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Exclusivo: Disidencias despiden con honores a menor muerta en bombardeo en Guaviare
En video quedó registrado el homenaje que rindieron disidencias de la Farc a menor de edad en Puerto Cachicamo, Guaviare.
Las honras fúnebres de la menor de 15 años, identificada como Yeimi Sofia Vega, se realizaron en un polideportivo de Puerto Cachicamo, zona rural de San José del Guaviare. En el video conocido por SEMANA se escuchan canciones alusivas la guerrilla con la que cabecillas de las disidencias dieron la orden de despedirla.
Ver el video:
En conversación con SEMANA, Luz Amparo Merchán Ruiz, madre de la joven, aseguró con su hija se había escapado de la casa hace dos años cuando ella la tenía estudiando en Puerto Cachicamo. Hace unos días volvió a saber de ella, porque a través de las redes sociales empezó a circular un listado de los posibles menores muertos tras bombardeo de las Fuerzas Militares en Calamar, Guaviare.
El nombre de Yeimi Sofia, la segunda de sus cuatro hijos, aparecía ahí. Solo hasta el pasado jueves pudo confirmar lo que rumoraban. “Me dicen que fue muerta en combate, así y ya”, dice al recordar la respuesta que le entregó Medicina Legal en Villavicencio.
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En su momento Merchán indicó que no tenía dinero para trasladar su cuerpo de Villavicencio a Puerto Cachicamo para adelantar las honras fúnebres de la menor. Seis días después se conoció un video en el que se ve que disidencias de las Farc rindieron homenaje a la menor por haber decidido formar parte del grupo armado ilegal y por haber muerto en combate.
Pese a que, según fuentes de SEMANA, la orden de los líderes de las disidencias era que no quedara registro de la despedida, pero se filtró un video en el que se ven a decenas de personas acompañando el féretro y con una canción de fondo que hace homenaje a la joven guerrillera.
En el video se ve que el sepelio se realizó en un polideportivo de Puerto Cachicamo. Al evento asistieron varios niños. Una caravana de motos y personas a pie siguieron la camioneta que llevaba el féretro. En una de las motos subieron un parlante que amplificaba una canción vallenata con letra alusiva a la mujer guerrillera.
“Guerrillera me has herido el alma, guerrillera yo sufro por ti”, dice uno de los apartes agregando: “qué bonita luces en el monte y tu lema es vencer o morir”. La joven cumplía 16 años junio.
En su momento, la mamá de la menor manifestó que al escuchar al gobierno decir que esos jóvenes alzados en armas son máquinas de guerra, ella dice: “solo sé que yo tenía a mi hija estudiando y una noche se me voló”. Pero dejó claro que “los hijos podrán ser lo que sean, pero uno de papá sufre con su muerte. Ella era una niña, mi niña”, manifestó antes de que ese nudo que se le hace en la garganta se convierta en llanto.
Es de resaltar que el Colegio Colombiano de Psicólogos, Colpsic, se pronunció para dejar claro que las niñas, niños y adolescentes reclutados por grupos armados ilegales no son máquinas de guerra.
Alejandro Baquero, miembro del Consejo Directivo de Colpsic, dijo en SEMANA que a diferencia de lo que han manifestado algunos sectores, referente a que los menores eran peligrosos porque custodiaban a Gentil Duarte, uno de los cabecillas más peligrosos de las disidencias de la FARC, los especialistas en salud mental consideran que “un joven de 16 años, a pesar de su estatura y de portar un arma, no cuenta con el desarrollo sociocognitivo para comprender plenamente esta decisión y sus implicaciones”.
Baquero, basado en estudios, considera que en algunas ocasiones se reporta que hay un reclutamiento voluntario. No obstante, dicho tipo de reclutamiento en realidad no es el fruto de una decisión libre y autónoma por parte de los menores, sino una salida a sus precarias condiciones de vida.
Está demostrado que muchos de los menores de 18 años que decidieron alzase en armas se encontraban trabajando en oficios de adulto, en la calle. En algunas oportunidades escapaban del maltrato infantil.
Otros relatan que ingresaron a los grupos armados ilegales porque no había posibilidades para estudiar en el lugar donde vivían y esa era la opción que entregaba el grupo que hacía presencia en la zona. Entre las razones que los menores han descrito del por qué toman la decisión de irse al conflicto también está la de que buscaban hacer frente a una decepción amorosa.
Para los especialistas, también existe una fuerte presión social y cultural por afinidades ideológicas de la familia o por la idea de macho en los hijos varones. Ese contexto también pondría en riesgo a los niños y niñas y facilitar una decisión de engrosar las filas de un bando armado.
Independientemente de si los menores murieron durante o después del bombardeo, lo que es cierto, según especialistas, es que “las niñas, niños y adolescentes reclutados forzosamente son víctimas de los grupos armados ilegales por acción y del Estado por omisión”.