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Francia Márquez, el fenómeno político que llena plazas hasta en el extranjero
En su más reciente gira internacional por Brasil, Argentina, Chile y Bolivia, Francia Márquez llenó plazas, se encontró con presidentes, vicepresidentes e importantes figuras políticas. Su presencia causó revuelo y copó los principales titulares de prensa.
Lo de la vicepresidenta Francia Márquez no es tour. Es un ascenso vertiginoso hacia el reconocimiento y posicionamiento mundial como una de las mujeres latinoamericanas más importantes en la arena política. Y es que solo basta con analizar su gira por Argentina, Chile, Bolivia y Brasil, y cómo despertó el interés de multitudes, llenó plazas y copó los titulares de prensa de medios internacionales. Su presente no parece tener límites: Colombia es testigo del nacimiento de un fenómeno político sin precedentes.
Francia Márquez: mujer, afrodescendiente, activista de derechos humanos, ambientalista, abogada, de origen humilde, venida de esa Colombia profunda por mucho tiempo olvidada e invisibilizada, no será solo la vicepresidenta del país, sino que marcara un antes y un después en la ocupación del segundo cargo más importante del Gobierno. Su presencia en el gabinete del presidente Gustavo Petro se perfila como un activo que amenaza con sobrepasar la imagen favorable hasta del mismo mandatario.
En Argentina, por ejemplo, uno de los destinos que visitó antes de tomar posesión este 7 de agosto, la recibió el presidente Alberto Fernández, luego la vicepresidente Cristina Fernández, y más tarde dio un discurso frente a las madres y abuelas de la Plaza de Mayo. Siempre serena, sin salirse del libreto ecuánime de quien se sabe dueño de la palabra, Francia levantó al público y dejó el camino allanado para que su figura de luchas sociales traspase fronteras.
“Mi presencia aquí no es la presencia de Francia Márquez, es la representación de pueblos históricamente excluidos, marginados, racionalizados y olvidados. Pero no estamos condenados, el pueblo toma decisiones”, dijo en una de las arengas que rompió el silencio en el Centro Cultural Kirchner.
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En Bolivia, se reunió con el presidente Luis Arce y el vicepresidente David Choquehuanca; en Brasil, con el expresidente Lula da Silva; y en Chile, con el presidente Gabriel Boric. En todos esos lugares –al igual que en Argentina– despertó un interés inusual en una visita política. Francia parece ser vista por los Gobiernos alternativos de América Latina como un símbolo.
En menos de 12 meses su vida cambió. Al principio, cuando desveló su nombre para una candidatura presidencial, nadie la tomó en serio. La intención de voto en las primeras encuestas no marcaban ni el 0,1 por ciento.
El senador Alexánder López convenció a cierto sector del Polo Democrático para darle el aval, luego entró a la consulta para competir contra Gustavo Petro, Camilo Romero, Arelis Uriana y Alfredo Saade. Francia, oriunda de Suárez, en el norte del Cauca, venía de ser derrotada de las antepasadas elecciones legislativas, en las que aspiró a una de las dos curules afro.
Pese a eso, creyó que podría ser la primera presidenta de Colombia. Y el Polo Democrático y su gerente de campaña, el abogado caleño Cristian Kevin Gómez, se embarcaron en ese tour rebosante de optimismo, pero frenado por la adversidad. Bajo la gestión de Gómez y Alexánder López, dieron uno de los batacazos más grandes de la política colombiana. La estrategia política fue sencilla: echar mano de lo que Francia representa.
En diferentes espacios hicieron alarde de su trabajo social a favor de la comunidad afro, de sus reconocimientos internacionales por las luchas ambientales contra la explotación minera en Suárez, Cauca, y de que años atrás el prestigioso medio inglés BBC la reconoció en 2019 como una de las 100 mujeres más influyentes del mundo. El tour de Francia empezó a despegar en los terrenos más agrestes.
El primer premio de montaña, durante su ascenso, lo ganó tras recibir más de 800.000 votos en la consulta y quedar en segundo lugar, por detrás de Petro; luego se ganó el corazón de buena parte de los colombianos y ese clamor ciudadano le permitió ser la fórmula vicepresidencial del nuevo presidente.
Durante la campaña logró tal visibilidad que fue capaz de llenar plazas a lo largo y ancho del país, siempre con un discurso propio, sin libretos: palabras pausadas, nunca perder la calma. Francia, acostumbrada a que su vida penda de un hilo, está forjada en la adversidad.
Con Francia Márquez, Petro logró conquistar los votos de los afrodescendientes, así como de otras comunidades que veían de reojo al candidato de la Colombia Humana como una opción válida para ocupar la Casa de Nariño. El triunfo en primera vuelta no fue una sorpresa, pero en segunda vuelta el panorama no era el más alentador, así que Francia tomó la delantera y, una vez más, se aventuró a recorrer el país en agendas paralelas a las de Petro.
Una de las imágenes más llamativas –y tristes– fue escuchar sus palabras ahogadas en lágrimas cuando le apuntaron con un rayo láser en la plaza de los Periodistas y un fuerte esquema de seguridad la sacó del lugar. Quizá eso despertó su tristeza: la autocensura. Francia ha batallado contra la muerte y se ha visto enfrentada al menos a dos atentados contra su vida, pero aun así nunca se ha doblegado.
Su tono pausado con palabras directas la han mantenido vigente y hoy día, ese mismo discurso, la catapulta a un desbordado reconocimiento internacional. El tour de Francia terminó con la obtención de la vicepresidencia, ahora nace una estrella.