Masacre en Tumaco, habla gobernador y confirma las víctimas de la masacre | Foto: Daniel Reina

NARIÑO

Hallan muertas a dos de las 11 personas desaparecidas en Tumaco

Los desaparecidos, todos hombres, salieron el 13 de enero en una lancha hacia el municipio de Mosquera. Familiares creen que los mataron y luego arrojaron los cuerpos al mar.

20 de enero de 2021

La Personería de Tumaco confirmó que las autoridades hallaron el cuerpo de dos de las 11 personas reportadas como desaparecidas desde el 13 de enero, cuando se dirigían desde esa ciudad costera hacia el municipio de Mosquera, Nariño, en búsqueda de trabajo.

“De las personas dadas por desaparecidas se han podido encontrar dos cuerpos, los cuales fueron debidamente identificados”, sostuvo Jair Parra, personero de Tumaco. Además, precisó que nueve de los desaparecidos son de Tumaco, otro de Buenaventura y hay uno más de quien no se tiene información.

Los hombres salieron desde Tumaco hacia Mosquera con la promesa de trabajar en una acería. Los familiares de estas personas aseguraron en Noticias Caracol que se fueron en una lancha.

“Voces terceras nos dicen que todas las personas que se embarcaron fueron asesinadas, que han visto cuerpos flotando por el mar”, dijeron algunos familiares de los desaparecidos. Mientras tanto, el personero argumentó: “Nosotros desde la Personería hemos brindado todo el acompañamiento y hemos servido de canal de comunicación con la fuerza pública y con las autoridades de los territorios, con el fin de que se pueda avanzar en las labores de búsqueda de estos presuntos desaparecidos”.

De confirmarse el asesinato de estas personas, sería la masacre número seis en lo que corrido de 2021. Tumaco, y en general el suroccidente colombiano, vive unas dinámicas del conflicto bastante preocupantes por la atomización de grupos armados herederos de las Farc, los paramilitares y pequeñas estructuras del ELN.

En un recorrido realizado por SEMANA en todo el cordón fronterizo con Ecuador, que comprende a la costa Pacífica nariñense, se pudo constatar la presencia de al menos 11 grupos armados que reclaman el control del territorio y de las rutas del narcotráfico que terminan en las provincias de Esmeraldas y Guayas, en el vecino país.

En la zona opera las estructuras disidentes Oliver Sinisterra y Guerrillas Unidas del Pacífico, que desde hace tres años vienen librando fuertes combates en zona rural de Tumaco, Barbacoas, Pizarro, Magüí Payán y Roberto Payán. A ese cóctel delictivo se sumó en el último año la aparición del grupo Los Contadores, que ahora tienen el control de puntos estratégicos para el libre tránsito de la droga.

Todos estos grupos, según fuentes anónimas de inteligencia militar, son apoyados directamente por cárteles mexicanos, quienes financian la operación de siembra, producción y transporte de cargamentos hasta los puertos. Una vez depositada la droga ahí, emisarios de estructuras internacionales como Nuevo Jalisco, los Zetas y Sinaloa la embarcan en semisumergibles con rumbo a Centroamérica.

Gran porcentaje de la droga colombiana llega a este muelle de la ciudad ecuatoriana San Lorenzo. Desde ahí se reparte a otros lugares.

La injerencia de estos cárteles, así como de los grupos armados colombianos, no solo se presenta en zona rural de Nariño, sino que trasciende a municipios ecuatorianos cercanos a la frontera como San Lorenzo, donde el control ilegal de la disidencia Oliver Sinisterra es grande. Fue muy cerca de ese poblado donde Guacho secuestró a los tres periodistas del diario El Comercio en 2018. Días después los asesinó en una selva de Colombia.

La situación del Pacífico nariñense es tan complicada, aseguran algunos líderes, que el respeto por la vida es mínimo. Ante cualquier asomo de presunta traición, los grupos armados arremeten contra la población civil. En esas zonas hay una necesidad de guardar fidelidad con el grupo armado que controla la zona. Cualquiera que diga lo contrario se muere.

A finales del año pasado se filtraron varios videos de asesinatos selectivos en el Triángulo del Telembí de personas que presuntamente estarían ayudando al grupo rival o a agentes del Estado. Así las cosas, la comunidad queda en medio de las balas y los señalamientos infundados. Por eso, no es descabellada la teoría de familiares y amigos de los 11 hombres desaparecidos sobre una posible masacre.