BOGOTÁ
Gloria pregunta por el cerebro y el corazón de Gaitán
A los 82 años, la hija del caudillo liberal sigue luchando contra lo que llama el "memoricidio" de su padre, asesinado en 1948. Dice que en manos de la Universidad Nacional, los objetos que le pertenecieron a la familia se ha deteriorado o desaparecido. La institución educativa lo niega.
Gloria Gaitán Jaramillo tiene a la Universidad Nacional en la mira, por la pérdida y el deterioro de los objetos relacionados con la vida de su padre, el asesinado líder liberal Jorge Eliécer Gaitán, que se exhiben -o exhibían- en la casa museo que lleva su nombre.
Ella considera que son aún de su propiedad y reclama que le devuelvan todo cuanto le confiscaron en el 2005, tres años después de que salió de la casa museo. Esto incluye lo que considera más preciado: la urna que contiene el corazón y el cerebro del caudillo, cuyo asesinato -el 9 de abril de 1948- hizo que Colombia entrara en un periodo de oscura violencia política.
A través de un derecho de petición, no solo solicitó que le devuelvan los órganos conservados en formol sino que la entrega se realice en presencia de un delegado de la Procuraduría General de la Nación para constatar su buen estado.
Gloria, quien a la muerte de su padre tenía casi 10 años y hoy está por los 82, asegura que en buen estado lo dejó todo, cuando en el 2002 abandonó la dirección de la casa museo, al sentirse amenazada por las Autodefensas Unidas de Colombia y no recibir -según ella- protección alguna del Estado.
El panfleto paramilitar, que aún conserva, le trajo un mensaje duro: si ella no se iba, dinamitarían el museo y la tumba de su padre y matarían a sus descendientes para que no siguieran "alimentando la llama del odio” en el país.
La renuncia se la presentó al presidente Andrés Pastrana antes del fin de su mandato y el presidente Álvaro Uribe se la aceptó seis días después de posesionarse como presidente. Entonces, la casa museo, ubicada en la calle 42 con carrera 15, barrio Palermo, se cerró y luego, el 31 de marzo de 2005, pasó a manos de la Universidad Nacional, que firmó un convenio de comodato con el Ministerio de Educación para su administración y mantenimiento.
Gloria creía que la Universidad Nacional administraría bien el legado de su padre, pero dice que el tiempo le ha demostrado que estaba totalmente equivocada. “¡Qué dolor! -afirma- Volví al horror de mi infancia. primero había sido el magnicidio, y ahora en pleno siglo XXI, el memoricidio”.
Asegura que, el pasado 25 de enero del 2020, cuando la universidad les concedió un permiso para ingresar a la casa con el propósito de celebrar el natalicio del líder político, constató el deterioro y la pérdida de objetos. Entre lo que falta, según la denuncia de la familia, hay fotografías, obras de arte, muebles, porcelanas y documentos personales de Gaitán.
De esto tienen algunas imágenes. “En una bodega improvisada encontramos los muebles sucios y algunos rotos, parte de los escritorios están sin aldabas y manillas de agarre -dice Gloria-. La ropa de Gaitán y de su esposa Amparo Jaramillo (así se refiere a sus padres) se la está devorando la polilla y la ropa blanca esta totalmente amarilla”.
Estan son algunas de las fotografías
Sala casa-museo Estado original. Foto Archivo Particular
Estado actual según la familia. Foto Archivo Particular
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Mobiliario sin aldabas y manillas de agarre. Foto Archivo Particular
Silla estudio de Gaitán rota. Foto Archivo Particular
Al día siguiente de la visita, Gloria envió un derecho de petición a la universidad preguntándole por las fotografías, pero también por los tapetes, por un óleo del Jesús detenido por soldados nazis, por los diplomas de grado como abogado, por la fotografía del profesor (Enrico) Ferri que Gaitán mantenía en la pared en la cabecera su escritorio, por el Quijote y el Sancho Panza en madera que conservaba en una biblioteca… Y la lista sigue.
Cinco días después, envió otro derecho de petición, con copia a la Alcaldía Mayor de Bogotá, la Procuraduría General de la Nación y la delegada de Colombia ante la Unesco -embajadora Viviane Morales- preguntando por la urna con el cerebro y el corazón y todo lo demás.
La Universidad Nacional, en respuesta al derecho de petición del 26 de enero, manifiestó en una carta del 7 de enero que -en su concepto- sí se ha conservado el principio museológico de la casa museo, que refleja en la capacidad que el mobiliario tiene de trasladar al espectador a épocas pasadas. Además advierte que la características actuales de la casa-museo son "el resultado de una una renovación que se dio en el 2014, con el acompañamiento del ministerio de Cultura a través del Programa de Fortalecimientos de Museos.
En cuanto a los objetos que hacen falta, la universidad asegura que algunos están en la Casa-Museo y otros, en la reserva de las colecciones de la sede Bogotá, ubicada en el claustro de San Agustín. (carrera 8a # 7 -21).
Según la respuesta de la Universidad Nacional, los tapetes fueron retirados y se encuentran en una bodega, el óleo del Jesús detenido por soldados nazis se encuentra en el claustro de San Agustín; los diplomas de grado como abogado, uno está en la casa museo y los demás, en el claustro San Agustín; la fotografía del profesor (Enrico) Ferri que Gaitán mantenía en la pared detrás del escritorio se encuentra en la Casa-Museo “Jorge Eliécer Gaitán”; el Quijote y el Sancho Panza en madera que conservaba en una biblioteca está en el claustro de San Agustín...y la lista sigue.
Del segundo derecho de petición no hay aún respuesta. Así que para Gloria Gaitán la suerte del cerebro y el corazón de su padre, que estaban "científicamente conservados en formol", aún es un misterio.
En todo caso, Gloria está decidida a quitarle todo a la universidad . Y para ello, incluso, inició una firmaton a través de la plataforma www.change.org. Más de 1.300 personas ya han firmado.
Ella no está pidiendo que le devuelvan la casa, pero sí que la alcaldía -propietaria del inmueble del 2009- se la quite a la universidad y la reconstruya. E insiste no sólo en que aparezcan todos los objetos que había allí sino en que se rescate la cátedra Gaitán.
La cereza de sus pedidos es que la nombren directora emérita de la casa museo. “Nadie puede hacerlo mejor que yo -dice-. He dedicado toda la vida a estudiar a mi papá, tengo un baúl lleno de documentos originales de mi papá, y mi mamá. De manera que nadie conoce a Gaitán mejor que yo. No por cuentos, no por libros, sino por papeles originales”.
Para ella, los políticos se han aprovechado de la figura de su padre para cazar votos, y no ha habido nadie que realmente se halla ilustrado con el pensamiento de Gaitán para salvar al país. “Es que mi papá no es un cadáver -dice-. Es una semilla”.