NACIÓN
Arranca la dejación de armas: Sí, pero no
Aunque la noticia del Gobierno y las FARC distensionó las diferencias que había por la necesidad de reajustar el cronograma de desarme, lo cierto es que este miércoles no podrán cumplir al pie de la letra lo pactado. ¿Por qué?
"El cronograma del desarme se mantiene". Ese fue el titular con el que, este martes, los principales medios del país resumieron la aparición del comisionado de paz, Sergio Jaramillo, y el ministro Juan Fernando Cristo, quienes desde la Casa de Nariño reiteraron que este primero de marzo, miércoles de ceniza, será el día más esperado desde cuando las FARC y el Gobierno empezaron a reunirse en secreto para negociar un pacto de paz: la dejación definitiva de las armas.
Y si el Gobierno condimentó la fecha, las FARC no se quedaron atrás. "Este miércoles, a pesar de los retrasos, realizaremos el registro de las armas en todos los campamentos y reajustaremos el plan de destrucción de armas inestables o explosivos", dijo el negociador de la guerrilla Iván Márquez. “Las armas de los integrantes farianos del Mecanismo de Monitoreo y Verificación pasarán a custodia de la ONU”, reiteró.
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Una semana atrás, las apuestas estaban divididas en que el primero de marzo fuera el día señalado para comenzar el proceso de desarme. La diferencia en la que estuvieron confrontados el Gobierno, Naciones Unidas y la propia guerrilla quedó zanjada y el tiempo terminó dándole razón al jefe de la misión de Naciones Unidas, el francés Jean Arnault, quien les había expresado a las partes la necesidad de reajustar el calendario por los retrasos que se han presentado en la adecuación de las zonas veredales.
Aunque la voluntad de las FARC de dejar los fusiles sigue inalterable, pero el proceso para que esto se haga efectivo tendrá que esperar más de la cuenta. Según el acuerdo del Teatro Colón, la totalidad de las armas de la guerrilla reposarán en los contenedores de la ONU el día D+ 180, es decir, el próximo primero de junio, pero sigue sin definirse la fecha de entrega del primer 30 % de armas individuales, las mismas que acompañaron a los guerrilleros en sus puntos de concentración.
El Gobierno y las FARC confirmaron que el calendario no se moverá, pero ninguno de los dos se aventuró a asegurar que ese porcentaje descrito en el acuerdo firmado en el Teatro Colón se cumpla mañana. "Comienza el proceso de desarme que supone el registro de las armas, la destrucción del armamento inestable, el almacenamiento de las armas de acompañamiento, todo lo que no se había hecho”, resumió Sergio Jaramillo.
Esta fase de dejación de armas es el nuevo desafío del proceso de paz, pues pone a prueba la capacidad de las partes de pasar de lo escrito en el papel, a llevarlo a le realidad.
Por lo pronto, parece que los términos prometidos en el tiempo no se cumplirán, pues el cronograma presenta muchos retrasos. Por ejemplo, la movilización a los puntos de concentración no tardó dos semanas, como estaba planificado, sino dos meses, y el proceso de dejación no arrancará con la entrega del primer porcentaje de armas individuales, sino apenas con el registro e identificación de dichas armas.
Todo apunta a que el primero de marzo tampoco se ganará el lugar en la historia como el día en que los miembros de las FARC empezaron su desarme definitivo. Tal vez sólo se recordará por las 117 armas que entregarán igual número de guerrilleros que conforman el Mecanismo de Monitoreo y Verificación.
Entonces, "lo que tenemos que ajustar es el inicio, los 180 días se mantienen", dice Sergio Jaramillo, para señalar el día en que las FARC entreguen el último de sus fusiles. "Las FARC no están involucradas en tácticas dilatorias del proceso, y son conscientes que se debe dar tiempo al Gobierno para que pueda cumplir sus compromisos”, aseguró Iván Márquez.
Pero no es sólo responsabilidad del Gobierno. Las FARC, en diálogo con SEMANA, admitieron las dificultades para armar la lista completa de sus hombres junto con sus armas. “Somos una organización irregular”, dijo uno de los jefes guerrilleros para explicar que no tienen una base de datos rigurosa, con registro de cada fusil o cada combatiente. Por lo que hasta ahora, cuando ya están agrupados en las zonas, se ha procedido a adelantar el registro.
Horas antes del miércoles de ceniza, los retrasos logísticos llevaron a los negociadores a mover las fechas mientras el desarme total no supere el tiempo que se pronosticó en La Habana. Un cambio que ya muchos analistas habían anticipado, pero que, por ahora, no pone a patinar el proceso de dejación sino que es una adaptación de lo que ocurre en terreno. Un ajuste cosmético pero no profundo. Previsible pero muy arriesgado. La dejación de armas comienza su carrera regresiva, y lo hará contra el reloj: quedan cuatro meses.