POLÍTICA
Fumigación aérea con glifosato divide políticamente al país
La oposición aprovechó el anuncio de la reanudación de las fumigaciones aérea para hablar de los efectos negativos que produce el químico en las comunidades, mientras los congresistas de la coalición de gobierno aplaudieron la noticia.
Como era de esperarse, la reanudación de la fumigación aérea con glifosato, suspendida desde 2015, en el gobierno de Juan Manuel Santos, desató críticas de la oposición contra el gobierno de Iván Duque, que cumplirá una de sus promesas de campaña: erradicar las plantaciones de coca con aspersión focalizada.
Aunque el ministro de Defensa, Diego Molano, explicó este martes que la fumigación aérea será focalizada y con una tecnología especializada que garantizará el menor impacto posible, las críticas no se han hecho esperar.
Con aspersión con precisión afectaremos a los narcocriminales que financian su guerra con drogas. El objetivo: lucha contra narcotráfico y reducción de hectáreas de coca. El Decreto crea marco normativo de aspersión con precisión,un paso más cumpliendo requisitos @CConstitucional pic.twitter.com/KsF7cw9onV
— Diego Molano Aponte (@Diego_Molano) April 13, 2021
La fumigación con glifosato es un grave error por donde se le mire, afirmó el precandidato presidencial Sergio Fajardo. “No soluciona el problema de las drogas, pone en riesgo la salud de las personas y genera múltiples afectaciones ambientales. Por ahí no es”, dijo.
El retorno del químico, según Iván Cepeda, podría generar una catástrofe social en muchas zonas rurales del país. “El gobierno opta por fumigar y no aplicar la sustitución de cultivos prevista en el acuerdo de paz”, dijo. Sin embargo, aunque la sustitución en el gobierno Santos generó resultados, no fueron los esperados. Gran cantidad de campesinos optó por la resiembra de sus cultivos y por esto el impacto no fue el mejor.
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El exgobernador de Nariño Camilo Romero, conocedor de una de las zonas más cocaleras del país, dijo: “Se avecina una tragedia humana y ambiental sin precedentes. Hay que acabar con el narcotráfico, de acuerdo, pero no puede ser a costa de la gente y el territorio”.
Juan Fernando Cristo, hoy precandidato presidencial, y ministro del Interior en el gobierno Santos, donde se suspendió la aspersión, informó que es comprobado que la fumigación con glifosato causa cáncer y severos daños ambientales.“Y viene después la resiembra. Es ineficaz. Por eso, no sabemos si la insistencia del gobierno en fumigar es una insensatez o una estupidez. O las dos”.
El senador Gustavo Bolívar denunció que el glifosato no acaba el narcotráfico. “Después de la aspersión viene la deforestación y la resiembra. Pero sí es un gran negocio para los vendedores del herbicida y contratistas que fumigan. CVY. El narcotráfico se acaba regulando el uso de las drogas”, detalló.
El precandidato presidencial Juan Manuel Galán se preguntó quién pagará las demandas contra el Estado que empezarán a instaurar comunidades afectadas con el químico que, según él, produce cáncer.
Pero el anuncio de la aspersión aérea también ha generado voces en favor. “No ha sido suficiente la erradicación manual. Celebro la fumigación aérea con glifosato. Urge erradicar esas 200.000 hectáreas de coca que siguen siendo fuente de inseguridad y violencia en el país”, expresó la senadora uribista María del Rosario Guerra.
La lucha contra el narcotráfico -de acuerdo con Paloma Valencia- debe ser prioridad para Colombia. “No es cierto que legalizar solucione, basta observar la minería criminal. Debe integrar muchos elementos: extradición, extinción de dominio, incautaciones, sustitución, erradicación y fumigación”, destacó.
La representante Jennifer Arias, del Centro Democrático, catalogó la reanudación de la fumigación como una herramienta fundamental en la lucha contra el narcotráfico, “combustible de la guerra que hoy está matando a los colombianos”.
La aspersión aérea será uno de los temas de debate contra el Gobierno en las próximas semanas, una espinosa propuesta que permanecía muerta desde hace seis años y que Duque revivió como principal arma para erradicar los cultivos ilícitos.