Distrito
Exclusivo: las macabras historias de los cementerios en Bogotá
Profanación de tumbas, estafas con mausoleos, tráfico de estupefacientes, atracos, falsos curas y hasta brujería, en los cementerios de Bogotá. SEMANA conoció las denuncias en poder de la Fiscalía.
Los muertos en Bogotá no descansan en paz. Los cementerios se convirtieron en tugurios de delincuentes que de forma osada imponen nuevas reglas para después de la muerte. Montañas de restos exhumados en los camposantos del Distrito están acumulados como basura, en bolsas negras.
SEMANA confirmó varias denuncias en poder de la Fiscalía que no solo incluyen el saqueo de tumbas, sino una verdadera mafia que se apodera de mausoleos enteros. Además, hay bandas de tráfico de estupefacientes y atracadores en el interior de los cementerios, falsos curas que se enfrentan por las misas como si se tratara de un mercado persa y hasta la profanación de sepulcros para ritos satánicos.
¿Cuándo arrancó este crimen contra la muerte? La respuesta es incierta. Lo que se conoce son los hechos narrados por los denunciantes, que justamente son los nuevos operadores de los cementerios en la ciudad. Se ganaron el contrato y, por ese camino, un chicharrón del más allá.
Tierreros de tumbas
Bolsas llenas de restos humanos arrojadas como basura en los rincones del cementerio de Chapinero revelaron una red criminal dedicada a la venta ilegal de tumbas. Una mafia que funciona como los llamados tierreros, delincuentes que obtienen escrituras de los sepulcros para venderlos incluso tres veces y por los que cobran hasta 25 millones de pesos.
Los delincuentes recorren los cementerios, identifican los mausoleos o tumbas que llevan años en abandono y, en cuestión de minutos, retiran la lápida, sacan los restos, los meten en bolsas de basura y ponen el sepulcro a la venta. Una oscura expropiación, denunciada también por la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos (Uaesp).
Hay personas que fueron a visitar o a inhumar a un ser querido y se encontraron con una tumba vacía o con los restos de otra persona; en ocasiones, hasta de varias. Cuando reclaman a quienes les vendieron los sepulcros, la respuesta llega con amenazas de muerte para evitar las denuncias. “Los osarios con fechas del setenta u ochenta son los más buscados, los más apetecidos; los marcan y luego los desocupan, resultan hasta con escrituras”, dijo un denunciante.
Cementerios en la olla
Los traficantes de estupefacientes no tienen respeto por la vida, menos por la muerte. Lo que está pasando en los cementerios del Distrito causa vergüenza y terror, afirmó el concejal Yefer Vega. Los jíbaros tienen un inventario de las tumbas con la ubicación exacta, y, cuando un consumidor los requiere, ellos sacan las flores del sepulcro y en su lugar dejan los alucinógenos.
“Hemos tenido versiones de familiares que han sido atracados dentro de los cementerios; también situaciones de personas que nos manifiestan cómo las partes de los cuerpos son vendidas en un mercado negro, donde se generan hechos hasta de brujería”, advirtió el concejal.
El microtráfico ocurre en horario de oficina, mientras cientos de personas visitan a sus seres queridos, incluso cuando algunos los están despidiendo. Nadie se imagina que en medio de tanto dolor los jíbaros se esconden para completar la cadena criminal. Los traficantes se pasean armados por los cementerios.
Las denuncias están, pero las bandas siguen delinquiendo, usando los sepulcros y la muerte como fachada para esconder su actividad criminal. Incluso, en locales de venta de lápidas en los alrededores del cementerio Central, la Policía y la Alcaldía de Los Mártires encontraron drogas y armas. No es mera casualidad.
Falsos curas y brujería
Lo que debería ser un espacio de oración y reencuentro espiritual se convierte en una guerra del centavo religioso. Supuestos curas ubican mesas como escritorios en ciertos puntos y pasillos de los cementerios. Usan sotana y algunos distintivos, pero aseguran no obedecer a la Iglesia católica, forman parte de una fe diferente que les permite ofrecer misas a precios de acuerdo con la demanda. Es el mercado de la fe.
En cámaras de seguridad del cementerio de Chapinero, quedan registrados los enfrentamientos entre los supuestos sacerdotes. Discuten por clientes, familias que buscan acompañamiento espiritual, pero, cuando de ahorrar se trata y ganarse el cliente, se arremangan la sotana para levantar los puños.
SEMANA habló con un supuesto cura. Aseguró que reúnen las calidades y los requisitos que solicita el Ministerio del Interior y la Uaesp para ingresar a los cementerios, acomodar un improvisado despacho parroquial, vestirse de blanco y ofrecer las misas.
“Nosotros no pertenecemos a la Arquidiócesis de Bogotá, ni a la curia, ni tenemos ningún tipo de relación con el Vaticano. Bajo esa perspectiva, somos llamados los viejos católicos”, dijo un “sacerdote” que rechazó el calificativo de falsos.
Investigaciones archivadas
Lo que no entienden los denunciantes es cómo, a pesar de la gravedad de los hechos, de las montañas de restos humanos acumulados y del evidente tráfico de estupefacientes, la Fiscalía archivó las investigaciones. Solo una, que requirió de un “impulso”, está activa y a la espera de resultados.
La Uaesp también fue enterada de la situación. La directora de la entidad, Luz Amanda Camacho, aseguró que no solo denunciaron, sino que se tomaron las medidas del caso. “Cuando se descubrió lo que ocurría, se activaron algunas estrategias y se conformaron equipos técnico-jurídicos para enfrentar la decisión, mientras a la par se radicaban las denuncias en la Fiscalía; incluso se cambió de operador y, de paso, el personal de seguridad”, dijo Camacho.
Soluciones
Por casi una década, la Alcaldía de Bogotá dejó la administración de los cementerios en un operador, pero desde hace cuatro meses el contrato quedó en manos de una nueva empresa: Jardines de Luz y Paz. SEMANA los consultó luego de conocer las denuncias de las víctimas y de familias que advirtieron del saqueo de las tumbas.
“Que los cementerios sean los mejores de Colombia, tanto a nivel de seguridad, tranquilidad y en la prestación de servicios… Nuestro firme objetivo es trabajar de manera articulada con el Distrito para mejorar”, dijo Dairo Mora, directivo del nuevo operador de los cementerios. Es necesario y urgente, advirtió, que todas las autoridades trabajen en la judicialización de los responsables.