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Exclusivo: éxtasis, romances y extradición, la historia del colombiano que usaba a sus parejas para traficar droga desde Europa
SEMANA revela los seguimientos a una red internacional de colombianos que creó un indetectable sistema para enviar drogas sintéticas desde España hacia América Latina.
Es habitual que desde Colombia salgan toneladas de droga con destino a Estados Unidos y Europa. Pero este mercado criminal ahora funciona en doble dirección y el país se ha convertido en destino de sustancias sintéticas que son enviadas desde España por narcos colombianos. Es el caso de Gustavo Adolfo Ortiz Jiménez, alias el Jefe, un pez gordo del tráfico de éxtasis desde Europa hacia América Latina.
Este sujeto, oriundo de Pereira, Risaralda, logró ingeniarse un particular sistema para burlar los controles antinarcóticos de los países de América Latina, a donde enviaba importantes cargamentos de sustancias sintéticas.
Su captura y la de sus cómplices no fue una tarea fácil para las autoridades. En España parecía un fantasma, no tenía lugar fijo de residencia, se hospedaba en hoteles que pagaba en efectivo para evitar dejar rastro y sus movimientos eran milimétricamente planeados.
Su captura y la de sus cómplices no fue una tarea fácil para las autoridades. En España parecía un fantasma, no tenía lugar fijo de residencia, se hospedaba en hoteles que pagaba en efectivo para evitar dejar rastro y sus movimientos eran milimétricamente planeados.
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El Jefe se encargaba de reclutar a las personas para que sirvieran en la logística de la organización, es decir, llevar y traer las encomiendas, puestas en reconocidas empresas de envíos en España.
Por su parte, el Químico se ocupaba de poner en marcha la particular estrategia que habían diseñado para exportar el éxtasis desde España hacia Colombia, Argentina, Ecuador, entre otros países.
Su forma de traficar los hacía indetectables: moldeaban porcelanas, logrando una mezcla con la que formaban las figuras con apariencia de diminutas esculturas, cuyo material era el mismo éxtasis. Su método para burlar a las autoridades parecía infalible y habían logrado conseguir que sus envíos llegaran a sus lugares de destino sin problemas.
Hicieron los diseños mezclando arcilla en una cantidad mínima con MDMA, el compuesto químico del éxtasis. Las figuras, como se observa en las imágenes, eran muy realistas y permitían el envío, haciéndolas pasar como delicadas porcelanas que debían viajar con extremo cuidado para que no se rompieran en el camino.
Pero no todo fue éxito para la red de alias el Jefe y el Químico, pues su método fue develado por una fuente anónima que entregó información a las autoridades españolas. Con los datos en sus manos, las autoridades de ambos países pusieron en marcha la Operación Skull al descubrir que las figuras creadas con arcilla y éxtasis no eran solo de budas y animales, sino también de cráneos.
Como todo traficante, señala la investigación realizada en conjunto por agencias colombianas y europeas, alias el Jefe era muy cuidadoso para evitar ser descubierto. A fin de llevar las miniesculturas a las empresas de envío en España, el líder de la organización se aprovechaba de colombianos con dificultades económicas en ese país, a quienes les pagaba entre 200 y 300 euros para que dejaran los paquetes en los sitios de las encomiendas.
Con esta estrategia, alias el Jefe evitaba que sus datos personales fueran registrados, y ante cualquier sospecha de las autoridades quien debía pagar las consecuencias era el remitente. Pero esta no era la única medida tomada por alias el Jefe y el Químico para evitar ser descubiertos. Los dos pactaron involucrar a sus parejas y exparejas en el negocio criminal.
Es así como Angie Valeria Ospina Toro, quien había sido pareja de alias el Jefe, pese a que habían terminado la relación, participaba activamente en la organización, según los investigadores.
El papel de Ospina Toro, de acuerdo con Interpol Colombia, consistía en recoger los paquetes cuando estos no salían de España y verificar qué había sucedido, además de volverlos a llevar para que fueran enviados a los países de destino.
Un papel similar cumplía Andrea Torres Zapata, actual pareja de alias el Jefe. Las autoridades la responsabilizan de la entrega de un envío que contenía un total de 4.790 gramos de éxtasis en forma de figuras.
Para el caso de alias el Químico, a quien las autoridades también denominaban como el Cocinero, tenía, presuntamente, la función de mezclar las sustancias ilegales. Él habría involucrado en el negocio para traficar narcóticos a Daniela Gómez González, su novia.
Gómez González, de acuerdo con la investigación, asumió las tareas de coordinadora logística y también funciones administrativas dentro de la organización. Asimismo, era quien arrendaba los hoteles en donde se quedaban con el Jefe para no dejar huellas de los movimientos de la red.
Alquilaban dos habitaciones, una en donde se quedaban y la otra en donde moldeaban las figuras cargadas con éxtasis.
La caída de la red
La información que recibieron las autoridades en España era sólida. La fuente humana los había advertido de la empresa de envíos de preferencia de la red para enviar los paquetes con las falsas figuras de porcelana.
Con los datos del lugar, los investigadores de la Guardia Civil española tramitaron ante un juez de ese país una orden de registro para verificar el contenido de las encomiendas de la red liderada por alias el Jefe. Al realizarles pruebas técnicas de multidrogas a las figuras, descubrieron la presencia de un alto porcentaje de MDMA.
Con la información confirmada, ahora los investigadores lo único que tenían que hacer era pedirle a la empresa de envíos que contactara a los remitentes del paquete para que lo recogieran y esperar a que apareciera la persona para detenerla.
Es así como la empresa de envíos se comunicó con Angie Valeria Ospina Toro, quien aparecía como remitente en uno de los casos. La mujer y expareja de alias el Jefe no sospechaba que ya las autoridades les venían siguiendo los pasos, y la llamada para recoger el envío fallido era parte de una estrategia de la Guardia española para la desarticulación de la organización.
Angie acudió a la central de envíos para retirar el paquete, llevándose la sorpresa de que en el sitio la esperaban agentes de la Guardia Civil, quienes la capturaron por delitos contra la salud pública, como se denominan en España los cargos por narcotráfico.
De esta manera caía la primera ficha de alias el Jefe. Con otros trabajos de investigación, y en una operación similar, las autoridades de España frenaron otro envío de la red utilizando la misma estrategia.
Hicieron que la empresa de envíos llamara a otro remitente, Rubén Darío Martínez, un ciudadano colombiano, quien reconoció que le habían pagado 200 euros por llevar el paquete. Martínez fue capturado el 16 de marzo cuando transportaba 4.790 gramos de MDMA.
Con dos piezas de su organización tras las rejas, el Jefe, su pareja, el Químico y su novia huyeron de las autoridades españolas. Salieron por Barcelona en un vuelo con destino a Colombia, en donde se refugiaron durante varios meses.
En Colombia, la Dirección de Investigación Criminal (Dijín) coordinó con la Fiscalía y Migración para que se emitieran las alertas sobre estas personas y avisaran si salían del país, pues ya contaban con órdenes de captura con circular roja de la Interpol.
Alias el Químico fue capturado en España luego de que se conociera que había salido en un vuelo internacional que tenía varias conexiones en Francia y México. Su novia, Daniela Gómez González, fue detenida el pasado 7 de julio en el aeropuerto de Rionegro, Antioquia, cuando pretendía viajar hacia República Dominicana.
La captura del Jefe
Los narcotraficantes más difíciles de ubicar y capturar para las autoridades en Colombia fueron Andrea Estefanía Torres, quien había huido de España el 17 de marzo junto con su pareja, Gustavo Adolfo Ortiz, tras conocer que Angie, Valeria y Rubén Darío habían sido capturados.
La pareja se había radicado en un exclusivo sector de Pereira, en donde Andrea tenía un centro de belleza estética. Vivían con comodidades en un conjunto que estaba rodeado por casas de propiedad de los familiares de Ortiz.
Tras varios días de seguimiento a Andrea, los investigadores de Interpol Colombia lograron ubicar a la pareja en el momento en que despinchaban el vehículo en el que se movilizaban.
Con la plena identificación de los dos, agentes de la Dijín e Interpol hicieron efectiva la detención bajo circular roja de Gustavo Adolfo Ortiz, alias el Jefe, y Andrea Estefanía Torres, su novia, los dos últimos eslabones de esta red de tráfico de drogas sintéticas. Esta operaba desde España hacia Latinoamérica y tuvo en jaque por un buen tiempo a las autoridades europeas, que hoy tratan de establecer la fortuna que logró amasar con el sofisticado método que se inventó para comercializar las sustancias ilegales.
Los detenidos en Colombia se encuentran a la espera de ser enviados a España en calidad de extraditados, en donde deberán responder por graves delitos contra la salud pública. Mientras tanto, se revisa si las propiedades de ellos y sus familiares pasan a un proceso de extinción de dominio por parte de la Fiscalía General de la Nación.