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Habla colombiana que cuidó a Maradona durante 45 días en Antioquia: estas fueron las revelaciones
La mujer trabajaba en la finca donde el exfutbolista pasó la convalecencia de la operación del bypass gástrico que se realizó en 2005 en Cartagena. Propinas de 50.000 pesos, una camiseta autografiada, entre otros detalles son los recuerdos que le quedaron del astro del fútbol.
Han pasado tres días desde que el mundo conoció la triste noticia del fallecimiento de Diego Armando Maradona. Muchos siguen sin aceptarlo o sin querer creerlo, lo cierto es que el futbolista más afamado de todos los tiempos ya no está y ahora pasará a ser una leyenda.
Con el transcurrir de las horas, han salido a la luz varias historias que no se conocían sobre Maradona; hinchas que guardan recuerdos suyos como el más preciado tesoro, personas que lo siguieron por el mundo en todos sus partidos, los amores de su vida, entre otras.
Una de esas historias desconocidas está relacionada con el paso del ídolo del fútbol por Arboletes, Antioquia, municipio ubicado en la subregión de Urabá en límites con el departamento de Córdoba.
Según reveló el diario El Colombiano, Maradona estuvo 45 días en una finca recuperándose de la operación que se realizó en Cartagena en 2005. La mujer que se encargó de alimentarlo y atenderlo contó cómo fueron esos días y cómo se enteró de la noticia que hoy enluta a los amantes del fútbol en todo el mundo.
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De acuerdo con el diario antioqueño, que habló con Maris Delgado, una de las mujeres que atendió a Maradona en la finca ganadera Alto Bonito (La 36), en el corregimiento de El Carmelo, la estadía del astro del fútbol en ese lugar se mantuvo en secreto hasta ahora que Delgado contó la historia para recordar cómo conoció al exfutbolista y cómo fue su comportamiento con ellas.
Delgado contó que hasta ese 2005 solo había oído de Maradona por televisión, sin embargo, tuvo la oportunidad de atenderlo durante 45 días, tiempo en el que según dijo, el exfutbolista pasaba casi que todo el tiempo en la habitación, y siempre salía entre tres y cinco de la tarde para realizar caminatas que el médico le había recomendado.
Según contó Delgado, siempre que Maradona llegaba de su recorrido iba hasta la cocina a donde estaban ellas, les hablaba en chistes con su acento argentino y las hacía reír mucho. A veces también le llevaba los zapatos para que se los lavara, no sin antes regalarle 50.000 pesos de propina, dinero que en ese momento era una suma considerable. Gracias a esas dádivas ella pudo comprarle ropa a sus tres hijas en esa época de Semana Santa.
Entre otros detalles, Delgado también recordó que la dieta de Maradona se basaba en “unas cucharaditas de arroz, un puré de papa, una porción de pollo, todo en un cucharaditas y bajo en sal. Nada de jugo, solo agua”.
Por otra parte Delgado recordó con nostalgia que Maradona antes de irse le había regalado una camiseta blanca con su autógrafo y que de tanto ponérsela hasta se le dañó. “Se fue contento porque se amañó en la finca. Nos dijo que volvería pronto, pero nunca más volvimos a saber de él, hasta ayer” (25 de noviembre), cuando se enteró a través de la televisión que Maradona había fallecido.
“Ahora quién se moriría, pensé... No puede ser, es el señor Diego Armando Maradona”, le contó a El Colombiano y agregó que sabía que lo habían operado de algo en la cabeza, “pero no me imaginé que estaba tan enfermo”, recordó Delgado.
Los restos de Maradona fueron sepultados este jueves en una ceremonia íntima en un cementerio en la periferia de Buenos Aires, tras una jornada de despedida caótica cargada de incidentes en la ciudad y mensajes de congoja de todas partes del mundo.
Bajo un fuerte dispositivo de seguridad, con tropas antimotines flanqueando las puertas del cementerio Jardín Bella Vista, al noroeste de la capital, un grupo muy reducido de amigos íntimos y familiares, entre ellos su exmujer Claudia Villafañe y sus hijas Dalma y Giannina, dieron su último adiós al ídolo indiscutido y venerado en todo el mundo del fútbol. En este cementerio privado también están sepultados los restos de los padres del ‘Pibe de Oro’, conocidos como Doña Tota y Don Diego.
En los alrededores de la histórica Plaza de Mayo de Buenos Aires se agolparon miles de fanáticos descontrolados que se negaban a abandonar el lugar, pese a la crisis sanitaria por la pandemia del coronavirus. La Policía reprimió con balas de goma y gases lacrimógenos a grupos de personas concentradas en las principales arterias céntricas de la ciudad.