NACIÓN
¿Favorables o inadecuados los sistemas educativos en tiempos de pandemia?
Según la UNESCO, 102 países mantienen cerrados los centros educativos por el coronavirus.
Los procesos educativos y pedagógicos a lo largo del tiempo han sufrido cambios considerables dadas las necesidades que han surgido en la sociedad. Sin embargo, hoy la humanidad se enfrenta a una cotidianidad atípica y disruptiva que ha exigido a las personas adaptarse a cambios abruptos para seguir adelante con las actividades habituales entre las que está estudiar y formarse.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), hasta el momento, 102 países mantienen totalmente cerrado su sistema educativo y otros once han impuesto cierres locales para frenar el avance de la pandemia.
Nunca antes la tecnología había jugado un rol tan determinante como medio a través del cual los colegios, institutos y universidades pudiesen romper la brecha espacio temporal impuesta por la emergencia del coronavirus por medio de múltiples plataformas, máquinas y un sinfín de soluciones pensadas en mitigar las complejidades de estar confinados en casa.
En ese sentido, están aquellos maestros y estudiantes a los cuales la tecnología les ha facilitado el proceso aprendizaje – enseñanza y encuentran en las herramientas de innovación un apoyo que permite dar y tomar las lecciones de forma distinta a la convencional.
De la otra orilla están aquellos educandos y educadores que no han podido empalmar sus métodos con los que propone la tecnología, y que en el proceso de adaptación han tenido muchos tropiezos. Lo anterior está supeditado en gran medida al acceso que tengan las personas a herramientas que les permita aprender, en tanto que tener limitaciones para contar con tecnología condicionará la efectividad y experiencia de estas nuevas apuestas.
Ismael Arévalo, líder de desarrollo de negocios de la compañía Controles Empresariales afirma que “ninguna entidad educativa tradicional estaba preparada para el reto que representa trabajar la educación en estas circunstancias de confinamiento social, por supuesto algunas entidades que nacieron con educación virtual estaban preparadas, pero dado es un porcentaje menor”.
Agregó que “por ejemplo, hemos visto que muchas instituciones educativas que más por afán, que por planeación real, han empezado a usar sistemas de videoconferencia para mantener contacto con sus estudiantes en algunos instantes de tiempo en lo que normalmente se denominaría clase, sin embargo, esto no es educación virtual y no reemplaza al modelo tradicional porque detrás de la educación remota deben existir sistemas de información que apoyan la misma, es decir complementos como los LMS (Learning Management System o Sistema de Gestión de Aprendizaje) fundamentales para brindar contenidos de manera remota, desatendida y al ritmo que vaya el estudiante”.
De esto da fe, Gloria Navarro, docente de primaria y bachillerato de un colegio ubicado en el municipio de Fusagasugá en Cundinamarca, quien afirma que “lo difícil es que todos los niños del colegio no tienen un computador y conectividad a internet porque están en una zona”.
“El trabajo ha sido por WhatsApp y se han encontrado dificultades porque los niños no cuentan con teléfonos inteligentes y ni siquiera pueden abrir un archivo pdf. El Ministerio de Educación se preocupa porque los maestros cumplan sus horarios y clases, pero no se preocupan por las herramientas informáticas para los estudiantes”, aseguró.
Por su parte, José Leonardo Valencia, rector de la Universidad Areandina, la tercera institución de educación superior privada del país en virtualidad explica que,” la transición trae retos para quienes no están preparados y tanto profesores como estudiantes deben sacar provecho de todo el potencial que trae consigo el mundo digital”.
“A los profesores les toca el camino más largo, porque el joven que llega a las aulas es de esta era, mientras que los profesores son de una generación muy diferente. Al trabajar con millennials y centennials tienen la obligación de prepararse y cualificarse”, indicó.
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Según el más reciente boletín trimestral del Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (MinTIC), en Colombia hay siete millones de accesos fijos a internet y 28,9 millones de accesos móviles.
Ahora, la población colombiana asciende a los 48,2 millones, es decir, millones de personas aún no cuentan con acceso a internet, razón por la cual el país debe asumir el reto de hacer la migración hacia virtualidad y cubrir la brecha digital.
Rodrigo Andrés Torres, profesor de matemáticas formado en la Universidad Nacional y Universidad Javeriana afirma que, “la tecnología ha sido favorable por un lado porque ahora permite usar distintos tipos de softwares para aprender nuevas cosas, y permite acceder a la información de manera mucho más eficiente y rápida. Pero también ha sido desfavorable porque ha agravado la desigualdad frente a las personas que no pueden acceder a esas herramientas”.
Sin embargo, advirtió que “creo que para una transición verdadera hace falta mucho tiempo, y mucho trabajo. Además, no creo que sea posible hacerlo en todos los contextos. La presencia en el aula y la experiencia en espacios como laboratorios es necesaria”.