Judicial
Felipe Rocha, el empresario detrás de la pirámide ganadera que estafó a la crema y nata de Bogotá, a imputación de cargos
Deberá responder por el delito de estafa agravada en modalidad de masa. En la lista de denunciantes aparecen varios famosos, empresarios e influenciadores.
Para el próximo 22 de febrero quedó programada la audiencia en la que la Fiscalía General le imputará cargos al empresario Felipe Rocha, quien estuvo detrás de la pirámide ganadera que estafó a un centenar de personas, entre ellas varios famosos, empresarios e influenciadores.
Rocha, quien hace parte de una de las familias ganaderas más reconocidas del país, deberá responder por el delito de estafa agravada en modalidad de masa. En su contra, existen un centenar de denuncias que lo señalan de quedarse con el dinero que le entregaron para la compra de cabezas de ganado.
En diciembre pasado, SEMANA publicó en exclusiva un oficio enviado por los denunciantes a la Fiscalía General para que no dilatara más el caso y, mediante un impulso procesal, tomara una decisión de fondo. “Se ha dejado pasar el tiempo y se ha permitido que un caso de relevancia nacional llegue a vacancia judicial sin que se haya tomado una decisión, afectando gravemente a las víctimas del proceso, quienes se encuentran a la espera de compromiso y diligencia por parte del ente acusador ante esa grave situación”.
El pasado 14 noviembre, Rocha rindió interrogatorio ante la Fiscalía General explicando la forma en que montó su “emprendimiento”, la forma en que contactó a sus primeros clientes y los beneficios que ofrecía su sociedad. Igualmente, reiteró su interés de colaborar con la justicia entregando nombres de otras personas que estuvieron en esta sociedad que dejó a centenares de afectados.
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Pese a sus intentos de firmar un preacuerdo o un principio de oportunidad con la Fiscalía, las negociaciones no han llegado a buen término, en parte por la disparidad que hay de los montos económicos de las afectaciones que generó con las falsas inversiones que hizo en la compra de ganado inexistente.
La fracasada oferta, que formaba parte del denominado “plan de desmonte”, consistía en un reembolso cercano a los 16.000 millones de pesos, monto fijado por los abogados de Rocha, y así aliviar la carga en el proceso que le adelanta la Superintendencia de Sociedades. Sin embargo, para lograrlo necesitaba la aprobación del 75 % de los inversionistas.
Esto no sucedió, sólo lo apoyó el 60 %. Los inversionistas, muchos de ellos amigos de vieja data, personas cercanas a su familia y uno que otro familiar, no estuvieron de acuerdo con el hecho de que se obviara la reparación de los graves daños causados al patrimonio y su confianza. Igualmente, se generó una fuerte discusión sobre la cifra real de la estafa, que se ha convertido en un verdadero misterio.
De esta forma, a Rocha se le quemó su estrategia para conciliar. Las víctimas no aceptaron el acuerdo, lo que le da vía libre a la Superintendencia para actuar. Como si fuera poco, SEMANA conoció las dos denuncias presentadas ante la Fiscalía por estafa agravada y una cuantía que es una incógnita. Rocha habla de 16.000 millones de pesos, pero las víctimas, reunidas en grupos, afirman que puede superar los 60.000 millones, según el abogado que los defiende. En las denuncias se hacen señalamientos muy fuertes en contra de Rocha Medina y de su madre, María Francisca Medina de Rocha, quien ahora es calificada como cómplice.
A esta conclusión se llegó en la tercera etapa de denuncias contra el empresario luego de conocerse la forma en que muchos habían llegado al negocio: el carisma, seriedad y tranquilidad de Medina de Rocha. Cayeron convencidos de que tal rentabilidad era posible pese a los extraños y exagerados rendimientos prometidos.
“María Francisca Medina de Rocha, al ser la presidenta y representante legal de Agropecuaria Achury Viejo y Cía., debía tener conocimiento de los ingresos de la sociedad y el concepto de estos, así como las actividades que estaba adelantando”, precisa la denuncia radicada. Bajo esta premisa, se señala que la madre de Felipe “conocía los pagos y transferencias que se le hacían a la sociedad y tenía presente la presunta falsedad y el engaño en las compraventas de ganado al no existir reportes en los egresos”.