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| Foto: Archivo SEMANA

BARRANQUILLA

Los tentáculos del temido alias Hippie dentro la cárcel de Barranquilla

Leonardo Rincón, quien habría ostentado el poder subterráneo dentro y fuera de la Cárcel Distrital de Barranquilla, fue llevado fuertemente custodiado al penal de máxima seguridad de Valledupar.

2 de febrero de 2019

Un exintegrante de las AUC y de la banda criminal los Rastrojos conocido como Hippie, quien habría protagonizado la semana pasada una escalada de atentados que terminaron con la muerte de siete personas, entre ellas una embarazada y una niña de cuatro años, fue trasladado este miércoles a la cárcel de máxima seguridad de Valledupar, la Tramacúa, según pudo establecer SEMANA.

Leonardo Fabio Rincón Yépez, nombre legal de Hippie, tiene un amplio prontuario relacionado con el narcotráfico y el paramilitarismo, pero también estuvo en la mira de las autoridades por el poder que ejercía fuera y dentro de la cárcel distrital de varones de El Bosque, en Barranquilla, a donde habría trasladado sus operaciones criminales.

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Pero no solo eso. Hippie, quien paga una condena por concierto para delinquir agravado y tráfico de estupefacientes, habría también extendido sus tentáculos al penal donde estaba recluido, donde habría ejercido control sobre otros internos —a los que habría extorsionado de diferentes formas— y traficado con drogas, elementos como televisores y celulares, además de otras comodidades.

Penal inadecuado

Un agravante clave en este asunto es que la cárcel de El Bosque, administrada por la Alcaldía de Barranquilla y cuya guardia es personal de seguridad privada, es un establecimiento que no está preparado para albergar reclusos de alta peligrosidad y que sufre de sobrepoblación carcelaria, un mal extendido en penales de la región y el país, lo que no ha impedido a los jueces seguir enviando reclusos.

En agosto de 2018, en la cárcel barranquillera la Policía hizo una intervención en agosto pasado. “Se logra la incautación de 38 dispositivos celulares, 27 armas corto punzantes, 38 SIM card, 12 micro SD, 280 gramos de marihuana, 344 gramos de base de coca y de 175.000 pesos en efectivo, que estaban escondidos en colchones, en las paredes y los techos”, dijo entonces el coronel Engelbert Grijalba, subcomandante de la Policía de Barranquilla.

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Incluso, dijo una fuente, Hippie habría extorsionado a la misma guardia. Contó, en lo que no sería un caso esporádico, que uno de los miembros del cuerpo de seguridad habría sido obligado introducir al menos 5 kilos de marihuana a condición de no dañar a su hija, que mantenían retenida. “Al que no lo untan, lo amenazan”, señaló.

En esa cárcel tambíen estuvo preso hasta hace unos días Franklin Javier González, Frankin Malembe, cabecilla de la banda los Papalópez -banda que aterrorizó el suroccidente de Barranquilla y parte de Soledad-, quien también buscó controlar el penal, hasta que la semana pasada fue puesto en libertad dado que a su proceso se le vencieron los términos.

Masacre

La percepción de seguridad en Barranquilla se resquebrajó la semana pasada, tras dos hechos de sangre en los que murieron siete personas, en medio de la guerra que, según las autoridades, sostienen Hippie —al frente de su organización El Combo del Hippie—y uno de sus exaliados, identificado como Pepe —que conformó la banda los Pegasos—, quien también habría pasado por las filas de las AUC y los Rastrojos.

Aparentemente, la fuente de conflicto entre ambas estructuras criminales es por la propiedad de unas tierras localizadas en un apetecido sector para los urbanizadores, en el suroccidente de la ciudad.

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La primera ficha de este fatal ajedrez la movió Hippie, quien habría ordenado asesinar a Pepe tras amenazarlo. Sus hombre fueron a asesinarlo en una casa del barrio Bellarena, pero al no hallarlo asesinaron a Edubel Chico Marriaga, un taxista que era conocido como el Pato, y a una menor de cuatro años.

En venganza por ambas muertes, en especial por la niña, hombres de Pepe acudieron a un expendio de droga de Hippie en el barrio Universal. Allá, pretendiendo que era un operativo policial, asesinaron a José Alberto Ramos Hernández, Carlos Hernández Tapias, María Claudia Hernández (tenía tres meses de embarazo), Janinson Javier Torres y Rafael Hernando Vázquez.

Esta estela de muerte presagia que habrán otras más, pero por lo pronto le ha significado a Hippie ser trasladado a la Tramacúa tras el pedido de varias autoridades locales al Gobierno Nacional. Sin embargo, pese a la gravedad del caso, no es sino un síntoma más de la precaria situación penitenciara en el región y el resto del país, un asunto que aún no ha recibido la solución estructural que requiere.