Investigación
Exclusivo | Estas son las “rutas pirata” para entrar ilegalmente a Colombia desde Brasil
A pesar del cierre de la frontera con Brasil, decretado por el gobierno Duque, SEMANA conoció dos trayectos ilegales que utilizan los brasileños y colombianos residentes en ese país para entrar a Colombia sin restricción alguna o protocolos contra la covid-19. Valen más que ir a Europa y se debe cruzar la más tupida selva. Así funcionan.
El Gobierno nacional extendió hasta el 1.° de junio de 2021 el cierre de sus fronteras terrestres y fluviales, vigente desde mediados de marzo de 2020, tras casi un año de emergencia sanitaria por la pandemia de la covid-19.
El director de Migración Colombia, Francisco Espinosa, explicó que si bien el decreto del Ministerio del Interior prolonga el cierre de todos los pasos fronterizos terrestres y fluviales, también establece las excepciones a esta medida, entre ellas el transporte de carga, las emergencias sanitarias y los casos fortuitos o de fuerza mayor.
La salida de extranjeros seguirá siendo coordinada por Migración Colombia con las autoridades locales y regionales.
A pesar de estas directrices, el panorama fronterizo (por tierra y fluvial) es un verdadero dolor de cabeza para las autoridades encargadas de la vigilancia y seguridad en estos puntos. La Policía, la Armada y el Ejército intentan resguardar con los efectivos a su disposición los 2.219 kilómetros de frontera terrestre con Venezuela, 1.645 kilómetros con Brasil, 1.626 km con Perú, 586 km con Ecuador y 226 km con Panamá.
A excepción de las fronteras con Venezuela y Ecuador, que tienen un intenso movimiento de personas y mercancías a través de varios pasos limítrofes, las demás son territorios selváticos con escasa población.
El “boquete” brasileño
Durante todo el siglo XX y lo que va corrido del XXI, el contrabando ha navegado de un lado al otro de los ríos Amazonas, Caquetá y Putumayo, evadiendo con relativa facilidad a las autoridades aduaneras o militares en Colombia, Perú y Brasil, la triple frontera.
Hasta 2020, esta práctica era apoyada por los lugareños de las riberas, e incluso funcionarios que hacían la vista gorda por algunos billetes. Pero con la llegada del coronavirus todo cambió: lo que empezó a cruzar de una orilla a la otra fue el virus que detuvo al planeta, por lo cual Leticia (capital del Amazonas) se convirtió en el epicentro de la infección, secundado por Tabatinga (Brasil).
Tras el cierre de las fronteras en este punto, muchos connacionales que hacen negocios en Rio Bravo (Brasil) o en ciudades de la Amazonia como Iquitos (Perú), quedaron varados sin poder regresar a casa, idéntica situación vivida por los brasileños que se encontraban en territorio nacional en el momento en que la medida entró en vigor.
Así que, por simple adaptación, esas “rutas pirata” que antes servían para transportar mercancía de contrabando, hoy conforman la travesía para aquellos que quieren entrar o salir de nuestro país sin restricciones, preguntas o alguna prueba de coronavirus.
Uno de estos personajes es un comerciante colombo-brasileño que se puso en contacto con SEMANA y reveló varias rutas usadas por los traficantes (conocidos como “coyotes” en México, donde cruzan ilegalmente a personas hacia los Estados Unidos) para evadir a las autoridades y moverse en la frontera a su antojo.
El testigo –cuya identidad no será revelada por seguridad– accedió a entregar esta información porque observó a varias personas enfermas en su trayecto desde Brasil hasta Colombia y teme que su familia, residente en nuestro país, termine contagiada por la cepa brasileña de la covid-19.
La ruta de la serpiente
Todo comienza en la ciudad brasileña de Tabatinga, hasta donde llegan aquellas personas que quieren cruzar hacia Colombia. En el aeropuerto de esta ciudad opera la aerolínea Aero Solimões, dueña de una flotilla de avionetas y aviones Charter que funcionan como taxis aéreos por todo el Amazonas.
Allí lo usual (como lo muestran los registros entregados a SEMANA) es viajar al pequeño poblado de Ipiranga, en la frontera brasileña sobre el río Putumayo, donde existe una pista militar. Pocos pasan la noche en esa villa, pues de inmediato son embarcados por los “coyotes” en una chalupa (balsa a motor), para cruzar el inmenso río con destino al corregimiento de Tarapacá, perteneciente al departamento de Amazonas, en Colombia.
Otro de los destinos de las avionetas de Aero Solimões es una base del Ejército brasileño en Vila Bittencourt, otra pequeña localidad del homónimo estado de Amazonas, en el vecino país. Este paraje se encuentra al otro lado del río Caquetá, el cual es usado por los ilegales para cruzar a quienes pagaron el “tiquete” hacia el corregimiento de La Pedrera, departamento del Amazonas colombiano.
Cabe aclarar que la operación de Aero Solimões es perfectamente legal en su territorio, pero su servicio es usado por quienes quieren o necesitan llegar a un punto cercano para cruzar la frontera en medio de la inmensidad de la selva.
“Al llegar al lado colombiano del río hay Policía y Ejército, pero no existe la presencia de Migración Colombia. Yo he hecho esa ruta y la Policía lo máximo que hace es pedirme la cédula y verificar si tengo antecedentes. Nunca me han puesto problema para ingresar al país desde Brasil y he hecho este trayecto varias veces”, relató el sujeto.
Al llegar a Tarapacá, los viajeros deben pasar allí uno o varios días, a la espera de otro vuelo –en este caso colombiano– operado por una empresa de taxis aéreos de Villavicencio y que despega desde una pequeña pista sin torre de control o regulación alguna, administrada por el corregidor local, que responde a Leticia.
Un ciudadano venezolano, proveniente de Tabatinga, denunció en un video haber sido engañado para que pagara de más al momento de tomar el vuelo desde este sitio con destino al centro del país.
“El corregidor acá es tremendo corrupto: él cogió 2 millones de pesos y después nos retiró los documentos para que no pudiéramos viajar, y después mandó a dos policías, los corruptos esos, a que nos quitaran plata de nuevo y les dimos 300 mil pesos. Es tremendo corrupto el hijo de p*t* y hace los vuelos clandestinos desde aquí (Tarapacá) y nos vamos ahora mismo en este avión”, reza el video.
Una dinámica similar se vive al llegar al corregimiento de La Pedrera, donde los migrantes y nacionales deben pernoctar uno o varios días, a la espera de un vuelo de la aerolínea Aliansa, de Villavicencio, quienes también operan hasta San José del Guaviare.
En su página web aclaran que también tienen permiso de la Aerocivil para transportar pasajeros, además de la carga habitual, el nicho de su negocio.
“En la pista de La Pedrera hay una casita muy artesanal junto a la pista, donde la gente se refugia del sol, pero ahí no hay nada más. Si bien hay policía, no hay una zona de registro o medidas aeroportuarias. La gente hace fila para subirse al avión cuando llega y pasan patrulleros verificando papeles, pero eso es todo: a nadie le toman la temperatura o le hacen pruebas de covid. Conmigo viajó una muchacha bogotana que hizo el recorrido y se subió a ese avión. Ya está en Bogotá”, reveló el testigo consultado por SEMANA.
Entrar ilegalmente a Colombia: más caro que ir a Europa.
En promedio, una persona puede pagar aproximadamente 2 millones 200 mil pesos para llegar desde Tabatinga (Brasil) hasta Villavicencio (Colombia), excepto por el costo del alojamiento en La Pedrera o Tarapacá, que puede llegar a los 30 mil pesos por persona la noche.
Gran parte de ese dinero se lo quedan los “coyotes”, los traficantes, quienes amparados en operaciones legales (los vuelos en territorio brasileño así como los de Colombia) evitan el accionar de las autoridades locales y la fuerza pública, quienes se enfrascan en una dinámica de “botarse la pelota” para evitar asumir responsabilidades por esta migración ilegal, que amenaza con traer consigo la cepa del coronavirus aparecida en el vecino país.
¿Qué responden las autoridades colombianas?
El teniente coronel Álvaro Enrique Mora Rodríguez, comandante encargado del Departamento de Policía del Amazonas, corroboró la información que el testigo le entregó a SEMANA, pues admitió que tanto en Tarapacá como en La Pedrera sí existen subestaciones de la institución, cada una al mando de tenientes que le responden directamente.
“Tanto las entidades territoriales como la fuerza pública en el Amazonas fuimos enterados acerca de esas rutas ilegales, luego que se filtrara un video y fotografías en redes sociales. Debo admitir que sí nos metieron ‘ese gol’ mientras organizábamos el segundo cierre epidemiológico e implementábamos las medidas de control, pero ahora tenemos actividades coordinadas con el Ejército Nacional en esa zona, identificando a las personas que llegan a estos corregimientos”, expresó el coronel.
El alto oficial fue enfático en la orden impartida a sus subordinados: nadie puede abordar ningún tipo de transporte hacia el interior del país, ya sea aéreo o terrestre, por lo cual se le indica a quienes llegan a las pistas de La Pedrera o Tarapacá que deben volver por el río (ya sea Caquetá o Putumayo) a territorio brasileño.
“Esta es la única medida que podemos implementar porque en realidad ninguna de estas personas está cometiendo un delito; por tanto, se les indica que se regresen de nuevo por donde vinieron, pero está claro que no se pueden quedar en Colombia”, declaró Mora Rodríguez.
La Policía del Amazonas advirtió que la restricción aplica tanto para colombianos como para extranjeros que ingresen al departamento en medio del cierre ordenado por el Gobierno y, por tanto, el pasar la frontera se considera una violación a medida sanitaria.
Esta contravención acarrea una multa de 32 SMLDV, por presentar un comportamiento contrario a la convivencia, establecido en el artículo 35, numeral 2 de la Ley 1801 de 2016 (Código de Convivencia Ciudadana).
SEMANA consultó también con la oficina de comunicaciones de Migración Colombia, quienes aclararon que “ejercen, por Constitución, labores de control migratorio en los puntos habilitados por el Gobierno nacional. El control de los pasos no autorizados o denominadas trochas está en cabeza del Ejército Nacional, al cual muchas veces apoyamos en labores de verificación”.
La sexta división del Ejército Nacional, que patrulla los departamentos de Caquetá, Putumayo y Amazonas, confirmó la versión de la Policía y asegura tener 4 puntos identificados de paso ilegal: La Pedrera, Tarapacá, El Calderón y el río Purete. La operación fronteriza se conoce como “Francisco de Paula Santander”.
Actualmente adelantan reuniones de cooperación con el Ejército brasileño para hacer control migratorio también desde su frontera y se espera un acuerdo tripartito que incluya también a Perú, el cual se firmaría el 26 de marzo de 2021.