PROVIDENCIA
¡Héroes anónimos! Los obreros que llevan más de 300 días trabajando en la reconstrucción de Providencia
Más de 1.800 personas llegaron a la isla para realizar las labores de reconstrucción. Así trabajan para cumplir la meta de entrega de viviendas.
En la reconstrucción de Providencia y Santa Catalina trabajan alrededor de 1.800 personas que llegaron desde diferentes regiones de Colombia. Algunos llevan más de 300 días en la isla y han salido un par de veces a visitar a sus familias, pero en general, trabajan hasta diez horas en seis de los siete días de la semana.
Luis Alberto Madrid llegó a Providencia hace ocho meses. Desde ese momento, no ha salido de la isla. Es de Barranquilla y toda la vida se dedicó a la construcción de casas, en la isla ya perdió la cuenta de cuántas ha hecho. Sus días laborales comienzan a las siete de la mañana y terminan a las seis de la tarde. El trabajo es parejo para poder terminar a tiempo. Descansa los domingos, aprovecha para llamar a su esposa y a sus dos hijos.
Ya conoce todos los rincones y sectores de Providencia. Camina amparado por el agradecimiento de a quienes les reconstruyó la casa. Luis Alberto no piensa irse sin cumplir la meta de la entrega total de la isla en marzo. “Esto es trabajo, pero también es una manera de aportar un granito de arena”.
Jaime Andrés García, coordinador de la dirección de apoyo a las regiones de Fontur, llegó a Providencia dos días después de la catástrofe. Ha salido apenas un par de veces a visitar a su familia en Bogotá y Bucaramanga. Vive, junto a dos compañeros arquitectos, en lo que quedó del único spa de Providencia. Al igual que los raizales, tuvo que dormir en carpas, comer enlatados por meses, tomar poca agua y recorrer la isla de arriba abajo censando a quienes lo perdieron todo.
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“Uno de acá se lleva las gracias de la gente. Hubo días muy pesados que lograban desestabilizarnos emocionalmente, pero logramos sobrepasar esos días difíciles y hoy ya tenemos un proceso en marcha. Cuando llegamos, el impacto visual de como quedó la isla era muy fuerte”, cuenta García.
Los funcionarios del Gobierno nacional que llevan más de ocho meses viviendo en Providencia son ochenta. A algunos la vida los devolvió a lo más primario: aprender a armar una carpa, conocer las señales del clima, caminar por horas bajo el sol inclemente y aguantar de pie bajo la lluvia porque no había cama para tanta gente. “Nuestra vida ha cambiado muchísimo”, dice Susana Correa, gerente de la reconstrucción de San Andrés, Providencia y Santa Catalina.
“Aquí nadie conocía del tema, hemos venido aprendiendo. Queremos una nueva Providencia más fuerte para todos los habitantes. Aquí estamos alrededor de ochenta funcionarios del Estado, madres con hijos pequeños que han dejado a sus familias”, añade.
Juan Camilo Vélez, coordinador de Regiones de iNNpulsa, aprendió a montar moto en Providencia. Para recorrer la isla le entregaron una motocicleta Suzuki automática cero kilómetros; hoy, ese vehículo tiene 18.000 kilómetros de recorrido. Es decir, ha transitado la isla de sur a norte mil veces en este tiempo. “Mi trabajo es ayudar a los establecimientos comerciales con la reactivación económica”, dice Vélez. Su labor le ha permitido tal acercamiento con la comunidad que está invitado a dos matrimonios, en uno de ellos es el padrino de bodas.
A la isla no podrán llegar turistas hasta marzo de 2022, entonces las fuentes de ingreso y reactivación del transporte aéreo y marítimo aún son tímidas. Frente a los recursos para reconstruir la isla por completo, la bolsa total es de $ 1,4 billones. “Hoy, solamente en casas, llevamos invertidos $ 333.000 millones. Las casas se están construyendo para que resistan los huracanes. Antes no se construía con la normatividad y las viviendas que no resistían vientos de 260 kilómetros por hora”, reseña Susana Correa.