POLÍTICA

Año nuevo, vida nueva: Duque apuesta a conquistar las mayorías en el Congreso

Aunque falta la última semana del periodo legislativo, el gobierno piensa en nuevas estrategias para el 2019. Desde ya planea una "cumbre de partidos" para intentar apalancar sus agenda de proyectos. ¿Lección aprendida?

9 de diciembre de 2018
En Senado, el gobierno solo tiene las mayorías en tres de las siete comisiones. | Foto: SEMANA

Nunca antes un presidente había comenzado su mandato sin el respaldo de una sólida coalición de gobierno. Con la promesa de cambiar las relaciones entre el Ejecutivo y el Legislativo, Iván Duque arrancó su administración con la apuesta de gobernar sin mermelada por lo que no contó con el respaldo de las mayorías. Por lo visto en el Capitolio, esta circunstancia le pasó factura, y su agenda de proyectos acumuló más tropiezos que satisfacciones. En el Congreso es común escuchar expresiones como "desgobierno" o "falta de liderazgo". Y como los resultados no han sido los presupuestados, el gobierno está dispuesto a cambiar la historia. 

La ministra del Interior, Nancy Patricia Gutiérrez, funcionaria encargada de garantizarle la gobernabilidad a Duque, ha empezado a hacer un mea culpa y a diseñar nuevas estrategias de cara al próximo año. El diálogo con los partidos políticos, que ha sido insuficiente, propone fortalecerlo y por ello los invitó a un “pacto por Colombia” alrededor de las iniciativas prioritarias para el país. Para ello, la ministra anticipó que convocará a una cumbre de partidos para enero próximo, para analizar las reformas tramitadas en el Congreso. En esta cumbre también se hará un examen a los partidos de gobierno y a los independientes, y se enfocará en en el Plan Nacional de Desarrollo, la hoja de ruta del gobierno Duque, y que por ley tendrá que presentarse el primero de febrero. "Se hará un gran pacto por Colombia con el que busquemos los temas que van a permitir que haya una gran coalición”.

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Precisamente, armar una coalición que garantice las mayorías en el Congreso es uno de los propósitos inmediatos que planteó el expresidente Álvaro Uribe, senador del Centro Democrático, para arropar al presidente Iván Duque. Lo manifestó en noviembre pasado, cuando puso a disposición sus servicios para lograr una coalición interpartidista para concertar y apoyar las reformas del Gobierno. El objetivo de Uribe, que pareció ponerse el traje de ministro del Interior, tampoco fue efectiva del todo. 

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Coincidiendo con el estreno del estatuto de oposición, el gobierno Duque arrancó sin una coalición formal de gobierno. Esta norma estableció que los partidos se debían declarar de gobierno, de oposición o en independencia, y el presidente no logró consolidar un respaldo político que le diera gobernabilidad en el Congreso. A pesar de tener de su lado al Centro Democrático, el Partido Conservador, Opción Ciudadana, Alianza Social Independiente, Colombia Justa Libres y una mayoría del partido de La U, esta no le ha significado mayores réditos en el parlamento. Por el contrario el Partido Liberal y Cambio Radical, y un grupo de “rebeldes” de la U se declararon independientes y así mismo actuaron en el Capitolio.

Pero tal como lo contó SEMANA en un informe especial, el gobierno no logró las mayorías en las comisiones ni de Cámara ni de Senado. Esto provocó que se impusiera un ‘plan tortuga’ que terminó afectando la agenda legislativa del gobierno, una agenda “mínima” como fue calificada, porque se concentraba en puntos específicos.

Prueba de ello es que la reforma a la Justicia se hundió, el paquete de proyectos anticorrupción se fue quedando en el camino y a la hora de hacer cuentas solo tienen esperanza (cuarto debate) dos de ellos: el que establece a los corruptos inhabilidades para contratar y cárcel -impulsado por la Fiscalía-, y el que limita la elección de los congresistas a tres periodos, porque quedó incluido en la reforma política –después del hundimiento en la Comisión Primera de la Cámara-.

La Ley de Financiamiento, otra de las urgencias del gobierno, pretendía recaudar 14 billones de pesos para llenar los vacíos de un presupuesto desfinanciado, el que el Congreso le aprobó para el 2019. Sin embargo, el proyecto ha perdido su esencia en el camino, y la propuesta inicial del Ministerio de Hacienda, de gravar con IVA productos esenciales de la canasta familiar fue rechazada. Por esa circunstancia el gobierno tuvo que conformarse en recaudar casi 7 billones. Esta reforma tributaria ya se considera como un Frankenstein, y hay quienes creen que es mejor que se hunda, justo cuando está a punto de ser aprobada.

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Pero, aunque el panorama en el Congreso no haya sido alentador, el gobierno hasta ahora inició. Según la ministra del Interior, se volverá a presentar la reforma a la Justicia, pero esta vez tendrán una nueva estrategia: harán mesas de trabajo para “construir a muchas manos” las iniciativas, y esta vez habrá una reforma constitucional y proyectos de leyes ordinarias y estatutarias. Del consenso harían parte las altas cortes y los partidos, circunstancia que se extrañó en en el primer intento de reforma y que se hundió en la Cámara. 

Sin mermelada

El gobierno Duque ha prometido que no gobernará con ‘mermelada’, este cambio es positivo para un país calado por la corrupción y el clientelismo. Sin embargo, ha confundido no dar mermelada con no hacer pactos políticos que le den gobernabilidad, al punto en que ni siquiera tiene un bloque de gobierno fuerte que apalanquen ni defiendan sus proyectos en el Congreso.

La “cumbre de partidos”, como la ha llamado Gutiérrez podría ser positiva. “Bienvenida la propuesta de una cumbre política en enero. Debe ser un nuevo comienzo alrededor de un pacto nacional por la unidad, la paz, la equidad y la legalidad entendida como la garantía de los derechos civiles y la presencia del Estado social de Derecho en todo el territorio”, aseguró el senador Roy Barreras, uno de los rebeldes de la U.

La propuesta no despierta mayor resistencia desde los partidos de gobierno, naturalmente, ni de los independientes. “Me parece una excelente propuesta. Los partidos son el soporte y la representación de cada rincón del país. Creo que el gobierno debe realizar esa cumbre y una coalición fuerte. Nuestro país es político igual que todos los del mundo y creo que respetando la independencia de los poderes se puede hacer un trabajo mancomunado para el bien de nuestro país”, aseguró a SEMANA el senador Eduardo Pulgar (La U).

Sin embargo, en la oposición el ambiente está caldeado, en días pasados protestaron en el Capitolio asegurando que no había garantías para ellos. Si bien, no se esperaría que la oposición participara en una coalición de gobierno, llegar a acuerdos mínimos podría facilitar el tránsito de algunos proyectos.

El presidente Iván Duque logró en sus primeros días de gobierno sentar en una mesa a todo el espectro político del país –incluido la Farc- para lograr un pacto contra la corrupción, en el papel las cosas quedaron tan bien que aseguró que quería replicar esta estrategia en el futuro, sin embargo, a la hora de la verdad los proyectos anticorrupción se han ido hundiendo, algunos por falta de trámite, otros por falta de apoyo, e incluso porque el gobierno los puso en manos del Congreso sin cobijarlos con mensaje de urgencia. Un mal precedente que tendrá que cambiar con un manejo magistral en los próximos meses.