Nación
Fiscalía contraataca y anuncia que pedirá que le aumenten la condena a Aida Victoria Merlano; su abogado, mientras tanto, apelará
La influencer fue sentenciada a siete años y cinco meses, con beneficio de prisión domiciliaria, por participar en la fuga de su madre.
El juez 20 de conocimiento de Bogotá ordenó la captura inmediata de Aida Victoria Merlano para que cumpla la condena de siete años y cinco meses de prisión, por su participación en la fuga de su madre, la excongresista Aida Merlano, registrada el primero de octubre de 2019.
El funcionario judicial le dio instrucciones al Instituto Penitenciario y Carcelario (Inpec) para que realice la respectiva reseña de Merlano, quien cumplirá su condena en su domicilio en Barranquilla. Esto tras la firma de un compromiso de buen comportamiento y el pago de una multa.
La decisión la tomó el Juzgado al considerar que la pena y los delitos, según varios fallos de la Corte Suprema de Justicia, no justifican una medida privativa de la libertad en centro carcelario.
Por su arraigo y falta de antecedentes judiciales le hacen merecedora a cumplir su condena en su residencia en el barrio Golf en Barranquilla.
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La defensa de Aida Victoria anunció que presentará el recurso de apelación ante la Sala Penal del Tribunal Superior de Bogotá considerando que no se evaluaron todas las pruebas.
Igualmente, la Fiscalía y la Procuraduría General anunciaron que pedirán la revisión de la condena para que se revise el agravante del uso de menores para actos delictivos. El fiscal del caso pedirá que se revise la pena impuesta “en el sentido que debe ser como autora y no como cómplice”.
Mientras que la procuradora del caso pedirá que se revise detalladamente el uso del hermano menor para la comisión de este plan de fuga.
La influencer deberá pagar una multa de cinco millones de pesos. Igualmente, estará inhabilitada por siete años y cinco meses para ocupar cargos públicos.
La participación de Aida Victoria
Poca credibilidad le dio el Juzgado 20 de Conocimiento a la declaración que rindió la excongresista Aida Merlano en el juicio que se adelantó contra su hija, Aida Victoria, y el odontólogo Javier Guillermo Cely. Pese a que la exrepresentante a la Cámara juró que ella había ingresado el bolso con todos los elementos que utilizó para su fuga, las pruebas documentales indican todo lo contrario.
Las declaraciones de todo el personal que tuvo contacto con la dirigente política en la cárcel El Buen Pastor advirtieron que ella nunca sacó nada de la cárcel puesto que se le hizo el respectivo registro de rutina, el cual concluyó que no portaba ningún elemento extraño. Igualmente, cuando llegó al centro médico La Sabana, ubicado en la carrera Séptima con calle 116, no se encontró que llevara consigo un objeto de uso prohibido.
En la mañana de ese primero de octubre de 2019, los hijos de Aida Merlano llegaron al centro médico La Sabana e ingresaron al consultorio ubicado en el segundo piso, donde se encontraba su madre lista para una nueva sesión del procedimiento de diseño de sonrisa. Su hijo, quien para ese momento tenía 17 años de edad, fue el encargado de ingresar el maletín en el que estaban los elementos que permitían finiquitar el plan de fuga.
“Los mismos fueron ingresados por el joven Estaban José Manzaneda Merlano dentro del bolso que llevaba consigo sobre su espalda, los cuales dejó a disposición de su madre en el baño ubicado al interior de la oficina del odontólogo Mauricio Arango Isaza al cual ingresó en repetidas oportunidades su progenitora”, precisó el juez en la lectura del fallo condenatorio en contra de Aida Victoria.
Para el juez, el papel de Aida Victorial fue clave en la obtención de todos los elementos, utilizar a su hermano para el plan criminal y afectar la reacción de los agentes del Inpec que se encontraban de custodios.
“Su aporte fue esencial para la fuga”, concluyó el funcionario judicial en la lectura del fallo. Las pruebas documentales y testimoniales son claras en indicar que estuvo toda la tarde acompañando a su madre dentro del consultorio, habló repetidas veces por teléfono e hizo todo lo que estaba a su alcance para que ni el odontólogo, Javier Guillermo Cely Barajas, ni los agentes de Inpec se dieran cuenta del momento en que su madre se cambiaba de ropa y se alistaba para fugarse por la ventana del segundo piso del consultorio odontológico.