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Exclusivo: los chats en los que Laura Sarabia le contesta a Benedetti. “Si usted cree que he sido un obstáculo, pues yo me voy. De verdad”
Estas son las conversaciones entre Laura Sarabia y Armando Benedetti que demuestran la cruenta pelea que había entre ambos. Las amenazas y las recriminaciones son aterradoras.
La pelea entre Laura Sarabia y Armando Benedetti fue a muerte. Y así lo demuestran los chats que ambos se cruzaron en los últimos meses y que SEMANA conoció. La joven, de apenas 29 años, comenzó su carrera política trabajando con él en su unidad de trabajo legislativo por recomendación de un amigo de la Iglesia cristiana.
Había sido Benedetti quien le abrió las puertas de la campaña presidencial en la que se volvió la persona clave. En poco tiempo, llegó al curubito del poder. Era la puerta de entrada para hablar con el presidente en casi cualquier tema y la que siempre estaba a su lado.
Benedetti era consciente del papel de zarina, como la llamó en una columna María Isabel Rueda, que ella cumplía. Y el exembajador en Caracas, un hombre curtido en la política como pocos, sentía que él merecía más. SEMANA reveló los audios en los que él la insulta, la amenaza, se ufana de haber puesto ahí a Petro y compara lo que se vivió en la campaña con el proceso 8.000.
Aquí están las respuestas de Laura Sarabia a esos violentos audios que le envió Armando Benedetti, a través del chat. No se sabe si ella también envió audios y los borró o sólo le respondió por escrito tratando de ser ‘prudente’. Lo cierto es que el diálogo fue de altísimo calibre.
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En los mensajes que se cruzaron, Laura nunca perdió el temple, pero se veía desesperada. “La verdad que todos los días hago lo mejor que puedo. Y así como usted explotó hoy, yo también. Porque yo me mato aquí todos los días para que usted se desquite conmigo cada vez que quiere, y adicional a eso se metan con mi familia. Que se metan con mi familia. Que se metan conmigo todo lo que quieran, pero no con mi familia. Todo desde acá es muy distinto. Y usted siempre tiene todo el derecho a reclamar su ‘espacio público’ cuando quiera”.
Hay un mensaje que le escribe Laura con todo sentimiento, que al final resultó premonitorio: “Yo le pedí disculpas, le di la razón. Y usted sigue. Esa es la forma de hacer equipo. Se lo digo con todo el amor del mundo y el respeto que todavía le tengo, yo no soy su enemiga, y de verdad, si usted cree que he sido un obstáculo, pues yo me voy. De verdad”. Al final se fueron ambos.
Cuando el pasado viernes el presidente hizo público que ninguno podía seguir en el Gobierno, muy pocos tenían clara la pelea tan grave que había detrás. Era tal la rabia de Benedetti que comparaba lo que vive con la caída de las Torres Gemelas y lanza una amenaza. “Nos jodemos todos, sí, ustedes me joden a mí, yo los jodo a ustedes, pero se caen las Torres Gemelas. (…) Osama Bin Laden, cuando tumbó las Torres Gemelas, le importaba una mondá la imagen y si lo iban a matar o no lo iban a matar, pero tumbó las Torres Gemelas”.
Benedetti ya no se aguantaba más. “Yo lo que quiero es hacer equipo contigo, estoy aburrido en Venezuela, tú sabes que eso no es lo mío”. Y luego agrega: “Lo que yo no entiendo, Laura, lo que tú me conoces a mí. El cuento del tigre, al tigre hay que dejarle una salida porque, si no, se tira encima de las personas. Y tú sabes que yo soy tigre, que sin salida, de pronto me tiro encima de las personas”.
Las palabras que usa son de alto calibre. Se siente despreciado y sobre todo mal recompensado. “Nadie, nadie, ni Petro, trabajó más que yo en esa hijueputa campaña. Si no hubiera sido por mí, no ganan, hijueputa, no ganan nunca. Pa’ que me dé ese tratamiento: ‘Tengo que ir a grabar’, no sé qué mondá y tú emputada y la gente, nada, ¿qué hace usted aquí? Qué es eso, Laura”, sostiene bravo.
Con Laura está furioso porque lo deja esperando con desdén horas para atenderlo, pero, sobre todo, porque le saca en cara que gracias a que es embajador está protegido frente a su proceso en la Corte Suprema.
Sobre lo primero, ella le contesta en un chat por escrito: “De verdad lo siento, por el ‘trato’ de estos días. Tiene razón, no fue el mejor. Pero tampoco merezco que usted también cuando me necesita sí me habla bien, pero cuando quiere me trate mal”.
Y sobre lo segundo, ella también agrega: “Eso le implica (…) que sus casos vuelven a la Corte. Pero si eso quiere, insisto en eso. O que usted sea ministro. Con gusto lo hago. Si quiere también le digo al presidente que mi cargo está disponible para que usted también lo asuma y me voy”, le dice ella altiva. Él apenas le contesta: “Ridícula”.
El tema de la Corte es sensible. Benedetti le dice: “Laura, no me amenaces con que el recurso va pa’ la Corte o no va pa’ la Corte, Eso lo decido yo, porque yo estoy a punto de resolver mi problema y esa no es la respuesta. Yo no estoy pidiendo puestos ni un culo, si me quieren echar, me echan”.
Ella en un momento le contesta: “Sigo buscando todas las opciones y las discutimos el martes con el presidente”. Benedetti le contesta: “¿Hasta ese día?... Jajajaja. Así será de malas… Sólo quedará rezar…OK. No te molesto más. Nos vemos el martes a las 10:00 a. m.”. Ella le responde: “Vale”.
Al embajador las explicaciones de Laura no le convencen. “Tú manejas el poder y manejas el Gobierno y yo no estoy diciendo que me regales un puesto o me des un contrato… pero por lo menos, ese man está afuera, oiga, usted está aquí, siéntese aquí, así sea pantomima; no, no, no, es al contrario, es como pa’ despreciarme, no, no, no, Laura, no, no, no y perdona, pero estoy ardido desde ayer y exploté”.
Y sigue: “Pero, te insisto, te insisto, vamos a ver qué tal que uno diga, mamando gallo, quién fue el que puso la plata aquí en la Costa… jum…”.
El embajador continúa la pelea en otro tono: ”Tú me dices que tú fuiste muy leal conmigo, que me ayudaste para que no me pusieran preso y llegas a la Presidencia, marica, y como si no me conocieras, le fue mejor a Prada contigo, que nunca trabajó contigo, que no hizo un culo de campaña, le fue mejor a Roy contigo, les fue mejor a todos los ministros que están allá, que no sirven para un culo, ¿cómo así?”.
Los audios en poder de SEMANA están llenos de amenazas. Benedetti le pide que lea la historia de Colombia para que sepa cómo comenzó el proceso 8.000. El embajador habla de la plata de la Costa y saca en cara su papel en la campaña. “Entonces, por favor, por favor, no me vengas a decir que fue por güeva (…) que yo estuve allá, por lo que sea (…) amarrar gente, nadie me deja tirado tres horas ahí, un man que hizo cien reuniones en una campaña política, un man que consiguió 15.000 millones y ahora… que busqué toda la plata y tú lo sabes más que nadie, pa’ que se fuera a los hoteles, para que se viniera para acá y todo lo demás”.
Y no guarda ninguna humildad frente a su papel en la elección presidencial. Es más, cree que el presidente debe haber llegado a ese puesto por él. “Nadie, nadie, ni Petro, trabajó más que yo en esa hijueputa campaña. Si no hubiera sido por mí, no ganan, hijueputa, no ganan nunca”.
Benedetti insiste en que él merece un mejor cargo. “Lo correcto es que yo estuviera en Colombia, trabajando hijueputa no sé, donde te dé la hijueputa gana. No voy a competir contigo, no quiero competir contigo, no me ofrezcas un cargo del cual yo no tengo potestad. Entonces, mejor dilo, si tú no eres capaz de aceptar que tú te has portado como una mierda conmigo (...)”.
Laura, en medio de toda esa pelea, nunca pierde los estribos. En una de esas ocasiones le contesta: “Venga a Bogotá y nos sentamos con el presidente. Y ya resolvemos esto. De verdad yo no voy a pelear más, no me interesa. Yo no estoy engañando a nadie ni nada. Sentémonos los tres y ponemos todo sobre la mesa”.
Laura le insiste en que si lo que quiere es su puesto, que lo coja. “El presidente quiere que usted organice el mapa político y prepare todo para las elecciones de octubre... Si quiere también le digo al presidente que mi cargo está disponible para que usted también lo asuma. Y yo me voy”.
Benedetti se desespera. “No me jodas más con tu puesto, yo no quiero tu hijueputa puesto, me vale verga tu puesto, no quiero esa mondá, no quiero estar en Palacio, no quiero ser el constructor de todas las cagadas que llevan ahí, no quiero… Te lo juro, eso me sabe a mierda, te lo juro; no me jodas más con tu puesto, no quiero tu hijueputa puesto, tú fuiste la que me ofreció algo en el Ministerio del Interior, no había nadie mejor en el planeta Tierra, nadie te ayudaría más que yo. (...) Entonces, búscame una solución rápida, la que sea, pero ya me estoy emputando de verdad, Laura, porque tú eres una persona diferente hoy y ayer a la que fuiste el domingo, pero del cielo a la tierra”.
Benedetti, en una de las conversaciones, le da una salida: “Quedamos que era la Cancillería o el Ministerio del Interior, los dos te los firmo, pero yo sé que te puede ayudar más a ti el Ministerio del Interior, haciendo equipo sacamos todo… O sea, cuántos meses necesitas tú para que..., cuantos meses necesitas tú, para saber que Velasco no te va a ayudar con la tarea y que vas a perder las elecciones”.
En su reclamo, Benedetti critica el nombramiento de Luis Fernando Velasco, que apenas llevaba unos días.
Laura, en medio de todas esas recriminaciones, un día le contesta: “¿Quiere hacer equipo conmigo? Uno no lo pide a las patadas. Las formas son importantes. Así como usted tiene razón que no fue el mejor trato en estos días, este tampoco es el mejor conmigo”.
Benedetti le dice entonces: “Yo no es que quiera hacer equipo contigo, fuimos un equipo y tú dejaste de ser un equipo, son dos cosas completamente diferentes, y no es que te esté tratando mal, yo me estoy es lamentando, yo me estoy quejando, yo todavía no he tratado mal a nadie, como lo sé hacer. Son dos cosas completamente diferentes, lo tuyo es pensado, premeditado”.
Pero la pelea estalla del todo, cuando Laura al parecer llama a quejarse con Adelina, la esposa de Benedetti. ”Qué baja, Laura, qué baja y qué aficionada toda la vida. Llamar a Adelina, que estoy pidiendo el Ministerio del Interior para que ella se empute conmigo y entonces yo no pida eso”.
Luego agrega: “Si antes te sentías amenazada, ahora sí es culo de amenaza. Y me dices hijueputa cuándo culo quieres que esté allá en Bogotá y me dices cuándo culos quieres empezar a pelear, o cuándo culos quieres arreglar. Usted está allá es por mí, hijueputa, por mí. O es que alguien te iba a pasar al teléfono si no hubieras trabajado conmigo, te hubiera dejado sola a ver qué culos ibas a hacer. Ahora sí que estamos todos amenazados, hijueputa, dime qué más hay qué hacer”.
Desde ese momento, Benedetti estalla contra ella. Otro día, cuando Laura da una entrevista diciendo que no le debe nada a él, Benedetti le escribe: “Claro que todo me lo debes a mí, por yo haber nacido, además, porque yo soy el que te llevó a donde Petro. Soy el que te doy a conocer, ¿o alguien te hubiera pasado al teléfono si tú hubieras llegado sola a donde Petro? Ni una sola persona, ahora te voy a mandar un artículo ahí, tú estás quedando como una tonta, eres el hazmerreír delante de todo el mundo, eh, Laura, de los poderosos, (...) estás hecha una ‘cagá', para que sepas. Y ahora te voy a mandar un artículo ahí, para que veas que yo sí te quiero ayudar, como yo ayudo y tú diciendo huevonadas, una tonta, estás hecha una idiota, y busca que la (...) idiota”.
Laura le insiste que ella no le debe su puesto, pues Benedetti no fue la que la recomendó para este cargo. Y él le contesta que tiene razón. “En lo único que tienes razón, pero tu cabecita chiquitica, como tú eres chiquitica, no entiende; es que es verdad, yo no tuve nada que ver, tú no eres cuota mía, yo a ti no te recomendé, tampoco te escogió Petro, te escogió Verónica, y ya sabes por qué. Y además de eso, además de eso nunca, lo importante de mí es que se dio oportunidades en todo solo que una hijueputa como tú no lo entiende”.
Y en otra, cuando él le reclama porque le dieron la embajada del Reino Unido a Roy, cuando él podría estar mejor en Venezuela, pues es un “experto en paz”, ella le dice: “No es mala leche, es que la única embajada después de Washington que exige inglés es UK. De verdad pregunte, si considera que estoy mintiendo”, le dice y luego agrega en otro chat: “Cómo le dije, las únicas embajadas en todo el mundo que tienen requisito de idioma son Washington y UK. Pero reviso cómo se puede cambiar”.
Benedetti, hasta ahora, ha sido el único que ha hablado públicamente del otro. Este lunes habló extenso en una entrevista con SEMANA en la que no se guardó nada.
Lea la entrevista completa de Armando Benedetti con Vicky Dávila, directora de SEMANA:
VICKY DÁVILA (V. D.): ¿quién puso la plata en la costa Caribe para la campaña de Gustavo Petro en 2022?
ARMANDO BENEDETTI (A. B.): no lo puedo decir.
V. D.: ¿por qué?
A. B.: porque tengo que aclarar qué fue lo que pasó.
V. D.: ¿pero quién puso la plata en la Costa?
A. B.: yo tengo unos indicios por lo de Nicolás. Yo siempre he tenido unos indicios muy graves de lo que estaba pasando. Cuando sale la denuncia contra él, yo empiezo como a armar el rompecabezas, viajo a Cartagena, la semana siguiente, y pregunto qué fue lo que pasó y me echaron unos cuentos.
V. D.: ¿pero qué cuentos?
A. B.: eso la gente, de la gente con una plata.
V. D.: ¿pero eran narcos?
V. D.: ¿eran narcos o no? ¿Quiénes eran?
A. B.: no eran emprendedores…
V. D.: según usted, Laura Sarabia le ofreció la Cancillería, el Ministerio del Interior, manejar temas de paz y hasta ser el coordinador de las elecciones.
A. B.: después de todo, ella me dice: “No, es que hay un problema de cocaína, no sé qué vaina”. Y yo le dije: “Ah, qué bien…”.
V. D.: ¿un problema de cocaína?
A. B.: la hijueputa diciendo que había un problema de cocaína.
V. D.: ¿o sea, que usted consumía cocaína?
A. B.: sí, y yo le dije: ah, no, tu jefe no hace un culo, si fuera por eso, qué hace el man ahí.
V. D: ¿o sea, usted lo que le dice es: si yo tengo un problema de cocaína, supuestamente, el presidente lo tiene igual?
A. B.: no, yo no tengo un problema con él. Yo le dije: “Si usted cree que yo lo tengo, ¿qué hace el otro?”.
V. D.: ¿y el otro es el presidente Petro?
A. B.: ajá.
V. D.: ¿cuándo empieza la pelea con Laura Sarabia?
A. B.: la pelea empieza...
V. D.: deme la fecha, por favor.
A. B.: la pelea empieza el 13 de mayo.
V. D.: ¿por qué?
A. B.: porque SEMANA saca un tema sobre la mamá de ella, entonces yo le digo: mira me acabo de enterar, como al mediodía. Ella me contesta: “Eso es por estar aquí (en el cargo), los huracanes, usted sabe que mi mamá no hace un culo”. Entonces, yo le pongo: “Acuérdate que aquí no solamente es ser inocente, sino la calidad de enemigos que tengas y tú te estas portando mal con la gente. Ya están haciendo fila para joderte”. Entonces ella me dice: “No, yo no me he portado mal con nadie y menos con usted”. Entonces, la coge conmigo. Ahí es cuando yo me emputo. Yo le digo: “Laura, me haces el favor y me respetas hp, qué es lo que te pasa”. La grito. Yo ahí le escribo un mensaje a Petro, pero no metiéndome con ella, sino que le digo: “Ven acá, ¿qué es lo que pasa?”. Yo a Petro nunca lo llamaba para eso, yo no soy ningún marica para ir a decirle eso. Primero, no me iba a creer y además, no iba a pasar nada.
V. D.: ¿qué pasa al día siguiente, 14 de mayo?
A. B.: el 14 de mayo ella mama gallo: “Hey, por qué no coge la Cancillería, porque no coge esto y lo otro”, pero yo me acuesto pensando el domingo que eso no es verdad, sino que ella me está mamando gallo. Ahí sí me emputo el doble. Porque yo me acuesto el domingo, y pienso: “Como esa vieja me salga con ese cuento...”. Y ella lo que hizo fue mamarme gallo.
V. D.: ¿y entonces usted se enfureció?
A. B.: yo me enojé.
V. D.: ¿hay chantaje o no hay chantaje a Laura Sarabia?
A. B.: de quién, ¿de mí hacia ella?
V. D.: sí.
A. B.: ninguno.
V. D.: ¿y ella lo chantajeó a usted?
A. B.: claro.
V. D.: usted se pone bravo porque ella llama a Adelina, su esposa, y a su papá…
A. B.: a mi papá le habla de los procesos míos para asustarlo.
V. D.: ¿para asustarlo?
A. B.: para asustarlo, y a Adelina la llama para decirle que yo estoy pidiendo el Ministerio del Interior, para que ella pelee conmigo. Entonces, hace esas dos malparideces. Ahí me doy cuenta de que ella está es mamando gallo.
V. D.: ¿usted se sintió burlado por Laura Sarabia?
A. B.: desde el principio me sentí burlado por ella y perrateado.
V. D.: ¿usted reconoce que usted la trató muy mal?
A. B.: yo reconozco que la traté muy mal. Mal es un decir, porque yo soy malhablado y eso cualquier transcripción, de cualquier audio, siempre se escucha mal; pero yo la traté mal, yo le reconozco que yo la traté mal. Yo soy demasiado impulsivo, no estoy justificando, pero lo que ella hace, lo hace fría y premeditadamente.
V. D.: Laura Sarabia dice que usted la estaba chantajeando y que la estaba extorsionando.
A. B.: en todos los audios que usted tiene, no hay nada que se refiera a Mary (la niñera), nada. Luego el tema de Mary no estaba ahí, porque yo empiezo a entender qué pasa con Mary hasta el 22 o 23 de mayo, yo no sé un culo de Mary. Yo lo único que empiezo a entender ahí es que había mucho movimiento de plata en la casa de ella y ella quería ocultarlo.
V. D.: y esto que anda rodando que en la casa de Armando Benedetti había también maletines de plata...
A. B.: yo quiero que me muestren el audio en el que supuestamente Mary lo dice.
V. D.: ¿pero al margen de eso, es cierto o no que usted tiene maletas llenas de plata en su casa?
A. B.: claro que no es cierto.
V. D.: hay una pregunta que es muy importante, porque algunos han querido sugerir que usted manipuló a Marelbys Meza, la niñera de Laura Sarabia para que hablara contra ella. ¿Lo hizo?
A. B.: claro que no.
V. D.: quiero ser más clara aún, ¿usted le pagó a la niñera?
A. B.: no, fue al revés, a mí me buscaron para que la contratara, para que no se acercara a ustedes los periodistas.
V. D.: ¿quién lo llamó para eso?
A. B.: Laura me llamó el 17 o 18 de abril.
V. D.: ¿qué le dijo exactamente en esa conversación?
A. B.: que Mary estaba hablando con los periodistas y estaba inventando cosas de ella. Yo le dije: “Yo me encargo de ella, yo la contrato y me la llevo para Venezuela”.
V. D.: en gracia de discusión, quien sabe que usted se la llevó a Venezuela piensa: allá Benedetti la libretió. ¿Usted la libretió?
A. B.: para nada. El 22 de mayo, Mary me alcanza decir unas cosas. Ya yo voy entendiendo miércoles y jueves qué era lo que estaba pasando. O sea, yo no sé sino hasta el 22 de mayo o el 23 que había un problema de un acoso, un secuestro, una vaina contra Mary.
V. D.: todo ese ruido alrededor de los vuelos chárter que usted usó para traer y llevar a la niñera y los que usted usa constantemente, ¿quién los ha pagado?
A. B.: yo no me voy a poner a hablar de esa vaina, me importa un carajo. Ese avión en el que yo me desplazo es el mismo en el que el presidente Petro se desplazó todo el tiempo en campaña.
V. D.: ¿o sea que esos aviones en los que usted anda son de los mismos dueños de las aeronaves en las que se transportaba Gustavo Petro como candidato?
A. B.: la misma empresa, por lo menos.
V. D.: ¿y con eso usted se siente tranquilo? ¿Cree que no tiene que explicarle nada a nadie?
A. B.: no es que tengo que explicarle nada a nadie, sino que eran amigos de la campaña y yo les pido a veces el favor que me lleven y me traigan, y le toca a uno pagar güevonadas ahí de mantenimiento.
V. D.: ¿a cambio de qué?
A. B.: no, nada, nos conocimos en campaña y quedamos de amigos y nada más.
V. D.: ¿y Laura Sarabia?
A. B.: Laura Sarabia era la que coordinaba el avión siempre.
V. D.: ¿y ella viajaba en esos aviones en campaña?
A. B.: ella iba en esos aviones. Después, cuando estuvo embarazada no podía volar. Mejor dicho, Laura siempre coordinó ese avión.
V. D.: ¿y me puede decir el nombre de la empresa?
A. B.: mierda, no sé, ahora se lo doy. Ya no joda más.
V. D.: hay una cosa que es muy importante para mí. Usted le escribió un chat a Laura Sarabia, en el cual usted le decía, más o menos, que la denuncia de la niñera en SEMANA se podía evitar. ¿Qué significa ese chat?
A. B.: ella me llama el jueves a hablar sobre la coordinación de los ministros, pero se pone brava, se angustia y llora, porque dice que le estoy quitando su función, o sea el puesto. Yo le digo: “Yo no le estoy quitando nada, el Gobierno está desarticulado y yo lo voy a articular. Ese era mi puesto”. Ella me dice: “Es que usted me dio una puñalada por detrás, porque usted ya habló con Mary”. Yo le respondí: “Yo no he hablado con Mary, pero voy a preguntar”. Yo cuelgo, la llamo a usted, y le cuento lo que está pasando. O sea que yo le escribo a Laura después de que ella a mí ya me dijo que lo de Mary está andando, es ella la que me cuenta. Por eso yo le digo que ella tenía razón y que usted tenía a la niñera.
V. D.: ¿o sea, ella ya sabía?
A. B.: ella ya sabía que usted había entrevistado a la niñera.
V. D.: ¿por qué Laura Sarabia sabía que yo tenía la entrevista con Marelbys Meza?
A. B.: yo no sé, porque ella sabe muchas cosas sin que uno se las haya dicho. Puede ser una chuzada, o puede ser infidencias de gente cercana a uno, pero yo me voy por la primera.
V. D.: ¿usted por qué le dijo: “Es posible que se pueda evitar esa circunstancia”?
A. B.: cuando yo me refiero a las circunstancias, estoy hablando de las conversaciones que Mary está teniendo con usted y con sus periodistas. Yo se lo digo como hasta de sapo, a mí me importaba un carajo si salía o no.
V. D.: usted sabe que yo jamás pararía una noticia…
A. B.: ni usted ni nadie. Yo no conozco ningún periodista que pare una noticia porque un güevón como yo lo diga.
V. D.: míreme de frente, ¿usted me pidió parar la noticia?
A. B.: nunca. Yo estoy seguro de que ningún periodista lo haría, fuera el presidente, hasta de pronto, pero un güevón como yo…
V. D.: ni usted, ni el presidente, ni nadie puede parar una noticia en SEMANA, ¿Pero usted se da cuenta de la estupidez que hizo y que dijo?
A. B.: sí, el chat es estúpido, no porque yo haya sido estúpido, sino porque lo escribí de forma tan estúpida que da para mil interpretaciones.
V. D.: y usted mismo se lo entregó a Daniel Coronell.
A. B.: yo mismo se lo entregue a Daniel Coronell.
V. D.: ¿qué quería demostrarle?
A. B.: que yo no extorsioné a Laura Sarabia con Mary.
V. D.: y Coronell ha usado el chat para tratar de desprestigiar a SEMANA y a mí, y defender a Laura Sarabia y a Gustavo Petro. Para forzadamente dejar en el aire que usted sí estaba chantajeando a Laura Sarabia con la niñera.
A. B.: sí, de alguna u otra forma. Yo hablé con él. Él tiene unos audios a medias, de pronto los saca.
V. D.: ¿usted ha podido hablar estos días con el presidente Petro?
A. B.: yo me chateo con él cada ratico, todos los días.
V. D.: ¿sí, y él qué le dice?
A. B.: no, nada. Me dice que me calme, yo estoy calmado.
V. D.: ¿usted se siente artífice del triunfo de Petro en las elecciones presidenciales?
A. B.: le diría que tuve que ver bastante.
V. D.: ¿por qué?
A. B.: porque yo organicé más o menos cien manifestaciones.
V. D.: ¿esas inmensas que veíamos en la Costa?
A. B.: yo organicé todas esas reuniones, no solo en la Costa, sino en todo el país. Recuerde que yo soy el primero que hago la primera reunión grande en la campaña de Petro. Además de que coordiné eso, esa fue una estrategia bien montada porque él siempre decía que iba a sacar muchos votos, pero no ganaba. Esta vez empezamos a decir: “Sí podemos ganar”.
V. D.: usted dijo en los audios que usted consiguió 15.000 millones de pesos para la campaña, cuéntenos.
A. B.: no, no es que yo, Vicky, haya recogido plata. Yo nunca recogí plata.
V. D.: ¿pero cómo los consiguió?
A. B.: no, pues buscaba gente que le donara.
V. D.: o sea, no se la entregaban a usted.
A. B.: nunca en la vida he recibido plata de una campaña, porque el que la da cree que te vas a quedar con un pedazo, y el que la recibe cree que te vas a quedar con un pedazo… Yo les decía allá pueden ir, yo no, nada de eso. De hecho una persona me dice: “Te voy a dar, no sé, en esa época como 2.000 millones de pesos”, y yo dije: “No, yo aquí no te recibo un peso”. Me advirtió: “Dame el teléfono del gerente”. Le respondí: “Tampoco”, porque el día de mañana me iban a decir que yo le di el contacto. Yo en plata no me meto nada, nada es nada.
V. D.: pero usted de alguna manera gestionó 15.000 millones porque usted lo dice en los audios.
A. B.: yo lo que decía era: “Vayan allá”. Pero no hablé con las personas que dieron la plata. Yo sé que daban plata para la campaña y eso, pero nunca en la vida gestioné plata. Yo en esa vaina no me meto ni por el hijueputa, ni por el hijueputa.
V. D.: ¿y de dónde saca el número de 15.000 millones de pesos?
A. B.: bueno, porque el gerente..., alguna persona me ha dicho.
V. D.: Nicolás Petro, ¿qué?
A. B.: no, ya no vamos a hablar más, Vicky, ya se acabó la entrevista.
V. D.: espérese un momentico, dígame una cosa: ¿los narcos dieron plata para Petro?
A. B.: Vicky, ya cállese la boca…
V. D.: dígame.
A. B.: que se calle la boca.
V. D.: usted sabe mucho Armando Benedetti.
A. B.: bueno, vamos a ver...
V. D.: ¿y usted está dispuesto a contarle al país todo lo que sabe?
A. B.: ¿ah?
V. D.: ¿está dispuesto a contarle al país todo lo que sabe? Dígame, por favor.
A. B.: Vicky, déjeme quieto.
V. D.: ¿si le toca, lo hace?
A. B.: a mí no me toca nada, yo digo las cosas porque creo que son necesarias o porque las sé.
V. D.: pero usted lo sabe todo. También sabe mucho sobre la vida del presidente Gustavo Petro.
A. B.: yo no me voy a meter con eso nunca.
V. D.: ¿qué opina de que a Marelbys Meza la tuvieran interceptada ilegalmente, chuzada?
A. B.: lo alcancé a expresar en mis trinos y pues hasta ahí llego.
V. D.: ¿usted cree que también lo tiene chuzado?
A. B.: yo siempre he tenido el mismo presentimiento de que me tienen chuzado
V. D.: pero dígame una cosa, Marelbys Meza es un caso, pero usted dejó en un trino una grave sugerencia, ¿usted cree que es Laura Sarabia la que ha chuzado?
A. B.: vuelva y lea el trino.
V. D.: o sea, Laura Sarabia habría chuzado.