IMPLEMENTACIÓN

El arduo trasteo de las FARC a las zonas veredales

Por tierra y ríos con ciclas, neveras y costales a mano avanza el histórico desplazamiento de esa guerrilla las zonas de concentración. Semana.com estuvo con ellos en Icononzo.

31 de enero de 2017
| Foto: Juan Carlos Sierra

A la caravana se sube hasta el último de los guerrilleros. Uno a uno con lo que puede cargar a mano y subir a las canoas, jeeps, chalupas, chivas y camionetas se acomodan para salir de los territorios que históricamente habían ocupado rumbo a las 26 zonas veredales donde harán su tránsito a la vida civil.

Con fusil en mano, más de 50 hombres del Bloque Sur de las FARC navegaron el río Caquetá en dirección a la vereda La Carmelita en Puerto Asís, Putumayo. Acomodados a lado y lado de una vieja balsa roja, partieron el domingo los miembros de los frentes 32, 48 y 49 a este pueblo incrustado en la profunda llanura amazónica. Allí, en uno de los departamentos que más sufrió por los derrames sistemáticos de crudo en las vías, un grupo de miembros de esa guerrilla se alista para dejar definitivamente las armas.

El último fin de semana de enero fue histórico para la negociación y le regaló a los colombianos las fotos más emblemáticas que hasta ahora deja su tránsito a la vida civil. Unas 36 operaciones se activaron para movilizar a cerca de 4.394 hombres de las FARC. Los primeros, fueron 61 guerrilleros que salieron el sábado hacia la vereda Los Monos en Caldono, Cauca. En cuestión de horas, ese mismo protocolo se replicaba en Tolima, Guaviare, Caquetá, Nariño y Antioquia.

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El olor acre de la pólvora se quedó en las regiones que se habían disputado y por primera vez la guerrilla comenzó a vociferarle al mundo que la dejación de armas es real. Cincuenta y dos años de lucha guerrillera, de conquistas y derrotas, comenzaron a quedar como parte de la historia. 

Rumbo a Betania, vereda de Policarpa en Nariño, otro grupo de 48 hombres se unió a la caravana de miembros de las FARC que caminaban hacia las 19 zonas veredales y siete puntos campamentarios este sábado. "Donde la violencia dejó otra huella, "ahora hay que borrar para reconstruir", dijo el Alto Comisionado de paz, Sergio Jaramillo, sobre su traslado. 

Como si estuvieran sincronizados, el domingo un nuevo grupo de 948 guerrilleros empezó a darle músculo al que se había fijado como el segundo día en el camino para el desarme de las FARC: el tránsito a las zonas veredales. Sesenta días después de la firma del acuerdo renegociado en el Teatro Colón, comenzaron a cumplirse los plazos fijados en La Habana.

Cinco grupos de 598 hombres y mujeres de las FARC cumplían con su parte del acuerdo este lunes. Mientras 2.541 más, preparan un gran operativo para este martes. Son diecisiete movimientos los que desplegarán no sólo las FARC sino también el Gobierno y el Mecanismo de Monitoreo para llegar a las zonas donde se concentrarán el tiempo que resta de los 180 días que dura el proceso de dejación de armas.

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Ya lo había anticipado el presidente Juan Manuel Santos. “Desde las selvas están caminando ya todos los miembros de las FARC, para que a más tardar, a finales del martes, estén concentrados en esas 26 zonas que acordamos que iban a recibirlos, para que ahí se inicie el proceso de desarme”, dijo desde el Valle del Cauca.

Aunque el adiós definitivo de las FARC a las armas ya estaba concretado, varias dificultades logísticas alargaron la concentración. "Si el Gobierno no instala inmediatamente la infraestructura necesaria, hay que replantear la fecha de llegada de las FARC a zonas veredales", había advertido insistentemenete el máximo jefe de esa guerrilla, Rodrigo Londoño, ‘Timochenko‘.

Tras la firma del acuerdo y con la puesta en marcha de la implementación, el tema de la logística de las zonas veredales se convirtió en la nueva piedra en el zapato. Imágenes sacadas de contexto y cifras poco claras venían generando ampollas a lado y lado de la mesa sin que se destacaran hechos contundentes, hasta este fin de semana cuando las redes se inundaron con fotografías de guerrilleros con ciclas, neveras y costales rumbo a las zonas de concentración.

"¿Quién se hubiera imaginado (…) las FARC con sus fusiles caminando hacia esas zonas para entregárselos a las Naciones Unidas? Eso es algo extraordinario que el mundo está viendo y aplaudiendo", apuntó Santos.

La primera piedra

En la fila, el día comienza muy temprano. Con pintas nuevas y sin el verde militar, cerca de 110 guerrilleros que llegaron a la zona veredal de Icononzo se alistan a las 6:00 de la mañana para hablar del acuerdo de paz. Después de tomarse un café caliente para subirle la temperatura al frente frío que se vive en la zona, guerrilleros de los frentes 40, 27, 17, 7, y primero se organizan a las afueras de una vieja casa de bahareque. Allí, el encargado de la instrucción política pasa revista sobre los acontecimientos nacionales del día anterior.

"Pastrana quiere tumbar el ‘fast track‘". Gobierno insiste en que entreguemos los niños que están en nuestras filas. ¿Qué más han visto?, pregunta Carlos. Se le nota el aire urbano, es uno de los que tiene más alto grado de escolarización. Sin embargo, el silencio se prolonga y el instructor político comienza a llamarlos con nombre propio hasta que un guerrillero rompe la tensión: "al Gobierno lo único que le importa es que entreguemos las armas y las zonas nada que están listas", asegura. A su tono de preocupación se suma el de otros guerrilleros que tienen la misma duda: "yo creo que eso del día D se tiene que correr. Nos han incumplido", dice Jerónimo.

En Icononzo a algunos les da la impresión que hubiera un plan tortuga. Los guerrilleros que estaban este viernes en la zona se organizaron a lo largo de la montaña, sin que tenga forma el espacio donde se ubicarán hasta que termine el proceso de dejación de armas. A quince minutos caminando desde la pantanoza carretera -que de la cabecera de este municipio tolimense conduce a vereda La fila- hay una casa, con un extenso patio donde de civil los guerrilleros se encuentran con sus familiares y los visitantes del campamento.

Esa es la razón que exponen la mayoría de los farianos cuando se les pregunta de qué frente son y por qué llegaron hasta aquí. Vienen del Llarí en busca de sus familias. Igual que el último grupo que salió de la profundidad del Caquetá rumbo a la zona veredal que más cerca está de Bogotá, este lunes.

Pero esa cercanía con la capital no les ha proporcionado ninguna ventaja. Igual que como se encuentran las gran mayoría de zonas veredales como la de Charras, Colinas, Buenos Aires y Tumaco, en Icononzo los contratistas intentan carretear la vía para que los carros puedan entrar con los insumos que se necesitan para organizar los alojamientos. "Lo poco que hay nosotros mismos lo hemos construido", recuerda al mismo tiempo que entre risas advierte "después de todo lo que se ha vivido (...) no nos van a tratar como los mejores amigos".

El invierno y la topografía del terreno son los principales argumentos que esgrime Orlando Ruiz, el ingeniero contratista, sobre los retrasos que presenta la obra. "Hay que organizar la vía alterna para el acceso de bodegueo. Ya tenemos dos planicies pero todo depende del del clima. Por ahora, hay tres máquinas y volquetas trayendo material", detalla el hombre. 

Son alrededor de 400 guerrilleros los que albergará está zona. Sin embargo, mientras se adecua el terreno tendrán que organizarse como lo han hecho en tiempo de guerra. "Estamos preparados para que se solucionen las cosas", responde Rodrigo Cadete, comandante del frente 27 y encargado de la zona, mientras espera en la parte más alta de la montaña que llegue el ingeniero para preguntarle cómo va la obra.

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Aunque se les siente cierto tono de preocupación, saben que "no todos los iba a llegar a manos llenas". Quince minutos más arriba de la zona de recepción están los primeros campamentos. Dos casas en madera y un par de cambuches a su alrededor les sirven por ahora de refugio. Como sucedio en cinco décadas de conflicto, con palos, plásticos y una lona verde montaron en la mitad de la falda de la montaña un hogar provisional.

"Hemos encontrado muy buena disposición de las FARC en las serias dificultades que hemos tenido en temas como comunicaciones y cosas por el estilo (...) lo que estamos haciendo es una cosa muy gigantesca que es reubicar en unas zonas a personas que en 52 años estuvieron en territorios distintos. El reto es monumental", manifestó Carlos Córdoba, gerente de las zonas veredales a Semana.com

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No es para menos, tras dos meses de la firma del acuerdo renegociado empieza a tomar más forma el traslado a los puntos de concentración pese a que las FARC insisten en que la infraestructura aún está "muy cruda". Muestra de ello es el estado en que se encuentran este lunes los 26 puntos. Aunque hay avances significativos en áreas comunes, en más de la mitad de las zonas hay retrasos graves en la adecuación de los espacios de alojamiento.

Incluso, apenas esta semana se desenredó la discusión sobre la zona veredal de Caño Indio, Norte de Santander. La marcada presencia de cultivos ilícitos tenía su ubicación embolatada, hasta este lunes que varias comunidades del Catatumbo firmaron una acuerdo para unirse al programa de sustitución voluntario. 

Lo cierto es que el mayor inconveniente que habían tenido para llegar a las zonas veredales fue el problema habitacional. Durante más de seis meses Gobierno y guerrilla se han enfrascado en un debate sobre cómo deben ser estos lugares. Ahora que lograron ponerse de acuerdo en cómo se ajustarán las zonas los retrazos en las obras postergaron todo y por eso muchos de los miembros de está guerrilla que se están desplazando llegarán a trabajar mancomunadamente para levantar las obras que necesitan.

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En estos largos cuatro años, las fechas fatídicas no han sido las mejores amigas de la negociación con las FARC, y tampoco parecen serlo de la implementación del acuerdo. Esta vez las partes tendrán que reajustar el calendario que habían pactado para el proceso de dejación de armas. Esto, en razón de que aunque el Mecanismo de Monitoreo -en cabeza de la ONU- viene acompañando el proceso no se ha podido hacer el registro de la cantidad de armas que tienen, ni continuar con la destrucción del material inestable que, por ejemplo, en septiembre se destruyó en los Llanos del Yarí.