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“¡Qué hizo este man, no puede ser!”: Francisco Uribe Noguera

Los investigadores encontraron el cuerpo de la niña escondido debajo de un jacuzzi en la terraza del arquitecto. El hermano abogado se aparta de la firma Brigard &Urrutia donde trabajaba hasta entonces.

7 de diciembre de 2016
| Foto: SEMANA

Aunque la audiencia en la que se legalizó la captura de Rafael Uribe Noguera y se autorizó su traslado a la cárcel La Picota, fue de más de siete horas (desde las 8:30 p.m. hasta las 4 a.m.), la Fiscalía aún no ha expuesto todas sus cartas en el caso. Una serie de elementos serán presentados pronto ante la justicia y permitirán dar nuevas pistas de lo que sucedió el pasado domingo con Yuliana Andrea Samboní. Entre estos, será clave determinar qué rol cumplieron los hermanos de Rafael: el abogado Francisco José y Catalina Uribe Noguera.

La gran pregunta que deberán responder este viernes Francisco y Catalina, cuando atiendan el interrogatorio de la Fiscalía, será ¿qué hicieron las horas previas en que estuvieron con su hermano Rafael en el apartamento donde más tarde apareció el cuerpo de la menor Yuliana Samboní.

Del informe del grupo de investigación del Gaula que se ocupó del caso inicialmente, porque la denuncia original era por un secuestro, se desprenden profundos interrogantes. El rol de Francisco dentro del caso se inició en la misma mañana del domingo luego que se encendieron las alarmas por la desaparición de la niña. Apenas un par de horas después, tras acudir al barrio de la menor, hacer entrevistas y barrer la zona, el Gaula estableció que el caso de Yuliana posiblemente no se trataba ni de un secuestro ni de un rapto familiar. Los investigadores temieron lo peor.

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Por eso coordinaron de manera urgente para que la Policía Metropolitana en pleno de inmediato dispusiera retenes, hiciera un barrido amplio y registrara parqueaderos, en busca de la niña. Entre tanto los investigadores analizaron dos cámaras de seguridad y así establecieron con certeza la placa del vehículo en que fue sacada Yuliana de su barrio.

Al comunicarse con los propietarios del vehículo los agentes se toparon por primera vez con Francisco Uribe Noguera. El abogado dijo desconfiar de que realmente se tratara del Gaula y pidió un tiempo para consultar el asunto. Pasado un rato, un oficial del Gaula nuevamente se comunicó y le pidió que se encontraran en una estación de policía donde Francisco pudiera estar tranquilo. Así fue. La cita se cumplió en el CAI de la calle 72 con séptima.

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Allí, hacia las 2 p.m., los investigadores le informaron a Francisco que estaban buscando urgentemente a la menor Yuliana, y le hicieron saber que cada minuto era crucial, por lo que necesitaban de su colaboración para ubicar la camioneta que en papeles figuraba a nombre suyo y de su esposa.

Este explicó que el vehículo no estaba bajo su poder por cuenta de un negocio familiar informal hecho años atrás, y cuando el abogado trató de entrar en detalles del asunto, los agentes le insistieron en que lo urgente era dar con el paradero de la niña. Fue entonces cuando Francisco empezó a hacer llamadas para averiguar entre su familia sobre el carro, sin ofrecer una respuesta clara.

Finalmente, al cabo de varias averiguaciones Francisco les dijo a los agentes quién tenía el carro “Es que es mi hermano”, dijo. Señaló que su nombre era Rafael Uribe Noguera, pero que nadie en la familia sabía en ese momento dónde estaba.

El Gaula inició entonces, en compañía de Francisco, la búsqueda de Rafael. Fueron al edificio donde este vivía y averiguaron entre familiares y amigos. Chequearon en todos los lugares que la familia les indicó. También insistieron al teléfono de Rafael, sin respuesta. A las 3:05 de la tarde un oficial del Gaula le escribió, vía whatsapp: “Señor Rafael, necesitamos hablar urgente con usted”. El celular aparecía como prendido.

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En paralelo a la búsqueda con la familia, los agentes se movieron por su lado, y a media tarde recibieron información que les indicaba un punto probable de ubicación de Rafael. Acudieron al lugar urgentemente. Para ello se separaron de Francisco, con quien lograron volver a tener comunicación poco antes de las siete de la noche, cuando este los llamó y les dijo que había aparecido Rafael pero que estaba mal por lo que lo llevaba a la Clínica Monserrat. Los investigadores acudieron de inmediato al lugar.

Al ingreso de esa clínica psiquiátrica se reencontraron con Francisco. Estaba con parte del personal médico. En ese momento, les dijeron que los galenos estaban atendiendo a Rafael por lo que no podrían hablar con este.

Francisco Uribe Noguera estaba allí en compañía de un abogado al que consultó antes de decidirse a hablar con el Gaula. Minutos después, Francisco les dijo a los investigadores que su hermano, camino a la clínica, le había confesado que había estado con la niña que estaban buscando y que esta había muerto accidentalmente.

El Gaula preguntó dónde estaba la niña y fue cuando Francisco dio cuenta de una información que no había mencionado antes: habló de un segundo apartamento en donde habían encontrado a su hermano. Dijo no conocer la dirección pero que sí sabía llegar. Guiados por Francisco, las autoridades partieron a toda velocidad hacia el ese lugar.

Por el camino, pidieron refuerzos a otras unidades y dieron aviso a la Fiscalía, aguardaban la esperanza de encontrar a la niña con signos de vida. En breve llegaron al apartamento 603 del edificio Equus 66. Se trataba de un lujoso espacio de dos niveles deshabitado, sin muebles: apenas vieron unos cigarrillos y una botella de trago. No les tomó mucho tiempo registrar la primera planta sin hallar nada.

Luego subieron a la terraza donde se destacaba un gran jacuzzi empotrado con puertecillas en los costados para acceder a la tubería interna y motores. Los agentes del Gaula abrieron una de estas puertas y proyectaron un chorro de luz con la linterna del celular, fue cuando vieron a la niña tendida allá dentro, en un espacio al que no podían acceder desde la compuerta.

Los agentes del Gaula tuvieron que quitar los listones de madera más cercanos para poder alcanzar a la menor. Al revisar su pulso confirmaron lo peor. Estaba muerta. No había nada qué hacer. Incluso algunas de sus extremidades ya presentaban rigidez cadavérica, prueba de que su deceso se dio varias horas antes. “¡Qué hizo este man, no puede ser!”, dijo Francisco entre sorprendido y consternado.

La niña estaba desnuda, y sus prendas fueron halladas dentro de la cisterna de uno de los baños del apartamento (salvo un zapato que apareció en la camioneta en cuestión). El CTI realizó el levantamiento del cuerpo. De inmediato se observó que el cadáver estaba embadurnado de aceite de cocina, luego Medicina Legal estableció, tras una necropsia de diez horas, que la menor fue golpeada, violentada sexualmente y que fue asesinada por asfixia, presionando su boca y cuello.

Según lo expuesto por la Fiscalía en la audiencia de legalización de captura de Rafael Uribe Noguera, señalado como responsable del crimen, ciertamente este llegó remitido a la Clínica Navarra, afectado por una sobredosis de cocaína y alcohol.

“Paciente remitido de Clínica Monserrat antecedente de consumo de sustancias psicoactivas, refiere consumo de alcaloide perico, refiere que fueron tres bolsas y alcohol una botella y media de aguardiente, refiere que el consumo de alcaloide fue hace aproximadamente 5 horas”, dice el reporte médico de la clínica. Basado en ello la Fiscalía afirma que Rafael se drogó después de consumar el crimen, como parte de una coartada para intentar atenuar la responsabilidad de sus actos. Y frente a ese planteamiento se hace aún más inquietante qué hicieron sus hermanos Francisco y Catalina.

La Fiscalía tiene plenamente documentado que ambos ingresaron a media tarde del domingo al apartamento 603 del edificio Equus 66, donde apareció el cadáver de la niña. Esto fue justo cuando los agentes del Gaula fueron a buscar a Rafael en otro punto. Catalina ingresó al apartamento a las 3:40 de la tarde y se reunió con Rafael y Francisco, quien a las 6:50 p.m. llamó al Gaula desde un taxi para avisar que su hermano había aparecido y que iban camino a la clínica.

¿Qué ocurrió en las tres horas en que los tres hermanos estuvieron en el apartamento? ¿Quién ocultó las prendas y el cadáver? ¿Por qué no dieron aviso a las autoridades desde el primer momento de que estaban con Rafael? ¿Por qué no mencionaron ese segundo apartamento al comienzo de la tarde cuando el Gaula y la Policía buscaban afanosamente a Rafael? Estas son algunas de las preguntas que deberán responder Francisco y Catalina.

“La escena del crimen fue manipulada y he instruido a los fiscales para que judicialicen a los terceros que están intentando obstruir la acción de la Fiscalía”, aseguró el Fiscal General Néstor Humberto Martínez cuando se refirió al asunto con tono enfadado cuando además aseguró no que no permitiría que “manosearan más la investigación”. Hasta qué punto se relaciona la afirmación del Fiscal General con el papel que jugaron los hermanos es algo que se aclarará en las próximas horas.

Por lo pronto, la firma de abogados Brigard & Urrutia, publicó un comunicado de prensa en el que asegura que Uribe se aparta de sus labores en esa organización. "Francisco Uribe Noguera, miembro de nuestra firma y hermano del presunto responsable de esta tragedia, ha solicitado marginarse de sus actividades profesionales y laborales para atender, junto con su familia y sus abogados, esta difícil situación", asegura el comunicado. Agregó que no darán consejo legal a quien fue miembro de su firma por años. 

Mientras tanto, en un avión de la Policía será trasladado el cuerpo de la pequeña Yuliana Samboní para ser sepultada en Cauca, y mientras que el país entero manifiesta su indignación por el atroz crimen, el proceso judicial continuará hasta las últimas consecuencias según lo ha pedido incluso el Presidente de la República.