JUSTICIA TRANSICIONAL

La verdad sobre el secuestro: el primer paso de las Farc ante la justicia

31 exintegrantes del Secretariado y del estado mayor de la guerrilla comparecerán este viernes ante la Sala de Reconocimiento de Verdad por los secuestros cometidos entre 1993 y 2012. Un paso histórico en el que los exguerrilleros demostrarán su nivel de compromiso con la verdad, la justicia y la reparación.

12 de julio de 2018
Las organizaciones de derechos humanos creen que el número de secuestros es de 40.000. | Foto: Archivo SEMANA

El 13 de julio de 2018 quedará en los anales de la historia como el día en que las Farc asistieron por primera vez ante la justicia para comenzar a contar la verdad sobre uno de los capítulos más dolorosos del conflicto: el secuestro. Será el caso No. 001. El país verá a 31 exintegrantes del Secretariado y del estado mayor de la guerrilla dando el primer paso para el reconocimiento de la verdad y asumiendo su responsabilidad.

Medio siglo de conflicto armado dejó millones de víctimas. Los casos de secuestros serían 8.163, según la Fiscalía. Pero la cifra se queda corta, las organizaciones de derechos humanos creen que el número asciende a 40.000. El secuestro provocó tal rechazo en la sociedad colombiana que la volcó a las calles. La manifestación de 2008 en la que miles marcharon para exigir a las Farc poner fin a este flagelo vive en la memoria colectiva. La imagen de Íngrid Betancout en la selva privada de su libertad le dio la vuelta al mundo, y desembocó en la operación Jaque, un golpe certero a las Farc, que después se sentó a negociar.

Rodrigo Londoño, Iván Márquez, Pablo Catatumbo, Carlos Antonio Lozada, Jesús Santrich, Marco Calarcá, Byron Yepes, Mauricio Jaramillo, El Paisa, Pacho Chino, Isaías Trujillo y Fabián Ramírez comparecerán ante la Sala de Reconocimiento de Verdad por los secuestros cometidos entre 1993 y 2012. Jesús Santrich, aunque no podrá asistir porque está detenido, lo hará por un medio virtual.

¿Por qué empezar por el secuestro? Por algún lado había que empezar. La JEP decidió comenzar por este delito, con base en unos criterios de priorización que incluyen, entre otros, la gravedad del delito, la magnitud del daño que producía en las víctimas y lo relevante que fue dentro de la estructura criminal de esa organización.

Por muchos años, las Farc utilizó el secuestro no solo para financiarse sino para impulsar diferentes objetivos políticos. Entre las víctimas del secuestro hubo personas de todas las edades, de todos los estratos y muchas de ellas permanecieron por años e incluso décadas en cautiverio, en condiciones que representaban una forma de tratos crueles e inhumanos.

Según la información que recibió la JEP, el periodo de mayor auge del secuestro, fue también el de mayor expansión militar de las Farc. El secuestro fue una estrategia expresa del grupo guerrillero desde la Octava Conferencia de Guerrilleros. La macabra estrategia fue “prohibida” en 2012 por el exgrupo guerrillero, año en que inició la fase pública de las conversaciones de paz.

Las voces del secuestro durante el evento enciende una luz. Participaron víctimas y victimarios de las Farc y los paramilitares. Febrero 4 de 2009. Foto: León Dario Peláez / SEMANA

También pesó en la balanza que en este periodo de tiempo los secuestros habrían sido ordenados desde los máximos órganos de decisión en la guerrilla, según los informes de la Fiscalía. Es posible que el periodo se amplíe si la sala lo encuentra necesario. Además, habrá espacio para indagar sobre un listado de personas presuntamente retenidas por las Farc y de cuyo paradero no se tiene conocimiento.

Este paso de verdad y justicia es visto con buenos ojos por la comunidad internacional. Es un buen mensaje que después de seis meses de la posesión de los magistrados, la JEP por fin prenda motores. Desde el exterior no solo se le ha dado apoyo político al proceso de paz, sino mucho dinero.

En la audiencia se medirá la disposición de las Farc para acudir a la justicia y cumplir con su palabra empeñada. El hecho de que el Secretariado sea el primero en asistir es un mensaje de confianza en el proceso para sus bases y para el país. Entre los convocados están senadores y representantes electos, quienes antes de su posesión cumplirán con presentarse a rendir cuentas. Pero la posibilidad de que algunos de ellos –como Iván Márquez o El Paisa- no vayan manda un mensaje negativo que sin duda será aprovechado por los contradictores del proceso de paz.

No será fácil. La verdad es necesaria para el país, para las víctimas, pero dolorosa. Los exguerrilleros están aterrados. Ellos estuvieron en la creación de la justicia transicional, saben la teoría, pero no cómo cómo va a funcionar en la práctica.

La diligencia que se llevará a cabo este viernes es solo el comienzo. En ella serán notificados de la apertura del proceso y se les dará a conocer la información con la que cuenta la JEP en relación con el delito de secuestro. Esta información, principalmente, incluye el reporte preparado por la Fiscalía que da cuenta de los procesos judiciales que pesan contra 4.314 miembros del grupo guerrilero por ese crimen.

También se les entregará una base de datos de la Fundación País Libre, en donde están registrados los nombres de personas que se presume estuvieron en poder de las Farc, pero de las que se desconoce su paradero.

Después de esta diligencia, comenzará la comparecencia de cada uno de los jefes de las Farc ante la JEP. En respuesta a la información de la Fiscalía y País Libre, tendrán que reconocer su responsabilidad y contar la verdad que sepan sobre esos casos.

Su temor frente a la JEP es fundado porque si no reconocen su responsabilidad y se les llega a demostrar durante el proceso, podrían exponerse a penas de hasta 20 años de prisión. Por eso, lo más conveniente para ellos es contar toda la verdad y así pagar penas alternativas de entre 5 y 8 años que incluyen restricción efectiva de la libertad, pero no cárcel.

La gravedad de la pena que se les imponga dependerá de lo que cuenten, pero sobre ellas también es alta la incertidumbre de las Farc, pues el acuerdo dejó un amplio margen de discrecionalidad a la JEP para imponerlas. Así, a un jefe de las Farc se le puede ordenar que trabaje en una obra para la comunidad y a otro que participe en labores de desminado humanitario.

De ahí que, después de casi dos años de firmados los acuerdos, de haber hecho dejación de las armas y de terminar su desmovilización, las Farc se enfrentan a la hora de la verdad, pues es cuando tendrán que responder por sus crímenes.