Política
Gustavo Bolívar y Roy Barreras: una pelea en el Pacto Histórico para alquilar balcón; en juego están las elecciones del 2023
Las elecciones del próximo año están provocando todo tipo de tensiones en el Pacto Histórico. ¿Cómo se escogerán los candidatos? ¿Habrá un solo partido de izquierda?
A menos de un año de las elecciones regionales y locales, las tensiones en el Pacto Histórico parecen agudizarse. La plataforma de izquierda que llevó a Gustavo Petro a la presidencia buscará ahora el poder regional. En octubre del próximo año tiene como objetivo ganar 600 alcaldías, 15 gobernaciones y elegir a 3.000 concejales y 600 diputados. Se trata de unas cifras ambiciosas para una coalición que, además de la Casa de Nariño, obtuvo un importante triunfo con 2,5 millones de votos en las elecciones legislativas.
El objetivo es claro, pero la ruta no está definida. De entrada, hay que esperar cómo avanza el gobierno de Gustavo Petro y cuál será su desempeño en el año que se avecina. Una posible recesión amenaza con golpear la economía nacional y a los hogares.
Mientras Petro se enfrenta a este preocupante panorama, las divisiones de su coalición son cada vez más públicas. Por un lado, el descontento de sectores como el Polo Democrático y el partido Mais por la falta de participación burocrática. Aunque no lo dicen, están inconformes y quieren más juego en el gabinete. El tema ha sido planteado en reuniones internas, pero el presidente evade el asunto, según le contó una fuente a SEMANA.
En las regiones, el grueso de la burocracia sigue en manos de los partidos tradicionales y eso molesta a la bancada petrista, que teme una desventaja frente a sus adversarios en 2023. A eso se le deben sumar las profundas diferencias entre el senador Gustavo Bolívar y el presidente del Senado, Roy Barreras. El choque viene desde la conformación de las listas al Senado y se agudizó cuando Petro prefirió a Barreras como presidente de esa corporación.
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Esta semana, Bolívar reveló la que podría ser la forma en que se escogerían los candidatos para alcaldías y gobernaciones, pero Barreras, quien se mueve como pez en el agua entre los sectores progresistas, lo contradijo.
Bolívar cree que ningún partido del Pacto Histórico debe dar avales individuales y quien quiera ser candidato tiene que vencer a los demás aspirantes en consultas. “Quien gane será el candidato del Pacto, pero se analizan sus posibilidades. Se mira si hay necesidad de coaligarse con otros partidos afines, es decir, la Alianza Verde y el Partido Liberal, y nunca el Centro Democrático o Cambio Radical”, afirmó Bolívar.
Él está incómodo con el tratamiento del Gobierno hacia algunos sectores progresistas y cree que en 2023 no se deben cometer los mismos errores de las elecciones legislativas.
“Que no les pase a las bases de los partidos alternativos con los avales lo que está sucediendo ahora con la burocracia: que se quede en manos de los que no han luchado por la causa, los que llegaron al final o, lo que es peor, los que llegaron después”, dijo. Bolívar no mencionó nombres, pero el destinatario fue evidente: se refirió a esa línea santista que le ganó espacio a los sectores progresistas en la Casa de Nariño y que hoy le habla al oído al presidente.
Barreras se sintió aludido con el mensaje de Bolívar y respondió: “El Pacto somos todos, incluidos quienes somos de origen demoliberal (orgullosamente santista por la paz desde hace 15 años en mi caso). Ada y la Fuerza de la Paz somos fundadores y constructores del Pacto que hizo posible el triunfo de un gobierno progresista”. Además, habló de un frente amplio más abierto en el que no quepa exclusivamente la izquierda y los sectores progresistas.
La pelea entre Bolívar y Barreras está para alquilar balcón. Así Bolívar renuncie al Senado en marzo, seguirá influyendo en las elecciones regionales. De hecho, el ala de izquierda radical en el Pacto Histórico cree que su presencia es necesaria en las regiones. Barreras, por su parte, tendrá poder en la escogencia de los aspirantes a alcaldías y gobernaciones. Con su manejo del Congreso se ha ganado un reconocimiento y se ha acercado a la senadora María José Pizarro y al presidente de la Cámara, David Racero, quienes también le hablan al oído a Petro.
Además, el Consejo Nacional Electoral (CNE) estudia la solicitud de convertir el movimiento Fuerza de la Paz, del que forma parte Barreras, en partido político. SEMANA conoció que esa decisión saldría a su favor en cuestión de semanas y le daría un mayor poder decisorio en el Pacto Histórico.
Bolívar y Barreras saben que Petro se está jugando su primera prueba de fuego en octubre de 2023, con unas elecciones que pueden convertirse en un referendo de aprobación o rechazo a la gestión presidencial. El nuevo mapa del poder regional también dará luces sobre si la izquierda tendrá fuerzas para mantener el poder en las presidenciales de 2026.
El presidente conoce las diferencias en el Pacto Histórico. De hecho, está enseñado a capotearlas con su prolongado silencio. Sabe que es imposible tener unido a un frente amplio de fuerzas progresistas que parte de la diferencia. Por eso, insiste en convertir al Pacto Histórico en un solo partido, con una sola personería.
“La más acertada decisión es fusionarse y materializar la unidad del progresismo colombiano. Debemos aprender de las buenas decisiones del pasado, como las listas cerradas, paritarias y con alternancia”, le dijo la senadora María José Pizarro a SEMANA.
La propuesta es atractiva, pero arriesgada para algunos partidos que consideran que perderían espacios de poder. Algunos líderes del Polo Democrático y el Mais no estarían dispuestos a dejar atrás sus personerías, pues quedarían bajo el paraguas exclusivo de Petro.
Aún no hay una decisión definitiva, pero el representante Alirio Uribe es consciente de que es casi imposible que la fusión se dé en 2023.
Sin embargo, si la reforma política se aprueba en mayo y pasa el control de la Corte Constitucional, el artículo del transfuguismo por una sola vez sería aprobado. Eso generaría una desbandada de miembros del Polo Democrático y el Mais hacia la Colombia Humana o el partido que logre conformar, eventualmente, el presidente Petro.
El Pacto Histórico podría terminar unido y volvería la discusión de las listas cerradas. El concejal de Bogotá Carlos Carrillo cree que en el caso de la capital del país, con los más de 2,2 millones de votos que obtuvo Petro en la segunda vuelta presidencial, una lista cerrada podría jalonar a casi diez concejales para la ciudad.
El problema será poner de acuerdo al comité nacional que se encargará de armar las listas cerradas por departamentos y municipios, porque ganarán quienes estén en los primeros lugares de ubicación. Hoy muchos recuerdan el caos y las rupturas que se generaron en la asignación de los cupos al Senado y a la Cámara.
Otra pelea que se avecina es quién se quedará con la candidatura a la alcaldía de Bogotá. Hoy en el Pacto Histórico no hay un perfil de peso y, si la reforma política no alcanza a pasar, los nombres de Gustavo Bolívar, Clara López, María José Pizarro, David Racero y Katherine Miranda quedarían solo en el sonajero y tendría que pensarse en un plan B.
El exsecretario de Gobierno Guillermo Alfonso Jaramillo y el concejal Carlos Carrillo podrían alistar sus aspiraciones, pero el tema no es tan sencillo, pues un sector del petrismo cree que debe existir una unión con la Alianza Verde. Sin embargo, cercanos a Claudia López dicen que ella tampoco está dispuesta a apoyar a un candidato que no sea el que ella fiche. Además, la bancada petrista en el Concejo es una dura crítica de la gestión de la alcaldesa.
De las próximas decisiones dependerá el éxito electoral del Pacto Histórico en las elecciones de 2023, cuando estará en juego el poder regional y local.