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Exclusivo | Las explosivas y reveladoras cartas que escribía ‘Otoniel’, mientras nadaba en cocaína
Exclusivo: SEMANA revela los manuscritos y las grabaciones del capo en las que habla del negocio del narcotráfico, el gobierno Duque y cómo lo buscaron del ELN y las disidencias de Iván Márquez para aliarse.
Dairo Antonio Úsuga, alias ‘Otoniel’, era un capo difícil de atrapar. Tenía claro que uno de sus máximos enemigos, además de los hombres de inteligencia y las tropas que le seguían los pasos, eran los computadores, teléfonos celulares y dispositivos electrónicos que habían causado la caída de varios capos. Por eso era radical, no usaba estos equipos. A la vieja usanza, se comunicaba con sus hombres mediante correos humanos que llevaban cartas escritas de su puño y letra y mensajes de voz. SEMANA revela en exclusiva los manuscritos de alias ‘Otoniel’ y decenas de audios. Esta información era guardada sigilosamente para que el capo y sus hombres no tuvieran sospecha alguna de que le respiraban en la nuca.
En las cartas y los audios da indicaciones y reconoce que con el Acuerdo de Paz con las FARC, que significaba la salida de esta organización de algunos territorios, tendría el espacio libre para extender sus tentáculos; habla de las operaciones que anunció el presidente Iván Duque, se puede leer que nunca tuvo una real intención de negociar o someterse a la justicia, cómo coordinaba su operación de narcotráfico, los miles de millones que recibía de ganancias y el impuesto que cobraba a otros grupos por utilizar las rutas en Chocó y Antioquia, donde era prácticamente el dueño y señor.
De igual manera, se refiere a reuniones con los grupos disidentes de las FARC, en especial con la Segunda Marquetalia de ‘Iván Márquez’ y ‘el Paisa’, y con el otro grupo de ex-FARC comandado por ‘Iván Mordisco’. ‘Otoniel’ no tenía vetos, negociaba con todos las organizaciones criminales, también estaba buscando alianzas con el ELN.
En una de las cartas fechada el 27 de agosto de 2018, cuando ya había finalizado el gobierno del expresidente Juan Manuel Santos, su sucesor Iván Duque llevaba unos días de mandato y ya había anunciado mano dura contra el Clan del Golfo, ‘Otoniel’ escribe a uno de sus hombres de confianza: “Cómo va el trabajo político y social en su frente, toca meterle duro y con moral, esa bulla de entrega y sometimiento, eso no, eso es mentira”. En esa misma carta indaga cómo va el avance hacia el Pacífico y pregunta si necesitan munición y camuflados para su plan de expansión.
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Hay que recordar que durante el gobierno Santos, en cabeza del entonces vicepresidente, el general Óscar Naranjo, se hicieron acercamientos para un eventual sometimiento. En este proceso participaron cuatro emisarios de la organización criminal con quienes se definieron las pautas. Esto se tradujo en la ley “por medio de la cual se fortalecen la investigación y judicialización de organizaciones criminales y se adoptan medidas para su sujeción a la justicia”, finalmente se convirtió en letra muerta.
Había dos cosas que no le podían faltar a ‘Otoniel’, su radio de pilas y unas libretas en las que tomaba apuntes y escribía los mensajes que enviaba a sus lugartenientes, siempre los firmaba con los alias de ‘Jacinto’, ‘Fermín’ o ‘Flanco’. Ese mismo 27 de agosto, en otra carta, el capo advierte a los cabecillas de sus estructuras criminales sobre los avances operacionales de la fuerza pública a partir del anuncio del presidente Duque de arremeter contra el Clan del Golfo.
“... Cómo siguen las cosas por allá, toca estar muy pendiente porque el presidente anunció mucho operativo para esa frontera (...) todos estén muy pendientes por allá, cuídense mucho”.
En esas comunicaciones revela que vienen cambios de comandantes de las estructuras criminales y pagos de nóminas a sus integrantes, da instrucciones a su amigo y hombre de confianza Nelson Darío Hurtado, alias ‘Marihuano’, abatido en febrero pasado en una operación conjunta entre la Policía y el Ejército.
No hay duda alguna de que ‘Otoniel’ era el patrón, el hombre fuerte del negocio del narcotráfico, pues así se establece en la manera como, por medio de las cartas, da órdenes a los demás cabecillas. En una misiva firmada el 3 de febrero, identificándose con el alias de ‘Fermín’, le escribe a uno de sus hombres, conocido como alias ‘Culo de Toro’, Efrén Vargas Gutiérrez, abatido el 13 julio de 2017, en Unguía, Chocó, quien estaba al mando de operaciones del narcotráfico.
Advierte sobre la presencia de una aeronave que dan por sentado que es militar. “Eso para que les llame la atención a los hombres de seguridad que están en el Darién chocoano (...) Amigo, cómo siguen esos operativos, ese pájaro todas las noches sale para esos lados”.
La respuesta ante los reclamos de cómo se estaba manejando el negocio criminal no se hizo esperar, ‘Culo de Toro’, por la misma vía le hace llegar una carta a ‘Otoniel’ haciéndole un reporte detallado del manejo del narcotráfico en Chocó.
“Quiero que sepa, ese Albertico nos debe al frente de acá 219 animales (kilos de narcóticos), el dólar estaba a 2.700, como 2.300 millones, por eso nosotros le teníamos decomisados esos 150 cosos (kilos); al amigo (alias ‘Gavilán’), le debe 50 por aparte… no es justo que nosotros tengamos que entregar sabiendo que nos debe”. También confirmó los sobrevuelos que había advertido ‘Otoniel’: “Han seguido jodiendo los pájaros por las minas de Ucarí en la frontera, y Ejército por junglas en Santa María y La Loma, pero estamos bien, sin ninguna novedad hasta el momento”.
Una de las preocupaciones del capo era la de seguir expandiendo su negocio ilícito y convertirse en uno de los mayores carteles de droga del mundo. Para eso, le pide a ‘Culo de Toro’ construir laboratorios para procesar la droga.
“Yo tengo mucha gente conocida por ese río arriba (...) qué bueno que Rafa vaya bien (...) yo voy a mandar a mirar el aserrío a ver cómo se ve, ya nos toca mirar esos acercamientos”, dice ‘Otoniel’ en la carta que firma como ‘Fermín’, y en la que incluso da un saludo de feliz año. El ahora capturado capo habla sobre un operativo en el que cayó un cargamento de droga. “Viejo, estos días se cayó algo cerca del Totumo, dicen que eso era de allá (...), cuando vayan a hacer algo (movimiento de droga) tienen que cuadrar con ‘Chiquito’ (’Malo’) para que la gente que salga de ahí pague allá”.
Precisamente, el hombre al que se refiere es a ‘Chiquito Malo’, el segundo en jerarquía del Clan del Golfo, quien estaría heredando el control de la organización luego de la captura de ‘Otoniel’.
Sin las FARC será más fácil
Mientras ‘Otoniel’ y sus hombres seguían cruzando información mediante cartas, los hombres de inteligencia de la Policía que los vigilaban seguían planeando junto con las Fuerzas Militares operativos en su contra y, por eso, fueron cayendo uno a uno los hombres del círculo más cercano del capo. Otro de ellos es Roberto Vargas, alias ‘Gavilán’, quien en su momento entregó una reveladora misiva a su jefe.
En ella cuenta los planes de expansión aprovechando la firma del acuerdo de paz con las FARC, lo que les dejaba el espacio para asumir el control. “El pensado mío es llegar allá este año y tomar el mando directo allá. Ahora puede ser más fácil el cruce (desplazamiento) porque ya sin FARC es más fácil”. La carta está firmada por alias ‘Danilo’, que las autoridades establecieron que es el mismo Gavilán.
En cuanto a las coordinaciones del narcotráfico en la zona del Darién chocoano, ‘Otoniel’ exige que saquen la cocaína por ese corredor y ordena que la droga sea comprada a su organización, por eso insiste en la necesidad de construir nuevos laboratorios para el procesamiento de la coca. “Tienen que exigirles que compren el material a ustedes mismos… si tiene buena madera (droga) en la zona para qué traen de otro lado”, ordena ‘Otoniel’.
Audios del capo
Aunque a ‘Otoniel’ no le gustaba usar teléfonos, su voz sí quedó registrada en pequeños audios enviados en memorias, también usando correos humanos. Tardaban hasta una semana en llegar a su destinatario, era la manera de evadir la inteligencia.
El poder que ostentaba lo convirtió en un hombre temerario, a tal punto que les aseguraba a sus hombres que la persecución, en cabeza del director de la Policía, general Jorge Luis Vargas, no era un asunto que le preocupara, estaba seguro de que no caería.
“Vargas pidió seis meses que para darme de baja o cogerme, y neutralizar mucho comandante de la organización (...) el man pidió meses al presidente que para acabarnos, eso le queda grande”.
Como sucede con los jefes de estas organizaciones criminales, el poder los hace creerse invencibles. Pero nuevamente no fue así. En una cacería de más de siete años, finalmente Vargas cumplió la promesa el fin de semana pasado cuando fue capturado ‘Otoniel’.
“La orden cumplida al señor presidente con la captura de ‘Otoniel’ es también un parte de victoria a los colombianos, gracias al trabajo conjunto y coordinado con nuestras Fuerzas Militares. La Operación Osiris es el logro más grande en muchos años en la guerra contra el crimen, por lo que significa este delincuente en temas como narcotráfico, asesinatos de líderes, desplazamiento y abuso de menores de edad”, afirmó el general Vargas a SEMANA.
En los audios también quedó registrada la traza de muerte que dejó ‘Otoniel’ en sus años como criminal: “Viejo, trabajemos mucho con minas y con francos, no hay que pelearles a esos manes, de que no sea por una cosa de obligación dura, pero para darles clavo con francos (francotiradores) y con minas (...) a esos helicópteros meterles si hay barret, esos fusiles franco también, meterlos esos hijueputas, darles con francos y con barret, con esos .50, y darles con quiebrapatas…”.
El general Vargas reconoce a ‘Otoniel’ como un asesino y les rinde tributo a los miembros de la fuerza pública que cayeron en la persecución al capo. “Muy seguramente ‘Otoniel’ no volverá a ver la luz del día. Tendrá que pagar por sus crímenes en Estados Unidos y en Colombia, incluyendo la muerte de más de 100 policías que por órdenes suyas fueron asesinados. Nuestro tributo al intendente Edwin Blanco y a todos mis compañeros que ofrendaron su vida en la lucha contra este narcotraficante y su organización”.
Aunque el Clan del Golfo presta sus rutas para el tráfico de drogas a otras organizaciones a cambio del pago de un impuesto, su intención era monopolizar el negocio. Por eso exigía a los jefes de frentes montar laboratorios.
“Frente al tema de las cocinas, si ya usted autorizó, en todos los frentes hay cocinas (...) todo eso está autorizado, de hacerla, montarla” y agrega que “las mercancías particulares pagan impuesto, las de la organización no pagan. ¿Por qué van a pagar si es del mismo frente?”.
Los audios, al igual que las cartas, revelan que el ELN buscó una alianza con el Clan del Golfo. “… Que estaban buscando acuerdos para llegar a un cese al fuego, eso no se puede en estos momentos decir a la opinión pública”. Es más, mientras se daban acercamientos, ‘Otoniel’ ya tenía listo un plan de guerra para traicionarlos. “Esos elenos, papayita que se les dé, darles, darles, no se les puede rebajar. Meter minas”.
En los audios se ratifica la intención de buscar un acuerdo con las disidencias de la Segunda Marquetalia e ‘Iván Mordisco’, como también lo advertían las cartas. “Esperar la razón que manden esos manes de allá que usted dice de ‘Iván Márquez’, toca esa gente a ver qué es lo que plantean. (...) Estuvieron hablando con eso de las disidencias que fue ‘Mordisco’; el encargado de esa gente ahora es ‘Mordisco’, no es ‘Gentil Duarte’, el propio grande es ‘Mordisco’, ‘John 40′ y no sé cuál otro”.