PERFIL
Francia Márquez responde duro a las críticas por no dominar el inglés: “Yo no siento vergüenza de hablar español”
La vicepresidenta dice que “tanto la sociedad estadunidense como la colombiana se ha visto perjudicada por esta política de muerte”.
“A mí me critican por todo”, dice sin tapujos y entre risas Francia Márquez. La vicepresidenta fue objeto de controversia por una presentación en las Naciones Unidas en la que ella no habló en inglés. En su diálogo con SEMANA aseguró que no se sintió mal por esas pullas.
“Yo fui a Naciones Unidas y ahí el lenguaje oficial es el español… uno de los tantos lenguajes oficiales, entonces siento que no estaba haciendo algo indebido. Pues cuando vienen los diplomáticos aquí a Colombia, ¿yo acaso les exijo que hablen español?”, dice.
En la entrevista con Vicky Dávila, la vicepresidenta contó que ha sentido mucho dolor desde que llegó al cargo. “Me voy a mi casa en las noches a llorar porque es duro”, afirma sin pena. En los más de ocho meses que ha estado en el cargo, ha vivido todo tipo de insultos. Ella no se ha dejado amilanar. La vicepresidenta tuvo un diálogo sincero con la directora de SEMANA. En la charla, contó sobre la discriminación y el racismo que ha vivido desde que ostenta el segundo cargo del Estado.
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Ser la primera mujer negra en llegar a la Vicepresidencia le ha costado para mal. “Soy un ser humano y no vengo aquí a dármelas de ser un héroe, pues no, soy un ser humano de carne y hueso que tiene sentimientos, que tiene corazón, que siente, que me duele que esta sociedad sea así, que no seamos capaces de vernos en nuestra humanidad y de reconocer al otro en su humanidad, eso me duele, eso quiere decir que nuestra sociedad tiene mucho por hacer, tenemos mucho que trabajar todavía para reconocer que usted importa como ser humano, que yo también importo como ser humano”, dice.
Los insultos que recibe son de grueso calibre, pero Francia los entiende como parte del racismo que ha imperado en el país por siglos. “Bueno, yo creo que no es como lo he visto yo; creo que toda la sociedad lo ha visto, la gente ha visto las expresiones, dentro de esta sociedad, al intentar quitarle la humanidad a otra persona para colocarle en condición de animal, es lo que hicieron para esclavizar”.
Para la vicepresidenta, es claro lo que están haciendo con ella. “Intentando quitar mi humanidad, entonces todo el tiempo están diciendo que soy un simio, todo el tiempo están diciendo que no soy capaz; no, porque ese concepto de ustedes no pueden, ustedes no saben, ustedes no conocen, eso es colonial. Hicieron eso para someter a un pueblo. Le quitaron la humanidad para colocarlo en una condición de animal, para someterlo, y se sigue reproduciendo siglos después, entonces eso es lo que he vivido: la reprobación de un pensamiento y una visión colonial que se creía que había desaparecido, pero no está intacto”, asegura.
La ‘paz total’
En su entrevista con SEMANA, Francia Márquez habló de uno de los temas de más grueso calado del gobierno: la ‘paz total’ y las peticiones de los narcos de entrar en esa colada. La vicepresidenta fue clara: “(Hay grupos) que han estado porque quieren hacer plata, no obstante, también hay que encontrar el mecanismo para resolver los problemas con estos grupos y yo creo que vamos más allá de los narcos e implica la política de drogas, implica discutir un nuevo modelo que hasta ahora en estos 60 años ha sido fallida en nuestro país, esa política de drogas que se ha venido desarrollando no le ha permitido tranquilidad a las comunidades”, dijo.
Márquez no da titubeos. “Yo lo dije en campaña, sé que no es fácil, pero he venido encontrando que el mejor camino para solucionar esto es la legalización… el día que lo logremos hacer, no sé… pero ese es el camino”, dice.
El tema complejo de ese camino, la posición de Estados Unidos, también fue analizado por la vicepresidenta. “Si Estados Unidos quiere resolver esto, tiene que disponerse a resolverlo, porque aquí hay una situación y es que siempre la presión ha estado sobre Colombia, pero la pregunta es qué ha estado haciendo Estados Unidos para que la demanda que hay allá no presione acá, porque si no hay demanda no hay oferta”.
Aclara, eso sí, que no hay que lastimar ninguna relación, “tanto la sociedad estadounidense como la colombiana se ha visto perjudicada por esta política de muerte y, entonces, sabiendo que los gobiernos de Estados Unidos y de Colombia que hemos tenido no han resuelto el problema vamos a seguir en la misma ruta o buscamos otra ruta posible que efectivamente permita resolver, por el bienestar de dos naciones, este problema”.
Cuenta que entiende que hay muchos intereses económicos de lado y lado. Y relata que en su trabajo se ha sentado con varios funcionarios de Estados Unidos y los ha llevado al Pacífico a que miren las realidades. “Les he dicho que una de las formas de resolver este es generando más oportunidades, en Tumaco la gente no siembra coca porque quiere sino porque no ha tenido otra alternativa. Y allá hay comunidades que nos dicen que si fortalecemos la producción de cacao, de camarón, eso va a contribuir a disminuir la presencia de cultivos ilícitos, pero sí, no hay esas fortalezas”. Agrega que, por eso, la reforma agraria es una bandera importante en el Gobierno.
Francia Márquez niega que el Gobierno esté frenando el trabajo de la Policía y el Ejército en ese frente. “Yo creo que el presidente lo ha dicho, como Gobierno se ha dicho, nosotros no estamos paralizando la lucha contra las drogas”.
“Aquí los gobiernos anteriores se han dedicado a perseguir a los campesinos, a los más empobrecidos para mostrar resultados, persiguiendo y judicializando a los campesinos que en últimas son los más débiles en toda esa cadena, pero las grandes empresas de tráfico de droga están intactas, entonces aquí se ha hablado de la política de interdicción, que no solo es la política de interdicción de coger el barco que lleva la droga, esa es una parte, es la interdicción en el término de los químicos que usan para la producción de los alcaloides, es la interdicción de los lavados con la plata de la droga en la mayoría o en varios de los bancos tanto y aquí como internacionales y sobre eso yo nunca he escuchado que aquí se intervenga a un banco porque hubieron aunque sea indicios de que estén lavando la plata; pero la interdicción también en términos de tráfico de armas tampoco ha mostrado resultados, sabemos que muchas de esas armas llegan a los territorios a veces importadas desde otros países, entonces la política tiene que ser más integral y no dejar el eslabón más débil, que son los campesinos en las zonas rurales, e ir por los más fuertes, que son los empresarios que tienen todo ese sistema”, dijo.
La relación con Gustavo Petro
Un día en el Gobierno le pasó especialmente factura a Francia Márquez. Sucedió en Istmina (Chocó), cuando el Gobierno organizó un diálogo con la comunidad para lanzar el Ministerio de la Igualdad. El presidente llegó varias horas tarde y el rostro de molestia de la vicepresidenta casi se vuelve viral.
La alta funcionaria excusó al primer mandatario frente a la comunidad molesta por las largas horas de espera. “Yo sé que ustedes tienen la expectativa de que el presidente llegue en cualquier momento, yo también la tengo. Y esperamos que así sea. Pero aquí estamos como Gobierno nacional y aquí está su vicepresidenta poniendo la cara”, sentenció. Luego, precisó: “Este ministerio es esencial. Es un instrumento para afianzar las políticas que requerimos en términos de transformación en los territorios, en las comunidades. Así que bienvenida esta institucionalidad que, por primera vez, voltea a mirar hacia los territorios marginados y excluidos”.
En su conversación con Vicky Dávila, Francia Márquez habló de ese día. “Estaba angustiada porque sí, no lo niego, la gente había estado esperando... Estaba angustiada porque sí, me preocupa la gente, tenía pena con la gente y preocupada porque pues qué iba a decir”.
En la entrevista reconoció que si se sentía molesta. “Sí, claro. Yo valoro mucho la gente, y pues me da pena que yo convoque o convoquemos a la gente… No, nos habían dicho por qué no había llegado y era porque el helicóptero en el que iba, había tenido una falla y les había tocado devolverse a Pereira, mi equipo estaba en constante comunicación con Laura. Yo sí le dije, ‘haga lo que sea, pero por favor traiga al presidente’. (risas) Porque no podemos fallarle a la gente… se hizo, llegó y la gente estaba contenta de saber que en ese territorio se estuviera promulgando una ley, que va a generar cambios en este país”.
Sobre su relación con el primer mandatario, también hizo algunos comentarios. “Yo creo que tenemos una relación cordial”, dijo. La vicepresidenta aseguró que han tenido más momentos difíciles. “Hemos tenido algunas discusiones, que no las voy a negar, como todo”.
Aseguró que le parece apenas natural pues son dos personas que comienzan a trabajar juntos, muy poco tiempo después de verse por primera vez. “El presidente tiene unas formas, yo tengo otras. No nos conocíamos de toda la vida, y pues hemos tenido algunas discusiones de lo que él considera y de lo que yo considero. Pero que creo que fortalece, yo creo que fortalece, pero con toda la disposición de construir y nos apoyamos en las discusiones y nos apoyamos en los planteamientos, y para mí eso es muy importante”.
Para la vicepresidenta, en la relación entre ambos, hay algo claro: “Siento que tenemos algo de, cómo se dice, coincidencia en los planteamientos. Yo pienso algo que, como dice el presidente, la salud es un derecho y piensa siempre en la gente más vulnerable y yo pienso siempre igual. Ahí no hay contradicciones”.
La vicepresidenta enfatizó que más allá que el presidente, ella ha tenido discusiones con su equipo de gobierno, con su entorno. “A veces no tengo las condiciones para hacer mi trabajo, que tengo que hacer y que lo quiero hacer, entonces más que el presidente muchas veces le ha llamado la atención a personas para que me garanticen a mí las condiciones de poder hacer mi trabajo. Por ejemplo, cuando estaba constituyendo el equipo para hacer la coordinación interinstitucional, tuve muchas dificultades con el Dapre, para que… ‘hey, nómbreme a la gente, que necesito la gente’”.
Dijo que esos procesos eran demorados y no “había mucha disposición también y ahí había algo de dificultades”. Y que ella quería hacer cosas rápidas. “A veces ni Mauricio Lizcano (el líder del Dapre), sino que ponía gente; a veces esos equipos técnicos no facilitan las cosas tan rápido como uno quiere y eso generaba algunas dificultades”.
Pero afirmó que en lo esencial, frente al presidente Petro, “no hemos tenido contradicciones”.
La vicepresidenta contesta si se ha sentido opacada en el Gobierno. “No creo, yo siempre he brillado desde lo que he sido. Y no soy alguien que se deja opacar de nada. No soy una mujer que se deje opacar, y usted ha visto, yo salgo de aquí, voy a territorio y se siente. O voy al exterior y se siente. Entonces, pues en vez de opacar, creo que soy una fortaleza para el ejercicio de gobierno”.
Y también le responde a quienes aseguran que se va a “reventar” en el cargo. “Pues ojalá nos reventemos todos, porque nos toca hacer el mayor esfuerzo por cumplirle a este país, por cambiar las situaciones difíciles que vive Colombia. Por devolverle la paz a los territorios, por devolverle la dignidad y eso implica esfuerzos que sé que los hace el presidente también. Mucho, Vicky. O sea, es un hombre que hace un trabajo impresionante. A veces, los fines de semana, ay… trabajamos los fines de semana”.
Francia Márquez se defiende: “las veces que vaya, voy a ir en helicóptero... si fuera blanca y de élite, no habría escándalo... de malas”
Francia Márquez vivió todo un remezón cuando se conocieron las imágenes de ella llegando en helicóptero a su lujosa vivienda en Dapa. La vicepresidenta asegura que ese escándalo solo se entiende en el contexto del racismo que vive el país. “Si fuera blanca y de élite, no estuvieran haciendo escándalo porque es normal. Es normal que a una persona de élite, que nació en cuna de oro, la transporten en esos equipamientos y esas aeronaves, pero no es normal que una mujer que trabajó en una casa de familia y que ahora es la vicepresidenta de Colombia se transporte en eso. Pues de malas, y lo siento”, dice con contundencia.
La vicepresidenta asegura que habla así porque tiene razones de peso. “Perdónenme los colombianos por decirlo así, pero de malas. Soy la vicepresidenta de este país y mientras lo sea, el Estado tiene la responsabilidad de brindarme todas las garantías de seguridad necesarias para yo cumplir con mi tarea como vicepresidenta”, dice.
Asegura que no es algo de lo que se arrepienta. “Voy a seguir. Las veces que vaya, voy a ir en helicóptero. Les guste a la élite colombiana o no. Yo soy la vicepresidenta de este país, me eligieron los mismos 11 millones y algo que eligieron al presidente. Me eligieron a mí. Y, por ser una mujer que hoy está ocupando el segundo cargo más importante de este país, me merezco que el Estado en su conjunto me cuide a mí para yo asegurar poder hacer mi trabajo y contribuir al cuidado de todos los colombianos y colombianas. Eso lo han hecho con todos los presidentes y vicepresidentes, todos lo han hecho. ¿Por qué a los otros no les hacen escándalo?”, sostiene.
Márquez asegura que todos los altos funcionarios del Estado han podido usar el transporte para de todas las aeronaves para su seguridad. Todos. “Sin excepción de ninguno. Entonces, ¿por qué la vicepresidenta pobre, que viene de abajo, humilde, entonces no lo puede usar? No, Vicky. Eso no debe ser. Y pues lo siento mucho, que vayan y me demanden si estoy haciendo algo ilegal. Pero después de haber vivido un atentado frustrado en la vía que conduce a mi casa, donde me ponen 8 kilos de explosivos, pues no me voy a dar el lujo de facilitarles las condiciones para que me maten más rápido. No voy a hacer eso. Y pueden llorar, pueden gritar, pueden hacer todo lo que quieran. Me pueden ir a demandar, si quieren, y que sea un juez que defina si estoy haciendo algo ilegal o estoy haciendo lo correcto”, agrega.
Su relación con el presidente del Senado
Francia Márquez no es propiamente una admiradora de Roy Barreras. La vicepresidenta aseguró que tiene sus diferencias en la forma de pensar con el presidente del Congreso. “Yo no he estado de acuerdo con Roy Barreras en muchas cosas, y no le he ocultado, sé que tiene un derecho a hacer política, es un derecho que tienen todos los ciudadanos, respeto las decisiones que va tomando; creo que, si es en el marco del Pacto Histórico, las decisiones deberían ser más dialogadas y concertadas y no una imposición, pero respeto su decisión de hacer política en la manera que él considere”, dijo.
La vicepresidenta habló por primera vez de los hechos que se conocieron una vez el presidente Petro se había ya posesionado en la Casa de Nariño y es Roy Barerras había ofrecido a varias casas políticas el cargo que ella ostenta hoy. Por ejemplo, le había ofrecido ese puesto a la esposa de Germán Vargas y a la esposa de Alejandro Gaviria. “No, no sabía”, dijo ella.
“Pues Roy Barreras le ha ofrecido esa vicepresidencia a todo el mundo… (risas) como a mí me ofreció ser cabeza de lista al Senado…”, dijo. Márquez aclaró que todo eso sucedió mucho antes de que ella hubiera tenido la impresionante votación de 700 mil sufragios en la consulta del Pacto Histórico. “No, no tenía nada en ese momento. Eso fue antes de la consulta…”
“El presidente terminó eligiéndome a mí y aquí estoy como vicepresidenta acompañándolo en este camino... Colombia me eligió junto al presidente y ahora vamos a gobernar junto al presidente por todos los colombianos y colombianas”.
Francia Márquez: el perfil de la primera mujer afro que llega a la Vicepresidencia
A Francia Márquez le ha ido mejor con las palabras que con las imágenes. Cada letra que sale de su boca es un poderoso dardo de reafirmación de sus posturas, pensamientos y de la manera como ve la vida y la política.
Sin embargo, durante el último tramo de la campaña a la presidencia de Gustavo Petro, una imagen suya reemplazó cualquier frase y quedó grabada como uno de los escenarios más llamativos del camino a la Casa de Nariño: la ahora vicepresidenta de Colombia en el Parque de los Periodistas custodiada por hombres que sostenían escudos blindados, mientras a lo lejos le apuntaban con un láser verde en la cara.
La escena alarmante fue desgarradora para Francia y su discurso se ahogó en lágrimas; pocas veces la han visto llorar, y menos en público. Francia es de carácter templado, a veces inexpresivo. Ha reconocido que fue una de las cosas que más le costó durante la campaña: aprender a sonreír. Poco le gusta desvelar los sentimientos que la mueven en momentos particulares, así que se blinda con un aspecto neutro.
Quizás esa neutralidad emocional la cultivó durante su vida llena de agravios, discriminaciones, pocas oportunidades, pobreza y rechazo. Francia nació en la vereda Yolombó, zona rural de Suárez, norte del Cauca. Una comunidad, en su mayoría de afrodescendientes que tenía dos caminos: los hombres, dedicarse a las labores del campo, y las mujeres, salir a las grandes ciudades, como Cali, a trabajar de empleadas domésticas internas.
A Francia le tocó el segundo rumbo. Trabajó en varias casas de familia en Cali. El horario era de lunes a sábado, interna; luego recibía un pago mínimo y con eso llegaba a su casa para solventar el crecimiento de su hijo, a quien tuvo a los 16 años. La labor de madre y empleada doméstica la alternaba con la lucha ambiental.
De su trabajo como empleada doméstica no tiene los mejores recuerdos. En una de esas anécdotas que poco cuenta porque amenaza con sacarle un par de lágrimas, recuerda que una de sus jefas no le pagó el salario, a pesar de que su hijo estaba enfermo. “Ese día había un concierto y ella prefirió darle la plata de mi salario a su hija para la boleta, y a mí me dijo que no había pago, que si quería saliera así”, cuenta Francia.
Ese día, asegura, se dio cuenta de que algo en este país debía cambiar. El activismo ambiental lo combinó con su trabajo informal en casas de familia, luego retomó sus estudios suspendidos por su primer embarazo; más tarde, ingresó a la Universidad Santiago de Cali, de donde se graduó hace tres años como abogada.
En 1995, 27 años atrás, Francia hizo su primera aparición en la televisión regional. Era apenas una jovencita de 14 años a quien su comunidad le dio la vocería para denunciar que una empresa de minería pretendía desviar el río Ovejas, principal fuente hídrica de esa región.
Ni en esa ocasión ni en ninguna otra le tembló la voz para plantear sus ideas con palabras serenas, hasta 23 de mayo de 2022, en medio del fragor de la primera vuelta presidencial, cuando le apuntaron con un láser ante la multitud y tuvo que suspender su discurso. Por primera vez, Francia se quebró. La imagen, en ese momento, se hizo dueña del escenario y las palabras sobraron. O, en este caso, faltaron.
Carácter forjado en hierro
“En este país, a las mujeres nos toca tener carácter. Si queremos salir adelante y si queremos defender nuestros derechos, nos toca. No hay de otra, y nos toca porque nos ven como débiles. Nos ven como las que no tenemos experiencia, no sabemos y no podemos. A mí, la vida, el territorio donde crecí, la familia con la que me crie y mi comunidad me enseñaron a cuestionar”, dice Francia, quien se convirtió en uno de los fenómenos de esta campaña presidencial.
Apareció en el escenario nacional con una candidatura modesta desde los territorios. Un día, a través de redes sociales, dijo: “Voy a ser presidenta de Colombia; a quienes quieran acompañarme en este camino, bienvenidos”. Los primeros en adherirse fueron los colectivos afrodescendientes del norte del Cauca, luego el Polo Democrático le dio el aval. En ese momento su nombre ni siquiera marcaba en las encuestas iniciales de precandidatos.
Para la mayoría de los colombianos, Francia era una desconocida, pero en el suroccidente del país era conocida como una de las más feroces líderes sociales y ambientales. Por sus luchas, Francia fue reconocida en 2015 con el premio Nacional a la Defensa de los Derechos Humanos, y en 2018 le fue entregado el Premio Goldman para el medioambiente.
En 2019, el prestigioso medio BBC de Londres la catalogó como una de las 100 mujeres más influyentes del mundo. En ese momento, la cadena internacional describió a Francia como: “Una líder formidable de la comunidad afrocolombiana, encabezó una marcha de mujeres de 10 días y 350 millas hacia la capital del país, para recuperar sus tierras ancestrales de los mineros ilegales de oro”.
A semejante elogio, Francia respondió: “La lucha que yo hago es por los derechos como pueblo negro, como comunidad por el derecho al territorio, es la continuidad de la lucha que iniciaron los ancestros y que siguieron nuestros mayores y que hoy continúa en manos de todos nosotros para defender un pueblo que ha estado marginado, excluido y racializado, en un país que no le permite la garantía de sus derechos y que cuando reclamamos nos tratan de reprimidos, haraganes, perezosos, ladrones y un largo etc.”.
Pero no todo fue color de rosa aquel año. Luego de recibir el reconocimiento, Francia escapó de la muerte en una de las jornadas más lamentables de su vida. El 4 de mayo de 2019, en una finca de la vereda Lomitas de Santander de Quilichao, recibió un atentado junto con otros líderes sociales: varios hombres fuertemente armados lanzaron granadas de fragmentación y dispararon indiscriminadamente contra los allí presentes; no hubo heridos, pero sí un campanazo de alerta roja.
De vuelta a la campaña, Francia arrancó con caminatas cortas y reuniones a puerta cerrada. Su posicionamiento ante la opinión pública fue creciendo como una bola de nieve, hasta que Gustavo Petro le propuso entrar en una consulta con otros sectores alternativos para definir un único candidato de cara a las elecciones presidenciales. En la disputa estaban el hoy presidente Gustavo Petro, el exgobernador de Nariño Camilo Romero, la líder indígena Arelis Uriana, el líder del movimiento cristiano Alfredo Saade y Francia, cuyo único reconocimiento hasta ese momento era su defensa por el medioambiente en una apartada zona de Colombia.
Con ese panorama adverso, Francia logró una votación histórica: más de 800.000 votos (más que los recibidos por candidatos de otras consultas como Sergio Fajardo), que la ubicaron en el segundo lugar. Su llegada a la Vicepresidencia no fue un regalo. Márquez se lo ganó en las urnas. “Me gustó ver el despertar de un pueblo, de las juventudes y de las mujeres. En mis recorridos los vi diciendo “gracias por atreverse”, “gracias por estar ahí”, “gracias por poner los valores en la política”, “gracias por hacer una política con amor”. Con alegría, con berraquera. Es Colombia quien tiene que parir un cambio”, dijo Francia, luego de conquistar su votación histórica.
En aquel momento sonrió tímidamente y elevó su tono de voz, porque sentía que sus palabras retumbaban más fuerte que nunca. No lloró, no se quebró, sonrió poco y levantó su puño derecho en la tarima al lado de Gustavo Petro.
El camino
Pocas horas después de ser reconocida por la BBC, Francia fue entrevistada por un medio regional. Le preguntaron con cierto afán qué haría ahora que la comunidad internacional se fijaba en ella y que, además de los premios, recibía un incentivo económico. Ella no dudó y respondió:
“Mi principal desafío personal es terminar mis estudios como abogada, graduarme, ayudar a terminar la casa para mi mamá y mi familia. Sueño con apoyar la política progresista en este país que cierre las brechas de desigualdad e inequidad, y una política que se piense en que apostarle a cuidar el medioambiente es desarrollo para el país, que el desarrollo está ligado al bienestar social y ambiental”.
Los desafíos planteados en esa declaración ya los cumplió: en 2020 se graduó con honores de la Universidad Santiago de Cali; con el dinero ganado en los reconocimientos construyó la casa que siempre soñó para su mamá en la vereda Yolombó. Y este domingo, tras las elecciones, se convirtió en la primera afrodescendiente elegida vicepresidenta de la República.
“Me siento muy cómoda con Gustavo y no es de ahora, lo acompañé en la candidatura pasada y me siento tranquila por eso. No es una persona que impone, a mí no me impone. Respeta, valora, reconoce, y eso es lo que me permite estar aquí construyendo con él. Siendo equipo para parir un cambio. Gustavo dijo que no somos uno y dos, somos uno y una. Eso quiere decir que somos equipo, eso quiere decir que nos pensamos en paridad. Eso quiere decir que, en medio de la diferencia, somos diferentes. Sí, somos diferentes por todo, pero nos reconocemos en la diferencia y reconocemos las virtudes de cada uno y de cada una. Estamos construyendo la forma de transformar a Colombia, y solo queremos que en este país se permita vivir sabroso”, dice Márquez.
Francia tiene dos hijos, pero poco le gusta hablar de su vida privada. Dice que eso ahora no es lo importante. Sin embargo, sí se ha referido al embarazo adolescente y da su apoyo al aborto libre. Recuerda que cuando supo que su primer hijo venía en camino, el padre los abandonó y ella quedó sola con esa responsabilidad. “Tuve un tío que se convirtió en el papá para ellos, pero no todas las mujeres tienen esas mismas condiciones, no todas las mujeres tienen una familia extensa”, contó Francia.
Ahora, ya en el poder, se imagina cómo será su camino durante el gobierno de Gustavo Petro. “Voy a ser vicepresidenta y a jugar un papel importante en algo que ha esperado esta sociedad y es un principio constitucional que aún no se ha desarrollado. Es el principio constitucional de la igualdad, de una sociedad igualitaria. Aquí no hay igualdad ni siquiera en términos de alimentación, y eso es parte de un desafío. Voy a estar en un ministerio que se va a crear, el Ministerio de la Igualdad”.
La imagen
El discurso de Francia Márquez y Gustavo Petro luego de ganar la Presidencia de la República fue sobrio. Triunfalismo, sí, pero no un desborde emocional, a pesar del hito histórico de convertirse en la primera fórmula de corte alternativo que gobernará a Colombia. Francia celebró, sonrió, levantó unas cuantas veces su puño derecho en señal de victoria. Con esa imagen se cierra el primer capítulo de un hecho histórico para el país. En contraste con lo que sucedió en el Parque de los Periodistas, no hubo llanto, quizá porque en esta ocasión no sintió que su principal arma, la palabra, fuera secuestrada por el miedo.