ENTREVISTA

Habla la esposa de Gustavo Moreno

Carolina Rico, pareja del exjefe de la Unidad Anticorrupción de la Fiscalía, en entrevista exclusiva con SEMANA, se refiere al escándalo que sacude a la justicia  

9 de julio de 2017
| Foto: Daniel Reina

SEMANA: Se encuentra usted en una situación muy compleja. Su esposo está llamado a ser extraditado y ello ha abierto suspicacias sobre usted y su pasado. Comencemos con el episodio que los tiene en este escándalo: el viaje a Miami en el cual su esposo, siendo fiscal, recibió plata de un indiciado ¿Cómo terminó usted allá? 

C.R.: El miércoles Gustavo me dijo que se iba a Miami de trabajo con dos fiscales. Me mostró los tiquetes y vi que el regreso era el domingo después de mediodía. Le respondí que no íbamos a estar con él en el día del padre y le pregunté qué le íbamos a decir a nuestra niña. Él entonces me dijo que comprara tiquetes. Los compré y me fui con la niña en un vuelo el jueves. La conferencia de él era el viernes y pensé que podíamos pasar juntos el sábado. Cuando llegamos, Gustavo me llamó y me dijo que finalmente iba a ir solo. Entonces fuimos a recogerlo al aeropuerto. Nos fuimos al hotel. Al otro día lo dejé en el edificio donde tenía la conferencia. El viernes me dijo que la conferencia había terminado y que quedaba libre.

SEMANA: ¿Y ahí que pasó?

C.R.: Fuimos al zoológico, a un mall, al distrito del diseño, a otro mall, fuimos a la playa. Él todo el tiempo estuvo ahí.  Nos devolvimos el domingo. En el aeropuerto nos hicieron una requisa, nos pidieron la billetera. Se llevaron las cosas a un cuartico y las revisaron.

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SEMANA: ¿Los días que estuvo en Miami, en qué momento tiene lugar la reunión con el exgobernador Lyons?

C.R.: Dicen que en el mall. Yo solo recuerdo que él solamente me dijo voy a ir al baño y al parqueadero y ya vengo. Yo me quede ahí con mi hija. Mi cabeza estaba 100 por ciento con ella. Hoy creo que fue en ese momento.

SEMANA: ¿Usted advirtió la presencia de Lyons y del abogado Pinilla en Miami?

C.R.: A Lyons lo vengo a conocer ahora en los periódicos. No tenía ni idea quién era. A Pinilla lo había visto hace mucho tiempo. La verdad yo casi no le preguntaba del trabajo a Gustavo. Eran mil cosas, mil llamadas. Salía muy temprano. No soy abogada y no entiendo nada de eso.

SEMANA: ¿Cuando las autoridades de migración los interceptaron en el aeropuerto no se alarmaron?

C.R.: No. Me pareció normal. Los agentes fueron muy amables. Me preguntaron qué compré y yo contesté que unos aretes y unas mancornas. Para Gustavo también todo estaba normal, fue un momento muy corto. 

SEMANA:  En el aeropuerto le encuentran a usted tres de los billetes de 100 dólares sembrados por la DEA y a su esposo uno. ¿Cree que eso le va a significar problemas judiciales?

C.R.: No lo sé. Yo lo hice de buena fe. Le pedí plata a Gustavo para comprarle algo a mi papá. Finalmente, no compré nada. Guardé los billetes, pero ni idea que iba a pasar todo eso.

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SEMANA: ¿Cómo explica la consignación que encontraron en su cartera por mil dólares?

C.R.:  Es una consignación a una cuenta que yo abrí en Estados Unidos cuando mi hija nació. Cada vez que he ido a Estados Unidos le depositaba algo ahí. Tengo un recibo de la casa de cambio donde compré. Los billetes fueron ingresados por cajeros y creo que debe haber fotos de eso que prueben que son parte de la plata que yo llevé de Bogotá. Sobre eso no me preguntaron nada. Supongo que la registraron por lo que he leído en medios. Yo llevaba ese papelito, el tiquete que da el cajero, dentro de la cartera. Ellos cogieron toda la cartera.

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SEMANA: Los agentes de migración hallaron también un recibo de la joyería Bvlgari por 2.803 dólares.

C.R.:  Sí, es justamente el recibo de pago de los aretes y las mancornas que compramos, eso se lo expliqué a los oficiales. Y ese recibo prueba que fue una compra saldada con la tarjeta de crédito de Gustavo. Yo no gasté ni tuve nada que ver con la plata del problema. 

SEMANA: Por cuenta de la gravedad de lo que hizo su esposo, hoy toda su carrera está bajo sospecha. En especial sus causas jurídicas y en ese paquete la defensa que hizo de su caso. ¿Cree que pueden revisar su proceso?

C.R.: Creo que puede generarlo. Pero creo que en ese momento Gustavo actuó en derecho. Es ahora que Gustavo cometió un error.

SEMANA: ¿Cómo conoció usted a Gustavo Moreno?

C.R.: A Gustavo lo conocí en ese episodio, uno de los momentos más difíciles de mi vida. Yo tenía un problema muy grande y él llegó como un ángel a mi vida. Lo conocí como abogado. Yo vivía en París. Venía a Bogotá a visitar a mis papás y a mi abuela paterna que estaba muy enferma. Me iba a devolver en un vuelo de Air France una noche. Ingresé al aeropuerto, pasé todos los controles y justo antes de abordar me dijeron que si podían revisar mi maleta. Ahí encontraron estupefacientes.

SEMANA: ¿Usted qué hizo en ese momento?

C.R.: Yo respondí que eso no era mío. Yo sabía qué cargaba en mi maleta y no era la primera vez que viajaba. Y no tenía la necesidad de hacerlo porque mis papás me colaboraban con todo. Quedé detenida y empezamos a buscar abogados. En ese momento era noticia la red de ‘cambiazo‘ de maletas en los aeropuertos.

SEMANA: ¿Cómo explicó que esa droga llegara a su maleta? 

C.R.: Esa maleta se la dio mi abuela a mi papá y le pidió el favor de que se la llevara a una sobrina para que la recogiera allá en París. Mi abuelita en ese momento tenía unos 89 años si no estoy mal. No le vi lío y le hice el favor. Cuando me traen la maleta la empaqué súperbien, recuerdo que puse ahí unas sandalias mías porque era verano.

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SEMANA: ¿Usted había viajado con esa maleta en otras ocasiones?

C.R.: No. Esa era la maleta en la que le llevaban al hospital la ropa a mi abuelita. Creo que un sobrino de ella le pidió que se la llevara a la hija que vivía en Londres. De París la maleta iría a Londres.

SEMANA: ¿Usted conocía a las personas que le estaban pidiendo el favor? 

C.R.: No. No soy cercana a ese lado de la familia de mi papá.

SEMANA: La mención de su abuela en el proceso penal ha despertado, con razón, suspicacias. ¿Por qué responsabilizarla de lo que sucedió?

C.R.: Yo nunca la juzgué. Nunca volvimos a tocar el tema. Era un asunto cerrado. Mi papá va a la clínica, mi abuelita le pregunta cómo llegué, él le cuenta que estoy detenida y mi abuela muere esa tarde, impactada por la noticia de mi detención. Murió de un paro respiratorio. Fue terrible para todos, pero en especial para él. Mi papá recibe un doble golpe en el mismo momento: su mamá y su hija.

SEMANA: En el expediente de su caso se lee que usted, una vez es capturada, decide usar la llamada a la que tiene derecho y se comunica con Martha Cecilia Cuellar, ¿quién es ella?

C.R.: Una amiga a la que llamé en el momento en que me detuvieron porque a mi papá no le entraba la llamada a la clínica. Mi papá es mi apoyo siempre. Pero no me pude comunicar con él, entonces le pedí a ella que lo ubicara. A mí me detienen en la URI de Engativá. Mis padres llegan allá aterrados. No creían. Ahí empieza una tragedia para mi casa. Encontraron cocaína en mi maleta de mano, como un kilo y medio.

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SEMANA: ¿Cómo llega Gustavo Moreno a ese caso?

C.R.:  Mi papá comenzó a buscar abogado y no sé realmente cómo llegó a él. Mi papá me dice que nos vamos a ir con él, que era joven, responsable y que les dio seguridad. Gustavo llega y hace un análisis del caso.

SEMANA: ¿Cuánto tiempo estuvo detenida?

C.R.: En el Buen Pastor exactamente 18 días. Fue horrible, la peor experiencia que he tenido. No hablaba con nadie, simplemente me bañaba muy temprano y después que hacían el conteo me iba para la biblioteca de la cárcel y me quedaba ahí todo el día.  

SEMANA: ¿Cómo logra Moreno resolver su situación jurídica?

C.R: Mi caso se expuso con testimonios: cómo pasó todo, cómo era mi vida. En una de las audiencias me dieron la libertad.  Nunca leí la sentencia, ni siquiera fui a la audiencia en la que me absolvieron. Mi papá me avisó por teléfono que todo se había acabado.  

SEMANA: Volvamos a su actual situación, ¿En qué momento se enteró de la detención de su esposo?

C.R.: Me enteré haciendo mercado. Una tía me empezó a escribir preguntándome qué sabía de Gustavo, si estaba bien y si había visto noticias. Al rato me dice "a Gustavo lo capturaron". Quedé en shock. Me fui rápido a la casa y empecé a mirar lo que pasaba. No me la creía. Comencé a llamar al hermano de él y a mi papá. No sabía qué hacer. Luego me entero por los medios de las razones de la captura. A hoy no lo puedo creer. Para mí Gustavo Moreno es una persona intachable. Me siento en una película, en una pesadilla.

SEMANA: ¿Ha tenido la oportunidad de verlo?

C.R.: Yo lo veo a él ese mismo martes que lo capturan. Hubo un allanamiento en la casa todo el día. Ese día llegué del mercado y a los diez minutos llegaron los funcionarios. Yo solo lloraba. Se presentaron y me preguntaron qué tiene, si tenía divisas. Comenzamos en la sala, nos fuimos al cuarto principal.  Buscaron en la caja fuerte. Pasamos al estudio y cogieron solo dos papeles de documentos y se fueron. Le pedí al señor del CTI que me ayudara a hablar con Gustavo. Él me dijo que fuera a la Fiscalía. Fui con mi papá y me dejaron entrar diez minutos a verlo.

SEMANA: ¿Qué le dijo?

C.R.: Que estuviera tranquila, que todo se iba a solucionar.

SEMANA: ¿Qué piensa del comunicado de él aceptando que se reunió con Lyons y que fue un simple error? 

SEMANA: Que es un acto de gallardía, que no es fácil decirle a todo un país que se equivocó. Hoy todo el mundo nos señala. Yo lo voy a apoyar. Él va a responder ante la justicia. Pero la esposa, la hija y la familia lo van a apoyar.

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SEMANA: ¿Cómo ha manejado el tema con la niña?

C.R.: 
Gustavo para mi hija está de viaje. Un viaje largo de trabajo. Ella es muy chiquita. Tiene apenas 3 años. Hoy sufrimos por los comentarios que le puedan hacer. Me da miedo porque los niños no son crueles, pero repiten lo que los papás dicen. Me da un poco de miedo, quisiera estar con ella, pero de día prefiero que esté en vacaciones recreativas a que me vea llorar todo el tiempo.

SEMANA: ¿Ha vuelto a ver a Gustavo?

C.R.:  Fui el domingo a verlo a la cárcel La Picota. La visita es impactante. Fue duro, difícil. Ese día había niños. Es muy triste. Verlo allá me dio muy duro. Le dije que no habláramos de lo que pasó. A mí no me tiene que dar explicaciones. Solo le hablo de la niña. Le he contado todo lo que hemos vivido y que a raíz de su problema han hablado de mí, de mi papá, de mi tío. Le he dicho que esto está arrasando a mucha gente que no tiene velas en este entierro. Lo que haya hecho Gustavo no tengo porque pagarlo yo, ni una niña de 3 años.

SEMANA:  La Fiscalía anunció que la Unidad de Extinción investigará todos sus bienes. ¿Qué piensa de eso?  

C.R.:  Vamos a hacer las cosas bien. Vamos a demostrarle al país entero que no es como dicen. Los bienes que tiene Gustavo son producto de su trabajo de más de diez años.

SEMANA:  Cómo explican la fortuna que él armó en tan poco tiempo?

C.R.:  Lo que tenemos es a raíz de un esfuerzo. Gustavo trabajaba muchísimo. Salía a las 6 a. m., llegaba a las 10 p.m. Dedicaba fines de semana completos preparando defensas. No hay una gran fortuna. Comenzamos con un apto en la 123 que se vendió para pagar en el que vivimos ahora. Teníamos un apartaestudio en Parque Central Bavaria que vendimos también para pasarnos al de ahora. Y tenemos dos carros. Yo no trabajo, estoy cien por ciento dedicada a nuestra niña.

SEMANA: ¿Qué va a hacer si Gustavo Moreno es extraditado?

C.R.: Me da muy duro. No tocó ese tema con él. Me da muy duro. No quiero adelantarme a lo que va a pasar. Una cosa es tenerlo acá y otra allá. Creo que tenemos que seguir adelante y dar la cara. Algún día esto se tiene que terminar.

SEMANA: ¿Usted cree que él es corrupto?

C.R.: No. Prefiero pensar que estaba en el lugar equivocado a la hora equivocado. Pero no creo que sea corrupto.