ORDEN PÚBLICO

No estaba secuestrado sino en un burdel

Para pagar una cuenta de 11 millones en un prostíbulo un hombre fingió estar raptado para extorsionar a su jefe.

10 de febrero de 2017

El lunes Santiago Osorio no apareció en la empresa de construcciones en donde trabajaba como conductor. Ese mismo día la dueña de una compañía recibió un intimidatorio mensaje de texto a su celular en el que le informaban que debía pagar si quería volver a ver con vida a su trabajador. Atemorizada por lo que le estaba ocurriendo, la mujer acudió al Gaula de la policía de Antioquia y denunció el secuestro del conductor de escasos 23 años de edad.

Los investigadores comenzaron las pesquisas de rigor al tiempo que la mujer seguía recibiendo mensajes y llamadas intimidatorias para presionarla a pagar. Junto a los hombres del Gaula acordaron que la dueña coordinara una reunión con los supuestos secuestradores para entregar una parte del dinero. El objetivo era vigilar la entrega y seguir a los delincuentes. En efecto, la cita tuvo lugar en el centro de Medellín y tras recibir un poco menos de cuatro millones de pesos, el supuesto secuestrador partió rumbo al barrio Belén, en una de las comunas de la capital país. Nunca se percató que era seguido por los investigadores del Gaula.

El misterio por el secuestro rápidamente quedó resuelto y terminó en un desenlace que asombró a la víctima de las llamadas y a los propios investigadores. El hombre al que seguía ingresó con el dinero a un burdel en esa zona de la ciudad. Un puñado de uniformados allanó el lugar pensando en hallar a Osorio y rescatarlo. Pero se encontraron con una realidad muy diferente.

El joven llevaba en ese sitio cuatro días dedicado al sexo y al alcohol. Había llegado de rumba la noche del viernes en compañía de dos amigos. La jornada de parranda se prolongó, así como la cuenta del lugar que para la mañana del lunes iba por los 11 millones de pesos. Ni Osorio ni sus compañeros tenían el dinero para cancelar por los servicios y el consumo.

Sin dudarlo se les ocurrió que la forma más rápida y efectiva de conseguir la plata era simular un secuestro y pedir rescate, cosa que efectivamente hicieron. Pero su plan salió mal.

Al ingresar al burdel los investigadores descubrieron a Osorio, sus amigos y la verdad de un secuestro que nunca ocurrió y que simplemente fue una trama para pagar una juerga de varios días. El joven conductor y sus compinches fueron arrestados y ahora enfrentan cargos por extorsión, lo que les podría dar varios años de prisión. Sin duda un costo muy alto por cuatro días en un burdel.