IMPUESTOS
Filtración inoportuna de la reforma tributaria
Sin llegar al Congreso, los datos preliminares sobre la proposición calentaron el ambiente. Todavía falta la versión definitiva, pero lo que ya quedó claro es que el gobierno se la jugará por una tributación más justa y equitativa.
La filtración de lo que se suponía era un borrador de la reforma tributaria puso a medio país a hablar de impuestos y más de uno quedó con los pelos de punta.
Era precisamente lo que el ministro de Hacienda, Juan Carlos Echeverry, no quería que sucediera antes de llevar la iniciativa al Congreso, donde debía debatirse. Para evitar que en el análisis se despedazara la reforma y no se viera en su integralidad, durante meses la Dian y el Ministerio de Hacienda mantuvieron en secreto la preparación del proyecto. A los técnicos partícipes del estudio se les hizo firmar cláusulas de confidencialidad para prevenir una filtración.
Por eso, la sorpresa del ministro Echeverry y el director de la Dian, Juan Ricardo Ortega, fue mayúscula cuando el diario La República comenzó a publicar apartes del borrador de la reforma. Desde el Palacio de San Agustín, sede del Ministerio de Hacienda, de inmediato se informó que esa no era la reforma definitiva, que se trataba de una de las tantas versiones. Echeverry dijo que iban unas 35, pero se mostró indignado por la filtración, pues una semana atrás había dicho que la reforma estaba bien guardada en la caja fuerte.
Lo cierto es que las propuestas de la reforma tributaria se están conociendo a cuentagotas, y ya algunos artículos tienen enemigos per se en el Congreso. Los liberales sacaron la bandera y se mostraron abiertamente en contra de varias de las propuestas formuladas por el gobierno en el borrador. El ministro de Hacienda trató de calmar la tormenta que se le estaba armando en el Congreso y se reunió a puerta cerrada con los parlamentarios de las comisiones terceras, por donde arrancará este debate, para explicarles el contenido de lo que podría ser la propuesta que el gobierno radicará, posiblemente, en la próxima legislatura.
Pero independientemente de cuál será la versión final que el gobierno proponga al Congreso, el borrador filtrado permite llegar a algunas conclusiones.
En primer lugar, se puede decir que el gobierno está cumpliendo con la filosofía que ha defendido de tener un estatuto tributario más justo que busque equilibrar las cargas entre los colombianos. Para esto, quiere acudir a la estrategia de ampliar la base de la tributación, reducir algunos impuestos como el de la renta y crear otros. En otras palabras, el objetivo no es simplemente un aumento de recaudos, sino una reforma estructural para una mayor igualdad.
Ahora bien, algunos puntos del borrador conocido (con 671 artículos y al que le faltaba la parte de procedimiento) causaron controversia. El más álgido, porque toca las fibras más sensibles de los consumidores -y de los parlamentarios, que siempre se han opuesto a gravar la canasta familiar-, fue la propuesta de crear un IVA del 5 por ciento para alimentos y servicios agropecuarios, que hoy son exentos.
Mientras el ministro de Hacienda avaló la propuesta, reflejando su convicción de que un IVA moderado es viable, el presidente Juan Manuel Santos, desde China, la descartó tajantemente y casi todo el resto del país la rechazó. Y donde manda capitán no manda marinero. Es decir, esa propuesta no va.
Otro punto que calentó el debate tributario es el tratamiento propuesto para los asalariados a quienes se les incrementaría la tarifa de renta (se les haría más progresiva) y se les limitaría las deducciones en pensiones voluntarias y en vivienda, algo que les permite bajar la tarifa de tributación. Por otro lado, queda la duda de si la exención que hoy existe del 25 por ciento, que no es gravable para los asalariados, desaparecerá.
Para el exdirector de la Dian, Horacio Ayala, si bien es necesario incrementar el número de contribuyentes, con la propuesta hasta ahora conocida los trabajadores, y en general las rentas de trabajo, se verán muy afectadas. "Hay que tener en cuenta que estas rentas de trabajo no gozan del beneficio de los costos y deducciones que se conceden a las rentas de capital", señaló.
Un tema que también ha levantado polémica es el trato a los independientes, a quienes se les quitaría la posibilidad de descontar los aportes a pensiones voluntarias. Por esta vía, el gobierno buscaría corregir algunas prácticas irregulares que se han detectado, mediante las cuales algunos independientes le hacen el quite a los impuestos. El problema es que, por taponar huecos, se estaría afectando a muchas personas de la clase media, que cada vez se estrecha más.
Según el borrador, el gobierno también quiere gravar las pensiones más altas. Las pensiones de jubilación, invalidez, vejez de sobrevivientes y por riesgos profesionales estarían exentas hasta los 13 millones de pesos (500 Unidades de Valor Tributario-UVT). Por encima de este valor, estarían gravadas. Ayala considera que el límite debería ser más bajo, pues son pocos los que en Colombia ganan este tipo de pensiones, básicamente se trata de congresistas, magistrados y altos ejecutivos.
Entre algunos empresarios causó sorpresa la idea de gravar los dividendos que excedan determinados montos y la enajenación de acciones que serían objeto de una renta gravable o ganancia ocasional, con tarifas que podrían ir de 4 a 27 por ciento, según su monto. Para algunos, se trata de volver al concepto de la doble tributación. Consideran que si las empresas ya pagaron impuestos sobre sus ganancias, no deberían gravarse los dividendos. El tema tiene argumentos a favor y en contra. Hay analistas que sostienen que no se configura la doble tributación porque se trata de contribuyentes diferentes (la empresa y el accionista como persona) y creen que Colombia está en mora de hacer este cambio, como ya lo tienen varios países.
Entre los analistas que han estudiado el borrador filtrado quedó la duda de lo que pasará con las empresas que firmaron contratos de estabilidad jurídica en el anterior gobierno. Javier Hoyos, de Gestión Legislativa y Gobierno, afirma que los pactos no protegen respecto de nuevos impuestos o de normas que no existían al momento de su firma. Sin embargo, señala que, por la forma como está redactado el borrador, parece que se estaría dictando una ley nueva, con impuestos y condiciones nuevas. Por ejemplo, el impuesto de remesas había sido eliminado, ahora aparece con otro nombre: "se gravarán las utilidades giradas al exterior". ¿Se considerará esto una modificación o un nuevo impuesto?
Precisamente, gravar el giro de utilidades es otro asunto que muestra que el gobierno se la quiere jugar a fondo con esta reforma. Horacio Ayala afirma que esta figura existe en la mayoría de países del mundo. Persigue estimular la reinversión de utilidades y evitar que las ganancias se vayan del país. "Es un mecanismo muy bueno para que las utilidades de las empresas contribuyan al crecimiento del país", afirma.
Las reformas tributarias nunca dejan a la gente satisfecha, por el contrario, dejan a muchos molestos y frustrados. Así ha sido siempre y así será en esta ocasión. Lo que no se puede negar es que detrás de este borrador filtrado se observa un esfuerzo del ministro de Hacienda y el director de la Dian por buscar el objetivo de tener un país más justo. Colombia tiene el penoso título de ser una de las economías más desiguales e inequitativas del planeta. Si bien la reforma tributaria no podrá corregir esta aberración, por lo menos sí es un primer paso en esa dirección. Porque el instrumento más importante que tiene un Estado para redistribuir la riqueza son los impuestos.