JUSTICIA
Fabián Rojas, el testigo clave para determinar qué sabía Uribe y qué no
El exasesor de la UTL del expresidente declaró en la Corte Suprema de Justicia. Su versión fue importante porque describió el grado de conocimiento que tuvo Uribe acerca de los testigos a medida que iban apareciendo. Dos episodios cuestionables vieron la luz gracias a su versión.
A sus 35 años, Fabián Rojas se convirtió en la mano derecha del expresidente senador para manejar múltiples asuntos de su Unidad de Trabajo Legislativo. Su destacado trabajo con la senadora Paloma Valencia lo puso en noviembre de 2017 a trabajar directamente con el líder del Centro Democrático hasta febrero de 2019, cuando se retiró para intentar cumplir sus propias aspiraciones políticas. La fluida comunicación con su jefe, según él de varias veces al día, se rompió por completo con su salida del Capitolio.
En los 23 cuadernos reservados que componen el expediente de Uribe, el nombre de Rojas es mencionado una y otra vez. Interceptaciones telefónicas pero sobre todo la declaración de este asesor fueron claves para que la Corte Suprema de Justicia infiriera el grado de conocimiento que tenía Uribe de la gestión que estaba haciendo su abogado Diego Cadena con testigos. La parte más reveladora de su versión surgió al relatar cómo testimonios cuestionables terminaron en poder de la Corte Suprema de Justicia, a pesar de que Uribe sabía de las irregularidades que rodearon su consecución.
Vea en gráficas la línea del tiempo del proceso de Álvaro Uribe:
El pasado 26 de noviembre, Rojas atendió el llamado de la justicia y durante cuatro horas respondió las preguntas del magistrado instructor César Reyes en una declaración bajo juramento. Su versión menciona dos momentos claves: 1) La declaración rendida por el expresidente en las escalinatas del Palacio de Justicia y 2) La existencia de una reunión secreta con quien fuera el exdirector de la cárcel de Cómbita.
Escalinatas del Palacio de Justicia:
Todo empezó el 23 de febrero de 2018 cuando Álvaro Uribe, con megáfono en mano y desde las escalinatas del Palacio de Justicia, decidió controvertir una decisión judicial que lo ponía en la picota pública. La Corte Suprema de Justicia, al cabo de una investigación contra Iván Cepeda por supuesta manipulación de testigos, había invertido los papeles: el expresidente pasó de denunciante a investigado.
Después de su discurso, Uribe entregó en la secretaría los relatos de nuevos testigos que insistían en que Cepeda les había ofrecido prebendas a cambio de enlodar al exmandatario. Estos eran Carlos Enrique Vélez, alias Víctor; John Fauner Baraona, alias Racumín, y John Jaime Cárdenas, alias Fosforito. Aunque en la foto no apareció su abogado Diego Cadena, este, tras bambalinas, había concebido el nuevo envión.
Un día antes del megáfono y las escalinatas, el 22 de febrero, en la penitenciaría La Picota de Bogotá se habían reunido Cadena y el recluso Juan Guillermo Monsalve, testigo estrella contra Uribe. La Corte sabía de ese encuentro.
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Monsalve es el exparamilitar que asegura que Uribe tuvo nexos secretos con grupos paramilitares y Cepeda divulgó esa versión en debates políticos en el Congreso. Cadena esperaba conseguir una contundente retractación y para ello le pidió a Monsalve firmar una carta para asegurar que había entregado su testimonio a cambio de prebendas. El testimonio de Monsalve nunca llegó, pero sí otros manuscritos y hasta un video de reclusos que pretendían desacreditar al senador Cepeda.
Para la Corte, que seguía de cerca los pasos de Cadena, esas declaraciones fueron compradas y por ello decidió remitirlas a la Fiscalía para que investigara al abogado.
En este contexto, la Corte escuchó la versión de Fabián Rojas. Él estuvo al lado de Uribe ese 23 de febrero del 2018, el día de las escalinatas. Según el asesor de la UTL, la noche del 22 de febrero de 2018, él y María Claudia Daza, conocida como la Caya, se reunieron con Cadena y el asistente de este, Juan José Salazar, en un restaurante en el norte de Bogotá. Allí recibieron de parte de Cadena estos testimonios escritos de Vélez y otros paramilitares.
“Cadena se despidió y salió a reunirse con el expresidente Uribe. Y nosotros nos dirigimos a la Central Papelera a sacar fotocopias de los papeles, entre los que venían las cartas manuscritas”, testificó Rojas. Al día siguiente, Rojas y Caya, en las escalinatas del Palacio de Justicia, le entregaron al expresidente las fotocopias anilladas con los testimonios.
Como se sabe, la declaración de Vélez tuvo un efecto búmeran el 3 de septiembre de 2018. Ese día, la Sala de Instrucción de la Corte Suprema decidió escuchar de viva voz al testigo y lo citó a declarar. Vélez se retractó y dijo que en realidad Diego Cadena le había pagado para testificar y que lo había “tumbado”. Aunque Vélez es considerado un falso testigo, aportó recibos para respaldar sus explosivas palabras. La inesperada retractación de Vélez complicó seriamente el proceso del expresidente.
Esta primera parte de la declaración de Rojas resultó relevante para la corte por dos razones: Primero, porque hubo una reunión previa de Uribe con Cadena para ponerle en conocimiento los detalles acerca de estas declaraciones. Y dos, porque Cadena consiguió un poder como abogado de Uribe posterior a esta gestión. Así lo afirmó Rojas al señalar que él mismo ayudó a gestionarlo y que después de ello la comunicación con Cadena se volvió frecuente, casi que diaria.
La reunión secreta:
Sin embargo, la información que entregó Fabián Rojas anticipaba un interés mayor al interior de la Corte Suprema por un segundo episodio: la existencia de una reunión secreta que el abogado Cadena quiso ocultarle a la justicia.
Entre los testigos que aportó Cadena a la Corte Suprema aparecen Máximo Cuesta, Johany Cadavid y Elmo Mármol Torregrosa, todos presos en la cárcel de Cómbita. ¿Cómo los consiguió?
Según el asesor de Uribe, la periodista venezolana Gisela Matamoros contactó al expresidente Uribe para advertirle que sus opositores estarían alistando un escándalo en medios con declaraciones de un cubano recluido en una cárcel. Y prueba de ello era un sorpresivo traslado de este hombre desde la cárcel de Cómbita a la Picota.
Tras esto, Uribe le habría pedido a Rojas reunirse con la fuente que le estaba entregando esta información a la periodista. El asesor de Uribe desconoce si el expresidente sabía quiénes llegarían a la cita, pero lo cierto es que le pidió no mandarlo solo a ese encuentro. Por eso el expresidente le encomendó a Cadena asistir también.
La reunión se habría llevado a cabo en la terraza externa de un hotel en el barrio Rosales, al norte de Bogotá. Al lugar llegaron el cuestionado coronel retirado del Ejército Germán Rodrigo Ricaurte acompañado con Ángela López, quien se presentó como su asesora. En la conversación, Rojas se enteró de que estaba sentado con el director de la cárcel de Cómbita y que la mujer, además de ser asesora del oficial, era la abogada del escurridizo Cesarín, el temible capo de la oficina de Envigado también conocido por corrupción judicial.
Cadena llegó de último a la cita y se saludó cordialmente con Ángela López, a quien ya conocía de antes. “Ah ¿pero se conocen?”, preguntó Rojas al percibir la cercanía. Cadena contestó: “Es que por el ejercicio profesional, hemos coincidido en algunos temas”.
Sentados en el establecimiento, Ricaurte manifestó las preocupaciones que tenía por el repentino traslado del cubano supuestamente ordenado por la dirección del Inpec. Dijo que detrás estarían Cepeda y Daniel Coronell para desprestigiar al expresidente. Y, según él, querían hacer lo mismo con el paramilitar preso Pablo Hernán Sierra, alias Pipintá. En el encuentro, Ángela López manifestó tener información adicional sobre manipulaciones a testigos para que declararan contra el expresidente.
Entre las partes más reveladoras de la declaración de Rojas está la confirmación de que después de esta reunión, el asesor y Cadena le entregaron los detalles esa misma noche al expresidente en su domicilio, incluyendo los saludos de admiración que el coronel Ricaurte le envió.
Cadena se encargó de hacerle seguimiento al ofrecimiento del oficial y de su asesora. Continuó en contacto con ellos hasta que en junio de 2018 recogió y entregó las tres declaraciones a Fabián Rojas. De estas cartas quedó copia en el despacho de Uribe en el Congreso y también en la oficina del abogado Jaime Granados, a donde el expresidente ordenó remitirlas.
Rojas asegura que cuando estaba archivando las cartas notó con extrañeza que dos tenían la misma letra y estructura, pero se trataba de documentos firmados por reclusos diferentes. Reaccionó ofuscado: “Recuerdo que le hablé fuerte al expresidente acerca de por qué no se hicieron con la letra de los declarantes y él (Uribe) le recriminó a Cadena esta situación”, señaló.
Rojas subrayó que tiempo después Ricaurte llamó a pedirle al expresidente Uribe que lo ayudara para que no lo removieran de la dirección de la cárcel. Anticipaba que sería así por una información recibida por su hermano, el exdirector del Inpec general Gustavo Adolfo Ricaurte. El expresidente rechazó la petición y solicitó a Rojas cortar toda comunicación con el oficial.
A pesar de las dudas sobre las cartas, Rojas reconoce que enviaron las declaraciones a la oficina de Granados para que las incorporara al proceso sin advertencias sobre cómo las consiguieron.
Además de las irregularidades confirmadas por Rojas, su versión entró a contradecir la que Cadena le entregó a la corte. Según el abogado Cadena, el mismo día que hizo firmar a Mármol su declaración, recogió las de otros dos presos. Estas otras dos cartas –según Cadena– las escribió una abogada llamada Ángela López, con quien dijo haberse encontrado por casualidad en la entrada de la cárcel de Cómbita. La versión de Cadena fue revelada por el periodista Daniel Coronell y agrega que, según Cadena, esa abogada se ofreció en las puertas de la cárcel para ayudarle a conseguir los documentos firmados.
La segunda parte de la declaración del asesor de Uribe llevó a la Corte a confirmar varias premisas de cara al caso: 1) El expresidente le pidió a Rojas y a Cadena que asistieran a la cita 2) Uribe supo que estas tres declaraciones salieron de esa reunión con el director de la cárcel de Cómbita y su asesora 3) A pesar de que existían varias dudas por la forma en que Cadena tomó estas versiones nadie encendió una alerta para impedir que los documentos fueran a dar a los expedientes de la corte.
El coronel Ricaurte fue apartado de la dirección del penal en junio de 2019 por decisión del Gobierno nacional. Y por obvias razones a la corte le quedaron sembrados otros interrogantes como: ¿Qué hacía el equipo de Uribe sentado con un director de un penal y su asesora hablando de versiones de internos? ¿Si la cita secreta no tenía nada de irregular, por qué la omitió Cadena en su declaración jurada ante la Corte Suprema?
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Una vez publicado este artículo, el abogado de Diego Cadena envió una respuesta en video a SEMANA. El penalista asegura que "la reunión con la Fiscalía no fue secreta, sino en un restaurante a la luz de los ojos de cualquiera que pudiera estar, sin ninguna agenda oculta". Agregó que se le dio toda la credibilidad al testigo Fabián, pues se suponía que había información que podía interesarles para el proceso. Aclara que no llegan juntos a la reunión, como dijo Rojas en su declaración. "Esto no es un indicio de delito, ni de nada", concluyó.