PORTADA

Habla Lucio

El controvertido Carlos Alonso Lucio se defiende de la polémica que ha generado su matrimonio con la fiscal general, Viviane Morales.

10 de diciembre de 2011
“La prensa me ha satanizado, pero yo no soy ningún monstruo. No soy un estafador, no soy un delincuente”

Desde que se confirmó que la fiscal Viviane Morales se había casado con Carlos Alonso Lucio, varios medios de comunicación y columnistas han expresado preocupaciones por las implicaciones que podría tener el matrimonio en su cargo. Desde ese momento, la opinión se ha polarizado entre quienes consideran que se trata de un asunto de su vida privada sin relevancia con el desempeño de sus funciones y otras que opinan que dada la inusual hoja de vida del cónyuge, sí podría tenerla. Para aclarar las cosas, Carlos Alonso Lucio ha querido poner la cara y contestar todas las preguntas de SEMANA, sin limitaciones de ninguna clase.

SEMANA: Vamos al grano. Se ha creado una gran controversia por estar usted casado con la fiscal general de la Nación. Y esa controversia obedece a su trayectoria, que muchos consideran bastante turbia.

Carlos Alonso Lucio: La prensa me ha satanizado, pero yo no soy ningún monstruo. No soy un estafador, no soy un delincuente, he sostenido tesis controversiales y he luchado por la paz.

SEMANA: Pero no ha sido muy coherente ideológicamente. Ha sido igual de cercano a la guerrilla que a los paramilitares.

C.A.L.:
Yo, efectivamente, fui miembro del M-19. Cuando era joven creía que la solución del país se obtenía a través de las armas. En un momento dado me di cuenta de que ese era un camino equivocado y que la única forma de alcanzar la paz en Colombia era a través de una negociación entre las diferentes fuerzas del conflicto.

SEMANA: ¿Y cómo pasó de ahí al mundo de los paramilitares?

C.A.L.: Yo nunca fui miembro de los paramilitares. Quiero recordarles que Carlos Castaño me secuestró, me torturó y casi me asesina.

SEMANA: ¿Y cómo pasa uno de torturado a convertirse en su asesor, como ocurrió después?

C.A.L.: El origen del secuestro fue mi papel de mediador en un intento por que el ELN dejara de secuestrar y los paramilitares dejaran las masacres. Eso fue en el año 2000. Castaño creyó que yo era un comandante de esa guerrilla y que los estaba engañando. Cuatro años después de eso, los paramilitares, en una carta, reconocieron ese error y me pidieron perdón. En medio de esa nueva situación me propusieron que los asesorara en la negociación que estaban comenzando con el gobierno. Yo no fui un asesor clandestino. Era tan transparente mi papel que fue objeto de una portada de SEMANA titulada 'La oferta de los paras'.

SEMANA: Pero usted tiene muchos más tentáculos además del M-19 y los paramilitares. Se le ha asociado con el ELN y con el cartel de Cali.

C.A.L.: Para buscar la paz hay que hablar con todos los actores del conflicto y yo ya les expliqué que lo he hecho. No lo niego. Pero eso no me vuelve ni narcotraficante, ni eleno. He sostenido tesis controversiales como, por ejemplo, mi defensa de la legalización de las drogas hace 15 años, que hoy le aplauden al gobierno. Me opuse a la extradición y por eso me tacharon de estar fletado por el cartel de Cali. Ahora, el propio embajador Frechette, quien me quitó la visa, salió a decir que se arrepentía de haberle dedicado tanto tiempo a la extradición, que no sirvió para nada.

SEMANA: Ya que estamos hablando de extradición y del cartel de Cali, el diario 'El Tiempo', del 26 de septiembre de 2007, publicó que el referendo que usted promovió contra la extradición en 1998 fue financiado por Chupeta. También su nombre fue mencionado por el contador del cartel, Guillermo Pallomari, que decía que le giraban dinero a usted. Y en el reciente libro 'En la boca del lobo', el jefe de seguridad de los Rodríguez Orejuela afirma haber estado presente cuando Santacruz le entregó un cheque de 50 millones de pesos.

C.A.L.:
Vamos por partes. La supuesta financiación de Chupeta fue investigada por la justicia y fue precluida. Y en cuanto al cheque de Santacruz, soy consciente de que no todo el mundo me va a creer, pero ese cheque no existió. Y le agrego que si en medio de todo el proceso 8000 nunca ha aparecido un solo cheque de Santacruz, ni siquiera una cuenta bancaria, ¿por qué va a ser el mío el único del que se tenga noticia?

SEMANA: Pero el cheque podría ser de alguna de esas empresas de fachada del cartel…

C.A.L.: Fui investigado por enriquecimiento ilícito por la Corte Suprema de Justicia. Quiero mostrarle que desde 1995 nos abrieron una investigación preliminar a mí, a Íngrid, a Roberto Camacho, a Giovanni Lamboglia y a Guillermo Martínez Guerra. Estuvo abierta durante más de diez años y en agosto de 2007 se abstuvieron de abrir la investigación formal.

SEMANA: En ese caso no hubo una exoneración, sino una prescripción. Pero no todos sus casos en la justicia han sido fallados favorablemente. Según María Isabel Rueda, estuvo preso por estafa.

C.A.L.: Nunca he sido condenado por estafa. Fui condenado por falsa denuncia y por ese concepto pagué 30 meses de cárcel.

SEMANA: ¿Y eso le parece normal?

C.A.L.: Me parece ante todo injusto. Les explico. Cuando yo era candidato a la Alcaldía, en 1992, tuve un pleito con un particular por 80 millones de pesos. Yo lo denuncié por el delito de abuso de confianza. Él ganó el pleito y por cuenta de eso fui acusado por estafa y falsa denuncia. Del cargo de estafa me exoneraron y por la falsa denuncia me condenaron.

SEMANA: Pero fue declarado prófugo de la justicia, se fue para Cuba y fue solicitado en extradición.

C.A.L.: Eso es verdad, pero luego regresé y me entregué voluntariamente a la justicia. Pero lo que vale la pena registrar es que en toda la historia de Colombia soy el único condenado por la Corte Suprema por falsa denuncia. Y peor aún, el único que ha sido sujeto de la insólita solicitud de extradición por ese delito, ante otro país que no tenía nada con un pleito entre particulares. ¿Qué ocurriría si cada persona que denuncia a alguien y pierde el pleito termina en la cárcel?

SEMANA: Pasemos a lo contemporáneo, pues también hay problemitas. Gustavo Petro y varios columnistas lo han acusado a usted de cercanía con los primos Nule. Y como usted entenderá, teniendo en cuenta que el escándalo del carrusel de la contratación de Bogotá es una de las papas calientes de la Fiscalía, esa cercanía puede tener serias implicaciones.

C.A.L.:
Yo no tengo ningún nexo de negociación con los Nule. Los conozco, pero nunca he discutido con ellos un tema de negocios, no soy contratista del Estado ni he tenido vínculo jamás con este. Por lo tanto, no veo la relevancia.

SEMANA: Pero se ha afirmado que usted tuvo una relación personal con Lorena Suárez, que era conocida como la mano derecha de Miguel Nule.

C.A.L.: Ustedes mismos fueron los que mencionaron la expresión "relación personal". Esa es exactamente la realidad. Durante una crisis matrimonial que tuve con Viviane, en la cual estuvimos separados durante año y medio, tuve efectivamente una relación con Lorena. Me parece ofensivo que ustedes deduzcan que una relación con una persona lo vincula a uno con la entidad en que ella trabaja. Si yo estoy saliendo con alguien de la organización Luis Carlos Sarmiento Angulo nadie puede considerar que yo sea influyente en la forma como se maneja ese grupo.

SEMANA: Pero en el computador de los Nule aparece una reservación en la que figuran su nombre, el de Lorena, el de Miguel Nule y su esposa, para pasar un fin de semana en un hotel en Medellín.

C.A.L.:
Ese viaje del que habla nunca se hizo. Nunca viajé a Medellín con Miguel Nule.

SEMANA: Usted está simplificando mucho las cosas. El fiscal Germán Pabón, quien manejaba el caso Nule en la Fiscalía, fue retirado fulminantemente de ese proceso sin explicación clara hasta ahora. En privado, él asegura que usted tuvo algo que ver con su salida.

C.A.L.: Eso es totalmente falso. Yo de la noticia de su retiro me enteré por los medios de comunicación.

SEMANA: Pero usted ha sido cercano a él.

C.A.L.: Nos conocemos hace alrededor de 11 años, cuando mi abogado Juan Fernández Carrasquilla lo llamó para que le colaborara en mi defensa en los procesos que tenía en la Corte Suprema. Desde ese entonces también lo conoció bien Viviane. De tal suerte que no necesitaba que yo lo recomendara cuando lo nombró fiscal delegado ante la Corte.

SEMANA: ¿Entonces qué explicación tiene que él esté asegurando que usted influyó en alguna forma en su tránsito por la Fiscalía?

C.A.L.:
No tengo la menor idea. La explicación la tiene que dar él. Y además es incongruente con sus preguntas anteriores, porque cada vez que los enemigos de Viviane asocian mi nombre con los Nule es para inferir que yo los quiero favorecer a través de ella. Y a Pabón, según los medios, lo sacaron por intentar favorecerlos. Si yo estuviera del lado de los Nule, entonces, dentro de esa lógica que ustedes tienen, yo debería estar interesado en que Pabón se quede en el cargo.

SEMANA: Otro caso en que su nombre ha sido mencionado es el de Andrés Felipe Arias. El abogado defensor de este, Jorge Aníbal Gómez, fue el magistrado clave para que usted terminara en la cárcel. Y por eso dicen que por lo menos la fiscal debió declararse impedida en la acusación de Arias.

C.A.L.: Esa pregunta ya la contestó Viviane. Las inhabilidades no son éticas sino legales. Y ni el fiscal ni el juez pueden inventárselas. De los 15 impedimentos de los que habla el Código de Procedimiento, ella no está incursa en ninguna. Además, al exmagistrado Gómez le preguntaron en la audiencia si tenía alguna recusación contra la fiscal y respondió que ninguna.

SEMANA: Otro asunto delicado es la toma del Palacio de Justicia que, como fue declarado delito de lesa humanidad, teóricamente existe la posibilidad de que sea abierto un proceso contra el M-19, guerrilla a la que usted pertenecía. Como su señora es ahora la fiscal, la gente se pregunta qué pasa si lo acusan.

C.A.L.:
Entiendo que se trata de una eventualidad hipotética, pero me parece válida la pregunta y estoy convencido de que la controversia que habría sería enorme. Sin embargo, tengo entendido que estamos hablando de un caso que de ninguna manera sería competencia de Viviane, en tanto los procesos que tendrían que ver con el Palacio de Justicia no los atiende el despacho de la fiscal general de la Nación.

SEMANA: ¿Pero sí de un subalterno de ella?

C.A.L.: Ya están ustedes prejuzgando sobre la independencia de los fiscales delegados ante la Corte y sobre eso no tengo nada que opinar.

SEMANA: Usted ha reconocido que asesoró a los paramilitares para unos hipotéticos procesos de paz que no se concretaron. Usted entiende que ahora que la fiscal es la que propone la reforma a la Ley de Justicia y Paz para modificar la manera como hay que juzgarlos a ellos, se podría generar algún tipo de conflicto.

C.A.L.:
Nada tiene que ver lo uno con lo otro. La Ley de Justicia y Paz fue expedida por el Congreso a iniciativa del gobierno. Ni siquiera si yo hubiera sido parlamentario se crearía un impedimento jurídico de esa naturaleza.

SEMANA: Pero la reforma de este momento no es iniciativa del gobierno sino de la Fiscalía.

C.A.L.: En toda esa argumentación, y en el escándalo que nos han montado, hay una lógica machista que es creer que las mujeres son menos autónomas que los hombres y más susceptibles de ser influenciadas. Porque si se parte de esa base, me podrían achacar a mí todas las decisiones de la Fiscalía por el solo hecho de que como exguerrillero, asesor de los paramilitares y senador he tocado todos los temas de la realidad nacional.

SEMANA: Pues para mucha gente ese es precisamente el problema: que usted haya estado metido en tanta cosa y haya tenido tantos tentáculos y esté casado con la persona que tiene que administrar justicia.

C.A.L.:
Ahí no solo hay prejuicios machistas, sino una ignorancia de la hoja de vida de Viviane. Ella fue ocho años representante a la Cámara y cuatro senadora. ¿Usted no cree que esa trayectoria le da derecho a ella a que se tomen sus decisiones como propias?

SEMANA: Pero entienda que a muchas personas les cuesta trabajo creer que usted no tenga ni una mínima injerencia.

C.A.L.: Mire, los temas de la Fiscalía no son temas que discutamos en la pareja. Ni ella lo permitiría ni a mí me interesa.

SEMANA: Ya que habla de la pareja hay un tema que tiene intrigados a los colombianos. ¿Por qué después de haberse divorciado se volvieron a casar hace un mes y medio?

C.A.L.:
Le respondo con dos palabras: por amor. Pero le aclaro que Viviane y yo decidimos no hacer declaraciones públicas sobre nuestra intimidad.

SEMANA: Y ustedes no pensaron que ese segundo matrimonio, siendo ella fiscal general, daba pie para aumentar las controversias que de por sí ya existían. Toda la polémica nacional que estamos viviendo sería mucho menos intensa si ustedes se limitaban a verse sin protocolizar un matrimonio.

C.A.L.: Es que nosotros no vivimos en función de la percepción de terceros, ni de qué opinan los periodistas. Hemos tenido una relación que ha definido nuestras vidas y actuamos de acuerdo a nuestros sentimientos y nuestra conciencia y no al qué dirán. La realidad es que no tenemos nada que esconder.

SEMANA: Todo el mundo dice que usted es un hombre muy inteligente. Con su hoja de vida como exguerrillero, asesor de paras, prófugo de la justicia, pedido en extradición, protegido por el ELN, acusado por estafa y condenado por falsa denuncia, ¿no se le ocurrió decirle "tal vez no te conviene que nos casemos ahora que eres fiscal general"?

C.A.L.: No hubo cálculo. Y le repito, hay una gran diferencia entre la imagen del peor delincuente que han hecho los medios conmigo a lo largo de 15 años y lo que yo soy. Eso lo sabe Viviane y es lo único que me importa. A mí en el fondo lo que me cobran son mis contactos con todos los actores del conflicto interno. Y todos esos episodios, aunque ustedes no lo crean, han estado relacionados con la búsqueda de la paz para los colombianos. No alcanzo a entender qué quieren los que están montados en esta campaña contra Viviane, porque solo pueden estar buscando una de dos cosas: o que nos separemos o que ella renuncie. Y ninguna de esas dos cosas va a suceder.