JUDICIAL
Exclusivo | El relato completo que el testigo dio en la Fiscalía sobre la muerte de Javier Ordóñez
Uno de los amigos de la víctima contó al detalle qué ocurrió en la madrugada del 9 septiembre, previo al abuso policial que sufrió el hombre de 43 años. Este es su relato, tal cual lo entregó a la justicia.
Tomando en el parque….
El día de ayer, 8 de septiembre del año 2020, siendo las 3:20 de la tarde, recibí una llamada a mi celular de mi amigo, de nombre Javier Humberto Ordóñez. Me dijo que nos encontráramos en el parque del barrio Santa Cecilia con mi otro amigo de nombre Juan David –no sé los apellidos– para encontrarnos en el parque para tomarnos unos whiskies. Nos encontramos los tres en el parque a la 3:45 de la tarde del día 8 de septiembre. Nos dirigimos a una cigarrería de razón social ‘Los Pabón’, que queda ubicada cerca al parque de Santa Cecilia.
Compramos entre los tres una botella de whisky Sello Rojo. Estuvimos en el parque toda la tarde, (pero) se acabó esta botella a las 5:27 p. m. de este mismo día. Fuimos a la cigarrería ‘Los Pabón’ y compramos otra botella de whiskey. Siendo las seis de la tarde, llegó al parque donde nos encontrábamos una amiga, de nombre Carolina Aranguren, y ella estuvo con nosotros como quince o veinte minutos y se fue. No quiso tomar porque se encontraba tomando medicina. Seguimos tomando los tres y, siendo como las 7:40 p. m., nos fuimos para el apartamento de Javier a escuchar música. Y cuando estábamos en el apartamento, siendo las 8 de la noche, me llamó una amiga de nombre Eva, que venía en compañía de otra amiga.
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Yo me fui en compañía de Juan David a recoger a estas chicas a las 8:09 p. m. (porque) me estaban esperando en un taxi en la calle 53 con carrera 77. Les pagué la carrera de taxi ,que costó 18.000 pesos, y nos fuimos –Eva, la amiga, Juan David y yo– a la cigarrería de ‘Los Pabón’ y compramos una botella de ron Medellín. Nos fuimos los cuatro para el apartamento y allí los cinco nos tomamos la botella y escuchamos vallenato. Se acabó la botella de ron siendo las 11:00 de la noche. Nos bajamos los cinco a las bancas que quedan ubicadas en la calle 53 con carrera 78 (que) es un lugar donde hay comercio y llega toda la gente del barrio Normandía a tomarse una cerveza y se sientan en unas bancas que están ubicadas en la calle. Compramos otra botella de ron Medellín y nos la tomamos los cinco. Había mucha gente alrededor en este sitio (donde) estuvimos como cincuenta minutos. Eran como las 11:50 de la noche de este mismo día cuando Eva y su amiga se fueron. Yo les di 50.000 pesos para que tomaran un taxi y se llevaron lo que quedó de la botella de ron.
Los tres nos quedamos sentados en estas bancas hablando carreta. Y eran como las doce de la noche, aproximadamente, cuando llegó una patrulla motorizada de la Policía. El policía que iba de copiloto conocía a mi amigo Javier porque lo llamó por su nombre y le gritó textualmente: “¡Otra vez Javier!”, y le dijo: “Váyase para la casa porque no quiero tener otra vez problemas con usted”.
Yo, al ver lo que le gritó el policía a Javier, le dije: “Javi, vámonos para su apartamento y escuchamos musiquita allá”. Nos fuimos caminando los tres. Los policías en la moto se fueron detrás de nosotros y uno de los policías, que no sé cuál fue, le gritó a Javier que le iba a poner su comparendo. Y Javier se volteó y le dijo textualmente: “Pues póngalo que yo lo pago”.
Ya estábamos llegando frente al parqueadero de donde vive Javier para entrar al apartamento (dirección es carrera 77C con calle 53) y el policía copiloto se bajó de la moto y le gritó: “Pues véngase si usted es muy macho que le pega a todo mundo”. Eran las 12:05 noche del día 9 de septiembre y Javier se le devolvió al policía para decirle que qué le pasaba, que cuál era su problema. En ese instante el que manejaba la moto la apagó, se bajó y se le fue encima a mi amigo Javier.
Los policías no se quitaban los cascos y ahí fue cuando se pusieron a pelear los dos policías con Javier: lo tumbaron en el piso, ya lo tenían sometido en el piso, (yo) observo que uno de los policías le tenía la rodilla en el cuello y uno de estos policías sacó un pistola táser y empezó a hacerle descargas a Javier en el hombro, en el estómago y la pierna. Mi reacción fue cruzar la calle, sacar mi celular y grabar lo que estaba pasando, mientras mi amigo Juan David también grababa con su celular del otro lado de la calle.
Javier empezó a gritar: “Por favor, no más”, y mi amigo y yo les gritábamos a los policías que por favor lo dejaran, que ya estaba sometido. En ese instante llegó otra patrulla de la policía en un vehículo y detrás de mí llegó otra patrulla de policía motorizada. Ahí es cuando uno de los policías que le están pegando a Javier se acerca hacia mí y me dice que le dé mi celular. Yo le contesto que no, porque él era funcionario público y yo podía grabar este procedimiento. Ahí es cuando me pega en mi mano derecha y me hace botar mi celular al piso. Yo lo recojo y me lo meto entre mis bóxers. Este mismo policía me coge por el cuello y me dice que me va a poner la esposas, y yo le digo: “Claro que sí”, y estiro mis brazos para que me las colocara. Me apretó demasiado y me lastimó las muñecas.
“Se fue el intendente, los otros policías y se quedaron en el CAI solo los dos policías que le pegaron a Javier. Uno de ellos se acercó y le pegó un puño a Javier en el ojo derecho”
Ahí es cuando observo que los policías esposan a Javier en el piso, con los brazos hacia atrás; lo levantan y él les dice textualmente: “Ya no más, ya no más”. Javier camina por sus propios medios hacia la panel (patrulla) y a mí me suben esposado con los brazos hacia adelante. Me siento y observo que los policías botan a Javier boca abajo dentro de la panel. Uno de los policías le esposa las piernas, cierra la puerta de la panel. Javier me decía que le dolían mucho los brazos. Yo le dije que se tranquilizara, que no iba a pasar nada.
Llegada al CAI Villa Luz
Cuando llegamos al CAI Villa Luz, localidad de Engativá, siendo las 12:20 a. m., abrieron la panel. Yo me bajé por mis propios medios y como Javier estaba esposado de los pies y de las manos –no se las quitaron en ningún momento– lo bajaron entre dos policías alzado y lo botaron junto a mis pies en posición fetal. Javier aún se encontraba vivo y me decía: “Me duele todo”. Yo le dije: “Tranquilo, tranquilo”, y fue cuando uno de los policías con el que él se había peleado, le pegó una patada en la cara, una en el pecho y una en el estómago. Les dije a los policías que no le pegaran más.
Llegó un intendente de la policía, gordito, y yo le dije que les dijera a los policías que por favor no le pegaran más a Javier, a lo que respondió diciéndole que por qué yo tenía puesta las esposas hacia adelante. Les dio la orden a los policías que me esposaran mis manos hacia atrás. (Luego) se fue el intendente, los otros policías y se quedaron en el CAI solo los dos policías que le pegaron a Javier. Uno de ellos se acercó y le pegó un puño a Javier en el ojo derecho.
Yo le marqué de mi celular a mi novia, de nombre Paola García Campos. Le dije que estaba en el CAI Villa Luz y que la Policía le había pegado a Javier; que por favor viniera lo más rápido posible, a lo que ella me respondió que ya salía para el CAI. En ese momento, un policía me quitó el celular y se lo puso en la chaqueta en el bolsillo de afuera. Dije que tenía derecho a hacer una llamada, cuando me dijo: “¿Quiere hacer su llamada?, venga por él”. Yo le dije que no quería más problemas. Me dijo que me volteara, me sacó la billetera, la abrió y sacó mi cédula.
Camino al hospital
Llegó mi novia al CAI y le preguntó al policía por mí. Él le respondió a mi novia que yo no me encontraba, cuando yo me encontraba de pie y Javier, botado en posición fetal a mis pies. Le dije al policía que mi amigo estaba muy pálido y ya estaba inconsciente. Eran como la 1:20 a. m. Le dije que por favor le quitara las esposas, a lo que me respondió que “él era un pirobo que le gustaba pegarle a todo el mundo”.
Siendo la 1:35 a. m. entró al CAI mi amigo Juan David, cogió a Javier y lo sentó. Me dijo: “Javier no está respirando”, y yo empecé a gritarles a los policías que le habían pegado que llamaran una ambulancia, que mi amigo estaba muy mal. Les dije que me quitaran las esposas para cargar a Javier y uno de los policías lo cargó de los brazos y Juan David y yo, de las piernas. Como la ambulancia no llegaba, lo subimos a una patrulla y nos fuimos para la clínica, creo que se llama María Lago.
“Él era un tipo alegre, chistoso, pacífico, amplio con los amigos. Y si tenía plata, le gastaba a todo mundo; no era una persona de problemas ni nada”.
Yo me bajé de la patrulla pidiendo una camilla o una de las sillas de ruedas. Javier estaba totalmente pálido y no respiraba. Lo entramos en una silla de ruedas y los doctores se encargaron de él. A los pocos minutos salió una doctora y me dijo que Javier había llegado muerto y que tenía el rostro totalmente hinchado de las patadas y los puños que le pegaron esos dos policías, motivo por el cual, siendo la 1:45 a. m., yo saqué mi celular y le tomé una foto a uno de los dos policías que golpearon a Javier.
Posteriormente, ingresé hasta donde se encontraba Javier en la camilla y saqué mi celular (2:00 a. m.) y también le tomé unas fotografías de cómo había quedado de la golpiza que le propinaron los policías del CAI de Villa Luz. Estas fotografías las aporto en la presente entrevista, para que se tenga en cuenta en la investigación.
ENTREVISTADOR: Manifieste si usted observó el número de placa o los apellidos de los policías que agredieron a su amigo.
TESTIGO: No, pero si los veo físicamente yo los reconozco.
ENTREVISTADOR: Indique, por favor, si en el lugar de la comisión de los hechos hay cámaras de seguridad.
TESTIGO: Sí, hay dos cámaras de seguridad ubicadas en la calle 53 con carrera 78, en las bancas.
ENTREVISTADOR: Manifieste, por favor, si aparte de Juan David existen más testigos presenciales de los hechos.
“El vivía en el conjunto al frente de mi casa y era mi amigo del alma”.
TESTIGO: Sí, muchos vecinos salieron gritando que por favor no le pegaran a Javier porque a él lo conocen de toda la vida en ese conjunto. Pero realmente no sé los nombre de los vecinos para ubicarlos.
ENTREVISTADOR: Manifieste si usted tiene conocimiento de por qué los policías conocían a Javier o del porqué este policía le decía a Javier que no quería tener más problemas con él.
TESTIGO: No sé realmente, no tengo idea.
ENTREVISTADOR: Indique, por favor, hace cuánto usted conocía al señor Javier Humberto Ordóñez.
TESTIGO: Alrededor de diez años, ya que él vivía en el conjunto al frente de mi casa y era mi amigo del alma.
ENTREVISTADOR: Indique, por favor, cómo era el comportamiento de Javier cuando consumía alcohol.
TESTIGO: Él era un tipo alegre, chistoso, pacífico, amplio con los amigos. Y si tenía plata, le gastaba a todo mundo; no era una persona de problemas ni nada.
ENTREVISTADOR: Manifieste, por favor, exactamente cuánto licor consumieron usted con Javier, Juan David, Eva y su amiga.
TESTIGO: Una botella de whisky y dos botellas de ron Medellín, y tomamos Vive Cien y agua. De igual manera, todos estábamos muy conscientes de lo que estaba sucediendo.
ENTREVISTADOR: Manifieste si usted o alguna de las personas que lo acompañaron consumieron algún tipo de alucinógeno.
CONTESTADO: No, ninguno.
PREGUNTADO: Indique, por favor, si usted observó la placa de la moto en la que se transportaron los policías que le causaron las lesiones a Javier.
CONTESTADO: No porque estaba oscuro y la moto se parqueó de frente.