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Gustavo Petro será el presidente hasta el 7 de agosto de 2026: su discurso, retos y las alarmas que encendió su triunfo
Colombia gira a la izquierda. El candidato del Pacto Histórico obtuvo ayer la votación más alta en la historia del país (11.281.013 votos) y derrotó a Rodolfo Hernández (10.580.412).
Gustavo Francisco Petro Urrego se convirtió ayer en el nuevo presidente de Colombia tras ganar la segunda vuelta frente a Rodolfo Hernández, en unas elecciones sin sobresaltos y seguras. El candidato del Pacto Histórico se impuso con 11.281.013 votos (50,44 por ciento), la cifra más alta en una elección presidencial en la historia del país, mientras que el ingeniero santandereano obtuvo 10.580.412 votos (47,31 por ciento), con el ciento por ciento de mesas informadas. Una diferencia de 700.601 votos.
“Hoy es día de fiesta para el pueblo. Que festeje la primera victoria popular. Que tantos sufrimientos se amortigüen en la alegría que hoy inunda el corazón de la patria. Esta victoria para Dios y para el pueblo y su historia. Hoy es el día de las calles y las plazas”, fue el primer mensaje publicado por Petro en Twitter. Hernández, su contendor, acató los resultados y le envió un breve mensaje al nuevo inquilino de la Casa de Nariño: “Le deseo que sea fiel a su discurso de lucha contra la corrupción y que no defraude a quienes votaron por él, que sepa dirigir el país”.
El triunfo de Petro este domingo es considerado como histórico porque por primera vez la izquierda estará al frente de los destinos de la nación. En este caso, con un ingrediente que incluso ha resaltado la prensa internacional, al tratarse de un exguerrillero del M-19 que firmó la paz en los años noventa. En su discurso, ante un Movistar Arena repleto, y cuyos asistentes lo esperaron durante cuatro horas, Petro envió varios mensajes que han abierto las primeras controversias. En primer lugar, le pidió al fiscal general de la nación, Francisco Barbosa, que libere a los jóvenes que están presos por formar parte de la llamada primera línea. En segundo lugar, le solicitó a la procuradora restituir a los alcaldes suspendidos por participación en política, como Daniel Quintero, en Medellín. De inmediato, diferentes sectores criticaron que el presidente electo intente interferir en el Poder Judicial y no respete la separación de poderes.
Anoche, de hecho, el fiscal Barbosa le contestó: “Si el Presidente electo quiere buscar la liberación de jóvenes que cometieron delitos, debe pedirle el favor al Congreso que cambie la ley y no al Fiscal General. Lo invito a que tramite sus debates institucionalmente y no de manera personal, teniendo en cuenta la colaboración armónica de los poderes públicos (artículo 113 de la Constitución Política). La ley en Colombia se cumple conforme a los artículos 6 y 29 de nuestra carta política”.
En la tarima, Petro estuvo acompañado de su esposa e hijos, de la vicepresidenta electa, Francia Márquez, del exalcalde de Bogotá Antanas Mockus y de la mamá del joven Dilan Cruz, quien murió en medio de unas protestas en Bogotá durante enfrentamientos con el Esmad. “Este día, indudablemente, es histórico. Es historia nueva para Colombia, América Latina y el mundo”, dijo. El presidente electo le envió un mensaje a la oposición y dijo que en la Casa de Nariño siempre habrá un espacio de diálogo para quien la lidere. En ese sentido, nombró al expresidente Álvaro Uribe, a Federico Gutiérrez y a Rodolfo Hernández. “Nunca habrá persecución política, ni persecución jurídica, solo habrá respeto y diálogo”, sostuvo. “Llegó el gobierno de la esperanza”, agregó Petro, quien se mostró partidario de una América Latina unida y de entablar diálogos con Estados Unidos para combatir el cambio climático.
Aunque no entró en mayores detalles, dejó abiertas otras dudas en cuanto a la propiedad privada. “Si queremos redistribuir para que la sociedad sea igualitaria, tenemos que producir”, dijo. El otro interrogante es en torno a los “diálogos regionales vinculantes” que planteó y las características que tendrán. ¿A qué le apuntan realmente? Algunos encendieron sus alarmas y aseguraron que estos podrían desembocar en una asamblea constituyente.
El presidente electo ya había ejercido como alcalde de Bogotá (2012-2015) y ayer logró la mayor dignidad de la república con su coalición de movimientos alternativos (Colombia Humana, Unión Patriótica, Polo Democrático y Mais, entre otros). La victoria de Petro trae consigo otra de igual relevancia histórica: la llegada a la vicepresidencia de Francia Márquez, la primera mujer afro en ocupar dicho cargo. “Gracias, Colombia. Esta lucha no empezó con nosotros, empezó con nuestros ancestros. Hoy con dignidad y grandeza recogemos los frutos de esa siembra. Hoy se levanta la voz de los que ya no están, de los renacientes que vendrán y juntos empezamos a construir la nueva historia”, dijo esta mujer oriunda de Suárez, Cauca.
A partir de hoy, Petro tendrá una gran tarea por delante. En un país polarizado, resquebrajado, que acaba de dejar atrás una de las campañas más sucias de los últimos años, el nuevo presidente deberá cumplir una de sus principales promesas: gobernar para todos y buscar una esquiva y verdadera reconciliación nacional. En palabras sencillas, esforzarse por unir a Colombia en propósitos y reformas urgentes y estructurales que claman los ciudadanos. Se trata de una labor titánica que pondrá a prueba la voluntad del nuevo presidente y del equipo que lo acompañará en la Presidencia de la República a partir del próximo 7 de agosto.
Una cosa clara de lo ocurrido este domingo es que las dos opciones que llegaron a la segunda vuelta mostraron el evidente hastío de la ciudadanía con la política tradicional y la necesidad de un cambio. ¿Hacia dónde irá Colombia? Ese es uno de los grandes interrogantes que se irá resolviendo con el paso del tiempo. Uno de los principales retos del nuevo presidente será respetar, justamente, a sus opositores, en una democracia sólida como la colombiana, tal como se demostró ayer una vez más en las urnas. Por eso, Petro deberá evitar represalias y venganzas contra aquellos que durante años fueron sus más fuertes opositores, y apaciguar a sus alfiles más radicales. El nuevo presidente deberá respetar la crítica, la libertad de prensa y expresión, y tender puentes con la sociedad civil y los gremios económicos. Anoche, en el Movistar Arena, se comprometió públicamente: “No es un cambio para vengarnos, para construir más odios, para profundizar el sectarismo en la sociedad colombiana”.
A Petro, que durante toda su larga carrera política ejerció principalmente como opositor de los Gobiernos de turno, le llegó finalmente la hora de gobernar el país. Algo que buscó en dos oportunidades anteriores, en 2010 y 2018, cuando perdió la segunda vuelta con Iván Duque. En los próximos días, el presidente electo deberá enviar mensajes sobre cuáles serán los principales integrantes del equipo que lo acompañará en la Casa de Nariño. Otra de las grandes dudas para despejar es qué pasará con el precio del dólar y los mercados internacionales en los próximos días.
A juicio de los expertos, conocer quién será el nuevo ministro de Hacienda es prioritario. Igualmente, hay gran expectativa sobre quiénes serán los integrantes del gabinete presidencial. Aunque en campaña mencionó algunos nombres, se espera la confirmación de todas y cada una de las carteras. Cuando fue alcalde de Bogotá, una de las principales críticas que recibió Petro fue la constante rotación de funcionarios que le impidió tener un gabinete estable para ejecutar su Plan de Desarrollo. El presidente electo tendrá que tomar nota y rodearse de un equipo de nivel que atienda las necesidades y retos más importantes del país.
Lo que sí sabe desde ya es que hay unos nombres que estarán sin duda presentes en el Gobierno, entre ellos Alfonso Prada, Alejandro Gaviria, Juan Fernando Cristo, Guillermo Rivera y Luis Gilberto Murillo, todos del círculo del santismo. Murillo, de hecho, suena para ser el nuevo embajador de Colombia en Estados Unidos, luego de la renuncia en las últimas horas de Juan Carlos Pinzón. A propósito, el expresidente Santos lo felicitó: “Hoy ganó la democracia con récord de participación. A Petro le deseo éxitos en su gobierno, que una a Colombia y la lleve por el camino de la paz”.
El programa de gobierno de Petro es tan ambicioso como controversial. Si cumple a cabalidad con todo lo que lo llevó al poder, el nuevo presidente les pondrá fin a los nuevos contratos de exploración petrolera en Colombia, pues ha dicho que es una medida contundente para que el país inicie la ruta de la transición energética. Los expertos han advertido que esta medida podría significar que el Estado deje de percibir unos 8 billones de pesos y que ese hueco afecte la inversión social. La segunda gran apuesta de Petro, que generó un intenso debate en la campaña, tiene que ver con la reforma pensional que propone y en la que la prioridad será Colpensiones. Planteó que los colombianos que ganen hasta cuatro salarios mínimos tendrán que cotizar obligatoriamente en Colpensiones. De ese rubro en adelante, habrá libertad para aportar a los fondos privados. Una de las ideas del presidente electo es que parte de los recursos ahorrados por los colombianos en Colpensiones sean utilizados para un bono de 500.000 pesos que serán girados a los adultos mayores que no tienen hoy derecho a una pensión. Petro tendrá que espantar todos los fantasmas que lo señalaban de querer expropiar el ahorro de los colombianos.
En materia de salud, el presidente electo, a lo largo de la campaña, insistió en la necesidad de una reforma que elimine las EPS y ponga en marcha un modelo único sin la existencia de los regímenes contributivo y subsidiado. También le apostará a un programa de prevención directamente en los hogares, como el que tuvo en la Alcaldía de Bogotá, cuando los médicos visitaban a los ciudadanos directamente en sus casas.
En asuntos de seguridad hay una enorme expectativa, pues Petro prometió la eliminación del Esmad y una reforma profunda a la fuerza pública que pasa por trasladar la Policía del Ministerio de Defensa al del Interior, y modificar los mecanismos de ascensos.
Asimismo, ha planteado una revisión de la figura de la extradición con Estados Unidos, según ha dicho, para que los narcotraficantes confiesen primero en Colombia antes de ser enviados a las prisiones federales. Petro dijo que una de las opciones para el “desmantelamiento pacífico del narcotráfico” son los procesos colectivos de sometimiento, lo que él calificó como una JEP para juzgar a los responsables del tráfico de drogas.
La otra decisión que prepara el presidente electo es una reforma tributaria que recaudaría unos 50 billones de pesos y que, según ha explicado, se centraría en las 4.000 personas más adineradas. El plan de Petro es eliminar exenciones tributarias y aumentar los impuestos a los dividendos. Finalmente, en su programa de gobierno propuso que el Estado sea el empleador, en última instancia, de aquellas personas que no encuentren trabajo. Los grandes interrogantes con todo el programa es qué tanta viabilidad fiscal tendrá y de dónde saldrán los recursos para costearlos.
El próximo 20 de julio se posesionará el nuevo Congreso con el que deberá lidiar Petro desde el 7 de agosto. Por los acuerdos políticos, se habla de que el Pacto Histórico ocupará la presidencia del Senado y hay tres candidatos firmes: Roy Barreras, Gustavo Bolívar y Alexánder López.
Aunque la bancada del Pacto Histórico es la más grande, no tiene mayorías y al nuevo mandatario le tocará negociar cada reforma que quiera hacer con el resto de las colectividades. ¿Cómo conformará la coalición? ¿Quiénes la integrarán? ¿Tendrá que destapar el tarro de mermelada, como lo hizo Juan Manuel Santos? Petro conoce el Congreso como pocos y estará ahora del otro lado. Sabe perfectamente cuáles son los mecanismos de presión usados por algunos parlamentarios para tratar de someter a los Gobiernos. ¿Cederá Petro con tal de salvar su agenda legislativa? ¿Qué tipo de diálogo entablará con todas las bancadas y la oposición?
Tan pronto se conocieron de forma rápida los resultados del preconteo de la Registraduría, y se confirmó el triunfo de Petro, los principales líderes de izquierda de América Latina se pronunciaron y le enviaron mensajes de felicitación. Nicolás Maduro, del régimen de Venezuela, fue el primero. “Felicito a Gustavo Petro y a Francia Márquez, por la histórica victoria en las elecciones presidenciales en Colombia. Se escuchó la voluntad del pueblo colombiano, que salió a defender el camino de la democracia y la paz. Nuevos tiempos se avizoran para este hermano país”, señaló Maduro.
Por su parte, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, calificó de “histórico” el triunfo de Petro y sostuvo que su “triunfo puede ser el fin de ese maleficio y la aurora para ese pueblo hermano y digno”, al recordar episodios de la violencia, como el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán.
El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, señaló: “Expreso mis más fraternales felicitaciones a Gustavo Petro por su elección como Presidente de Colombia en histórica victoria popular. Reiteramos disposición a avanzar en el desarrollo de las relaciones bilaterales por el bienestar de nuestros pueblos”.
El senador Armando Benedetti, uno de los artífices del triunfo de Petro ayer, contó que el mandatario electo habló igualmente con los presidentes de Perú, Argentina, Chile, Ecuador y Brasil. “Todos lo han felicitado por el triunfo del progresismo en Colombia”, señaló.
Mientras tanto, una de las reacciones más significativas de la jornada fue la del expresidente Álvaro Uribe, con quien Petro ha sostenido una larga confrontación durante años. Luego de un silencio de casi 20 días para evitar interferir en la campaña, el exmandatario señaló en Twitter: “Para defender la democracia es menester acatarla. Gustavo Petro es el Presidente. Que nos guíe un sentimiento: Primero Colombia”.
Igualmente, el presidente Iván Duque informó que conversó anoche con el presidente electo y acordaron una reunión para definir en los próximos días “una transición armónica, institucional y transparente”.
Petro recibe un país dividido y golpeado fuertemente por dos años de pandemia. Por eso, sus principales retos serán catapultar económicamente a Colombia, cumplirles a los pobres, no asfixiar a las empresas ni ahogar a los empresarios, generar más empleo y gobernar para todos. El presidente electo no debe dejarse arrastrar por el populismo y el mesianismo, tiene que respetar la Constitución y la ley y entender la división de poderes y los controles de la democracia que él tanto les reclamó a los demás presidentes. Será fundamental que combata la corrupción sin cuartel y proteja a las instituciones. Sus familiares deberán mantener una notable distancia frente al Gobierno, tal como lo prometió.
La carrera de Petro para llegar a la presidencia ha sido dura. Millones de colombianos confían en que su llegada a la Casa de Nariño, efectivamente, represente un cambio positivo para el futuro del país. Las expectativas son altas. Y todos los reflectores estarán puestos. Ahora, Petro vivirá el rigor de ser Gobierno y tener una fuerte oposición. Su tiempo vencerá el 7 de agosto de 2026. Ni un día más.