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Repugnante: así acosaba a sus estudiantes del Marymount el profesor Mauricio Zambrano; se habría volado a Ecuador
SEMANA revela los detalles y las pruebas contra el profesor Mauricio Zambrano que acaba de ser llamado a juicio por presunto abuso sexual. Lo sorprendente es que se convirtió en prófugo.
La alerta se ha extendido en Bogotá, otras ciudades principales y hasta fuera del país, donde podría estar escondido. Se trata de la intensa búsqueda por parte de las autoridades de Mauricio Zambrano, el profesor de educación física del colegio Marymount, quien es el principal protagonista de un escándalo que sacudió las fibras del país y de la institución, cuando se conoció el presunto abuso sexual de una alumna, quien además era menor de edad. Enseguida, vino una cascada de acusaciones contra el docente que llevaba más de 10 años en el Marymount.
Zambrano se les voló y hoy es prófugo de la justicia. SEMANA revela los detalles y las conclusiones a las que llegó la Fiscalía en medio de esta investigación que adelantó junto con la Policía, y que los llevó a encontrar pruebas y evidencias suficientes para acusar a este profesor de uno de los colegios más reconocidos de Bogotá. Este hombre terminó aprovechando la confianza y cercanía que tenía con las niñas y, según las investigaciones, habría abusando sexualmente por lo menos de una de ellas. El asunto resultó aterrador, se trataba de una menor de 14 años.
El docente se defendía en libertad por decisión de un juez, quien inicialmente no encontró mérito para privarlo de la libertad pese al arsenal probatorio. Ahora que el ente investigador tiene todo listo para el inicio del juicio y demostrar su presunta responsabilidad, se encuentra huyendo.
SEMANA tuvo acceso exclusivo al escrito de acusación con las pruebas que tiene la Fiscalía en contra de Zambrano. En ellas está la columna vertebral del proceso, el aterrador testimonio de la víctima menor de edad y de su mamá, la historia clínica, informes médicoforenses, evaluaciones siquiátricas, testimonios de exalumnas del colegio, otros familiares de las víctimas, inspecciones al colegio y registros en video de cámaras de la institución. Un arsenal de 42 pruebas presentadas ante el juez.
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El escándalo, según la misma acusación, tuvo su génesis “por una denuncia presentada el 11 de febrero de 2022, interpuesta por la progenitora de la menor en contra de Mauricio Zambrano, quien fuera el docente de educación física en el colegio Marymount y que le dictaba dicha asignatura a la menor”.
La Fiscalía lo deja claro, con base en las pruebas, “acusa, con probabilidad de verdad, al profesor Zambrano por los siguientes hechos jurídicamente relevantes”. Enseguida detalla lo que habría ocurrido en diferentes lugares del colegio, entre diciembre de 2021 y el 11 de febrero de 2022, cuando se dio el último “evento”.
“Hechos de abuso sexual que se dieron cuando el profesor, aprovechándose de su calidad de docente, de su grado de superioridad, de la confianza depositada por la menor en él, del estado emocional y sicológico que estaba atravesando, ejerció actos idóneos tendientes a colocarla en estado de inferioridad síquica, que impedían, para ese momento a la niña comprender la connotación de su comportamiento, las consecuencias y oponerse a los hechos de abuso sexual a los que fue sometida”, se lee en la acusación en poder de SEMANA.
Y es que la Fiscalía logró, paso a paso, ir armando el rompecabezas de los que habrían sido los abusos en las propias instalaciones del colegio. “Es así que para el mes de diciembre de 2021 el docente invita a la menor al salón de balones, lugar que el imputado sabía que era de su dominio y poco transitado y presiona a la menor a tocarle sus partes íntimas”.
La fiscal del caso va más allá y narra los tristes hechos que habrían sucedido, “tales eventos tuvieron ocurrencia en tres oportunidades más ese mismo mes. De igual forma, para el mes de enero de 2022, en el mismo salón, la menor nuevamente coaccionada toca las partes íntimas del docente por encima de la ropa, situación que empieza a ser progresiva a solicitud del docente Zambrano, quien indagó a la menor si quería que este la tocara de manera diferente, situación a la que la menor se negó, pero ante la insistencia de su profesor, y al conducirla a una bodega que queda detrás de su oficina, procede a tocarla, hecho que se repitió al día siguiente”.
La Fiscalía llama la atención en que esto no fue ocasional y además fue progresivo. Se repetía cada vez que la menor se dirigía a su oficina. Hasta el 11 de febrero cuando se dieron los hechos que SEMANA evita narrar por respeto a la víctima y su familia, fue cuando se desató la tormenta.
Ese día, a las 9 de la mañana, la menor se encontraba en las escaleras, pero es obligada nuevamente a ir a la bodega que se encontraba detrás de la oficina donde presuntamente se cometían los abusos, pero esta vez fue más allá. Ahí estalló todo. Antes de llegar a su casa, la menor no aguantó más y en medio de la impotencia decidió llamar a un familiar cercano que vivía en otro país.
Esa persona no dudó ni un segundo en comunicarse con la mamá de la menor para contarle lo que estaba sucediendo. La mamá de la niña la recibió al llegar del colegio, la abrazó, le aseguró su protección y respaldo, con la promesa de salir adelante de ese oscuro episodio. De inmediato, se pusieron de armas tomar y fueron a una clínica en el norte de Bogotá para realizar los exámenes.
Cuando madre e hija dieron su relato a los médicos, de manera inmediata se activó el código blanco, un protocolo de atención ya establecido para este tipo de casos, con el que se activan las alertas para que de forma rápida las autoridades inicien las investigaciones.
Para la Fiscalía es claro que Zambrano “se aprovechó del estado emocional, de ansiedad y confusión, del momento por el cual atravesaba la menor, y con falsos consejos y un supuesto apoyo afectivo la seduce, la confunde, la lleva fuera de la realidad, haciéndose ver ante ella como su protector, poniéndola en incapacidad para resistir a los eventos sexuales que le solicitaba”.
La defensa de la menor
En esta lamentable historia hay un protagonista que se ha destacado por su silencio y pocas medidas. Es justamente el colegio Marymount, en donde sus directivas al parecer hicieron caso omiso de denuncias y han mantenido el asunto bajo reserva.
Al respecto, el abogado Fabio Humar, quien defiende a la niña y espera lograr una condena contra Zambrano, señala que “sorprende, además del dolor que ha causado a la menor y a su familia, el hecho de que todo ocurrió en las instalaciones del colegio, en horas hábiles, cuando había profesores y directivos. Es importante que reconozcan públicamente que sus controles fallaron y que hubo una actitud omisiva en este asunto. Todos los colegios tienen un deber de cuidado en la vida y bienestar de los menores, y este caso muestra que hubo fallas protuberantes”.
Lo más grave es que la advertencia estaba hecha, y ahora, ante la negativa del juez de dictarle medida de aseguramiento, Zambrano está perdido, las autoridades lo buscan y hay indicios de que se encuentra fuera del país, específicamente en Ecuador. Por eso, no se descarta que a través de Interpol se pida una orden de ubicación y detención.
Al respecto, el abogado Humar dice que “el indiciado cuenta con todas las garantías del proceso penal, dentro de las que se resalta la presunción de inocencia, pero sería de gran utilidad para el caso que él se entregara para cumplir lo ordenado por un juez, consistente en una detención preventiva en establecimiento carcelario”.
Sobre la investigación realizada por la Fiscalía desde aquel 11 de febrero, Humar resaltó los resultados que se condensan en el escrito de acusación al que tuvo acceso SEMANA. “El caso ha tenido la fortuna de contar con un equipo investigativo muy sólido. Esperemos que los jueces valoren adecuadamente las pruebas y concluyan lo evidente: la responsabilidad del imputado”.
Responsabilidad que la Fiscalía es tajante al momento de endilgarle a Zambrano, quien desde principio del proceso se ha declarado inocente y, luego de su captura, en las primeras audiencias, negó todos los cargos.
“Zambrano como adulto y docente, antes, durante y después de los hechos, puso en estado mental de inferioridad a la menor, impidiéndole conocer, discernir y discriminar la connotación sexual de los eventos. Lo que generó que no estuviera en la capacidad de comprender ni dar su consentimiento válido para llevar a cabo los requerimientos sexuales de su profesor”, es la sentencia de la Fiscalía que espera se convierta en una condena por parte del juez.