VIDA MODERNA
Hallan los restos de un fraile medieval que al parecer murió atropellado por una carroza
El fraile sufrió dos fracturas en los huesos del muslo, producidas, al parecer, tras ser golpeado por una carroza.
Un importante hallazgo arqueológico acaban de lograr expertos de la Universidad de Cambridge tras ser desenterrado un esqueleto que data de antes del siglo XIV, y que al parecer, corresponde a un clérigo con dos piernas rotas, presuntamente, en un hecho causado por un accidente con una carroza.
El descubrimiento del equipo se produjo mientras examinaba los traumas óseos de 314 esqueletos enterrados en tres lugares de la ciudad entre los siglos X y XIV.
Se recuperaron esqueletos de todo el espectro social, incluido un cementerio parroquial para trabajadores comunes, un hospital benéfico que enterraba a los enfermos y los habitantes de calle, y un convento agustino que enterraba a donantes adinerados junto con el clero.
Sus hallazgos revelan el alcance de las dificultades sufridas por todas las clases en este momento, con una mujer víctima que registra casi con certeza las marcas de violencia doméstica.
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El equipo catalogó la naturaleza de cada rotura y fractura para construir una imagen de la angustia física que sufren las personas por accidentes, lesiones ocupacionales o violencia durante su vida diaria.
De los 314 esqueletos enterrados, ochenta y cuatro procedían del cementerio parroquial de Todos los Santos junto al Castillo, 75 del Convento Agustino y 155 del cementerio del Hospital de San Juan Evangelista.
Los resultados del análisis de rayos X revelaron que el 44 por ciento de los trabajadores enterrados en el cementerio parroquial de Todos los Santos junto al Castillo, de los siglos X al XIV, sufrieron algún tipo de fractura en el momento de su muerte.
En el caso de las personas enterradas en el convento de los agustinos o en el hospital de San Juan Evangelista, personas de mayor nivel social o que padecen alguna enfermedad, esta cifra desciende al 32 y al 27 por ciento, respectivamente.
Las fracturas fueron más comunes en los restos masculinos, con un 40%, en comparación con el 26% de los restos femeninos en todos los entierros.
Dentro de esos análisis se logró encontrar el esqueleto del fraile, identificado por su lugar de entierro y la hebilla del cinturón, quien sufrió dos fracturas en los huesos del muslo como resultado de lo que los investigadores creen que fue un accidente.
La autora principal del estudio, la doctora Jenna Dittmar, del proyecto After the Plague en el Departamento de Arqueología de la Universidad, señaló que el fraile tenía fracturas completas en la mitad de sus dos fémures.
“El fémur es el hueso más grande del cuerpo. Lo que sea que haya causado la fractura de ambos huesos de esta manera debe haber sido traumático y posiblemente fue la causa de la muerte. Nuestra mejor suposición es un accidente de carroza. Quizás un caballo se asustó y lo atropelló la carroza” señaló.
Diferencias sociales
El cementerio parroquial era para la gente común, el hospital enterraba a personas discapacitadas o enfermas y, por lo tanto, vivían vidas muy protegidas, y el cementerio del convento era donde la élite de la sociedad que proporcionaba dinero a la institución era enterrada junto a los clérigos.
La esperanza de vida en Gran Bretaña durante el período medieval era mucho más corta que en la actualidad debido a los trabajos brutales, la proliferación de enfermedades y la falta de saneamiento. Al nacer, la esperanza de vida promedio era de 31 años, hoy es de casi 80.
La dra. Jenna Dittmar dijo que “al comparar el trauma esquelético de los restos enterrados en varios lugares dentro de una ciudad como Cambridge, se pueden evaluar los peligros de la vida diaria experimentados por diferentes esferas de la sociedad medieval”.
“Podemos ver que los trabajadores corrientes tenían un mayor riesgo de sufrir lesiones en comparación con los frailes y sus benefactores o los internos de hospitales más protegidos”, señaló.
Agregó que “estas personas pasaban sus días trabajando largas horas haciendo trabajos manuales pesados. En la ciudad, la gente trabajaba en oficios y artesanías como la cantería y la herrería, o como jornaleros en general. Fuera de la ciudad, muchos pasaron del amanecer al anochecer haciendo trabajos de trituración de huesos en los campos o cuidando ganado”, indicó.
Los arqueólogos excavaron el convento de los Agustinos en 2016 como parte de las obras de construcción en el sitio de los nuevos museos de la Universidad.
Los registros muestran que el convento adquirió derechos para enterrar a los miembros de la orden agustiniana en 1290 y a los no miembros en 1302, lo que permitió a los bienhechores ricos tomar un terreno en las zonas del convento.
El convento funcionó hasta 1538, cuando el rey Enrique VIII despojó a los monasterios de la nación de sus ingresos y bienes para fortalecer las arcas de la Corona.
La investigación se publicó en el American Journal of Physical Anthropology.