos. ¿Es verdad, sí o no?
C.G.: Sí, es verdad, y yo no estuve de acuerdo. Lo sabe el presidente y el ministro. La primera cosa que hice cuando lo eligieron fue que fui a sus despachos y les dije: “Oiga, hombre, no abusen de esto, no sigan haciendo esto, es demasiado peligroso”. Tampoco estuvo nunca en mis manos controlar el Gobierno del presidente Santos.
V.D.: ¿Se puede gobernar sin mermelada o no?
C.G.: Lo que pasa es que, si uno resuelve que no quiere tener ningún funcionario ni ningún ministro de los otros partidos, obviamente, todos los puestos son para sus amigos y para el Centro Democrático y para los primos de las personas que trabajan con él, que cada vez aparecen más cosas de esas. Pues, obviamente, terminó cayendo en lo que iba a caer.
V.D.: Usted les hizo una advertencia muy fuerte a los miembros del Partido Liberal en el Congreso: los amenazó con no darles el aval para las próximas elecciones si apoyan la tributaria. ¿Cree que le van a cumplir?
C.G.: Estoy seguro de que la totalidad del partido va a acatar, eso fue lo que dijeron en la sesión, no tengo dudas. Imposible que se vayan a voltear.
V.D.: Y al que no, ¿chao el aval?
C.G.: Allá no vamos a llegar, ya todo el mundo se alineó.
V.D.: ¿Cómo vio las protestas de esta semana?
C.G.: Hay que rechazar sin ninguna duda los actos violentos.
V.D.: ¿Cómo ve el papel de Gustavo Petro en este tipo de protestas?
C.G.: Él tomará sus decisiones. Yo no conozco tampoco el pensamiento de Gustavo Petro, pero él sí hace una enumeración de temas que se deberían tratar, y creo que no ha pasado de ahí. Tiene una costumbre que no creo que le sirva mucho y es que un contradictor, un posible socio dice que no está de acuerdo con él, y él inmediatamente se indigna y grita.
V.D.: Pero usted prefirió a Duque que a Petro en 2018...
C.G.: El Partido Liberal prefirió a Duque que a Petro. No fui yo, fueron los congresistas que decidieron que eso era lo que había que hacer. El presidente Duque no nos ha tratado mal, sino pésimo, pero no porque no nos ha dado puestos; a mí me han agraviado de todas las maneras posibles, me declararon enemigo del Gobierno desde el primer día, porque ellos creen que hay enemigos chiquitos. Yo sobre el ministro Carlos Holmes tengo un juicio muy negativo de lo que pasó con esos muchachos que estaban en esa protesta y que los mataron. Si no aprenden a no disparar en las manifestaciones, empiezan a entrar en un terreno muy peligroso. A mí me daría temor que el caso de la muerte de los 12 muchachos los puede llevar a la Corte Penal Internacional.
V.D.: ¿Cree a Petro presidente en 2022 o no?
C.G.: Yo soy director de un partido, qué me voy a poner a decir que yo creo que va a ganar, no, no tengo por qué…
V.D.: ¿No le gusta la futurología política?
C.G.: No, qué me voy yo a meter en eso, yo quiero hablar es del problema de hoy, algún día hablamos de eso, Vicky, pero hoy no.
V.D.: Sí, pero déjeme insistir. Las encuestas dicen que, si las elecciones fueran hoy, Petro sería presidente. ¿Cómo se imagina la Colombia gobernada por Petro?
C.G.: A mí no me gusta la política que tienen algunos partidos de que hay que atajar a Petro. A mí eso no me parece, lo que genera es solidaridades, y en vez de decir, oiga, es que nosotros vamos a arrastrar al país con ideas, lo quieren arrastrar con miedo. Yo tampoco creo la teoría de que hay que votar por el que diga Uribe.
V.D.: ¿A usted lo asusta Petro?
C.G.: Todavía tengo mis dudas de si él sería un buen gobernante, atajarlo no me parece una manera razonable de hacer política. Y, si siguen en eso, van a elegir a Petro, punto.
V.D.: ¿Tiene descartado por completo que el Partido Liberal acompañe a Petro en una eventual segunda vuelta?
C.G.: En el Partido Liberal hay un apoyo impresionante para Alejandro Gaviria, es que yo no he visto a nadie que diga que no, ni congresista, ni concejal, ni diputado, todo el mundo acoge a Alejandro Gaviria como candidato. Esto, en parte, también porque la alternativa, que era el doctor Fajardo, no ha hecho sino echarnos agua sucia y decirnos: no vayan a votar por mí, y nos invitan a una consulta en la que él va a participar; pero ¿cómo vamos a participar en una consulta en la que está un señor por el que ningún liberal quiere votar? Así no funciona la política.
V.D.: ¿Ningún liberal quiere votar por Fajardo?
C.G.: Nadie.
V.D.: ¿Pero por qué?
C.G.: Es que nos ha insultado de todas las maneras posibles. En las anteriores elecciones, nos mandó decir, con el doctor Humberto de la Calle, dígale al Partido Liberal que no vote por mí, y lo dijo hace poco en una entrevista. Le preguntaron en una entrevista, y volvió y lo dijo, nos desprecia y nos ofende de una manera que en el Partido Liberal no quieren ver a ese señor.
V.D.: ¿Se desinfló Fajardo?
C.G.: No me voy a meter con Fajardo, te estoy diciendo lo que pasa en el Partido Liberal, en el que hay unanimidad alrededor de Alejandro Gaviria, por sus condiciones y porque lo respetamos, y sabemos que Colombia necesita un presidente independiente.
V.D.: ¿Usted cree que Alejandro Gaviria sí va a ser candidato?
C.G.: Yo creo que sí, pero él no tiene el compromiso de decirnos que sí, sino cuando acabe de cumplir su semestre y sus funciones como rector de la universidad. Me parece que sería irresponsable anticiparse a eso, y nosotros no tenemos ningún problema en esperar.
V.D.: ¿Sueña con que Alejandro Gaviria inscriba su candidatura presidencial por el Partido Liberal o lo ve en la Coalición de la Esperanza, por un movimiento independiente con firmas?
C.G.: Ando tratando de encontrar coincidencias, he hablado con gente de la Alianza Verde varias veces, aspiro a que seamos capaces de conseguir apoyos entre unos sectores que nosotros ya hemos trabajado en el pasado. Alejandro Gaviria se ha ganado el respeto de todos los colombianos. Es increíble, es una persona que nunca contesta con lugares comunes, siempre pone a la gente a pensar, siempre dice una cosa inteligente, él habla y pone a pensar a todo el mundo. Es una persona de una formación académica excelente, la manera como manejó su cáncer, no dejó de trabajar un minuto. Atendía a todo el mundo sin importar de qué partido político era, eso es una cosa que es importante para una persona que quiere ser presidente, y eso le da fuerza y credibilidad.
V.D.: ¿Cómo ve una posible candidatura de Tomás Uribe, así él haya dicho que no?
C.G.: Conozco a Tomás Uribe, creo que es mejor que toda esa gente que rodea al presidente Uribe. Ahora, que él tenga las condiciones políticas para ser presidente, eso es otra cosa, eso sí no lo ha mostrado; él ha dicho que no le interesa, pero que es una persona muy preparada, sí. Hizo un máster en Stanford, que no es cualquier universidad, se ha preparado muy bien, pero pues para otra cosa.
V.D.: ¿Y qué piensa de los exalcaldes Alejandro Char, Federico Gutiérrez y Enrique Peñalosa?
C.G.: Estamos pensando es en Alejandro Gaviria, no estamos pensando en todos los demás, no queremos amontonar candidatos a ver quién quiere ser, porque eso termina en una consulta que no sirve para nada.
V.D.: ¿Usted cree que el uribismo tiene chance de volver a ganar la presidencia en 2022?
C.G.: Pero es que qué importa. Yo no me puedo poner de pitonisa.
V.D.: ¿Cuál es la diferencia entre Alejandro Gaviria y Sergio Fajardo si los dos son de centro?
C.G.: Hay unas palabras que hay que empezar a dejar atrás, porque ya están gastadas. Cuando alguien dice “yo soy de centro”, ¿qué carajos es eso? En un país de la complejidad de este, ¿qué es una política de centro? Pues no, quizá una persona que no tenga unas posiciones ideológicas extremas. La propia palabra izquierda ha ido perdiendo un poco su eficacia. Yo no sé qué es un político de centro, que no diga nada tal vez, que no tome posiciones, como alguien que anda por ahí que nunca toma posiciones, debe ser de centro por eso, yo no sé.
V.D.: ¿Quién es ese alguien?
C.G.: No, yo no quiero cazar líos políticos, estoy hablando de cosas que oigo por allí.
V.D.: Pero no me dijo las diferencias entre Gaviria y Fajardo...
C.G.: Yo he oído a mucha gente decir que Fajardo no toma posiciones, que porque él es muy moderado. Cuando uno no toma posiciones porque es muy moderado, no termina tomando posiciones sobre nada, entonces uno empieza a entrar en las dudas. ¿Será por moderación, será porque no conoce el tema? Él tiene líos que yo no sé cómo va a resolver, pero no lo voy a descalificar, lo que sí les quiero decir es que no hay ningún liberal que vote por él.
V.D.: En cambio, ¿Alejandro Gaviria es moderado y sí toma posiciones?
C.G.: No es sino oírlo para darse cuenta de que él sí toma posiciones.
V.D.: ¿Cómo analiza la gestión de Claudia López?
C.G.: Ella empezó su carrera política haciendo algo que no ha eliminado por completo, y que le crea dificultades, que de pronto también el presidente Uribe ha hecho, y que es hablar primero y después pensar. Pero nadie puede dudar de que Claudia en la pandemia ha hecho un esfuerzo descomunal. Todos los días uno la ve por todas partes, preocupada por los problemas, consiguiendo recursos para que la gente no vaya a aguantar hambre. Yo tengo respeto por ella. Si aquí lanzaran una campaña totalmente injusta para revocar a Claudia, yo salgo a defenderla. Ella ha cumplido sus responsabilidades, ha cometido errores, seguro que ha dicho cosas que tal vez a mucha gente no le gustan, seguro, pero es que a ella se le ha visto firme, se le ha visto que le duele la gente, que es una cosa que no siempre se le ve al presidente Duque.
C.G.: A él no lo manda nadie. Yo le ofrecí a Daniel mi apoyo liberal, él creyó que no le servía, y no tuve ningún problema. Soy buen amigo de él, y, si lo tengo que defender, lo defiendo. ¿Qué hago si me parece un buen alcalde? Le dicen que es pendenciero, no, es que él lucha por las ideas que cree, aquí a todos los dirigentes importantes les dicen pendencieros, porque sencillamente no dicen babosadas ni lugares comunes.
V.D.: ¿Y cómo le parece la pelea cazada entre Quintero y el Grupo Empresarial Antioqueño (GEA)?
C.G.: En Colombia, los alcaldes, en todas partes, eligen los gerentes de empresas y las juntas. Allá tienen una cosa empresarial muy especial, ellos se sienten con derecho a nombrar el gerente de empresas y su junta. Ahora, yo les he dicho… oiga, pero es que esto en términos legales se les puede volver un problema, pero no, a mí nadie me oyó, y tampoco me importa.
V.D.: ¿Y defiende lo que Quintero está haciendo en EPM?
C.G.: Pues él está haciendo en EPM lo que legalmente puede hacer. En algún momento me buscaron para preguntarme si yo estaría dispuesto a tender algún puente. Les dije: lo único que necesito es que se reconozca que hay un problema, porque, si siguen insistiendo en que no hay un problema, para qué se hace una mediación. Simplemente, me hice a un lado, y no soy responsable de ninguna de las decisiones que él ha tomado. Los dirigentes políticos del GEA y Daniel se tienen que poner de acuerdo con una cosa: vamos a terminar Hidroituango, y después nos peleamos, o nos matamos, pero la pelea de ellos no es más importante que terminar Hidroituango. Hay que decirles al contralor, al fiscal, a la procuradora que, por favor, no se metan a atajar. Eso es una cosa que le hace un daño descomunal al país.
V.D.: Le cambio de tema. Las Farc dicen que asesinaron a Álvaro Gómez Hurtado. ¿Qué opina?
C.G.: Lo que creo es que las Farc mataron a Álvaro Gómez, pero no solo ellos, sino este grupo de militares que fue condenado, y además el cartel del Norte del Valle, y debe faltar una larga lista. Cuando investigué la muerte de Galán, me encontré con eso, a Galán sí lo mandó a matar Pablo Escobar, pero la cantidad de complicidad que hubo con eso es impresionante.
V.D.: En el caso de Álvaro Gómez, ¿usted cree que pueden caber Samper y Serpa, aunque me da mucha pena mencionarlo porque ya falleció?
C.G.: Tuve charlas sobre ese tema con ellos, y les dije: oiga, ustedes para qué se ponen a defender el cartel del Norte del Valle, para qué les sirve esa vaina, yo creo que los narcos tuvieron algo que ver.
V.D.: Usted es muy activo en la política como el expresidente Uribe. A él le dicen algunos que se retire. ¿Qué piensa de eso?
C.G.: Es un problema de él, y no mío. Yo no tengo por qué meterme a decirle al jefe de otro partido político que se debe retirar.
V.D.: ¿Y usted cuándo se va a retirar?
C.G.: Creo que me voy más fácil que Uribe por una razón: yo ya no espero nada. Además, ya empiezo a estar viejito, y aspirar a la presidencia no, no, no…
V.D.: ¿Cuánto daño le ha hecho al país la pelea Uribe-Santos?
C.G.: Yo no tengo ninguna simpatía por eso. ¿Sabes qué me está molestando de la política colombiana?
V.D.: Dígame, por favor...
C.G.: Aquí tiene que haber crítica de verdad, todo el mundo se agacha frente a los problemas, y les encantan las peleas de expresidentes. A mí no, yo no le veo a eso ninguna utilidad, ¿para qué?
V.D.: ¿Qué tal es usted como abuelo?
C.G.: ¡Me muero! Eso le cambia la vida a uno.
V.D.: ¿Consentidor, malcriador?
C.G.: Uy, sí, yo me desvivo cuando las veo, ellas me quieren, yo juego. Me encanta estar con mis nietas, y, si me preguntas por qué me retiro de la política, pues para ver a mis nietas y estar con ellas. Pocas cosas disfruto tanto hoy como estar con mis nietas. Me mandan carticas, ellas son niñas todavía y más o menos se les entiende: abuelo, no has venido por aquí; abuelo, te queremos mucho, y la verdad me estremezco.
V.D.: ¿Y cómo están María Paz y Simón?
C.G.: Están bien, María Paz es una persona que todo el mundo la conoce, yo no necesito defenderla.
V.D.: Claro, de nada, ¡ella es una pila!
C.G.: Simón es un dirigente político que tiene sus propias opiniones y sus propias ideas, y uno no puede cometer mayor error que creer que un hijo de uno tiene que hacer, en una materia como la política, lo que uno piensa, eso es un error monumental.
V.D.: ¿A usted le gustaría ver como presidente a Simón Gaviria?
C.G.: Eso es mejor que se lo preguntes a él...
V.D.: Pero usted es el papá...
C.G.: Muchos de los dirigentes que se han ido de este partido, que nunca entendí por qué, creían que yo estaba dedicado a elegir a Simón Gaviria. Eso es lo más falso que hay. Simón tiene que dar sus batallas políticas, decir lo que piensa, hacer lo que piensa, y yo tengo que estar lejitos.
V.D.: ¿Usted cree que le deben devolver la personería jurídica del Nuevo Liberalismo a los hermanos Galán?
C.G.: No hago nada opinando cómo tiene que fallar la Corte Constitucional, ni más faltaba.
V.D.: ¿Y está esperando el glifosato? Porque ya viene...
C.G.: Vamos a ver si viene, yo no creo en eso. No veo por qué vamos a hacer eso, es una idea de Trump y no de Biden, entre otras cosas, porque yo veo que la administración Duque todo el tiempo está tratando de darle gusto es a lo que les pidió el expresidente Trump, como que no se han conectado todavía con el nuevo Gobierno.
V.D.: ¿Y ya se vacunó?
C.G.: Sí, me vacuné, pero no me pregunte dónde ni cómo, porque me hacen de eso un debate, le tengo mucho miedo a este Gobierno de cómo deforma eso. ¿No sé qué quieres exactamente saber?
V.D.: No, quería saber si ya se había vacunado, no más...
C.G.: No digo cuentos, porque estoy seguro de que me pasa como las veces que he salido de Palacio, que en la prensa o en la Presidencia empiezan a decir: Gaviria vino a pedir ministerios, Gaviria vino aquí a pedir puestos, Gaviria vino aquí a pedir mermelada, es una lista interminable, una falsedad absoluta. Entonces, un día dije: no vuelvo a la Casa de Nariño.
V.D.: ¿Y no volvió?
C.G.: Si hay una crisis descomunal, y me toca, voy, de resto, no voy.
V.D.: ¿Una palabra para describir al presidente Iván Duque?
C.G.: Habla muy bonito.
V.D.: ¿Y una para describir a Colombia?
C.G.: Que estamos todavía muy enredados. El país se está yendo a pique. La imagen internacional de Colombia, que estaba bien y que había mejorado mucho, está otra vez en un declive total por la cantidad de cosas que están pasando aquí. Si no tomamos buenas decisiones, en muy poco tiempo van a estar diciendo horrores, ya hay por ahí artículos que generan mucha preocupación.
V.D.: ¿Tuitea o no?
C.G.: No, yo no.
V.D.: Cero.
C.G.: Tengo una cuentica de Twitter para seguir a alguien. ¿Por qué no tuiteo? Porque un dirigente político como yo no debe pensar en caliente.
V.D.: Expresidente, ¿cómo quisiera ser recordado?
C.G.: Yo espero que me recuerden, tal vez, por lo más importante, a lo que contribuí, que fue la Constituyente y la nueva Constitución, que creo que va a durar bastantico, porque los colombianos la quieren mucho.
V.D.: Expresidente, gracias por esta entrevista, y me encanta verlo con su corbata roja como todo un liberal liberal.
C.G.: Hoy no estoy de blue jeans, porque me dijeron que me veía muy feo, pero es que en la pandemia qué pereza ponerse corbata, creo que es la primera vez que me la pongo para atenderte a ti en este programa. Yo creo que la inmensa mayoría de los colombianos hoy no se ponen corbata en plena pandemia.
V.D.: No sale uno de la sudadera, expresidente. Bueno, le mando un abrazo muy especial, muchas gracias por acompañarnos en SEMANA.