POLÍTICA
Vargas Lleras pierde su gran bandera
El vicepresidente estaba haciendo una gran labor al frente de la red vial y las concesiones 4G. ¿Por qué se las quitaron?
Un interrogante que ha quedado después del revolcón ministerial es por qué le quitaron al vicepresidente, Germán Vargas Lleras, el Ministerio de Transporte. Ante la perspectiva de que Néstor Humberto Martínez acabe siendo elegido fiscal general, y ante la protesta de los otros partidos por rivalidades burocráticas, tenía cierto sentido quitarle un poco de poder.
Una forma era dejarlo sin una de las dos jugosas carteras que tenía y reemplazarla por una con menos chequera y menos protagonismo. Eso se hizo y le dejaron el Ministerio de Vivienda, le quitaron el de Transporte y le compensaron con el de Medio Ambiente en cabeza de Luis Gilberto Murillo.
Siempre Vargas Lleras había tenido tanto Transporte como Vivienda y esas dos chequeras combinadas con el protagonismo creaban fricciones en algunos sectores. Pero sorprendió que la guillotina le hubiera caído al Ministerio de Transporte y al de Vivienda. Este último es muy importante pues las casas de interés prioritario han sido uno de los programas bandera del Gobierno. Pero este ya cumplió su ciclo, lo que no ha sucedido con las concesiones 4G.
Si por algo va a pasar Juan Manuel Santos a la historia al final de sus ocho años de gobierno, va a ser por la firma de la paz y por la red vial. Los billones de pesos que existen para esta última garantizan el respaldo financiero para que se convierta en una realidad. La venta de Isagén también será útil para apoyar ese proyecto.
Aunque la mayor parte de ese dinero están comprometidos, todavía no están ejecutados, lo cual le daría relevancia a la continuidad del vicepresidente en esos proyectos. Una red de carreteras no sólo es la obra más tangible ante la opinión pública, sino la más transformadora en un país geográficamente desconectado como Colombia.
El papel que estaba desempeñando Germán Vargas en relación con las concesiones 4G era admirable. Su liderazgo como vicepresidente, como jefe político y como hombre de acción permitió lograr unos resultados concretos. Se requería una personalidad como la suya para sacar adelante decenas de proyectos que, por lo general, se quedaban atascados en medio de la burocracia. Así como el presidente Uribe fue un microgerente en materia de orden público, al llamar personalmente a generales y coroneles, Vargas estaba haciendo lo propio en infraestructura.
Fiel a su estilo, mandaba, gritaba y a veces insultaba, pero las cosas funcionaban. Se había ganado su reputación en los resultados como ejecutor en materia de vivienda y de carreteras. Pero en un gobierno al que solo le quedan dos años largos y cuya principal bandera pendiente, además de la paz, es la red vial, la continuidad de Vargas tranquilizaba mucho si el gobierno hubiera nombrado a Elsa Noguera en la cartera de Transporte, pues el binomio Vargas-Noguera habría sido recibido como las mejores garantías para estos proyectos.
Ojalá el nuevo ministro, Jorge Eduardo Rojas, pueda mantener el ritmo al que Vargas Lleras tenía acostumbrados a empresarios y la opinión pública.
No se sabe si la responsabilidad del ministerio seguirá en manos de Vargas Lleras ahora con ministro de otro partido. Pero si es así, el nuevo jefe de esa cartera tendrá dos jefes: Germán Vargas y Roy Barreras, lo que no parece una situación fácil de sortear.