Judicial
Hijo del presidente Gustavo Petro critica la condena a Aida Victoria Merlano
La barranquillera fue sentenciada a 7 años y medio de casa por cárcel.
En la tarde de este martes 13 de septiembre, Nicolás Petro Burgos, uno de los hijos del presidente Gustavo Petro Urrego, criticó la condena de 7 años y medio en contra de la influencer barranquillera, Aida Victoria Merlano, por su colaboración en la fuga de la excongresista Aida Merlano, el primero de octubre de 2019.
Frente a dicha sentencia, el diputado del Atlántico cuestionó en su cuenta oficial de la red social de Twitter la condena dictada a Merlano, destacando y comparando que quienes comenten otro tipo de delito, compra de votos en específico, siguen en libertad.
“Condenan a Aida Victoria, pero a los compradores de votos no les pasa nada”, fue la reacción de Nicolás Petro.
Condenan a Aida Victoria, pero a los compradores de votos no les pasa nada.
— Nicolás Petro Burgos (@nicolaspetroB) September 13, 2022
En ese sentido, el hijo del presidente lanzó una pulla a la justicia colombiana, porque tras conocerse el escándalo de compra de votos en el cual estuvo salpicada la madre de la influencer, Aida Merlano –condenada por corrupción electoral y hoy prófuga de la justicia–, se ha dedicado a perseguir a quienes están alrededor de la fuga de la excongresista y no de los responsables del escándalo revelado por ella.
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Cabe recordar que la exsenadora formaba supuestamente parte un esquema de corrupción, compra y venta de votos, en lo que se denominó como la Casa Blanca. La única capturada por estos hechos era Merlano, quien se fugó a Venezuela, pero desde allá ha prendido el ventilador y ha señalado directamente Arturo Char Chaljub, quien fue presidente del Congreso y es, nada menos, que el hermano del exprecandidato a la Presidencia Álex Char Chaljub.
Sin embargo, ante estas revelaciones dadas desde Venezuela, la justicia colombiana se enfocó en verificar la complicidad de Aida Victoria en la fuga de su madre, por lo cual el vainazo del hijo de Petro frente a su condena.
Juicio y condenada de Aida Victoria Merlano
Siete años y cinco meses de prisión. Esta es la condena que deberá pagar Aida Victoria Merlano por participar activamente en la fuga de su madre, la excongresista Aida Merlano, en hechos registrados en la tarde del primero de octubre de 2019.
Durante el juicio que duró dos años y medio se concluyó que la joven, junto a su hermano, llegaron al consultorio odontológico ubicado en el centro médico La Sabana con el fin de entregarle la cuerda, los guantes y ropa de cambio. Igualmente, adelantó todas las acciones necesarias para distraer la atención de los dragoneantes del Instituto Penitenciario y Carcelario (Inpec) que estaban como custodios de la excongresista.
El juzgado concluyó que existe prueba más allá de toda duda razonable de que Aida Victoria le dio instrucciones a su hermano, quien para ese momento tenía 17 años de edad, para que le “hiciera la charla” a la dragoneante que se encontraba en el segundo piso del consultorio. Por estos hechos la sentenció por los delitos favorecimiento de fuga y uso de menores para la comisión de delitos agravado.
Para llegar a esta conclusión, el juzgado tuvo en cuenta los videos del circuito cerrado de seguridad que estaba en el segundo piso del centro médico La Sabana y en el mismo consultorio en el que se encontraba Javier Guillermo Cely Barajas.
El funcionario judicial le dio credibilidad absoluta a la declaración de la guardia del Inpec, Diana Marcela Montoya Ramos, quien llegó como relevo al centro médico en la tarde del primero de octubre de 2019. Tras recibir las instrucciones de su compañera se dispuso a almorzar para subir al segundo piso del edificio donde se encontraba Aida Merlano.
Montoya declaró bajo la gravedad de juramento que su compañera había sido muy específica en el hecho que la excongresista hizo un “escándalo” para que permitieran el ingreso de sus dos hijos al consultorio odontológico. “Ella lo había permitido, ella sabía que Aida Merlano era una interna psiquiátrica”.
Cuando llegó, se le informó que la cita odontológica no duraría más de 30 minutos. “Entonces yo le dije a Natalia si el procedimiento duraba media hora yo o iba a sacar a los hijos, que ella había permitido el ingreso y sé que tendríamos problema si los sacábamos”.
En el intercambio de relevo, la guardia se dio cuenta de que en efecto la excongresista se encontraba en el consultorio odontológico y junto a ella se encontraban sus hijos y Javier Cely. Fue el mismo odontólogo quien le prohibió el ingreso al consultorio, advirtiéndole que la paciente no tenía dientes y le daba pena que la vieran así.
“Yo acaté la recomendación del médico para no intervenir en el procedimiento que le estaban haciendo; como la puerta era de vidrio, yo veía a la interna, a mí no me dejaban entrar, pero los hijos de ella sí estaban adentro; yo estuve todo el tiempo allí”. Durante este tiempo, la excongresista jamás abandonó el consultorio.
Sin embargo, el hijo de la excongresista salía constantemente y buscaba a la guardia para hablar. “Yo en este momento puedo decir que él me estaba entreteniendo”. En los intentos de charla le comentaba sobre el costo del procedimiento que se estaba realizando su madre, lo quisquillosa que era con ese tipo de tratamientos y lo que estaban viviendo.
La dragoneante mencionó la presencia de otro supuesto odontólogo en el consultorio, quien también la intentaba distraer para que no viera lo que estaba sucediendo adentro: “Ellos me entretenían, el hijo me decía algo como: dragoneante, cómo le parece que cobraban 15 millones de pesos por una ortodoncia, yo con ganas y mi mamá botando la plata cada rato en eso, y el otro señor presente me decía que a Aida Merlano le había hecho varios diseños de sonrisa y ninguno le había gustado”.
El hijo menor de la excongresista siempre se ubicaba muy cerca de la puerta, impidiendo una clara visibilidad con lo que ocurría adentro del consultorio.
La defensa de Aida Victoria, en cabeza del abogado Miguel Ángel del Río, ya anunció que presentará el recurso de apelación ante la Sala Penal del Tribunal Superior de Bogotá para que tumbe el fallo y declare la inocencia de su cliente.