ORDEN PÚBLICO
Gentil Duarte: las más oscuras traiciones del capo y cómo le hizo conejo al proceso de paz
El líder de las disidencias sembró terror luego de la firma de los diálogos en La Habana. Este es la historia del capo y la información que el Ejército tenía de él.
Gentil Duarte, uno de los líderes de las extintas Farc, terminó ―tras el proceso de paz― comandando la disidencia más grande del país. Antes de la desmovilización de las Farc, el líder insurgente era poco conocido aún en el proceso, desde su primera aparición en 2015, cuando se supo que había viajado a Cuba, se perfiló como un hombre de pocas palabras y distante con los medios.
El líder disidente, que murió en Venezuela este 25 de mayo, tuvo una larga vida en las Farc antes de la desmovilización del grupo.
Durante años, Duarte, comandante del frente Primero, contó con la confianza del secretariado, que le dio el control de las regiones más inhóspitas del país: Guaviare, Guainía y parte del Meta. Tenía bajo su mando las rutas de la cocaína y el coltán que salen por Brasil y Venezuela.
Pocas personas lo conocían por su nombre de pila: Miguel Botache Santillana. Con casi 40 años en la guerrilla, pertenecía al estado mayor central. Ingresó en 1981, en pleno Gobierno de Julio César Turbay, a la estructura que operaba en Caquetá, donde nació.
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Allí comenzó su carrera criminal a los 18 años en los frentes 14, 28, 40, 7 y 1. Igual que muchos en las Farc, tenía origen campesino, pero como pocos, Gentil Duarte mantuvo un fuerte vínculo con el narcotráfico y una reconocida influencia territorial.
El informe Génesis sobre las Farc, que el Ejército le entregó a la Comisión de la Verdad, permitió entender el alcance de las finanzas que manejaba y su participación en la búsqueda de recursos para la guerrilla.
En uno de sus apartes, el Mono Jojoy le reportó a Manuel Marulanda, en 2013: “Llegaron ayer Gentil con 6.000 millones (de pesos) de negocios. John con 10.500 millones de entradas y 8.000 de negocios. Acacio tiene en el frente 18.000 millones para compra de material de guerra por la frontera con Venezuela”.
Pero eso no es todo. Según el informe, por medio de Gentil, Daniel ‘El Loco’ Barrera le pidió dinero al secretariado, en 2009, para atentar contra el expresidente Álvaro Uribe.
De los 32 millones de dólares que necesitaba, le habrían respondido que aportaban tres. Los tentáculos del comandante del frente Primero también alcanzaron el reclutamiento y el secuestro.
“Tenemos una merma grande en ingresos porque las comisiones de reclutamiento y organización están apocadas (sic)”, indica otro aparte. Lo consideran, además, carcelero de las personas privadas de la libertad. “Ordenando a Gentil separar a Alan Jara de los otros prisioneros (…) Nos vimos obligados a ordenar cambiar toda la guardia de los prisioneros que tiene, donde está el coronel Mendieta, por sugerencia de Gentil”, señaló el Mono Jojoy en un correo de 2008.
Su pensamiento
En un comunicado divulgado en octubre pasado, la disidencia se despachó contra los miembros de la dirección del partido Farc. Gentil Duarte (a la izquierda) junto a los demás excoroneles del bloque Oriental, meses antes de la firma.
“Siempre hemos pensado ponerle fin a la guerra. Buscamos la salida al conflicto por la vía pacífica. Estoy convencido de que esa es la forma más adecuada para poder salir de las dificultades. Es necesario concertar y ponernos de acuerdo”, le respondió el jefe guerrillero a una periodista de SEMANA que se internó en las entrañas del bloque Oriental, en 2016.
De los motivos que lo llevaron a enlistarse, recordó que lo marcó “una situación bastante dura en la región de Curilla (Caquetá). Allá había una represión del Ejército”, dijo.
“Se carnetizaba a todos los civiles. Como había gente que le colaboraba al M-19, no se podía pasar determinada cantidad de víveres. Las personas que salían en los listados que ellos tenían los sacaban aparte y muchos terminaron en una fosa común”, concluyó. Y en una declaración inesperada, añadió: “a nosotros nos toca reconocer que hemos cometido errores graves. En ocasiones involuntariamente, como por ejemplo lo que pasó en Bojayá. Eso no fue intencional”.
Incluso, abrió la puerta para conocer una de las más reveladoras historias de la entrevista: “mi hijo ingresó al Ejército. Él vivía en Bogotá con una hermana mía. He pasado hasta diez años que no tengo contacto con mi papá, mis hermanos o mis hijos. Él llevaba diez meses pagando el servicio militar cuando tras un bombardeo en Vistahermosa, la mamá, que había salido a tratamiento, le dijo que creía que yo había muerto. Se lo dijo por teléfono. Eso es conocido por los militares. Lo llaman, le quitan el armamento y le piden que declare. Yo llevaba 13 años que no hablaba con él”. Y a renglón seguido, enfatizó: “él se fue al Ejército sin el visto bueno del papá”.
Agregó durante la charla: “aprendimos la filosofía de la organización, a militar, como partido. Nos hemos capacitado en lo político. Así es como he comprendido el fenómeno por el que lucha la organización”. Hasta el cansancio repitió los planes que tenía tan pronto dejara las armas: “Siempre he abrigado la esperanza de trabajar con la población en el campo produciendo (…) hemos dialogado sobre (la reincorporación) estamos disponibles y dispuestos porque ante todo la subordinación”. Ahí, quizás, está el quid del asunto para entender por qué su huida fue un golpe inesperado, cuando iba a comenzar el tránsito a la vida civil.
Volver al lado oscuro
Al marginarse del proceso en 2016, después de haber sido negociador en La Habana, Gentil traicionó la misión que le encomendó el secretariado para mantener la cohesión del frente Primero, que meses atrás se había declarado en disidencia.
El comandante que llegó de Cuba a poner orden terminó descarrilado y luego se convirtió en el líder del terror en una enorme zona del país.
Se volvió a alzar en armas y reforzó la primera línea de narcotraficantes puros. En 2016, las Farc oficializaron la expulsión de Gentil Duarte, Giovanny Chuspas, John Cuarenta y Julián Chollo. Después de años de liderar operaciones criminales desde Venezuela, terminó cayendo en ese país, en un atentado del que, por ahora, no se conocen muchos detalles.
*Esta historia se publicó originalmente en 2019, después de una entrevista con Gentil Duarte.