Judicial
Fracasó primer intento para que los procesos contra Armando Benedetti regresen a la Corte Suprema de Justicia
El saliente embajador de Colombia en Venezuela tiene investigaciones por su presunta participación en los delitos de violación ilícita de comunicaciones, enriquecimiento ilícito, tráfico de influencias e injuria y calumnia.
La magistrada de la Sala de Instrucción de la Corte Suprema de Justicia, Cristina Lombana, perdió el primer round en su intento por reclamar los procesos que se adelantan contra el saliente embajador de Colombia en Venezuela, Armando Benedetti. Esto después que la Sala Penal del Tribunal Superior de Bogotá rechazara la petición para realizar una audiencia en la que se iba a definir el futuro de los procesos contra Benedetti.
En un principio, la magistrada Lombana había manifestado que al perder su fuero como embajador los procesos que se adelantaron contra Benedetti debían pasar inmediatamente a conocimiento de la Corte Suprema. Para esto interpuso un conflicto de competencias ante el Tribunal con el fin de que se estableciera si los expedientes debían seguir en la Fiscalía o, como ella reclamaba, retornaran a la Corte.
En el fallo de la petición se indica que esto es responsabilidad exclusiva de la Fiscalía General, puesto que los procesos se adelantan por la Ley 905 de 2004. “(...) En tal discurrir lógico tampoco se pueda ‘determinar’ por un magistrado con funciones de garantías ‘si traba o no el conflicto positivo de competencias’, pues excede sus funciones, ya que en tal discusión intervienen las autoridades judiciales que, de oficio o a solicitud de alguno de los sujetos procesales, niegan o reclaman la competencia y el superior jerárquico de ambos que la dirime”.
Debido a esto, los expedientes seguirán por el momento en la Fiscalía hasta que se tome una decisión de fondo contra Benedetti, quien seguirá en el cargo de embajador hasta el 23 de junio. En contra de Benedetti se adelantan investigaciones por su presunta participación en los delitos de violación ilícita de comunicaciones (caso por el que se encuentra investigado el general (r) Humberto Guatibonza), enriquecimiento ilícito, tráfico de influencias e injuria y calumnia.
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“Nos caemos todos, hijueputa”
En lo que se escucha en los audios, Benedetti es consciente de todo lo que sabe y se lo enrostra permanentemente a Sarabia, quien fue su aliada, su subalterna y, al final, terminó convertida en su peor enemiga.
Todo explotó porque Benedetti pidió una cita con el presidente Petro, en la Casa de Nariño, y lo dejaron tres horas plantado, según su relato. Él se sintió humillado y le reclamó con dureza a Sarabia.
“Lo que te estoy diciendo, Laura, es que ese tratamiento (...). Y ayer el presidente: ‘No, no, es que tengo afán’. Ajá, marica, yo hice cien reuniones (...), 15.000 millones de pesos, es más, si no es por mí no ganan. Entonces, así sea de hipócrita, uno va y recibe a la gente, pero el tratamiento que tú y el presidente me dieron ayer, marica, yo no sé; además, lo que te voy a decir no es una amenaza (...), veo que esto me puede emputar, pateo hijueputa, y ahí nos caemos todos, hijueputa”, le dijo Benedetti a Sarabia.
El diálogo, rápidamente, se transformó en una cruda pelea. “Perdón, Laura, pero es que uno también explota, es que se pasan de calidad, yo fui el que organicé todos los votos, hijueputa, en la Costa, todos, hijueputa, sin que pusieran un peso y además esa plata se fue para el Pacífico. ¿Quién ve eso ahora? Nada. ¿O es quieren que diga, hijueputa, quién fue el que puso la plata? No me jodan la hijueputa vida, no me jodan la vida, porque lo que pasó ayer y antier [fue] una mierda, Laura, de parte tuya y de parte del presidente”.
Benedetti le hizo una advertencia: “Prepárense porque yo en cualquier momento reclamo mi espacio político y no lo hagan para que vean, y si creen que es una amenaza, es una amenaza y si quieres grabarlo, grábalo. Exploto porque ayer ustedes me maltrataron como una mierda y eso no se le hace a Benedetti”.
Dolido, el hoy exembajador le dejó claro a Sarabia que no estaba jugando y se preocupó por advertirle que no era una amenaza.
“Era como tratando de enrostrame ‘tú no vales verga’, pero yo no entiendo tú de dónde sacas eso, y no es una amenaza (…), no sé. Con tanta mierda que yo sé, pues nos jodemos todos, sí, ustedes me joden a mí, yo los jodo a ustedes, pero se caen las Torres Gemelas. (…) A Osama Bin Laden, cuando tumbó las Torres Gemelas, le importaba una mondá la imagen y si lo iban a matar o no lo iban a matar, pero tumbó las Torres Gemelas”, señala Benedetti, en uno de los apartes más candentes conocidos por SEMANA.
“Al tigre hay que dejarle una salida”
Benedetti estaba cansado en Venezuela y tenía la esperanza de volver a Bogotá luego de las conversaciones que había tenido con el presidente Petro y las promesas que le había hecho para regresar, y mucho más con los cambios en el gabinete.
“Laura, tú me conoces a mí. [Mira] el cuento del tigre, al tigre hay que dejarle una salida porque, si no, se tira encima de las personas. Y tú sabes que yo soy tigre que, sin salida, de pronto me tiro encima de las personas”, le subraya Benedetti a Sarabia.
El entonces embajador contó que salió llorando de la cita en Palacio. “Yo te lo juro que ayer, cuando salí de Palacio, me fui llorando, me fui con el ojo (…), no hay derecho a que tú, tú, tú, olvídate de Petro, Petro puede ser un hijueputa, y es hijueputa y lo conocimos hace un año, que entre otras cosas tú no querías que lo apoyáramos”.
A renglón seguido, expresó su molestia porque se sentía relegado, mientras Sarabia concentraba todo el poder al ser la sombra del presidente Petro.
“Yo no entiendo, supongamos que [Petro] ya no me quiere, que me odia, eche, hay otras cosas que debe rescatar de mí, jueputa. Yo trabajé en la puta campaña, hice lo demás, hice lo otro, ¿cómo así que no? ¿Tú me has pedido, me has hecho un favor? ¿Yo he nombrado un portero? (…) ¿Tú me has pedido una hoja de vida de algo, de bacán, de amistad? No (...). Nadie me deja tirado tres horas ahí, un man que hizo cien reuniones en una campaña política, un man que consiguió 15.000 millones y ahora… que busqué toda la plata y tú lo sabes más que nadie, pa’ que se fueran a los hoteles, para que se viniera para acá y todo lo demás”.
Benedetti estaba indignado y le decía a Sarabia que el presidente le debía su triunfo en las urnas. Durante la campaña, la sombra del candidato Petro era, sin duda, el exsenador Benedetti. Le organizaba la agenda, le hacía cumplir sus citas en los medios y hasta le administraba su vida con tal de que cumpliera con todos los actos.
“Nadie, ni Petro, trabajó más que yo en esa hijueputa campaña. Si no hubiera sido por mí, no ganan, hijueputa, no gana nunca. Pa’ que me dé ese tratamiento: ‘Tengo que ir a grabar’, no sé qué mondá y tú emputada y la gente, nada, ‘¿qué hace usted aquí?’. ¿Qué es eso, Laura?”, le dice Benedetti.
Grave acusación contra Prada y Roy
En los audios se pone de presente una información muy grave. “El señor Prada se robó todo el ministerio con la mujer, el señor Roy (…) todo hijueputa, todo (…)”.
Benedetti, furioso, le hizo una comparación a Sarabia y que pareciera premonitoria sobre el escándalo que se desataría si se descubre lo que ocurrió en la Costa con la financiación de la campaña presidencial de Petro.
“En el momento en que yo diga quién dio la plata aquí en la Costa, yo sé que es esa mondá, tú que no sabes un culo de historia, lee cómo empezó el hijueputa [Proceso] 8.000 y por qué empezó, ahí está la clave de todo lo que te va a pasar, y si tú crees que es un chantaje, cree que es un chantaje, es una respuesta a una forma de hijueputas de ustedes, es una respuesta a una hijueputada, no es chantaje todavía”, le aseguró Benedetti a la que era la mano derecha de Petro. Y le insistió: “Vamos a ver qué tal que uno diga quién fue el que puso la plata aquí en la Costa… jum…”.
Las conversaciones duraron varios días y allí salta a la vista que el nombre de Benedetti se consideró para varios cargos en el Gobierno, en Bogotá.
Ante lo que parece un incumplimiento, en uno de sus audios, se escucha explotar a Benedetti.
“No te estoy amenazando, pero ahora sí te amenazo, hijueputa, a ti y al presidente, ¿oíste? No te estoy amenazando, pero si tú quieres que te amenace, yo salgo y cuento todo lo que sé. Que sé bastante para acabar con el mundo, ¿oíste? Con el de ustedes y con el mío. Así que no me vengas a hablar en ese tono tan maricón que no te estoy amenazando, te estoy es reconviniendo, por una hijueputa como tú que se ha portado conmigo, como una hijueputa después de todo lo que yo hice por usted también”.
Benedetti desafió a Sarabia. “Tienes huevo al decirme que amenace al presidente. ¿Quieres esa pelea? ¿Quieres esa puta pelea? ¿Dime cuándo la quieres? Hazle, pues, dale. En vez de tratar de reconocer el error y tratar de enmendar las cosas, tú lo que quieres es pelea, hijueputa, ¿me estás usando? Dale, hijueputa, se acaba el mundo tuyo, el mío y el de todo el mundo, (...) todo el mundo, hijueputa”.
El entonces embajador trataba de explicarle a Sarabia que su rabia no era por puestos, aunque todo el tiempo reclamaba que no le habían dado ninguno. Por el contrario, volvía y le advertía que los escándalos de los presidentes en el mundo se han desatado a partir de alguien de adentro, dolido, así como estaba él.
“Oye, Laura, tú deja de ser tan imbécil, de verdad crees que esto es de contratos. ¿Estás viendo lo que pasó en la campaña? ¿Qué es lo que te pasa? ¿Me estás amenazando, Laura? ¿Tú me estás amenazando a mí, Laura? Como tú no sabes un culo, revisa cómo son los escándalos en la hijueputa vida aquí y en todas partes del mundo, a alguien como yo se lo culean y creen que lo van a joder (...) ¿Y ahora estás en ese plan? Dale Laura, dale mi Laura, dale mi Laura, dale, es un ciempiés al lado de 20 King Kongs”.
“Todos amenazados”
En un momento de la conversación, Benedetti perdió los estribos. “Si antes te sentías amenazada, ahora sí es culo de amenaza. Y me dices hijueputa cuándo culo quieres que esté allá en Bogotá y me dices cuándo culos quieres empezar a pelear, o cuándo culos quieres arreglar. Usted está allá es por mí, hijueputa, por mí. O es que alguien te iba a pasar al teléfono si no hubieras trabajado conmigo, te hubiera dejado sola a ver qué culos ibas a hacer. Ahora sí que estamos todos amenazados, hijueputa, dime qué más hay qué hacer”.
Armando Benedetti deja sobre la mesa una frase demoledora. Dice que, si él habla, todos podrían ir a la cárcel. “No es mamando gallo, no es amenaza, porque tú me conoces. Yo no me voy a dejar mamar gallo, Laura, te lo juro por la vida de mis hijos que no pasará nunca, nos hundimos todos, nos acabamos todos, nos vamos presos, acabamos toda la hijueputa verga”.
Ante lo que parece una tensión entre ambos, por el poderoso puesto de Sarabia, Benedetti insiste en quitarle los miedos. “No es verdad, hijueputa, eche, no me jodas más con tu puesto, yo no quiero tu hijueputa puesto, me vale verga tu puesto, no quiero esa mondá, no quiero estar en Palacio, no quiero ser el constructor de todas las cagadas que llevan ahí, no quiero”.
Es claro que Benedetti quería regresar a Bogotá y dejar la embajada en Caracas. Para empezar, sus relaciones con el canciller Álvaro Leyva eran pésimas.
El exembajador le sacó en cara a Sarabia los ofrecimientos que le hizo. “Tú fuiste la que me ofreció algo en el Ministerio del Interior, no había nadie mejor en el planeta tierra, nadie te ayudaría más que yo. (...) Entonces, búscame una solución rápida, la que sea, pero ya me estoy emputando de verdad, Laura, porque tú eres una persona diferente hoy y ayer a la que fuiste el domingo, pero del cielo a la tierra. Mi Laura fue otra vez la del domingo, ahora estás es mamándome gallo, y como hijueputa me estén mamando gallo, vamos a ver qué pasa Laura. Me importa un culo, a mí me dijeron ‘cuando arregle su problema se viene enseguida’. En serio, Laura, bájale a la mamadera de gallo, no respondo, una vez que dispare, hijueputa, nos ahogamos todos. Te lo juro”.
Y no solo le reclama por el Ministerio del Interior, sino también por la Cancillería. “Quedamos que era la Cancillería o el Ministerio del Interior, los dos te los firmo, pero yo sé que te puede ayudar más a ti, el Ministerio del Interior, haciendo equipo sacamos todo… O sea, cuántos meses necesitas tú para (...) saber que Velasco no te va ayudar con la tarea y que vas a perder las elecciones (...). Ya qué importa molestar a Velasco, ya sabes que Velasco no te va a servir porque ya todo el mundo te lo dijo”.