Familiares lloran durante un funeral por los cinco guardias indígenas asesinados durante un ataque de presuntas disidencias cerca de un puesto de control en Tacueyó. | Foto: LUIS ROBAYO / AFP

CAUCA

¿Genocidio? Solo en el norte del Cauca han asesinado 92 indígenas este año

Los ataques contra la comunidad nativa han aumentado considerablemente este año. La puja por sacar los cultivos ilícitos de sus territorios, los tiene como objetivos militares de grupos armados.

7 de diciembre de 2020

Las cifras, según observatorio de la Asociación de Cabildos del Norte del Cauca, son inéditas y verdaderamente aterradoras: en 11 meses cayeron asesinados 92 personas en territorios indígenas, de ese número, 68 eran comuneros y guardias ancestrales. Todo ese baño de sangre ha ocurrido solo en 13 municipios del norte del departamento.

Nunca antes la escalada violenta los había golpeado tan fuerte como ahora, en comparación con 2019, la diferencia es de 15 casos. A los indígenas los están matando por ejercer control en sus territorios. Eso les molesta a las disidencias y grupos narcotraficantes que operan en Toribío, Caloto, Toribío, Suárez, Buenos Aires, Miranda, Santander de Quilichao, entre otros municipios.

A los violentos les molesta el plan declarado hace dos años por las autoridades indígenas para erradicar -y reemplazar- los cultivos ilícitos de su territorio. Incluso, tras la masacre de cuatro indígenas ocurrida este fin de semana en zona rural de Santander de Quilichao, la columna disidente Dagoberto Ramos expidió un comunicado donde reafirmaba como objetivos militares a líderes de cabildos que lideran las iniciativas sociales.

“(...) Nos dirigimos a ustedes líderes de la Acin que con sus políticas de control territorial afecta al pueblo que cultiva y vive de la coca y marihuana”, dice descaradamente el texto de esta estructura criminal, protagonista de varios atentados y masacres contra comunidades indígenas. La Dagoberto Ramos, al igual que la columna Jaime Martínez, hacen parte del Comando Organizador de Occidente, que es liderado por alias Mordisco y Gentil Duarte.

La última masacre

La Tercera División del Ejército informó este domingo que sobre las 11 de la noche tuvo conocimiento de que cinco personas fueron atacadas en la vereda San Pedro, en Santander de Quilichao: dos murieron en el lugar, tres fueron trasladadas al hospital y horas más tarde conocieron que dos de ellas murieron allí. La sobreviviente es una mujer que resultó herida en una pierna.

Según la información entregada por la comunidad, hombres armados llegaron al lugar donde algunos jóvenes estaban reunidos para celebrar un grado y les dispararon indiscriminadamente.

Cerca de la medianoche, el senador del partido MAIS, Feliciano Valencia, se pronunció al respecto en su cuenta de Twitter, diciendo que había información sobre indígenas asesinados en Santander de Quilichao y en Caloto. “Se agrava la situación en el Cauca”, escribió.

Por su parte, Edwin Mauricio Capaz, defensor de derechos humanos y defensor del pueblo nasa, aseguró que algunas de las víctimas son pertenecientes al resguardo Munchique y denunció que el hombre asesinado en Caloto sería el hijo de una exconsejera de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca, Eduardo Pino Julicué, de 30 años.

Habla la Comisión de la Verdad

Tras la reciente masacre de cuatro personas en el departamento del Cauca, la Comisión de la Verdad pidió una intervención urgente del Estado en esa zona del país.

De acuerdo con cifras de organizaciones de Derechos Humanos, en lo que va corrido del año se han cometido 79 masacres y han sido asesinados 284 Líderes Sociales, entre ellos indígenas. El sábado en el barrio Los Tanques del municipio de Caloto, Cauca, fue asesinado Hernán Eduardo Pino, quien pertenece a la Guardia Indígena del Resguardo Huellas de esa localidad.

“La Comisión llama a las autoridades departamentales y nacionales, y a las autoridades responsables de investigar y sancionar, a asumir la responsabilidad de aunar esfuerzos institucionales en acciones efectivas que protejan la vida e integridad de las comunidades, sus líderes y lideresas”, señaló.

Agregó que “el norte del Cauca es una zona en la que confluyen diversos intereses en disputa, que van desde las economías ilegales hasta la tenencia de la tierra. En su amplio proceso de escucha, la Comisión de la Verdad ha recaudado información que evidencia las múltiples alianzas de actores armados, económicos y políticos en la región, que perpetúan las causas del conflicto armado”.