TAUROMAQUIA
Feria de Manizales: Katia Sol y los toreros al desnudo
Veinticuatro toreros se despojaron de parte de su traje de luces y se convirtieron en modelos para la joven fotógrafa nacida en Bielorrusia. En diálogo con SEMANA, ella adelantó parte de su trabajo ‘Instintos Salvajes’, que presentará en Manizales.
Uno de los grandes misterios de la tauromaquia tiene que ver con la persona que el torero esconde detrás del traje de luces. “Asesinos” para los detractores de la fiesta brava, han sido objeto de devoción de artistas de diversas disciplinas. Hace un siglo, por ejemplo, el escritor Valle-inclán (de la Generación del 98), el pintor Romero de Torres y los escultores Julio Antonio y Sebastián Miranda rindieron homenaje a Juan Belmonte en un lujoso restaurante de El Retiro, en Madrid, en la primavera de 1913. Al torero sevillano, que aún no había tomado la alternativa, le manifestaron: “el toreo no es de más baja jerarquía estética que las Bellas Artes. (...) Solo te hace falta morir en el ruedo”. “Se hará lo que se pueda”, fue la respuesta del ‘pasmo de Triana’ que acabó con su vida de la misma forma que el nobel y escritor de toros Ernest Hemingway: de un disparo en la cabeza.
Katia Sol nació en Bielorrusia hace 33 años, a 3.500 kilómetros de distancia de España y un alfabeto, un idioma y otra cultura de diferencia. “Me di cuenta de que mis estudios en la Universidad de periodismo y 8 años de experiencia como corresponsal en televisión ya no me serían útiles. Me asusté. Pero el mismo instinto natural interno ganó y llevó al cuerpo físico externo a aprender español y encontrarse a sí mismo de nuevo. Así nació la fotógrafa de moda Katia Sol”, dice a SEMANA.
Aunque su trabajo se concentra en moda y belleza, también dedica su mirada a retratar la cultura de los lugares del mundo donde ha disparado su cámara. España es la que ahora tiene bajo su objetivo.
“En mi escuela de Rusia, una de las asignaturas era Historia Mundial. Recuerdo que cuando llegamos al capítulo ‘Historia de España’, la profesora encendió el monitor y nos puso una película, que era una corrida de toros. Tenía 13 años, y para mi España significaba Julio Iglesias, flamenco y tauromaquia. Por supuesto, todos los hombres españoles en mi imaginación, y en la de todas las mujeres extranjeras, eran como toreros: cabello negro brillante a la luz del sol, piel oscura, figura impecable y... valentía. Porque hay que ser muy valiente para hacer lo que hacen los toreros. Entonces, recuerdo cómo todos los niños de la clase miraban con admiración cómo el oro brillaba en el traje de aquel torero, cómo él desafiaba con su brava mirada, cómo dominaba con destreza a una bestia tan enorme como es un toro. Y resultaba tan curioso en nuestro tiempo moderno y tecnológico ver a un personaje con tanto coraje, que nos hacía transportar a las épocas de los grandes caballeros y conquistadores. Eran pensamientos infantiles”, recuerda Katia al señalar que nunca imaginó tener a ese mundo tan cerca, pero como su interés de fotógrafa es “explorar parte de la cultura general del mundo”, lo que más le interesó del país ibérico fue la tauromaquia.
Lo más leído
La primera corrida que presenció fue en Las Ventas, en el San Isidro de 2018, con El Juli, Manzanares y Pablo Aguado en el cartel. “No fue agradable verlo, no me sentía a gusto”, dice Katia al recordarlo. Pero corrida tras corrida encontró mayores alicientes en el espectáculo, aunque admite que nada que le agarra el gusto a la suerte de banderillas.
Sin duda, lo que más le atrajo fueron los toreros, que más que artistas, los descubrió como “atletas, modernos, elegantes, sanos, saludables y sobre todo muy guapos”, según sus palabras. Al primero que tuvo enfrente de su cámara fue al peruano Andrés Roca Rey, al que fotografió para una publicación de Armani. “Estaba tan concentrada en el proceso técnico que poco imaginé cómo ese día cambiaría mi vida”, admite Katia.
Entonces, quiso descubrir la personalidad de esos personajes que la habían cautivado, y la única manera que podía hacerlo era a través del visor de sus cámaras. Pero no en el ruedo. En el campo, y sin el traje de luces.
“Hoy, por minuto, más de dos millones de fotografías se toman en el mundo, por lo que son una herramienta para mostrar y conseguir nuevos espectadores. Quise mostrar la personalidad de los toreros a través de su físico, con el torso desnudo, un plan sexy pero elegante. Se quitaron sus chaquetillas y descubrieron sus abdominales”, dice Katia al explicar su idea. “A las mujeres nos gusta ver hombres guapos, y a los hombres puede motivarlos para ir al gimnasio o comer saludable”.
El año pasado, cuando la pandemia de la covid-19 pareció dar un respiro y los toreros salieron del confinamiento, Katia quiso reunir a varias figuras para “enseñarlos al mundo” como lo que son. “El torero es un deportista y un hombre que se esfuerza, algunos son vegetarianos. Eso no lo conoce el público contemporáneo y a ese público debe llegar la tauromaquia”, explica.
Sebastián Castella, Roca Rey, Diego Urdiales, Emilio de Justo o el colombiano Luis Bolívar fueron algunos de las 24 figuras de la tauromaquia contemporánea que aceptaron pararse frente a la cámara de la fotógrafa bielorrusa como si estuvieran frente a un toro de lidia.
“No me esperaba el nivel de educación y respeto que encontré en todos los toreros, estaban encantados de participar en el proyecto. No tenían experiencia de posar, solo les pedí que miraran a la cámara como miran al toro. Todo resultó más fácil de lo que pensé. Manejan extremadamente bien su cuerpo que en cuestión de 15 minutos, lo que dura una faena, conseguí lo que quería”, cuenta Katia a SEMANA. “En el campo yo era la que mandaba, en la plaza ellos son los que mandan porque hacen obedecer al toro y a los miles que no dejan de mirar cada uno de sus movimientos. Ahí está la grandeza de estas personas”.
Así como algunos de los toreros que posaron frente a la cámara actuarán en la feria de Manizales 2022, que dará inicio este 3 de enero, Katia Sol también presentará al mundo su trabajo en la capital caldense pues allí será la presentación del calendario Instintos Salvajes, proyecto coordinado por el ganadero español Antonio López Rivas. “Fue acertado escoger Manizales porque la tauromaquia está en su ADN”, dice. Además, parte de lo que recaude la artista es a beneficio del Hospital Infantil de Manizales.
Más de un siglo después de que artistas y escritores proclamaron a los toreros como artistas “de igual jerarquía que las Bellas Artes”, una fotógrafa bielorrusa los descubrió como modelos, atléticos y contemporáneos. Hoy como ayer, los toreros siguen siendo las únicas personas que se juegan la vida para ganársela. Dieciséis matadores de toros, tres novilleros, y decenas de banderilleros y picadores harán el paseíllo del 3 al 9 de enero en la Plaza de Toros de Manizales.