GALAN: HOY NO, MAÑANA QUIZAS
Ocho camisas rojas, 25 municipios, 75 discursos y 1.500 kilómetros en solo 11 días. Si su triunfo no es, como él mismo lo sabe, factible, ¿qué busca Galán en esta campaña?
En la carrera de 1.000 metros por la presidencia de la República, el candidato Luis Carlos Galán salió emparejado con sus contendores, pero arrancó de todas formas en franca desventaja. Los competidores, con excepción del propio Galán, son experimentados corredores. López ha sido ganador de la medalla de oro y se conoce la pista de memoria; Betancur se ha preparado en carreras de largo alcance y últimamente ha venido apretando el paso; Molina es también un veterano (aunque tiene un equipo flojo y sin recursos, lo que al final le resta toda opción).
Todo parece indicar, sin embargo, que la intención de Galán en esta ocasión no es la de ganar sino la de competir, porque sabe muy bien que sólo compitiendo ahora podrá participar en la próxima carrera. Que es lo mismo que piensan sus orientadores, quienes antes de inscribir a Galán intentaron participar con su atleta más curtido, Virgilio Barco, pero se quedaron con los crespos hechos cuando este se cansó a medio camino.
UN HOMBRE CON "ESTRELLA"
Galán es sin lugar a dudas un hombre bien dotado (tanto como "Cochise", quien es ahora uno de sus más fervorosos adherentes), pero tiene, además, lo que algunos llaman "estrella". En 1970, cuando aún no terminaba sus estudios universitarios, pero gracias a su excelente comportamiento en ellos, donde se ajustó al modelo ideal de la escuela jesuita (inteligente, estudioso, disciplinado y pulcro), fue nombrado ministro de Educación por el presidente Pastrana. Al igual que Alberto Lleras, cuando fue llamado por López, pasó de la redacción de un periódico al mundo de la política, en el que ahora se encuentra sumergido casi que por encima de su propia voluntad.
Y de verdad que ha corrido. A comienzos de marzo sus amigos afirmaban que, durante la campaña para corporaciones públicas, el candidato del Nuevo Liberalismo había realizado cuatro veces más intervenciones que el candidato oficial. En una de sus últimas giras, que lo llevó por la Costa Atlántica (donde lució nuevamente, una por una, sus ocho camisas rojas), Galán visitó 25 municipios, pronunció 73 discursos y recorrió un total de 1.500 kilómetros en sólo 11 días. El resultado: una afonía que en su siguiente gira por nueve municipios de Antioquia (en sólo dos días) lo obligó a recortar su discurso en el municipio de Andes (el domingo 2 de mayo) y le hizo cambiar la idea de grabar en forma consecutiva sus dos últimas intervenciones en televisión.
UN ALUMNO EJEMPLAR
A propósito de estas, existe la impresión entre sus propios amigos de que, a pesar de haber salido bien, han reflejado el que para ellos es uno de los defectos del candidato: su excesiva preparación, su rigurosidad académica, su falta total de espontáneaidad. Esta "manía", que tanto le reprochan a Galán, parece provenir de su formación familiar (reforzada, por su puesto, por su estudio en la Javeriana). Miembros de una familia de clase media, con acendrado respeto por las jerarquías, ha sido (y sigue siendo) muy influenciado por su padre, Mario Galán (antiguo seminarista) a quien todavía consulta con frecuencia. Tal vez por ello fue siempre un niño juicioso; mientras sus compañeros jugaban en la calle, hacían sus travesuras y aprendían sus primeras groserías, él se quedaba en su casa haciendo las tareas y hojeando uno que otro libro (hoy en día, en los descansos de sus giras, lee a Benedetti). Pero quizá sean esas características de su personalidad las que le han permitido simbolizar un movimiento político cuya mayor preocupación es la crisis moral que, según ellos, invade la República. Crisis moral que estaría asociada con la existencia de una "clase política", más preocupada por los intereses particulares que por los intereses colectivos de la nación.
Para el Nuevo Liberalismo, aunque sus integrantes no lo confiesen abiertamente (no obstante lo cual es "sotto voce" en las conversaciones de biblioteca) no sería tan grave, por lo mismo, una derrota del partido en las próximas elecciones. En los cálculos que ellos hacen, la derrota significaría el fin de la hegemonía de la "clase política" y la posibilidad de que su movimiento, con su espíritu renovador, tome entonces las riendas del partido. Ello explicaría el hecho de que el Nuevo Liberalismo hubiera persistido en su campaña.
Tal vez por lo anterior, la candidatura de Galán ha despertado pasiones encontradas. En un recorrido por la ciudad de Cartagena se le acercó un hombre y le entregó un papel en el cual se leía: "usted no será presidente aunque yo tenga que convertirme en presidiario para evitarlo". En Bogotá, en cambio, donde superó a todos sus contendores en las elecciones de marzo, logró lo que sólo un hombre como Gaitán, en una época de encendidas pasiones políticas, había logrado: llenar la plaza de Bolívar con una manifestación espontánea (sin movilizaciones preparadas).
Su ambición es lograr en el resto del país lo que han hecho en Bogotá. Pero sabe que no es fácil. Para las elecciones de mayo, el sueño de los dirigentes del movimiento es llegar al millón de votos. Y piensan que lo lograrán, pues su actual campaña los llevará por más de 650 municipios del país, en muchos de los cuales no tuvieron candidatos en marzo y porque, según sus cálculos, en las elecciones de mayo habrá un sustancial aumento de la votación, en especial de la gente joven, que será captada en su mayoría por Galán.
LAS BUENAS COMPAÑIAS
Porque su trabajo ha sido titánico. El Estado Mayor (casi familiar) que rodea a Galán, no ha ahorrado esfuerzos para hacer conocer sus planteamientos. Gloria Pachón, su esposa, en quien el candidato ha encontrado una organizadora incomparable, se mueve por todo el país en giras paralelas a las del candidato. Maruja, su cuñada, se encarga de "vender" su imagen, complementando el excelente trabajo publicitario de Carlos Duque y compañía (diseñadores del afiche que tanta admiración ha despertado). Emilio Urrea, cuya naríz está llegando a todos los rincones de la patria, organiza las giras, labor en la cual, a pesar de no ser un hombre muy brillante, se ha revelado como eficaz colaborador.
Y Rodrigo Lara, su mano derecha. Un hombre impertinente y locuaz (todo lo contrario de Galán) quien llegó de París, después de un año de estar allí, con la firme intención de fundar un partido socialista (estuvo a punto de convertirse en otro Antonio García) y volcó su energía finalmente en el Nuevo Liberalismo. Entre los dos, en un taxi, a la salida de un almuerzo en casa de Agudelo Villa, se decidió la candidatura (apoyada luego por este último y por el expresidente Lleras). Casi podrían adivinarse su conversación: "Hablan muy bonito, pero todo se les va en almuerzos. Hay que arrancar si queremos hacer algo".
COMO LA VE UN HOMBRE DE GALAN
RODRIGO LARA, liberal galanista: "La votación por Luis Carlos Galán aumentará considerablemente por varios factores. primero, por la mayor independencia de los electores frente a los políticos regionales; segundo, por el previsible aumento en el número de votantes, buena parte de los cuales serán capitalizados por el candidato del cambio y no por los del continuismo: tércero, porque al no haberse negociado la candidatura del Nuevo liberalismo se captarán gran cantidad de escépticos que no creían en la firmeza de la misma: cuarto, porque el elector joven se siente más implicado con las elecciones presidenciales y la mayoría de los jóvenes están con Galán y, por último, porque al término de la campaña habremos recorrido más de 650 municipios en los cuales no tuvimos candidatos en las elecciones parlamentarias".