Exclusivo: esta es la historia de la tenebrosa red de 30 sicarios menores de edad de La Inmaculada; los convirtieron en adictos para cometer crímenes

“Algunos menores de edad que hacen parte de la red de sicarios de La Inmaculada ya tienen antecedentes hasta por cuatro homicidios”. Las preocupantes palabras son del coronel Giovanni Cristancho, comandante de la Policía del Valle del Cauca, al referirse a la compleja situación que se vive en Tuluá, a raíz de los graves hechos de violencia de la estructura criminal La Inmaculada, que el viernes en la noche anunció “el cese de todas las operaciones”.

La más reciente crisis de orden público en el municipio del Valle del Cauca, donde dos personas fueron asesinadas, entre ellas un agente de tránsito, se presentaron 11 ataques y ocho vehículos fueron incinerados, dejó al descubierto otro grave hecho que está consumiendo a esta región del país: el empleo de menores de edad para actuaciones criminales.

Detrás de esta repudiable práctica, según los informes de inteligencia de la Policía, está el clan familiar que lidera La Inmaculada: Edison Marín Silva, alias ‘Care Vieja’; Andrés Felipe Marín Silva, alias ‘Pipe Tuluá’ y Mauricio Marín Silva, alias ‘Nacho’.

Estos sujetos, que son el cerebro de la estructura ilegal, según las autoridades, diseñaron una estrategia para cometer delitos de alto impacto y, a la vez, minimizar las consecuencias judiciales.

Ordenaron, según la Policía, el reclutamiento de jóvenes entre los 12 y 17 años de edad para cometer homicidios, extorsiones, microtráfico y atentados contra comercios o, como ocurrió en los hechos de hace 15 días, violentas acciones en horas de la noche, como represalia a la captura de alias Nacho, uno de los cabecillas.

El informe de inteligencia de la Policía, conocido por SEMANA, revela que La Inmaculada recluta a los jóvenes que viven en estratos socioeconómicos desfavorables de la ciudad, y se aprovecha de esta situación de precariedad para adoctrinarlos y manipularlos con fines delictivos.

Pero no satisfechos con aprovecharse de las mentes vulnerables y necesidades económicas de los jóvenes, La Inmaculada los vuelve adictos a estupefacientes como el 2CB (cocaína rosada), para que cumplan bajo los efectos de la droga con los homicidios, extorsiones y microtráfico ordenados por los cabecillas.

“Hoy se tienen 30 sicarios identificados (todos menores de edad), se conoce su método de trabajo, dónde se esconden, cómo contratan las motocicletas, cómo se rotan y prestan las pistolas y armas y quiénes son los cerebros del crimen”, señala el expediente de los hermanos Marín Silva.

En otro folio del documento de inteligencia se puede leer que: “La manipulación de los menores de edad que se convierten en sicarios a sueldo es la estrategia de Pipe Tuluá, Care Vieja, Nacho, Care Gallo y Juaco”.

Además, la Policía identificó que La Inmaculada dividió a Tuluá en ocho zonas, en las que maneja todo el negocio del microtráfico, extorsiones y homicidios.

El brazo de la venta de estupefacientes en Tuluá, según la Policía, está liderado por alias Caregallo y alias Joaco. Estos dos sujetos tienen toda una red de distribución de droga al menudeo.

“Estos son los realmente responsables de la venta de estupefacientes y tienen dinamizadores (menores de edad). Esto ya está en informes de la Fiscalía General de la Nación”, dijo por su parte el coronel Cristancho.

Sobre la extorsión, otro frente económico criminal de La Inmaculada, el informe indica que uno de los blancos es el comercio de Tuluá, lo que ha generado que la canasta familiar en el municipio del Valle del Cauca se haya encarecido hasta en un 40 %.

De acuerdo con la investigación, al tener que pagar las extorsiones, que van desde $ 500.000 mensuales, para no ver desbalanceado su negocio y no irse a la quiebra, los comerciantes afectados terminan aumentándole los precios a los consumidores finales.

Según la Policía, el comerciante que se niegue a pagar los montos exigidos se convierte en blanco de los sicarios de La Inmaculada, que ordena a los menores de edad ataques con granadas a los locales como advertencia para los propietarios.

Estas acciones se cometen en los sectores de La casona, San Francisco, La Galería, La Balastera, La Playita, Bosques de Maracaibo y Villa Liliana.

“Todos los sicarios son menores de edad y hay jóvenes entre los 12 y 17 años de edad que tienen un prontuario de más de dos homicidios cada uno”, señaló el coronel Cristancho.

SEMANA conoció el borrador del cartel de sicarios de La Inmaculada, en el cual se observa los alias de los jóvenes que infortunadamente han sido manipulados por grupo el criminal y se convierten en otras víctimas del grupo delincuencial.

En la primera línea, figuran alias Pinina, alias Junior, alias Romero o la R, alias Josuelo, alias Rosi, alias el Negro, alias Figueroa o la F, alias Bomero, alias Alejo, alias Tumor, alias Tatuajes, alias Pantera, entre otros.

A La Inmaculada, las autoridades ya le tienen identificados varios negocios que están para etapa de extinción de dominio, como empresas de seguridad en Cali y Tuluá, consignatarias de vehículos en Pereira y Cali, y compraventas de vivienda en Tuluá, Cali y el Cerrito.

Ahora, el paso a seguir en contra de La Inmaculada, según fuentes de inteligencia, es buscar la manera de frenar el actuar criminal de los cabecillas desde las cárcel del país. Aunque cada uno se encuentra en penales diferentes, se dan mañanas para seguir dando órdenes a sus secuaces, como lo ocurrido con la reciente jornada de violencia en Tuluá, luego de la captura, el pasado 9 de febrero, de Mauricio Marín Silva, alias Nacho, uno de los máximos cabecillas.

La extradición de algunos de los integrantes de dicho grupo criminal no ha sido descartada por parte de la Interpol de la Policía y está sobre la mesa.

Centros de entrenamiento criminal

De acuerdo con la investigación de la Policía, La Inmaculada tiene una forma particular de reclutar a los jóvenes: a través de los videojuegos de pelea, violentos, de armas, con los que se gana su confianza para luego ofrecerles dinero, ropa y celulares para que se unan a su organización. Ya dentro de esta, les pagan entre 1 a 5 millones de pesos para que desempeñen labores de campaneo, dealer, coordinadores de zona y sicariato, según la investigación policial.

La Inmaculada puede tener en Tuluá cerca de 112 hombres, pero los investigadores del caso aseguran que son muchos más, porque se ha evidenciado que se ha ido expandiendo al Quindío, Popayán en el Cauca, y tiene relaciones con las oficinas de cobro de Cali, realizando homicidios, secuestros y extorsiones. Incluso, manejan la contratación estatal en algunos municipios.

Los roles que desempeñan los cabecillas dentro de la organización, según la Policía, son: Alias Pipe Tuluá, máximo cabecilla, quien se reparte el poder con alias Caregallo; les siguen alias Nacho, hermano de Pipe Tuluá, y alias Juaco, quien sería el encargado de reclutar a los menores de edad.

Cese de acciones criminales

En medio de la ola de terror sembrada en los últimos días, especialmente en Tuluá, los cabecillas de esta organización criminal anunciaron el “el cese de todas las operaciones”, lo que significaría el cese de los homicidios, como los que vienen cometiendo contra guardias del Inpec.

Así lo anunciaron a través de un comunicado dirigido a la gobernadora del Valle del Cauca, a quien le informaron: “De la manera más respetuosa, nos dirigimos hoy a nuestra población tulueña, a la doctora Dilian Francisca Toro, al coronel de la Policía del departamento del Valle, para hacerles saber que nuestra organización, la encargada de ejercer el control, hemos suspendido todas nuestras operaciones y hacemos un cese en todas nuestras actividades, dando así una muestra de tranquilidad a toda nuestra población”.

En el mismo comunicado, la organización criminal La Inmaculada advirtió que hay personas inescrupulosas que hacen uso de su nombre para cometer delitos y “llevar a cabo actos de amenazas a funcionarios y concejales de la Alcaldía y del departamento del Valle”.