NACIÓN
Las pasiones, odios y amores que despertó el cambio de 'look' de la Farc
Pese al llamado de diferentes sectores para que se desprendieran de la sigla que identificó la otrora organización guerrillera, las bases hablaron: ajustan su nombre y estrenan identidad.
Las Farc se ciñen a los estándares internacionales. Al mejor estilo de los partidos de izquierda en el mundo, los excombatientes rescataron de la extinción la rosa roja socialista y definieron la identidad con la que se bautizan en la vida democrática.
Nueve pétalos que rodean una estrella roja y que reposan sobre la sigla Farc, son de ahora en adelante los rasgos con los que se identificará el movimiento que derivó del acuerdo de paz: Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común.
Con 628 votos a favor y 264 en contra, que se inclinaban por la propuesta del exjefe guerrillero Timoleón Jiménez: Nueva Colombia, las bases se apropiaron de la palabra y tomaron una decisión. En la vida civil como movimiento político, conservarán sus siglas de guerra.
"Por decisión mayoritaria en nuestro congreso es definido como nombre del #NuevoPartido: Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (Farc)", escribió el líder del movimiento. Las decisiones que empezó a tomar el otrora grupo guerrillero empiezan a despertar pasiones y odios.
En primera linea está el hombre clave de la negociación: Henry Acosta. Pese al llamado que había hecho el empresario valluno para que de la discusión derivara un nombre completamente fresco, nadie lo escuchó. "Yo lamento que estén pensando ponerle el mismo nombre de las Farc porque se trata de una desmovilzación armada, mental y nominal. Es decir, deberían pensar que tienen que hacer toda la desmovilización y pasar a la vida social, política y económica en todoas sus formas", manifestó durante la instalación del congreso.
En esa misma orilla se paró el director del Centro de Pensamiento y Seguimiento al Diálogo de Paz, de la Universidad Naciona, Alejo Vargas Velásquez, horas antes de que se oficializara la noticia. A su juicio, "para que el partido de una organización que viene de la guerrilla tenga éxito en un contexto tan poralizado como el colombiano, evidentemente tendrá que dejar ese nombre atrás, de manera que más bien forme parte de su imaginario”.
Una vez los excombatientes empezaron a compartir en sus redes sociales la nueva imagen que se conoció este jueves, las opiniones empezaron a brotar. Por ejemplo, el analista Víctor De Currealugo manifestó: "se quedan con el pecado y sin las armas. Hay siglas que no venden ni un tamal en un desastre. Ay la izquierda!".
El debate sobre el nombre del nuevo partido osciló entre dos corrientes: la que buscaba proyectar una imagen de renovación, y, en la otra orilla, la que busca rescatar los elementos más significativos de su historia y su identidad. El dilema se concentra en la posibilidad de preservar la palabra Farc, con toda la historia una organización ilegal que ha librado una guerra de 52 años que ha dejado miles de víctimas.
Y es que por todo lo que ha representado la guerra para el país, la palabra revolución no implica un cambio. "Es decir, no tenemos una asociación de revolución con algo positivo. Entre otras cosas porque tenemos la idea de que es sinónimo de izquierda, izquierda es sinónimo de comunismo y socialismo; y eso es sinónimo de Venezuela que la asociamos a pobreza", explicó el docente Óscar Ortega.
Aunque para las bases del movimiento apelar a la tradición es importante para mantener la coherencia y la identidad que construyeron como colectivo, hacia la opinión pública todas esas señales que recuerdan el pasado de violencia espantan al electorado que salieron a conquistar después de haber dejado definitivamente las armas.
Igual como ocurrió con el M-19 y el EPL, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) en El Salvador, el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG), la Farc conservan sus siglas en el tránsito hacia la vida civil. Aunque le quitan el plural, reemplazan Armadas por Alternativas y Colombia por Común, lo clave es que nadie se referirá a ella por su nombre completo sino con las siglas de Farc, que lleva a cuesta toda una carga negativa.
"Es lo más desatinado que han podido hacer en este momento que piensan su transición como grupo político", agregó Ortega. Como ya se había anticipado, los excombatientes escogieron el camino de acercarse a los sectores donde ya tienen apoyo y capital político para medirse en la contienda electoral que se avecina el año próximo.
Como explica Vargas, con la división reinante, será extremadamente difícil que las Farc puedan llegar a establecer alguna alianza con organizaciones distintas a las que se encuentran a la izquierda del espectro político: Marcha Patriótica o Unión Patriótica, por citar dos ejemplos.
"Las Farc vienen de una tradición leninista en la que la organización partidaria es muy importante, cosa que por ejemplo no ocurría con el M-19, para el que este aspectos no era relevante”, subraya el docente. Y es que según analistas consultados por SEMANA hay muchas cosas en su nueva identidad que no ayudan a darles un impulso a la vida política.
Además de los efectos que puede tener su nombre en el electorado, el logo que es casi idéntico al que al final del siglo pasado usó el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) o al del Partido Socialdemócrata de Andorra (PSA), evocó más carisma tampoco recoge una simbología de fácil asociación para los colombianos.
Sin duda, el nuevo partido deberá enfrentarse a múltiples factores adversos en términos de imagen. Aunque el desarme les ayudó, la popularidad de las Farc sigue siendo muy baja. Falta ver si las gestiones de las que se abanderen sus dirigentes consigan anteponerse a toda la carga que dejó cinco décadas de guerra.