JUSTICIA

La ascendente fortuna de Miguel Peñaloza, otro salpicado por Odebrecht

Los negocios familiares del exministro de Transporte se dispararon al mismo tiempo que su carrera política. Aunque logró sobrevivir a grandes escándalos, la gestión de este ingeniero está en la mira de la Fiscalía y la Procuraduría. Exclusivo de Semana.com.

8 de marzo de 2017
El Centro Comercial Los Laureles es de propiedad de la familia Peñaloza. (Foto tomada de Facebook) | Foto: SEMANA

Aunque el exministro de Transporte Miguel Peñaloza Barrientos había sido mencionado varias veces en el escándalo de Odebrecht, lo cierto es que hasta el miércoles en la mañana su nombre no aparecía en ninguna de las investigaciones de la Fiscalía General de la Nación.

Pero ese día, el ente acusador anunció que Peñaloza, quien era consejero presidencial para la época en que el Gobierno de Álvaro Uribe adjudicó el tramo dos de la Ruta del Sol, había sido vinculado formalmente al proceso mediante interrogatorio.

Semana.com pudo establecer que por las manos de Peñaloza, quien hábilmente también fue consejero para las regiones de los gobiernos de Uribe y de Juan Manuel Santos, han pasado más de 40 propiedades. Estas son una muestra de la fortuna que lo ha rodeado.

La catapulta de su éxito, para muchos, fue la Vicepresidencia de planeación del Grupo Ethuss (cuyo principal accionista es el empresario William Vélez); sin embargo, los registros de bienes de Peñaloza demuestran que se mueve tan bien en el campo de los negocios, que no es extraño que haya logrado esquivar hasta ahora los escándalos que lo persiguieron por su gestión pública.

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En el 2010, el Miami Herald reveló una grabación en la que el ex viceministro Gabriel García habla con Miguel Nule sobre las supuestas presiones de Peñaloza para que fueran excluidos de la adjudicación del tramo dos de la Ruta del Sol. Sin embargo, este ingeniero eléctrico y financiero cayó parado en el Ministerio de Transporte en el año 2012; fue un paso breve pero su nombre seguía sonando para grandes cosas, recientemente estaba en el sonajero para dirigir Conalvías.

Sus años en el sector público coinciden con un incremento importante de sus inversiones inmobiliarias en Bogotá, al igual que el auge de millonarios negocios agropecuarios y uno que otro ingreso en el Meta.

Creó junto con su familia la sociedad Agropecuaria Los Laureles, a nombre de la cual fue comprado el lote que lleva por nombre El Cairo, a orillas de la carretera entre Guasca y Bogotá. En esta propiedad, que tiene una extensión de 12.000 metros cuadrados, la familia montó entre el 2010 y el 2011 el Centro Comercial Los Laureles, un parador en el que los viajeros se deleitan con diferentes platos de cocina nacional e internacional. 

Con el montaje de este complejo de 29 locales de aproximandamente 42 metros cuadrados, Peñaloza; su esposa, Sonia Guzmán Muñoz, y sus hijos, Johanna Elsa Peñaloza Guzmán y Miguel Esteban Peñaloza Guzmán lograron expandir su poderío agrícola. 

Aunque la sociedad familiar parece no haber tenido éxito en 1998, cuando se hicieron a la propiedad de la finca Los Laureles, en Guasca (Cundinamarca) -la cual fue vendida y estaría hoy embargada por la Alcaldía de Guasca-, sí lograron diez años más tarde comenzar a adquirir importantes propiedades.

En el 2008, con una inversión de más de 450 millones de pesos, la familia compró un lote de una hectárea en forma triangular, en la vereda Buena Vista, en Guasca (Cundinamarca). Dicho predio perteneció a CGR Biotecnología Reproductiva EU, empresa del sector ganadero dedicada al mejoramiento genético.

De la mano de esta firma llegaron al lote Potreritos del Carmen, en Guasca, el cual fue vendido en el 2008 a los integrantes de la sociedad Los Laureles por un valor superior a 520 millones de pesos. Por la actividad agrícola que desarrollaron en este predio, la Corporación Autónoma del Guavio (Corpoguavio) los sancionó en el 2015 a pagar 112 millones de pesos por infringir las normas de protección ambiental. En el caso también fue multado por 113 millones de pesos el arrendatario Jairo Andrés Gutiérrez Robayo.

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Dos años más tarde, en el 2010, la sociedad agropecuaria compró un lote de 6.400 metros cuadrados en Soacha, así como La María, una hacienda de 329 hectáreas en San Cayetano (Cundinamarca), la cual fue adquirida por un valor superior a 500 millones de pesos. En este municipio también compraron las 19 hectáreas de la finca Santa Cecilia Dos.

Por manos de los Peñaloza pasaron varias propiedades en Guasca, un local en Centro Chía y un lote de dos hectáreas en Betania, comprado en el 2006.


Venta de finca a esposa de Carranza

Peñaloza también compró enormes extensiones de tierras en Puerto López (Meta). Uno de esos predios, de 275 hectáreas, le fue vendido por Tiberio Peñalosa Trujillo en el año 1989, y Miguel Peñaloza lo compró junto con Ómar Otálora Barbosa; para el año 1990, quien aún no llegaba a ministro le entregó propiedad de esta finca a Martha Consuelo Peñalosa Torres, Claudia Adelaida Peñalosa Torres y Juan Carlos Peñalosa Torres.

Claudia Peñalosa aseguró a Semana.com que no tienen ninguna relación familiar con Miguel Peñaloza, quien sí hizo varios con su padre Tiberio Peñalosa y su hermano, Juan Carlos Peñalosa, trabajó para él en el año 2008. Según registra el certificado de matrícula inmobiliaria, en 1996 la familia Peñalosa vendió esta propiedad a María Blanca Carraza Carranza, esposa del zar de las esmeraldas, Víctor Carranza, quien para ese momento acababa de ser dejado en libertad por sus alianzas con paramilitares y declaraba una nueva guerra contra el narcotráfico.

Al respecto, Claudia Peñalosa explica que en esa época el zar de las esmeraldas compró grandes extensiones de tierra por la zona y para "evitar esta vecindad" decidieron venderle a la hoy viuda de Carranza. María Blanca Carranza, después de prolongadas peleas con el Estado, terminó devolviendo 25.000 hectáreas en Puerto Gaitán que fueron adquiridas de manera ilegal por el esmeraldero.

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Peñaloza también adquirió el Lote B, en Majiriba, Puerto López, de 374 hectáreas. Este les fue vendido a Miguel Peñaloza y a Ómar Otálora Barbosa por Tiberio Peñalosa Trujillo en 1989; el predio pasó a manos de Jorge Enrique Peñaloza y a Mónica Eugenia Peñaloza y tal parece que años más tarde salió del dominio de la familia.

Con los mismos dueños del anterior predio, Peñaloza también adquirió un lote de 615 hectáreas, en el mismo sector de Majiriba, el cual actualmente sería aún de su propiedad.



Magia en bienes raíces

En el año 1996, Peñaloza comenzó sus primeras inversiones inmobiliarias en Bogotá. Para esa época adquirió un apartaestudio en el Edificio Saturno, donde más tarde compraría otras propiedades. Ya para esa época tenía un apartamento de 122 metros cuadrados en Cúcuta, el cual le fue vendido por Álvaro Salgar Villamizar en el año 1984.

Entre el 2004 y el 2006, Peñaloza y su esposa compraron cinco oficinas en el centro de Bogotá, ubicadas cerca al Teatro Colón, y fueron vendidas en el año 2011; dos de ellas fueron compadas por Inversiones La Ópera, empresa de reconocida reputación hotelera.

En el centro también fueron propietarios de otras oficinas, lotes; así como de otro apartamento y un local en el Edificio Saturno. También compraron un apartamento en el edificio Acuario (en la diagonal 91 No. 4ª-45) de 366 metros cuadrados. Según los registros, varias de estas propiedades fueron compradas por Luis Héber España Peña y José Maxolán Casallas Sáenz, quienes se dedican a la compra-venta de bienes en remate.

En el 2008, Peñaloza cerró un jugoso negocio por más de 720 millones de pesos con la compra de una casa ubicada en la carrera 24 con 37. También adquirió junto con su esposa dos lujosas oficinas en el Edificio Oficenter 96. Una fue vendida en el año 2010 y la otra en el 2016, por un valor superior a 350 millones de pesos. 



Es propietario de un apartamento en el Edificio Medina, ubicado en un exclusivo sector del norte de Bogotá, con un área de 114 metros cuadrados. Fue adquirido por la pareja en el 2005 la liquidada empresa Quintex S. A. También tiene un predio en Purificación (Tolima) llamado Río Viejo, el cual fue adquirido en el 2009.

En San Andrés y Providencia la familia acaba de vender a Bernardo Sánchez Gómez, el representante legal de la única empresa de gas en la isla, Provigás, un terreno de 92.000 metros cuadrados en el Sector Horn Landing.

Los negocios con su esposa lo llevaron en el 2012 a separarse del Ministerio de Transporte, cuando por denuncias del columnista de SEMANA Daniel Coronell, se hizo insostenible en el cargo por la relación de contratos de su esposa con el Estado. La firma PYG (Peñaloza y Gómez) manejaba más de 1.700 procesos judiciales con entidades públicas.

“Con gran gallardía, el señor Ministro de Transporte me ha insistido en que por favor acepte la renuncia. Será un paréntesis corto porque queremos que después de que aclare la situación jurídica pueda volver a trabajar en el Gobierno”, dijo el presidente Santos en su momento.

Sin embargo, este pareció ser el comienzo de su declive. Viene esquivando investigaciones en la Procuraduría y la Fiscalía, por la adjudicación de la Ruta del Sol tramo dos, por la licitación del tramo tres y por los contratos de su esposa con el Estado.

Pero ahora todos los entes de control le tienen la lupa puesta. La Procuraduría anunció que reabre la indagación preliminar por las denuncias que desde el 2015 fueron archivadas en el ente de control. Y la Fiscalía anunció que fue vinculado e interrogado dentro de la investigación por los sobornos de 6,5 millones de dólares de parte de Odebrecht

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